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Hachas de talón referenciadas en la publicación

El 3 de Noviembre de 1899, don Eduardo de la Pedraja notifica a la Real Academia de la Historia de Madrid una serie de hallazgos romanos de la Península de la Magdalena. Todos los materiales salvo uno procedían o bien de Santander o su entorno más próximo. El restante, un hacha de talón con una anilla, nada tiene que ver con la actual capital de Cantabria…y nadie ha hecho hincapié en ello. Ni siquiera han observado la más que dudosa similitud con otra hacha, el de Novales, del que no hay una descripción tan fehaciente de su hallazgo.

En 1916 doña Fermina Iglesias, natural del pueblo de Requejo en Campoo, vende al Museo Arqueológico Nacional un hacha de talón con una anilla por el precio de 15 pesetas. Los pocos datos que lo acompañan hacen referencia a que el hallazgo se produjo, de un modo aislado, en una mina de magnesita de esa localidad. Pero en Requejo nunca hubo una mina de magnesita, y nadie ha hecho hincapié en ello.;

Con estos dos párrafos anteriores se abren una serie de incógnitas que nos dan a entender en muchas ocasiones que las fuentes documentales de principios del siglo XX, lejos de ser estudiadas en detalle, se dieron por supuesto (luego lo entenderéis mejor). Y no solo en estos dos casos, sino en muchos de los aspectos fundamentales de la prehistoria e historia en el norte peninsular. Existen excepciones, que lejos de tener el reconocimiento que merecen de absolutamente todo el colectivo científico, han despertado envidias y descrédito por cuestionar muchos de las formulaciones establecidas. Por ejemplo, gracias a grupos como el Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica (CAEAP) hubo una revisión exhaustiva de todas las cuevas (con arte rupestre y sin él), además de encontrar centenares de nuevos yacimientos que cambiaron el conocimiento de la prehistoria en Cantabria más allá de las cuevas "con pinturas" (no he visto aún un reconocimiento público a Emilio Muñoz Fernández, salvo MILES de referencias bibliográficas). En el conocimiento de las Guerras Cántabras, gracias a historiadores como Eduardo Peralta Labrador (más que le pese a muchos), todo cambió a finales del siglo XX / principios del XXI en cuanto a la identificación, estudio e investigación de los enclaves que patearon y sobrevolaron como nadie. O de un modo más cercano, en el conocimiento del sistema viario del Imperio Romano en Hispania, donde Isaac Moreno Gallo nos demuestra que la impronta de esas vías sigue existiendo miles de años después, aunque no las veamos. Todos ellos cuestionaron lo ya establecido, se la jugaron en sus hipótesis, estudios y resultados y tras muchos sinsabores pudieron demostrarlo. Existen casos de "disrupción en la investigación histórica" en nuestra tierra, los cuales normalmente son perseguidos por aquellos teóricos con un título bajo el brazo que no suelen querer mirar más allá. "Juliobriga es Retortillo, punto. Así ha sido siempre" he oido decenas de ocasiones sin un argumento demoledor a su favor. Curiosamente, después de más un siglo de investigaciones en ese espectacular yacimiento, no hay siquiera consenso de que sea la ciudad romana que dice ser. En muchas ocasiones (la gran mayoría), es mejor no decir nada. Lo escrito en el pasado, o lo reafirmado por la UC y acólitos satelitales, es dogma..en muchos casos de fe. Pero salirte de la línea implica que no estás alineado.

Hoy escribo sobre hachas de talón de anillas de Cantabria (de 2 concretamente), teorizando sobre un posible origen más que erróneo de las mismas y creyendo encontrar un nexo sobre todas ellas. Con información que siempre ha estado ahí pero que era dogma (o poco interesante). Hace semanas, comencé un "artículo serio" al respecto que pudiese ser publicado en alguna de las revistas científicas de cabecera (Sautuola o Altamira por ejemplo), honestamente creo que para intentar ganarme la aprobación de parte de un sector al que no pertenezco. Pero la verdad, a medida que estuve buceando, pensé que me estaba equivocando: no lo necesito. Escribiré sobre estas hachas, sobre lo que considero erróneo y listo. Una información fácil, concisa y que todos entendamos. Del resto que se encarguen aquellos que entienden de verdad, los profesionales de la historia y la arqueología. Sobre todo, los que siempre quieren ir un paso más allá. El resto, que se queden dónde están. Son felices así, con el beneplácito del amo.

Bibliografía: "Hachas de Talón del Museo Arqueológico Nacional. Catalogo y estudio arqueometalúrgico" (2017). Eduardo Galá, Óscar García Vuelta e Ignacio Montero Ruiz.

"Cuadernos de Campoo Nro 33 - La minería en Campoo". Santiago Delgado Rodriguez - Julio Manuel De Luis Ruiz.

"La Fontoria, una historia de baños" – Vacarizu.es

"La minería del Hierro en el valle de Villaescusa" – Asociación para la Defensa del Patrimonio Histórico, Cultural y Natural del Valle de Villaescusa (Cantabria) 1999. J. Bacho, G.Cueto, S.Moreno, V.Moreno y G.Sanchez.

"Die Beile auf der Iberischen Halbinsel" (1977) Luis Monteagudo.

"Informe de los objetos hallados en distintos lugares de Cantabria" (1899). Real Academia de Historia. Biblioteca Virtual Miguel de Cervántes.

 

En primer término, el hacha de Peña Cabarga. A continuación, el de San Vitores

En el área de Peña Cabarga existen diferentes hallazgos aislados donde normalmente la ubicación exista de los mismos sigue siendo una incógnita. Uno de los más citados y referenciados es el conocido como hacha de Peña Cabarga. De origen desconocido (no se sabe realmente el lugar exacto de su aparición), formó parte de la colección de Eduardo de La Pedraja hasta su muerte, momento en que la colección sería adquirida por el MAS de Santander. Nos encontramos con una pieza pequeña, de unos 15,87 cm de longitud y un peso de 281,5 gramos. Posee tres nervios largos por ambas caras que se desarrollan hasta la mitad de la hoja. Posee una marcada pátina verde y diferentes huellas de corrosión. Su aspecto denota un mal proceso de fundición dado que muestra en superficie rechupes/depresiones (porosidad) y una visualización laminar. No obstante, estamos ante una pieza de muy bella factura.

En el mismo contexto de la sierra de Cabarga apareció el hacha de San Vitores. En este caso, nos encontramos con una pieza de dos anillas cuya pátina es de un mucho más intensa que la anterior. Sus dimensiones también son pequeñas, de unos 17,44 cm de longitud. Se puede apreciar perfectamente que estuvo fragmentada en dos partes, si bien es cierto que hoy en día se encuentra soldada.

Hasta este punto estas dos serían las más conocidas, que no quiere decir las únicas. Rebuscando en la información de finales del siglo XIX, principios del XX, se cita el hallazgo de una más. En este caso con todo tipo de información que ha estado esperando en un documento de 1899 hasta este desarrollo de este. En la noticia trasladada a la Real Academia de Historia de Madrid el 3 de Noviembre de la citada fecha por el propio Eduardo de La Pedraja, se hace eco de los objetos antiguos encontrados en Santander, incluyendo notas de los mismos y un dibujo para notificarlos con toda la información posible. El citado documento incluye 3 fragmentos de terra sigillata encontrados en la Península de la Magdalena, una punta de fecha de aletas en la localidad de San Román de la Llanilla (perteneciente a Santander), un pequeño fragmento de mosaico de la citada Península además de un hacha de bronce que se detalla con el siguiente texto:

Documento escrito por Eduardo de La Pedraja a la Real Academia de Historia

"Número 6. Hacha de Bronce encontrada por D. Constantino García Palacio el 23 de Septiembre de 1899 en Pámanes, en la cantera denominada El Suto. Dicha hacha, que pesa 595 gramos, estaba enterrada entre tierra y roca, a cosa de 3 a 3 y medio pies de profundidad de donde saltó al empuje de un barreno que el citado Palacio y otros dieron en la mencionada cantera."

En el último párrafo de la nota manuscrita se hace referencia a que los citados objetos forman ya parte de la colección de Eduardo de La Pedraja:

"Los indicados objetos, naturalmente forma parte de la colección de Eduardo de La Pedraja siendo de advertir que con los números 1,2,3 aparecieron también muchas conchas de ostras, y en una de ellas, dos monedas de cobre romanas, la una de Vespasiano y la otra de Adriano y otras (fiera de la citada concha) que por deterioradas no es fácil identificarlas."

Todos ellos, del número 1 al 6 aparecen perfectamente dibujados con todo lujo de detalles en la lámina final. El hacha de bronce nos transporta inequívocamente a un periodo (La Edad del Bronce) y a un lugar (el entorno de Peña Cabarga) que es conocido desde hace décadas por los investigadores. En los casos anteriores, el denominado hacha de Peña Cabarga y el de San Vitores, la ubicación de su hallazgo es totalmente desconocida. Pero en este caso existen varios factores determinantes:

Mina Mónica, en el entorno del promontorio de El Suto

  • Tenemos el topónimo del lugar de su hallazgo: El Suto.

  • Y tenemos, su peso y dimensiones. Fundamental.

Si viajamos digitalmente al entorno de Peña Cabarga, dominando el barrio de La Mazuga, nos encontramos un pequeño promontorio llamado El Suto. Las vistas desde el mismo, a unos 225 metros sobre el nivel del mar, dominan toda la vertiente Sur de la Sierra. Resulta además cuanto menos curioso la cercanía del hallazgo del Caldero de Cabárceno y del hacha de San Vitores. Si superponemos además uno de los mapas mineros de principios de siglo XX, nos encontramos además que la denominada cantera de "El Suto" era la anteriormente conocida como Mina Mónica. No cabe duda de que tanto la mina como el cerro de El Suto merecerán la atención a medio/largo plazo, ya que su ubicación, control visual del valle, morfología y cercanía con "puntos calientes" como los citados previamente o el castro de Castilnegro (por encima en la sierra) hacen de este enclave un posible punto a tener en cuenta. El peso de esta hacha también es importante: 595 gramos. Apuntad este número.

Pero….¿donde se encuentra?. Repasando el listado de hachas de talón de anillas del Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (donde hay una exposición de todos ellos), solo existe uno similar: El de Novales.

Hacha de Novales junto al dibujo del hacha de El Suto

El hacha de Novales se encuentra actualmente expuesto en el MUPAC. Según reza la documentación, fue donado por Hermilio Alcalde del Rio al anteriormente conocido como Museo Regional de Prehistoria y Arqueología de Santander. Su longitud máxima es de 17,29cm y tiene un peso de 590,3 gramos. Posee una hermosa pátina verde oscura y su estado de conservación es muy bueno.

Es, cuanto menos curioso, que tanto las dimensiones como el peso de ambas hachas (el de El Suto como el de Novales) es practicamente el mismo. El peso del hacha de la documentación enviada por Eduardo de La Pedraja a la Real Academia de Historia es de 595 gr, mientras que la de Novales 590,3 gr. Una diferencia de menos de 5 gramos totalmente entendible si entendemos que se pesó hace más de un siglo. Respecto a sus dimensiones detalladas, si superponemos el dibujo de Eduardo de La Pedraja con el hacha de Novales, tanto las dimensiones del talón, como la distancia de anilla, como el filo..todo se ajusta. Absolutamente todo. Pero el hacha de El Suto (Peñacabarga) no está documentada en ningún sitio..¿Es el hacha de El Suto el hacha de Novales?. La verdad es que todo apunta que es probable. Y sino lo fuese, podríamos estar hablando de dos hachas que podrían haber salido del mismo molde.

Uno de los aspectos que puede hacer dudar en que no fuese la misma hacha es que el filo del dibujo aparece ligeramente mellado (al menos eso parece) a la izquierda de este. Esta circunstancia podría ser incluso determinante para poder reafirmar incluso que estamos ante el hacha de Novales, dado que el filo de este último está retocado recientemente, quien sabe si para igualarlo.

Estado actual de la Mina Fontoria, en Fresno del Río

Otra de las atribuciones dudosas en cuanto a su origen proviene del conocido como hacha de Requejo. Actualmente se encuentra depositado nada más y nada menos que en el Museo Arqueológico Nacional, dado que fue vendido al mismo en el año 1916 por Doña Fermina Iglesias. Como casi todos los hallazgos fortuitos, poco o nada se sabe de las circunstancias del mismo salvo el contexto gobal, el cual nos da un indicativo bastante clarificador. La documentación afirma que fue encontrado en una mina de magnesita en la localidad de Requejo, pero en dicha localidad nunca hubo una explotación con esas características.

La única mina de magnesita de las inmediaciones se encuentra en la cercana localidad de Fresno del Río, hoy denominada Mina Fontoria y que a finales del siglo XIX se conocida como Mina San José. Ya en época romana, en el asentamiento de Retortillo (al lado de Requejo), se descubrieron piezas de magnesita pulidas y con formas geométricas bien definidas. Se cree que su uso en aquel entonces se debió a la búsqueda de materiales ornamentales alternativos al mármol, dada la escasez del mismo en el entorno. Pero nunca se encontró una mina de magnesita en las inmediaciones. En el siglo XII se hace referencia al "Manantial Fontoria" en el entorno de Fresno del Rio, al cual se le atribuyen propiedades medicinales por su alto contenido en magnesio. La explotación de magnesita de un modo más industrial comenzó a finales del siglo XIX de la mano de José Zunzunegui quien pondría en marcha la mina con un capataz y veintidós operarios. La aventura de la primera mina San José (hoy mina Fontoria) alrededor de 1925, donde se encontraría ya abandonada.

La venta del hacha de Requejo coincide exactamente el periodo de mayor auge de la mina de magnesita de Fresno del Rio, con lo que todo apunta a que su origen es este y no Requejo. Es más que probable que quien fuese de Requejo (o las inmediaciones) fuese la propia Fermina Iglesias, o que la cercana mina fuese incluida en el entorno de la localidad que le da nombre. Del mismo modo, la aparición en el entorno de Fresno del Rio tiene mayor cabida dado que en su entorno más inmediato también aparecen yacimientos desde época Calcolítica (necrópolis de los Arvejales) hasta la Edad del Hierro (castro de Los Peños).


El hacha de Novales y el de Requejo/Fresno, primos o…¿hermanos?

Si nos detenemos a observar tanto las hachas de Novales (o de Suto, pendiente de confirmar) y el de Requejo (o de Fresno, pendiente de confirmar) encontramos muchas similitudes que llaman poderosamente la atención. En ambos tenemos la gran suerte de contar con gran parte de sus medidas detalladas y el peso, pudiendo compararles entre sí. Un dato de vital importancia es que entre ambas, no existe siquiera ni 1 cm de diferencia respecto a sus longitudes más relevantes, con una diferencia de tan solo 3,84 gramos en su peso…¿estamos hablando de hachas provenientes del mismo molde?. No olvidemos que una vez extraído del molde, los hachas tienen que ser perfeccionados (salen con impurezas) y pulidos para que veamos su estado actual.

La composición química de ambos podría ayudar en cuanto a su origen, si bien es cierto que no tendría porque ser igual. Por todos es sabido que en la Edad de Los Metales muchas veces existían herramientas reutilizadas (refundidas), con lo que no tendrían porque tener minerales similares al 100% o su composición podría variar notablemente.

Del mismo modo, habría que hacer una nueva comparativa si el hacha de El Suto (Peñacabarga) fuese un ejemplar diferente al de Novales ya que tendríamos no solo dos sino tres hachas similares en cuanto a tamaño y peso.


Conclusiones finales

Tres hachas (o dos) cuya similitud morfológica y de las circunstancias de su aparición (todas en minas) que nos llevan a pensar que:

  • No se ha ahondado en las fuentes de finales del siglo XIX / principios del XX. En Cantabria existen tanto hachas conocidas como "no conocidas" (en manos de particulares) que podrían aclarar de un modo más fehaciente el pasado protohistórico de sus entornos. Del mismo modo, existen evidencias más que notables para reasignar el origen de las mismas y para estudiar su entorno. El Suto es una de las pruebas evidentes más palpables.

  • El pasado de los mismas, adscrito cronológicamente entre el II-I milenio a.C. hasta el Bronce Final, apenas ha sido estudiado en Cantabria. Los diferentes hachas de talón de una sola anilla, cuyo origen parece provenir de áreas atlánticas y donde están que documentados los prototipos británicos y bretones, necesita un análisis mucho más detallado. Ayudaría mucho en su contextualización saber su composición y origen mineral, ampliaría el espectro de comercialización de los antiguos cántabros.

  • La idea de un posible depósito votivo o ritual de los mismos tiene que ser evaluada. Evidentemente la aparición de muchos de ellos concentrados en diferentes depósitos puede ser interpretada de dicha manera, tal vez ofrecidas en las entrañas de la tierra a alguna deidad céltica o similar. Pero el contexto de la minera y de la aparición individualizada de las mismas en Cantabria nos tendría que llevar a buscar nuevas hipótesis o circunstancias de su aparición, no ha dar por sentado que son rituales de por sí.

VISITAS

Todos podemos disfrutar de las hachas de talón de una anilla en la exposición del MUPAC en el Mercado del Este (Santander) en el caso de la de Peñacabarga y la de Novales y en el MAN - Museo Arqueológico Nacional la de Requejo

Info

   

DESTACADOS

  • EL CALDERO DE CABARCENO

    Al igual que ocurre con las estelas cántabras, el caldero de Cabárceno rebosa un aire de misterio y misticismo que plantea aun en nuestros días más interrogantes que respuestas. Tal vez no sea tan conocido como las monumentales estelas de Barros, Piélagos o Toranzo, incluso me atrevería a decir que jamás veremos un camiseta con los motivos decorativos o la forma de esta increíble pieza. Pero no lo olvidemos: Estamos ante uno de los iconos con letras mayúsculas de la historia de Cantabria, mucho más antiguo y sin apenas paralelos en la Península Ibérica. Y con todo, la información disponible cara al público sigue siendo mínima lejos del Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria. Al igual que con alguna que otra estela, publicada incluso en Wikipedia "señalando la tumba de un antiguo guerrero", sobre el caldero de Cabárceno hay demasiada mitología publicada en la red y poco rigor a la hora de acceder a información veraz. Se ha llegado a escribir que cántabros lo arrojaron al profundo agujero para que los romanos no se hicieran con él (cuando llegaron como mínimo 600 años después a Cantabria), o que fueron estos últimos los que lo trajeron por mar.

    Sea lo que fuere, estamos ante una pieza de una tecnología excepcional y abrumadora para la época. Además, una de las pocas que ha llegado completa hasta nuestros días junto con el conocido y próximo caldero de Lois (Crémenes, León). Para que nos hagamos una idea, un "Ipad" contemporáneo a finales de la década de los 90 donde lo más extendido eran los conocidos como "móvil ladrillo". Su cronología aproximada, en torno al 900-650 a.C., nos transporta a un momento donde tanto la metalurgia (y por lo tanto la minería) como los novedosos procesos de fundición y manufactura implicaban amplios conocimientos. Y no olvidemos, en Cantabria tales herramientas no estaban aún al alcance de su mano. Los yacimientos relacionados con la Edad del Bronce Final en nuestra región como el castro de La Garma, el castro de Castilnegro o Peñarrubia, no han podido aportar demasiada información en torno a procesos o herramientas elaboradas a través del metal.

    Volviendo al caldero, fue encontrado el 9 de Diciembre de 1912 en un pozo de la mina Crespa, situada en la vertiente meridional de Peña Cabarga. Hoy en día el lugar es conocido por albergar el increíble Parque de La Naturaleza de Cabárceno, donde podemos observar las rocas dolomíticas y los espacios creados entre las mismas. Fue en uno de estos "espacios", anteriormente depósitos ricos en mineral y arcillas, donde se encontró. La primera descripción del hallazgo la realizaría Francisco Fernández Montes, ayudante facultativo de minas en Cabárceno, quien destacaría que el caldero fue "hallado a una profundidad de 6 metros entre dos grandes rocas y debajo de una masa de tierras mineralizadas". El primer informe meramente arqueológico sería publicado por García y Bellido en el año 1941, basando su primer esquema/dibujo de la ubicación en una fotografía que le aportara años antes H. Obermaier. Eso sí, situando su hallazgo a 15 metros de profundidad. Por aquel entonces ya se hablaba de una gran cavidad de sección en V abierta en la roca madre y colmatada de sedimentos. Esta teoría, bastante aceptada, nos aleja de la imagen "idílica" de muchas publicaciones que nos hablan de cántabros arrojando al fondo de ese pozo en V el conocido caldero como ofrenda. El esquema que podemos ver más abajo nos habla de la posición del caldero entre los dos lapiaces, pero ni mucho menos del "llenado" de sedimentos posterior. El mero hecho de pensar que en apenas 3.000 años se hubiese producido un relleno de depósitos arcillosos queda bastante alejado de la realidad, incluso con la actividad minera del imperio romano en la zona. Es por ello por lo que se cree que el caldero de Cabárceno no fue depositado en la "V" que hoy vemos, más bien que estaba en el interior de una cavidad o galeria que se hundió, o incluso que pudo caer deslizarse por alguna de las posibles grietas en el terreno.

    Bibliografía: "LOS CALDEROS DE LOIS (LEÓN) Y CABÁRCENO (CANTABRIA) Y SU PARADERO SUBTERRÁNEO: ¿AZAR U OBLACIÓN A LA TIERRA?" - Miguel Ángel de Blas Cortina.

  • PATERA DE OTAÑES

    La Pátera de Otañes es, sin lugar a dudas y con todos los respetos hacía el resto de los materiales de la misma cronología, el objeto romano con mayor relevancia dentro de los hallazgos coetáneos de Cantabria. Su la monumentalidad de sus escenas, su contenido, su epigrafía (tanto en el anverso como en el reverso, que muchos desconocen), el entorno de su aparición y, en definitiva toda ella, nos llevan a realizar la primera afirmación. Además, el halo de misterio y las incógnitas que aún alberga su texto epigráfico, la hacen mucho más llamativa.

    Quien vería las caras de aquellos jornaleros que a finales del siglo XVIII fueron a sacar piedra al Pico El Castillo para construir las paredes del caserío del Prado, situado a los pies del citado monte y propiedad de Antonio Zacarías de Otañes. Tal fue el revuelo histórico que produjo este hallazgo (y el de otras piezas de plata que fueron vendidas a plateros de Bilbao, además de 7 miliarios) que el Ayuntamiento de Castro Urdiales se vió obligado a remitir un acta notaria a la sede de la Real Academia de Historia en el año 1826 para aclarar el hallazgo. Este documento, titulado "Información ad perpetuam rei memorimam de las antigüedades romanas halladas en el Valle de Otañes" (Leg. 1809, expediente 2, año 1826) posee todo tipo de detalles sobre las declaraciones de los testigos que décadas antes habían asistido a su hallazgo. Y ya aquí, comienzan las primeras contradicciones. El primer testigo alude que la Pátera junto otros objetos aparece en la falda Sur del pico mientras que Antonio Maria de Otañes (depositario de la pieza) había oído siempre a su padre que la pieza apareció entre las ruinas de un edificio antiguo demolido: La Torre de Lastramala. Esta fortaleza, cuyo origen se remonta al siglo XIII, estaba totalmente en ruinas y fue históricamente propiedad de la misma familia Otañes que siglos después descubriría la pieza.

    A partir de este momento la Pátera de Otañes despierta un increíble interés entre la comunidad científica. En 1895 fue trasladada a Madrid para su estudio y posterior exposición en la Real Academia de Historia. No sería hasta un siglo después, en 1999, cuando volviese a ser mostrada al público en la exposición "Los Cántabros. La génesis de un pueblo" que se realizó en el Museo Diocesano de Santillana del Mar. Poco después, entre el año 2001 y 2003 estuvo depositada en el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria, volviendo a manos de la familia Otañes (propietaria desde su descubrimiento) quien la tiene custodiada en una entidad bancaria.

    No cabe duda de que estamos hablando de la pieza con Mayúsculas del periodo romano en Cantabria. Si bien la teoría más aceptada de su hallazgo la lleva a las ruinas de la fortaleza del Pico Castillo…¿podría ser cierto que fue hallada en la falda Sur y la familia lo ocultó? ¿Dónde se encuentra el manantial de donde manan de las aguas de Umeri? ¿Qué otros objetos de plata se encontraron junto a ella?. No es solo la pieza, sino las incógnitas históricas que guarda y que aun la envuelven en su halo de misterio.

    Bibliografía: "Flaviobriga y el santuario de Salus Umeritana" José Manuel Iglesias Gil / Alicia Ruiz Gutierrez. Santuarios suburbanos y del territorio en las ciudades romanas, Universidad Autónoma de Madrid, Instituto de Ciencias de la Antigüedad (2014)


  • ESTELA DE ZURITA

    La estela de Zurita de Piélagos forma parte de la iconografía cántabra por derecho propio. Fue encontrada en la localidad que le da nombre, concretamente en un pequeño alto que hoy en día ha sido parcialmente "cortado" para construir la autovía entre la localidad de Solares y Torrelavega. Es más que probable que fuese concebida para ocupar un gran espacio abierto donde poder observar con claridad sus dos caras, las cuales destacan tanto por su tamaño como por la monumentalidad de su contenido. No posee ningún tipo de texto ni explicación sobre sus motivos, ya que se cree que las escenas de ambas caras (sobre las que hablaremos a continuación) eran lo suficientemente legibles y entendibles por todos aquellas personas coetáneas a su época como para agregar cita alguna. A parte de las diferentes hipótesis y teorías sobre su construcción, datación y posible adscripción, poco o nada se sabe sobre ella. De hecho, mucha gente se atreve a aventurar con bastante criterio que el enclave donde fue hallada no es siquiera su ubicación original, ya que Pielagos no es una zona donde se hayan encontrado iconos similares ni poblamientos prerromanos de importancia a diferencia de otras localizaciones en Cantabria.

    Respecto a su cronología, muchos autores afirman que fue erigida en época romana o posterior. Está bastante claro que los motivos, escenificación y elementos plasmados en la estela de Zurita están basados en creencias (como veremos a continuación) meramente indígenas, propias de la Edad del Hierro. Aún así, la tipología, monumentalidad y el paralelismo con otras estelas burgalesas (estas sí con inscripciones latinas como por ejemplo la de Lara de Los Infantes) llevan a pensar que son posteriores. De hecho, se cree que pudieron erigirse para honrar la temática bélica y heroísmo de los antiguos guerreros de nuestra tierra, ya que como queda plasmado en las fuentes epigráficas y clásicas (Estrabón por ejemplo) muchos cántabros tuvieron importante presencia militar entre las tropas romanas, incluso en los confines del Imperio.

    Retomando la estela como tal, no sabemos muy bien si ambas caras tenían la misma importancia o no para sus creadores, aunque a modo de guía tomaremos como la "principal" aquella que presenta más elementos, es decir, la que alberga la talla de un caballo, buitres (en plural) y guerreros. En publicaciones posteriores (las estelas de Barros) entraremos más en detalle sobre el elemento de la cara "secundaria", uno de los más comunes en el mundo prerromano: El símbolo solar o celeste.

    Bibliografía: Cántabros, origen de un pueblo. (Edita ADIC y Los cántabros). Autores: Angel Ocejo, Rafael Bolado del Castillo, Enrique Gutiérrez Cuenca, José Angel Hierro Gárate y Juan Carlos Cabria Gutiérrez.

  • ESTELA DE VALERIO QUADRATO

    La estela de Valerio Quadrato es, como mínimo, parte fundamental de la historia de la Cantabria antigua en época romana. Y no solo por su datación, la más antigua de las encontradas en Monte Cildá cronológicamente hablando, sino por la belleza de su factura. Una bella dedicatoria en memoria al marido difunto de Malia que hoy en día podemos contemplar en el Museo de Arqueología y Prehistoria de Cantabria donde, curiosamente, no tenemos una transcripción ni del campo epigráfico original ni de la traducción de gran parte de ellas. Eso es divulgar (para un profano será "una piedra con letras en latín"), supongo que lo quieran incluir en la partida de 45 millones de € que se quieren gastar en el nuevo a partir de 2020…habrá que verlo.

    Volviendo a la pieza, fue encontrada por Romualdo Moro durante las excavaciones que realizó en el año 1891 en el yacimiento de Monte Cildá para el II Marqués de Comillas. Más bien, en la remoción del derrumbe de la muralla donde aparecieron 16 epígrafes romanos (y algún que otra estela/ara anepigráfica, es decir sin texto). El primero en publicar la interpretación del campo epigráfico fue Fidel Fita en el año 1891, a quien Romualdo Moro tenia informado puntualmente de cada uno de los hallazgos. En el caso de la estela de Valerio Quadrato, Fita malinterpretó varias de las líneas de inicio ya que leyó "Mantia" en vez de "Malia", "Macronis" en vez de "Magilonis" y erró en los cónsules por no encontrar la "formula consular" típica(luego explicaremos el motivo). Estos errores, perfectamente entendibles dado el tamaño de las letras y el amontonamiento de las últimas líneas (únido a que él recibía un vaciado en yeso, no la pieza original), fueron subsanados con el paso del tiempo, publicando Miguel Ángel García Guinea y Joaquín Gonzalez Echegaray en "Excavaciones en Monte Cildá (Olleros de Pisuerga, Palencia). Campañas 1963-1965" una versión más acorde con la conocida en nuestros días.

    No cabe duda de que la estela de Valerio Quadrato tiene un espacio fundamental dentro de la historia de la Cantabria "imperial". Es una auténtica pena que un yacimiento que ha dado tanto como Monte Cildá se encuentre en nuestros días en la Lista Roja de Patrimonio, supongo que no interese ahondar más en uno de los iconos histórico-culturales del Norte de España. Muchos pensarán que al no ubicarse dentro del actual territorio de Cantabria, se encuentra sistemáticamente expoliado y desprotegido al no "representar" la historia de la comunidad a la que pertenece. A todos ellos, solo les diré dos palabras en relación al cuidado de la historia en nuestra tierra: Parking Blendium. El resto, sobra ?

    Bibliografía: "Excavaciones en Monte Cildá (Olleros de Pisuerga, Palencia). Campañas 1963-1965". Miguel Ángel García Guinea y Joaquín González Echegaray.

  • TERMINOS AUGUSTALES

    Una vez finalizado el conflicto del Bellum Cantabricum et Asturicum, era momento de sentar las bases territoriales y comenzar a dotar al antiguo territorio de los cántabros de diferentes infraestructuras: Vías de comunicación, señalización y en definitiva, organización para mantener y potenciar su naciente núcleo administrativo: Juliobriga. Y claro, justo después de las Guerras Cántabras, quien mejor para poder realizar esta tarea que la Legio IIII Macedónica, llegados en los últimos años de la contienda para dar carpetazo a este "incomodo conflicto". Básicamente porque, a diferencia de lo que muchos piensan, las legiones eran la clave en las batallas, pero tal vez aún más a la hora de comenzar a construir las calzadas romanas y las citadas infraestructuras. Y claro, tener a tu disposición para tal cometido cerca de 5.000 hombres pues es de agradecer.

    Pero eso sí, el orden territorial tenia que estar perfectamente establecido para lo civil y para lo militar. Siguen existiendo dudas y más dudas sobre la base en la cual se asentó esta Legión: Históricamente se habla de Pisoraca (¿Herrera de Pisuerga?) por la gran cantidad de hallazgos que se han producido en sus inmediaciones. Además, esta teoría siempre ha sido sustentada por los términos de los que hoy hablamos. La "triangulación" entre los términos augustales encontrados tanto en el Sur de Cantabria (Valdeolea y Valdeprado del Río principalmente) como en la romana "Sesigamo" (Sasamón, Burgos) nos llevan a la zona de Herrera de Pisuerga. Pero al igual que con Juliobriga, se tienen serias dudas de que la ubicación de Pisoraca sea la citada localidad Palentina. Pero…¿Qué son los términos augustales?

    Los términos augustales son unos hitos o mojones de piedra cuyo campo epigráfico hace referencia a los límites entre las praderas de las que dispuso (en este caso) la Legio IIII Macedónica y el territorio adyacente a la ciudad de Juliobriga. Es decir, una especie de "frontera" entre las praderas de la legión y los campos propios de la urbe. Anteriormente hemos citado municipios que están muy lejos de la actual Juliobriga (Retortillo), ¿entonces?. La respuesta es sencilla: La actual Juliobriga tiene todas las papeletas para no ser lo que dicen que es. Y en este caso, los términos augustales encierran prácticamente a la perfección una sección de Cantabria en la que justo en el medio de este círculo imaginario se encuentra…Camesa Rebolledo. La aparición de milarios, aras funerarias, monedas, el oppidum del Monte Ornedo por encima de esta urbe, el edificio termal de La Cueva, el más que posible edificio público (foro o plaza) que hace décadas fue interpretado probablemente de un modo erróneo (como un "barracón")..todo hace pensar que Camesa Rebolledo sea la Juliobriga de verdad.

    Pero, como casi siempre, hay miedo al fracaso y al ridículo institucional. Y ya no solo hablamos de ego, sino al desastre de haber invertido miles y miles de € públicos en el lugar erróneo. ¡Ojo!. Totalmente de acuerdo: A día de hoy no hay nada certificado al 100% de que el yacimiento de Camesa Rebolledo sea Juliobriga, pero ocurre lo mismo con Retortillo.

    Veamos a continuación el "circulo imaginario" que trazan estos términos augustales en torno a Camesa Rebolledo, lo que significan, y en que circunstancias fueron encontrados parte de ellos. ¿No sería más fácil que cercasen Juliobriga en vez de hacer un círculo imaginario totalmente alejado de Retortillo?. Pues eso…¡Por esto nos gusta la arqueología!

    Bibliografía: "Un nuevo término augustal del ager Iuliobrigensium*” - Pedro Ángel Fernández Vega, Rafael Bolado del Castillo, Joaquín Callejo Gómez, Lino Mantecón Callejo (2012)

  • ARA DE RASINES

    El ara de Rasines, al igual que otros elementos epigráficos incompletos de Cantabria, está inmersa en un aura de misterio que ha llevado a pensar a muchos investigadores el sentido de su milenario significado en diferentes direcciones. Evidentemente hay una de las interpretaciones que parece la más "clarificadora", pero no olvidemos que una pieza como esta fuera de un contexto podría tener un significado u otro. ¿Ara votiva o funeraria? Si estuviésemos en el primer escenario..¿dedicada a que deidad?. En este sentido, buscando el contexto religioso, la aparición de este ara junto a una cueva y un arroyo llamado Silencio puede dar pie a pensar que pudiese estar ligada a un culto termal o relacionado con el agua. De todos modos, no se tiene la certeza de que este enclave fuese su ubicación original. Por el contrario, otros autores consideran que nos encontramos ante un ara funeraria como veremos posteriormente, existiendo además otra corriente menos extendida que argumenta que podríamos estar ante un hito relacionado con la minería en época romana en el entorno de Rasines.

    Las primeras noticias bibliográficas del ara de Rasines nos transportan a principios del siglo XX, concretamente al año 1906. Sería el padre Lorenzo Sierra quien, en una carta fechada el 31 de Agosto de 1906, le informase al también padre Fidel Fita de la aparición de una "piedra con una inscripción" a una distancia de 15 metros de la boca de la Cueva del Valle (concretamente al extraer grava de un arroyo). Se tiene constancia de que apareció rota en 2/3 fragmentos, tal y como podemos comprobar hoy en día si nos fijamos en los nexos de "unión" de la pieza. Años más tarde, en el año 1968, sería el Doctor Rivas (médico de Ampuero) quien la donase al Museo de Prehistoria y Arqueología de Santander dirigido por aquel entonces por Joaquín Gonzalez Echegaray.

    Sea lo que fuere, no cabe duda de que estamos ante una pieza excepcional, más "típica" de zonas como Campoo o el norte de Palencia/Burgos donde el número de las mismas supera con creces al de las encontradas en la costa.

    Bibliografía: "Nivel Cero 8 Santander, 2000 Pág. 71-75 LECTURAS DEL ARA ROMANA DE RASINES". Mario Crespo López.

  • ESTELA DE AELIO ALBINO

    Sin duda, toda la comarca de Liébana sigue siendo una auténtica incógnita en relación al mundo romano y sus antecedentes. Y no será porque las diferentes "pistas" nos llevan a pensar que tanto en épocas anteriores (Edad del Bronce/Hierro), como en la propia romanización del territorio y siglos posteriores, "Roma" estuvo presente en tierras que históricamente han cobrado importancia de la Reconquista en adelante. Y curiosamente, la gran mayoría de las citadas pistas, más que de vida..nos hablan de muerte.

    La conocidísima estela de Luriezo, el fragmento de la estela de Bores, la monumental estela de Villaverde y la pieza que hoy nos ocupa son testigos inertes de un pasado donde más que una diferenciación entre cántabros y romanos podemos hablar a buen seguro de cántabros romanizados (en lo cultural, un poco como nosotros). Hoy hablamos de la poco conocida estela funeraria de Lebeña, pieza eclipsada en esta localidad por la archiconocida iglesia de Santa María de Lebeña (icono del prerrománico en Cantabria). Mucha gente desconoce este fragmento de piedra silícea que aglutina a la perfección pasado (por su significado) junto a presente (por donde se encuentra ubicada, al lado de un "contador de la luz") y donde su futuro parece ligado a seguir siendo una "piedra más" en una sociedad (administraciones incluidas) totalmente focalizada en el magnífico templo de la localidad de Lebeña. Si al menos estuviese señalizada..

    Fue encontrada entre los escombros de la antigua ermita de San Román, cuya existencia se remonta al siglo X. A mediados del siglo XIX el templo fue reconstruido en el mismo pueblo (en una ubicación diferente a la original) y el fragmento rectangular de la estela funeraria fue incrustado en la pared (justo a la derecha del acceso) del edificio, que fue utilizado posteriormente como escuela y como Casa Concejo. No cabe duda de que el epitafio de Aelio Albino nos habla indirectamente de un pasado "romano" aún por descubrir, ya no solo en el municipio de Cillorigo sino en toda Liébana. La pena es que aun potenciándose esta comarca en diferentes etapas de la legislatura (Año Jubilar principalmente), no haya ni una cita reseñable de este campo epigráfico en ningún sitio..una pena.

    Agradecimientos: Ángel Polo Escalona.

    Bigliografía: "Epigrafía Romana de Cantabria" – José Manuel Iglesias / Alicia Ruiz.