cargando

Cueva de Altamira

Como todos sabemos, vivimos en una tierra milenaria, llena de historia. Las raíces de aquellos guerreros que lucharon contra Roma son mucho más profundas de lo que podemos llegar a pensar. La orografía, el clima, etc, fueron factores determinantes para forjar nuestro carácter. Se tiene constancia de que en la Península, más concretamente en Andalucía, los primeros vestigios de vida se remontan un millón de años atrás. Lo llamativo de todo esto es que los restos más antiguos de Cantabria "tan solo" tienen 100.000 años. Es muy posible que la zona norte de España fuese un lugar inhóspito y con una climatología tan dura que los primeros pobladores no se prodigasen por aquí. De hecho, un poco más hacia el Sur, en Burgos encontramos el famosísimo yacimiento de Atapuerca, el cual posee alrededor de 800.000 años de antigüedad.

Este dato es vital para pensar en que más al norte las condiciones eran mucho más duras en estos años. Cronológicamente, sabemos que el primer icono de nuestra región en cuanto a yacimientos se encuentra en Puente Viesgo. El yacimiento de La Cueva del Castillo, independientemente de ser uno de los más importantes de Europa, fue vital en un tiempo donde el clima en la zona norte fue suavizándose. Al ser la temperatura más templada los hombres del sur pudieron acceder con mucha más facilidad a estos lugares. Toda la zona de la sierra del Dobra, por su morfología, fue propicia para la formación de cavernas y cuevas, las cuales fueron pobladas masivamente.

Al día de hoy se tiene constancia de varios yacimientos en las distintas cuevas que forman el Monte Castillo, pero es muy posible que existan muchas más. Sin descuidar los demás yacimientos, hacemos un alto obligado en el camino para ver el icono por excelencia del arte rupestre, no solo en Cantabria, sino en el mundo entero. Efectivamente, hablamos de Las Cuevas de Altamira. Este conjunto de cavidades han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad y se las conoce como la "Capilla Sixtina del Arte Cuaternario". Las formas, los colores, los relieves…es realmente espectacular. Por medidas de conservación, el acceso al yacimiento original es limitado, pero el Gobierno de Cantabria tuvo la maravillosa idea de crear una replica exacta. Aquí, además de disfrutar de las pinturas, también tendremos acceso a un museo de maravillosa valía. Hay que tener en cuenta que Cantabria es la región con más arte rupestre de toda España, y por lo tanto debemos saber que existen pinturas de gran interés en Ramales de la Victoria, Ciclones, Escobedo, Peñarrubia..

 

Los expertos coinciden que inicialmente, en el Paleolítico Inferior, la densidad de población no era excesivamente alta, lo que no trajo consecuencias a nivel de competencia por el territorio. Poblaban zonas costeras y valles bajos, cerca de los ríos. Ocupaban algunas cuevas y se cree que eran nómadas, viviendo en sus desplazamientos dentro de chozas creadas con ramas y pieles. A consecuencia del enfriamiento climático allá por el Paleolítico Medio (100.000-35.000 a.C) los antiguos pobladores tuvieron que "encuevarse", es decir se produjo una ocupación masiva de las cuevas. Las cavidades de nuestra región tenían la importantísima característica de conservar una temperatura muy similar durante todo el año. Destacar que a consecuencia de esta bajada de temperaturas los valles y la costa seguían siendo los lugares más prolíferos para vivir.

Ya en el Paleolítico Medio (entre 100.000 y 35.000 años a.C.) se produjo un enfriamiento climático, lo que condujo al hombre a la ocupación masiva de cuevas. En el caso de Cantabria se ocuparon en la costa y valles bajos, estando nuestra región aislada por los glaciares. Pasaron miles de años hasta que Cantabria comenzó a abandonar su periodo de Glaciación. Nos plantamos en el Paleolítico Superior (35.000 y 10.000 a.C) intuyendo que la densidad poblacional aumento considerablemente, ocupándose también los valles medios. Se comienzan a dar muestras claras de arte y se fabricaron objetos, como bastones, de más precisión. Dentro de esta época, existen intervalos bastante definidos que debemos de ver.

El Auriñaciense (35.000-20.000 a.C): En nuestra región es de vital importancia hacer referencia al enterramiento del llamado "hombre de Morín". Este cuerpo fue encontrado en el término municipal de Villaescusa, más concretamente en la Cueva del Morín (o del Rey). Esta cavidad ha sido de vital importancia para conocer los hábitos de vida de nuestros antepasados en los valles medios. En este yacimiento han aparecido los posibles restos de una choza, una línea de postes y una huella de un hombre de 1.82 metros que quedó atrapada en la roca. Se le había colocado un cervatillo encima, creyendo que era para que se alimentase en su largo viaje hacia la muerte. Como posible ritual fúnebre, se le quemaron los pues y se le separo la cabeza del tronco. Justo debajo de él, existe otro enterramiento con ofrendas alimenticias. Realmente increíble.

Más adelante con el fin de la glaciación en la zona norte, y coincidiendo con la conclusión del Paleolítico, entramos en lo que se denomina Mesolítico. Cantabria va tomando forma y los bosques comienzan a poblar las zonas que hoy conocemos. Especies como el mamut proliferan y la costa da un giro radical en cuanto a forma. Ese calentamiento del clima a nivel global hace que el agua suba varios kilómetros hasta llegar a un nivel bastante parecido al actual. En este periodo aparecen dos culturas de gran importancia: La Aziliense y El Asturiense. Los primeros destacaron por sus enterramientos con Ajuar, como podemos ver en yacimientos de Cangas de Onis. En Cantabria se han encontrado varios vestigios en la zona de Miera y Aras. Los segundos fueron una cultura muy especializada en el marisqueo, aunque no por esto descuidaban la caza. Debido a esto buscaban lugares que les proporcionasen los ricos frutos de la mar y la montaña. Muy cerca de Unquera, en Columbres (Asturias), existe un importantísimo enterramiento conocido como "El Molino de Gasparín", icono de esta cultura.

Siguiendo con la línea cronológica, nos plantamos en el Neolítico. Nuestros antepasados comenzaron a basar su vida en economías productoras, queriendo decir con esto que empezó a proliferar la agricultura y la ganadera. Los enterramientos y el carácter funerario de esta época es continuado, incluyendo los menhires y túmulos como algo común. Cantabria es rica en este tipo de construcciones, ya que tenemos los menhires de Sejos, los túmulos megalíticos de Guriezo, etc. Debemos de resaltar que tanto la cultura Neolítica como la Mesolítica llegaron a Cantabria de forma más bien tardía. Ambas culturas convivieron en nuestra tierruca, combinando el pastoreo con la caza. La cerámica y los ritos de inhumación iban en ascenso, y cada vez aparecen más elementos significativos.

Con la metalurgia llega la Edad de los Metales..también con retraso respecto a los demás. En Cantabria corresponde al fenómeno en masa del megalitismo y a diversas Inhumaciones colectivas en cuevas como la de Aer (Soba), Los Hornucos (Campoo de Suso), La Castañera y La Peñona. Estamos metidos de lleno en la Edad del Bronce (1800-700 a.C).

Comienzan a fabricarse armas, aperos y otros útiles con este material. No obstante el Cobre en Cantabria es algo que escasea, lo que nos da a ver que nuestros antepasados también comerciaban. Los restos encontrados en Cantabria son de diversa índole: espadas, puñales, puntas de flecha, hachas, y como no "El caldero de Cabarceno" (700 a.C), de origen irlandés o británico. La ganadería era el principal recurso en la época del Bronce, descuidando la agricultura. En cuanto a cultura funeraria, vemos que los enterramientos se van jerarquizando. Anteriormente las tumbas o túmulos podían llegar a ser de una o varias personas, mientras que ahora no. El nivel del ajuar denota el cambio social existente. Se inicia también la actividad minera.

De la Edad del Bronce tenemos varias iconos artísticos en cuevas y rocas de toda Cantabria, destacando el Hoyo de la Gándara (RioNansa), Pico Jano en Vega de Liébana o Ruínales y Berzosilla en Valderredible. No debemos de olvidar los grabados de aspecto antropomorfo de las estelas de Sejos (Polaciones). Al finalizar la Edad del Bronce comienza la Edad del Hierro, la cual se prolongaría hasta la llegada de los romanos y sus nefastas consecuencias. Nacen los cántabros como pueblo.