Año 85 d.C. 11 años después de la fundación de la colonia de Flaviobriga (actual Castro Urdiales), el tráfico tanto marítimo como por tierra se ve incrementando notablemente. No quiere decir esto que previa fundación colonial no lo fuese, ya que existen miliarios como el de Nerón que indican que décadas antes ya estamos ante un puerto de relevancia en el Norte. No olvidemos que este miliario está datado entre el año 61/62 d.C y Flaviobriga fue fundada en el año 74 d.C. Pero volviendo al año 85 d.C., las diferentes vías y ramales que desembocan en la localidad de Otañes se encuentran ya "desgastados" por el uso. Nada fuera de lo habitual dado que, al igual que en el siglo XXI (con nuestras carreteras y autopistas), toda vía necesita un buen mantenimiento. Y en este caso, gracias al miliario de Domiciano, queda constancia de ello.
Fue descubierto en Mayo de 1914 en lo alto del puerto de Las Muñecas, divisoria natural y geográfica entre la Cantabria actual y el País Vasco. Quedaría constancia de dicho hallazgo gracias a las anotaciones del párroco de Otañes, M. Martinez del Caso López, quien apuntaría a la existencia del miliario como "mojón" de separación de ambas provincias. Se expuso por primera vez en el año 1928, si bien es cierto que la primera fuente documental respecto a su epigrafía corresponde a Jose María Solana Sanz quien lo incluiría en su publicación "Flaviobriga" del Centro de Estudios Montañeses (1974). La primera de las traducciones de su campo epigráfico se realizó gracias a una de las fotos encontradas en el archivo de la casa Torre de Otañes realizada por el citado párroco, ya que en el momento de su hallazgo el miliario se encontraba mucho menos desgastado/dañado y además se veía la parte posterior. Esto facilitó la transcripción a Jose María Solana, aceptada por la gran mayoría de los investigadores. Posteriormente se incluiría en "Epigrafía romana de Cantabria" (1998) de Jose Manuel Iglesias y Alicia Ruiz, apuntando a que el miliario corresponde a una de las variantes del trazado de la vía Flaviobriga / Pisoraca. Ya inmersos en el siglo XXI, se realiza un espectacular estudio de las vías romanas basado no en los recorridos marcados por los miliarios encontrados, sino en las propias vías encontradas in situ. Al menos en sus improntas en el terreno. Este estudio, liderado por Isaac Moreno Gallo, encontró los indicios de la vía que partía desde el puerto de Las Muñecas hacía el Valle de Mena, La Merindad de Montija y el Valle de Losa con destino hasta Vxama Barca (Osma de Álava), continuando incluso hacia Veleia y Deobriga. Este estudio, y la ampliación de este, nos habla de un impresionante entramado viario que, lejos de establecer tan solo un origen / destino basado en hallazgos materiales (desplazados en ocasiones, pudiendo descontextualizarse), nos traslada a través de las vías romanas "fosilizadas".
No cabe duda de que, salvo contadas excepciones (Peña Cutral, los cardos del campamento romano del Monte Cildá y poco más), no tenemos ni idea de como era el entramado vial de época romana en Cantabria. No cabe duda de que el actual puerto de Las Muñecas y el trazado que discurría desde el valle de Otañes hasta el puerto tuvieron una importancia capital en las comunicaciones de la Cantabria Oriental con la Meseta. No obstante, en la actualidad, todas aquellas vías denominadas como romanas en nuestra región no dejan de ser caminos carreteros de época medieval, al igual que los puentes denominados romanos. Una auténtica pena que Cantabria y su Consejería de Cultura, hubiesen podido formar parte de un espectacular proyecto de identificación de vías y dijesen que NO. Infinita la llaman…por llamarle algo.
Nos encontramos ante la parte superior de un miliario cilíndrico de arenisca blanda de grano grueso. Esta circunstancia es uno de los factores de su enorme grado de desgaste (entre otros), dado que el paso de los años lo ha erosionado notablemente. La parte superior del mismo se encuentra rebajada y la inferior se desconoce ya que solo se ha conservado parte del campo epigráfico hasta nuestros días. Este último se encuentra en pésimo estado, con letras ya borradas y las existentes muy gastadas. La última línea se conserva partida por la mitad y (en la actualidad) tapada parcialmente por el cemento de la actual base. Se cree además que el texto podría continuar en la parte inferior con el nombre de la población origen/destino de la vía y el número de millas hacía la misma. Se puede leer lo siguiente:
Se puede traducir como: [El emperador] César [Domiciano] Augusto, hijo del divino Vespasiano, Germánico, [pontífice] máximo, con la potestad tribunicia por cuarta vez, [saludado emperador (por novena o décima vez), padre de la patria], cónsul por undécima vez, designado para la duodécima, con la potestad censoria, [reparó las vías] deterioradas por el tiempo, reconstruyó los puentes…
Curiosamente, datado en la misma época (85 d.C.), se encontró un miliario de Domiciano en Lucena de Jalón (Zaragoza) aludiendo a la reparación de la red viaria con la misma formula (reparación de vías y reconstrucción de puentes), si bien es cierto que existen más miliarios de Domiciano repartidos por la geografía peninsular.
El ara a Júpiter de Monte Cildá es otra de esas piezas epigráficas fundamentales en la historia de Cantabria. No solamente por el valor que posee como tal sino por compartir espacio en el Museo de Prehistoria y Arqueológica de Cantabria con otras piezas espectaculares como el ara a Cabueniaegino o la estela de Valerio Cuadrato. Todas ellas encontradas en el yacimiento de Monte Cildá. Si vas a visitarlas, no dejarán de ser "piedras con letras en latín" dado que en ninguna de ellas encontrarás ni su transcripción ni su traducción..eso es divulgar. Lo demás lo habrán dejado para la siguiente legislatura (texto fijo que me vale para las siguientes décadas), una pena dado que nos encontramos ante un yacimiento – Monte Cildá – que es parte fundamental para conocer el pasado romano del antiguo territorio de los cántabros.
Fue encontrada por Romualdo Moro en la campaña de excavaciones que, a petición del II Marqués de Comillas, realizó en el año 1891 tanto en el yacimiento de Monte Cildá como en el de Monte Bernorio. Concretamente apareció en el derrumbe de muralla del primero de los enclaves, al igual que gran parte del resto de epígrafes citados en el párrafo anterior. Ese mismo año, Fidel Fita la estudiaría e incluiría en su obra "Inscripciones Cantábricas".
No cabe duda que Monte Cildá es el yacimiento por excelencia para conocer la epigrafía romana (y por lo tanto a los "actores" de la vida cotidiana) de la Cantabria antigua. Todo nos llevan a pensar que estamos ante un núcleo poblacional de relevancia en una zona de paso fundamental entre el corredor de la meseta hasta Portus Blendium. Y con todo, en nuestros días, un yacimiento que se encuentra dentro de la Lista Roja de Patrimonio por su estado de abandono (y expolio).
Ni siquiera en nuestros días se tiene la certeza de la infinidad de secretos que aún guarda el municipio de Valdeolea, sin duda uno de los máximos exponentes (por no decir el máximo) de la romanización de la antigua Cantabria. Y todo ello sin desmerecer otros municipios de la comarca de Campoo, epicentro (junto con el Norte de Palencia y Burgos) de la sociedad de los antiguos cántabros.
Uno de los iconos, más que probablemente robado hace no muchos años sin que nada ni nadie lo haya expuesto, de este milenario pasado es el ara de Mata de Hoz. Una pieza que, sin lugar a dudas, podría ser uno de los ejemplos más claros (otro más) de desprotección de Patrimonio de Cantabria..en el último párrafo explicaremos porqué. Fue localizada en el año 1992 por J.M. Martínez Gonzalez "incrustada" en el pavimento de un jardín particular de la citada localidad. Según se cree, este ara dedicada a Júpiter, procede del interior de la cuadra de la misma vivienda y fue reutilizada como baldosa/escalón hace décadas. Desde su descubrimiento hasta nuestros días se han producido diferentes referencias a la misma hasta llegar al punto de que, nadie sabe con certeza donde está. En el año 1996, Alicia Ruiz la trata como inédita en su artículo "Aras romanas de Campoo y Valdeolea" en Cuadernos de Campoo (nro. 6), situándola aún en el lugar de su hallazgo. Posteriormente, en la obra "Epigrafía romana de Cantabria" (1999) en la que ella misma es co-autora junto con Jose Manuel Iglesias Gil se vuelve a incluir sin citar aún su ausencia.
Y a partir de aquí…nada más. Todo el mundo sabe que ha sido robada, instituciones incluidas, pero nadie ha tomado cartas en el asunto. Y de difundirlo ni mucho menos, ya que la estrategia (penosa) es criticar y "satanizar" a quien difunde patrimonio. La verdad es que ese camino es mucho más fácil que protegerlo, donde va a parar. El argumento de que "quien publica los yacimientos (ya públicos, documentados e inventariados, pero no difundidos) los expone a los expoliadores" va sonando ya demasiado a pataleta de quien deja sus vergüenzas al aire. Nadie se ha parado a pensar que difundiendo el patrimonio se pretende crear un flujo constante de personas en los yacimientos donde estadísticamente hay más personas buenas (interesados en su pasado y que "disuaden" lo que nadie protege) que personas malas…pero eso da igual si se pone en evidencia la omisión de las responsabilidades de nuestra querida Consejería de Cultura (ver artículo 133 de La Ley de Patrimonio 11/1998 y casadlo con los casos de Suances, Hornos de La Peña este y otros tantos). Y a partir de aquí..quien quiera que eche la culpa al propietario de la casa ahora deshabitada o semiderruida por el fallecimiento de su dueño hace tiempo. Os garantizo que no seré yo quien lance esa primera piedra (ni puedo ni quiero), algún iluminado lo hará. Cantabria Infinita lo llaman..
La estela de Valerio Quadrato es, como mínimo, parte fundamental de la historia de la Cantabria antigua en época romana. Y no solo por su datación, la más antigua de las encontradas en Monte Cildá cronológicamente hablando, sino por la belleza de su factura. Una bella dedicatoria en memoria al marido difunto de Malia que hoy en día podemos contemplar en el Museo de Arqueología y Prehistoria de Cantabria donde, curiosamente, no tenemos una transcripción ni del campo epigráfico original ni de la traducción de gran parte de ellas. Eso es divulgar (para un profano será "una piedra con letras en latín"), supongo que lo quieran incluir en la partida de 45 millones de € que se quieren gastar en el nuevo a partir de 2020…habrá que verlo.
Volviendo a la pieza, fue encontrada por Romualdo Moro durante las excavaciones que realizó en el año 1891 en el yacimiento de Monte Cildá para el II Marqués de Comillas. Más bien, en la remoción del derrumbe de la muralla donde aparecieron 16 epígrafes romanos (y algún que otra estela/ara anepigráfica, es decir sin texto). El primero en publicar la interpretación del campo epigráfico fue Fidel Fita en el año 1891, a quien Romualdo Moro tenia informado puntualmente de cada uno de los hallazgos. En el caso de la estela de Valerio Quadrato, Fita malinterpretó varias de las líneas de inicio ya que leyó "Mantia" en vez de "Malia", "Macronis" en vez de "Magilonis" y erró en los cónsules por no encontrar la "formula consular" típica(luego explicaremos el motivo). Estos errores, perfectamente entendibles dado el tamaño de las letras y el amontonamiento de las últimas líneas (únido a que él recibía un vaciado en yeso, no la pieza original), fueron subsanados con el paso del tiempo, publicando Miguel Ángel García Guinea y Joaquín Gonzalez Echegaray en "Excavaciones en Monte Cildá (Olleros de Pisuerga, Palencia). Campañas 1963-1965" una versión más acorde con la conocida en nuestros días.
No cabe duda de que la estela de Valerio Quadrato tiene un espacio fundamental dentro de la historia de la Cantabria "imperial". Es una auténtica pena que un yacimiento que ha dado tanto como Monte Cildá se encuentre en nuestros días en la Lista Roja de Patrimonio, supongo que no interese ahondar más en uno de los iconos histórico-culturales del Norte de España. Muchos pensarán que al no ubicarse dentro del actual territorio de Cantabria, se encuentra sistemáticamente expoliado y desprotegido al no "representar" la historia de la comunidad a la que pertenece. A todos ellos, solo les diré dos palabras en relación al cuidado de la historia en nuestra tierra: Parking Blendium. El resto, sobra ?
Sin duda, y apoyándose principalmente en el gran número de hallazgos epigráficos en toda la zona, Valdeolea es un municipio que a buen seguro que seguirá dando sorpresas a medio plazo dentro del mundo romano en Cantabria. Y no solo por lo que se conoce hoy en día, sino por la posibilidad más que factible y tal vez "secuestrada" de que Camesa Rebolledo y todo su entorno sean la verdadera Juliobriga (quien sabe). Pero hasta que ese día llegue y reviente los cimientos de la arqueología de nuestra comunidad, podemos conocer un poco más de los hallazgos relacionados con los asentamientos romanos de la zona y piezas tan maravillosas como la que nos ocupa.
Estamos hablando del Ara de San Miguel de Olea o ara de "Flavia Gentiana", encontrada en el año 1980 por Javier Gonzalez Riancho en las obras de reconstrucción de la ermita de San Miguel, concretamente en el relleno que macizaba el altar dentro del ábside. Poco después de su descubrimiento, fue publicada por Joaquín González Echegaray y Jose Luis Casado Soto, siendo reinterpretada por Alicia Ruiz y José Manuel Iglesias posteriormente. Todo ello debido sobre manera a que las dos últimas líneas de la misma se encuentran muy desgastadas, lo que ha dado lugar a diferentes "encontronazos" respecto a su significado y contenido.
Hasta hace no muchos años permaneció en dicho templo hasta que finalmente fue traslada al Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria donde se encuentra expuesta. No cabe duda de que este ejemplo de ara votiva (que no funeraria) enclavada en el corazón de Olea, muy cerca de donde aparecieron los diferentes términos augustales correspondientes a los "prata" de la Legio IIII Macedónica y la ciudad de Camesa Rebolledo, hace pensar que, por el mero hecho estadístico de las decenas de hallazgos epigráficos en el entorno, estemos más cerca aquí de la ciudad romana de Juliobriga que no de Retortillo. Tan solo los años venideros y una mente abierta (no la que hay ahora), aclararán este último punto.
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