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Imponentes vistas del castro de Sebrango (Liébana, Cantabria). Fotografía: Gonzalo Gómez Casares

El castro de Sebrango (Camaleño, Cantabria) se ubica sobre una plataforma que forma parte del cordal situado entre los pueblos de Mogrovejo y Sebrango, localidad que le da nombre. La cumbre más alta de la sierra en la que se encuentra pertenece a la vertiente lebaniega del Macizo Central, y se prolonga por los puertos de Áliva. Se cree que el recinto fortificado pudo actuar como punto de control en dicho paso. Muy próximo a él existe un rellano conocido bajo el topónimo "Llan de La Peña", que hace referencia a una superficie aterrazada cercana que nada tiene que ver con el yacimiento que nos ocupa ni con el vecino castro de mismo nombre.

Fue descubierto y puesto en valor por Gonzalo Gomez de Casares a principios de la década de los 90, citándose muy brevemente en publicaciones anteriores bajo el nombre de Llan de la Peña y más recientemente en el libro "Castros y Castra en Cantabria" editado por ACANTO, en el cual ya aparece bajo el nombre actual). Cabe destacar una cita de Eutimio Martino relativa a un "Castillo de Vuodo" en uso en el siglo XIII d.C., tal vez atribuible al entorno cercano del castro, si bien es cierto que no hay ningún tipo de información arqueología que así lo atestigüe. Se cree más bien que hace referencia a algún tipo de estructura en la "vecina" Peña Oviedo.

Bibliografía: Castros y castra en Cantabria. (Edita ACANTO)

 

Estructuras del castro de Sebrango Debido a la peculiar orografía donde se asienta, el castro de Sebrango posee tan solo estructuras en la vertiente norte del monte, tal y como se puede observar en la imagen. Se compone de tres taludes sucesivos que describen plantan aterrazadas semicirculares orientadas hacia el Este, flanco más accesible del recinto y que cae sobre la localidad de Mogrovejo. El talud exterior se desarrolla durante unos 200 metros de longitud, quedando tan solo divido por el único acceso conocido que atraviesa el terraplen por un portillo lateral en rampa. En la parte más alta del castro nos encontramos con unas defensas naturales que hicieron innecesaria cualquier tipo de estructura. Hablamos de las formaciones rocosas orientadas al sur, conocidas como "Castros de La Llongar" y que son fácilmente identificables. El perímetro total de la fortificación se acerca a los 800 metros, encerrando una superficie de 3 hectáreas que se dividen en las terrazas citadas previamente. Es en estas mismas llanas donde se pueden apreciar depresiones más o menos regulares con apariencia de "catas de sondeo", de no mucha antigüedad y que parecen ser obra de furtivos.

Cronología

Hasta el día de hoy no se ha realizado ningún tipo de intervención arqueológica en el mismo, no pudiendo apoyarnos en restos materiales para ofrecer una cronología clara y concisa. De todos modos, atendiendo a las características tipológicas del recinto y a su considerable tamaño, podría encuadrar como fortificación de la Edad del Hierro. Su disposición en terrazas, muy similar a la de varios castros en nuestra región, llevan a pensar que mediante este procedimiento sus antiguos moradores buscaban una mejor edificabilidad. ;

Incluso su posición, defendiendo la entrada en el valle de Liébana desde los puertos de Áliva, llevan a pensar que tuvo una importancia relativa en la zona. No en vano, todo el entorno de Peña Oviedo y Mogrovejo tiene restos de ocupación desde el Neolítico hasta la Edad Media, dándonos esto a entender que fue una zona concurrida en la antigüedad.

VISITAS

Todos podemos disfrutar del castro de Sebrango, ya que aún sin ser un yacimiento visitable (refiriéndonos a un arqueo-sitio como tal) podemos recorrerlo a píe. Desde Regio Cantabrorum te pedimos que respetes el yacimiento y su entorno, ya que es deber de todos mantener viva la historia de Cantabria.

Info

   

Imagenes

DESTACADOS

  • CASTRO DE ABIADA

    El castro de Abiada (Campoo de Suso, Cantabria) es otra de las joyas arqueológicas del valle de Campoo. Su peculiar ubicación y morfología, en un cerro alargado de grandes pendientes entre el río Guares y el barranco de La Señoruca y con una superficie plana ligeramente inclinada hacia el este, hacen de este enclave un yacimiento único en nuestra región. Este tipo de formaciones rocosas a modo de atalaya natural son más típicas de la zona norte de Palencia (Monte Cildá o Bernorio) o Burgos (Amaya, La Ulaña), aunque ni mucho menos es comparable ni en tamaño ni arqueológicamente hablando a estos "monstruos" de la historia de Regio Cantabrorum. De todos modos, esta última afirmación tal vez venga dada por el desconocimiento del castro (y posible campamento romano) de Abiada, básicamente porque estamos comparando yacimientos estudiados y excavados hasta la saciedad con un enclave que solo ha sido reconocido visualmente por investigadores y arqueólogos..ahhh, y visitado en más ocasiones por furtivos..en fin.

    Fue descubierto a finales de la década de los 80 por Miguel Ángel Fraile, quien haría hincapié en los derrumbes de terrazas labradas en la piedra, además encontrar restos de cerámica a mano en su interior (1989: 625, nº 40). Posteriormente Eduardo Peralta y Emilio Muñoz (1993: 63-64, nº 24), citarían el hallazgo de monedas romanas del siglo III d.C., aunque la "mayor" constancia de evidencias materiales es relativa al hallazgo, búsqueda en este caso, por parte de los clandestinos: Monedas (antonianos), puntas de fecha y otro tipo de materiales de tipo militar romano.

    Bibliografía: Castros y castra en Cantabria.(Edita ACANTO)
    Fotográfia: «Castro la lomba abiada» de PinoEfe - Trabajo propio.