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Castro de La Ulaña. Fotografía/agradecimientos:  Yolanda Diaz / Tanea Arqueología

El castro de la Ulaña (Humada/Burgos) se encuentra situado en una increíble atalaya natural entre las localidades de San Martín de Humada, Los Ordejones y Humada, dando esta última nombre al municipio donde se situa. El cerro donde se ubica posee una altitud de entre 1.120 y 1.226 metros, ocupando una extensión aproximada de 285 hectáreas. La primera referencia sobre su existencia la cita J.A. Abásolo en la "Carta arqueológica de la provincia de Burgos. Partidos judiciales de Castrojeria y Villadiego", publicada en el año 1978. Concretamente escribe sobre un castro que ocupa una extensión aproximada de 1,5 km, con murallas que alcanzan hasta 2,5 metros de alto y que proporcionaron fragmentos cerámicos. Del mismo modo, en esa misma carta arqueológica, publica la existencia de otro castro que estaría ubicado un nivel inferior, con muralla y puerta de acceso.

El yacimiento de La Ulaña tiene una extensión aproximada de 586 hectáreas, ocupando 285 la plataforma superior caliza donde se ubicaba el castro. Sobre este dato nos vemos en la obligación de hacer un alto en el camino. No, no existe un error de transcripción en los datos. Por hacer una comparación con el mayor castro prerromano encontrado en Cantabria en cuanto a su extensión, debemos de señalar al castro de Monte Ornedo (Valdeolea) posee 19 hectáreas . La comparación es odiosa por las diferentes características de cada uno de ellos, pero la diferencia ahí queda. Esto lo convierte en el mayor castro de la II Edad del Hierro de la Península Ibérica y uno de los más extensos de Europa. Respecto a las estructuras "habitables", se han encontrado un total de 267, de las cuales hay gran parte que responden a un espacio cronológico más cercano al nuestro, aun siendo antiguas. De todos modos, muchas de ellas son prerromanas, existiendo una gran variedad en cuanto a su forma: ovaladas, rectangulares, circulares, en forma de la letra griega "pi" y un largo etc.

Su ubicación, como en la gran mayoría de los castros de la zona, no es algo casual. Se sitúa sobre un cerro natural de orografía muy escarpada, siendo muy complicado su acceso debido al fuerte desnivel que posee. El lado más "accesible" (aún sin serlo realmente) se encuentra al Norte del Castro, situándose en este punto casi la totalidad de sus accesos. Por el contrario desde el Sur resultaba prácticamente imposible alcanzar la plataforma superior, al menos a lo largo de 3 kilómetros, ya que existen una serie de farallones naturales que en muchos casos alcanzan los 60 metros de altitud (de ahí que no exista muralla en esa vertiente). Veamos a continuación su estructura defensiva y características más destacables.

 

Corte transversal del yacimiento de La Ulaña Antes de comenzar a evaluar el sistema defensivo del castro de La Ulaña, debemos de aclarar un aspecto fundamental para entender la diferencia entre el castro y el conocido como "Cinto". Como habréis visto anteriormente, el yacimiento al completo tiene una extensión total de 586 hectáreas, de las cuales 285 pertenecen al plano superior..¿y las otras 301?. Sencillo, pertenecen a los "aledaños" o vaguada del castro, concretamente a los sectores que conectan la parte más "baja" del yacimiento con el altiplano que veis en la imagen. Esta diferenciación es fundamental para comprender las estructuras defensivas del recinto castreño. Como podemos imaginar, la gran extensión de este sector junto con las murallas de La Ulaña, hacían de este lugar un poblado casi inexpugnable. Veamos a continuación las diversas murallas defensivas del yacimiento:

La estructura se encuentra delimitada al norte por un afloramiento rocoso en altura, donde se observa la presencia de tres bloques calizos apoyados sobre la roca que probablemente pertenecieron a la muralla original. El nivel de derrumbe está formado por bloques de tamaño heterogéneo, de tal forma que en la parte superior del mismo se localizan piedras de tamaño medio y en el nivel inferior mayores. La anchura de esta muralla oscila entre los 3,10 y 3,35 metros, mientras que la altura conservada es de 1,5 metros. En base a estos datos se le ha calculado una altura aproximada de entre 3,2 y 3,8 metros para el paramento interior y de unos 5 metros para el paramento exterior. En este sector se ha encontrado abundante material arqueológico, el cual ha permitido definir la existencia de un vertedero al exterior de dicha muralla.

El castro de La Ulaña se encontraba "atravesado" por unamuralla transversal de unos 257 metros aproximadamente (ver imagen adjunta).Tiene una anchura de 3.5 metros y una altura conservada de poco más de 1 metro. En base a estos parámetros se creeque pudo tener una altura de entre 3,6 y 3,9 metros para el lienzo Oeste y entre4,25 y 4,75 para el Este. Su morfología era de dos paramentos calizos grandes ymedianos, con relleno de piedras pequeñas y medianas además de arcilla comomaterial de cementación. La excavación en este sector permitió conocer cómo se fueconstruyendo conforme se iba extrayendo la materia prima, colocándose en algunoscasos piedras grandes en la parte superior de la misma con lo que se produjeronvarios derrumbes.

Denario de Turiaso

El yacimiento de La Ulaña no es conocido por la abundancia de materiales allí encontrados. Como veremos posteriormente, la gran cantidad de piezas y fragmentos hallados se corresponden cronológicamente con los momentos de transición de la I Edad del Hierro a la II, aunque no debemos de obviar otros objetos posteriores. La gran mayoría de estos materiales se han encontrado en el sector de la muralla Norte, destacando las cerámicas de arcilla refractaria, variada y tosca, de colores pardos oscuros al negro (elementos identificativos de la I Edad del Hierro). De otra época posterior, también fueron encontrados fragmentos cerámicos a torno con decoración pintada, oscilando su coloración entre el rojo y ocre (dependiendo esto del punto de fusión en la cocción oxidante).

Los materiales metálicos identificables también nos sitúan en el contexto de la II Edad del Hierro: una aguja de bronce, un regatón de hierro, un denario de Turiaso. Pertenecía a la denominada por Dominguez como tercera emisión de plata de esa ceca, fechada a principios del siglo I a.C.

Por último no debemos olvidar los restos faunísticos encontrados en el vertedero de la muralla norte, donde se pueden destacar los restos de animales domésticos por encima de los salvajes: Ovejas, cabras, caballos y por último, restos de jabalí.

Para establecer un arco temporal de ocupación se han utilizado varios métodos de datación. En primer lugar, gracias a los análisis de termoluminiscencia realizados por el Laboratorio de Datación y Radioquímica de la Universidad Autónoma de Madrid y a los de Carbono 14 realizados esta vez por Geochron Laboratories (Cambridge, Massachusets-USA), se ha podido determinar de un modo rotundo su cronología. Se realizaron diversas pruebas sobre dos de las estructuras habitables de las que hemos hablado previamente. Ambas, arrojaron resultados que las ubicaban entre mediados del siglo III a.C y el tercer cuarto del siglo I a.C (en la primera estructura) y entre el primer cuarto del siglo IV a.C y el primer cuarto del siglo I a.C en la segunda estructura.

La cronología de los materiales hallados no hace más que refrendar los datos obtenidos en los análisis. Las piezas cerámicas señalan dos etapas bien diferenciadas y continuadas en el tiempo: Transición entre la I Edad del Hierro y la II (finales del IV y principios del III a.C) hasta la época celtibérica, entre el 300 a.C y mediados del siglo I a.C.


VISITAS

Todos podemos disfrutar del yacimiento de La Ulaña, ya que aún sin ser un yacimiento visitable (refiriéndonos a un arqueo-sitio como tal) podemos recorrerlo a píe. Desde Regio Cantabrorum ;te pedimos que respetes el yacimiento y su entorno, ya que es deber de todos mantener viva la historia de Burgos.

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DESTACADOS

  • PEÑA AMAYA

    Amaya es uno de los baluartes de la antigua Cantabria, elevándose esplendorosa sobre la llanura burgalesa. Esta enorme atalaya (1377 metros de altitud) ha sido habitada desde la Prehistoria, alcanzando gran auge en cuanto a presencia humana se refiere a finales del siglo X a.C. Es a partir de este punto donde Amaya comienza a tener una importancia destacable, convirtiéndose en uno de los principales castros cántabros en la Edad del Hierro. La raíz del topónimo "Amaya" quiere decir "am(ma)" o "madre", implicando que su nombre Amaya o Amaia es referido a "ciudad madre", implicando que su nombre Amaya o Amaia es referido a “ciudad madre” o como se denominaría más adelante "capital". No se sabe a ciencia cierta si Amaya fue en esencia capital de los cántabros prerromanos, ya que ninguna fuente clásica así lo recoge. Además no se han obtenido evidencias arqueológicas que así lo reflejasen, teniendo mucho más peso (por ejemplo) los hallazgos de Celada Marlantes, La Ulaña o Monte Bernorio. La misma idea de "capitalidad" no parece muy acertada para unas gentes organizadas en clanes, habitantes de poblados elevados sobre montes interconectados visualmente. De todos modos apoyados en la toponimia y ese aire místico y legendario, muchos creen que si fue la antigua capital de los cántabros.

    Este bastión estratégico que domina el acceso de la meseta a territorio cántabro fue conquistado por los romanos en el transcurso de las guerras cántabras (29-19 a.C.) quienes fundaron entonces la cuidad de Amaya Patricia. La cita más antigua de Amaya la encontramos en el Itinerario de Barro, serie de cuatro placas/tablillas con las vias romanas del noroeste peninsular que data del siglo III d.C.. En la placa número I del citado Itinerario se señala el recorrido de la Vía Legione VII Gemina ad Portum Blendium que, partiendo de Legio VII Gemina (León), tiene su final en Portus Blendium (Suances):

    [VIA] L(EGIONE) VII GEMINA AD PORTVM

    BLE(N)DIVM

    RHAMA VII MIL(L)IAS

    AMAIA XVIII

    VILLEGIA V

    LEGIO I[III] V

    O[C]TA[V]IOLCA V

    IVLIOBRIGA X

    ARACILLVM V

    PORTVS BLEN[DIVM]

    [C(aius) LEP(idus) M(arci filius)] II. VIR

    Otro de los datos que nos indican su importancia estratégica y militar es que el mismísimo Cesar Augusto tuvo instalado un campamento en las proximidades de Amaya. Poco más se supo en los III siglos posteriores hasta la llegada de los visigodos. Es a partir de aquí donde su nombre vuelve a sonar con fuerza. De todos modos ahora nos ocupa hablar de sus orígenes y su desarrollo en la época romana, habrá tiempo más delante de centrarnos en Amaya y su esplendor en la época visigodaducado de Cantabria.