cargando

Panorámica del pico El Castillo desde Solares. Fotografía: Miguel López Cadavieco

Mirando la imponente planta de El Castillo (Medio Cudeyo, Cantabria) es fácil imaginar cómo desde tiempos inmemoriales ha sido un lugar referencia en las diferentes épocas poblacionales de su entorno. Su afilada silueta, su escarpado contorno, su peculiar forma cónica y sus cavidades podrían darnos a entender que estamos ante un yacimiento respetado desde hace décadas..nada más lejos de la realidad. Es un enclave sistemáticamente maltratado por la actividad minera de la cantera que albergó hasta hace pocos años y que a punto a estado de hacerlo desaparecer por completo hasta el cese de la misma. Ya no solo eso, sino que la plantación forestal (eucalipto) que lo puebla sigue y sigue dañando su potencial y valor arqueológico. Un claro ejemplo lo tenemos en la apertura de pistas forestales este pasado 2014, sin ningún tipo de seguimiento arqueológico y quedándose a escasos metros (muy escasos) de la entrada a la cueva de la Graciosa I. Este hermoso pico, que fue utilizado incluso como referencia en la antigüedad para facilitar la llegada al puerto de Santander (Fernández Acebo et alii, 2004: 154), está desgraciadamente abocado al olvido administrativo e institucional, quedando las posibles figuras de protección en papel mojado..una pena (otra más).

Retomando la puesta en valor del mismo, sería el conocido Jesús Carballo (1952: 307). quien lo citase por primera vez como posible asentamiento castreño, algo totalmente revolucionario ya desde hacía años se había defendido la presencia en su cima de un castillo altomedieval (Fermín de Sojo y Lomba, 1931; 1946). Es más que probable que la presencia del nombre Castrum Cutellium en la documentación del monasterio de Santa María la Real de Nájera, atribuida al s. XI, pudiese llevar al propio Carballo (junto con sus posibles hallazgos, no conocidos) a realizar tal afirmación. Se cree además que dicha denominación (cutellium castrum) proviene de la particular morfología del pico y lo que está pudo evocar a los romanos, siendo muy similar a la forma de la punta de un cuchillo. En base a estos argumentos, El Castillo sería revisando nuevamente en la segunda mitad del siglo XX por arqueólogos en investigadores de renombre como Miguel Ángel García Guinea y Ramón Bohigas, quienes atribuyeron nuevamente las estructuras visibles a la Alta Edad Media (García Guinea, 1966; Bohigas, 1978; 1982). A finales del citado siglo, algunos hallazgos realizados llevaron a pensar que tanto las afirmaciones de corte castreño como las de interpretación medieval estaban en lo cierto, ya que existe la posibilidad de que exista un yacimiento protohistórico solapado por una construcción más contemporánea (Fernández Acebo et alii, 2004).

Como veremos a continuación, la presencia de restos cerámicos de tipo celtibérico (entre otros increíbles hallazgos) en las entrañas del pico El Castillo bien serian merecedoras por si mismas de una posible intervención arqueológica en su cima, sobre todo ahora que ha cesado la actividad en la cantera. Tal vez se pudiese encontrar algún tipo de nexo entre el cercano castro de Castilnegro y este enclave, como por ejemplo el porqué de como el primero terminó su periodo de hábitat antes de la llegada de estos restos cerámicos, más propios de ajuares de la II Edad del Hierro (Valle, 2005).

Agradecimientos: Lino Mantecón Callejo
Bibliografía: Castros y castra en Cantabria. (Edita ACANTO)

 

Estructuras visibles en la cima de El Castillo. Fotografía: Lino Mantecón Callejo

La estructura más importante y a la vez más visible de El Castillo es la obra de explanación de su cima, la cual se encuentra rodeada por los restos de un muro de mampostería unida con argamasa de cal. La superficie que encierran estos muros, con importantes derrumbes al Norte, es de forma rectangular y no posee unas dimensiones extraordinariamente grandes (55 metros de eje mayor por 20 de ancho). En el interior se puede apreciar lo que parece la planta de un pequeño edificio rectangular, quien sabe si una torre. Por debajo de la cima, en el flanco Norte del pico, existen otras estructuras consistentes en terrazas amuralladas que se suponen también de origen medieval (Fernández Acebo, 1983). Se tiene constancia de que también en el flanco Este existen estructuras similares, pero la presencia del espeso manto vegetal hace imposible su identificación.

Por último, muy cerca de la propia cantera, se identificó lo que podría interpretarse como una estructura de combustión, similar a los hornos de raguado típicos en la producción de hierro preindustrial. En las inmediaciones del mismo, se encontraron una serie de materiales, como fragmentos de molinos barquiformes (inequívocamente indígenas) que corrían riesgo de desaparecer por la actividad minera. Se advirtió a las autoridades competentes mediante un informe detallado (Martínez y Valle, 2001) sobre esta circunstancia, haciendo hincapié en el estado “seccionado” del propio horno por un sondeo de la cantera..nada se sabe de lo que finalmente paso con estos hallazgos y su protección.

Cavidades

El Castillo es famoso, además de por su característica estampa en el horizonte, por el conjunto de cuevas que alberga, alguna de ellas de increíble valor arqueológico. Destacan sobre manera los depósitos de La Graciosa I y II, donde se encontraron elementos únicos en nuestra región sobre el mundo cultural y/o ritual de la II Edad del Hierro. En la primera de ellas, en la década de los 50 del siglo pasado, se hallaron fragmentos cerámicos del tipo celtibérico.

Uno de los hallazgos más sorprendentes se produjo en el depósito de La Graciosa II, donde se recuperaron restos de 8 cráneos humanos acompañados de elementos cerámicos celtibéricos (Muñoz et alii, 1988; Rasines, 1988). Algunas hipótesis apuntan a que nos podemos encontrar con un posible depósito ritual de cabezas cortadas (Fernández Acebo et alii, 2004: 82).


VISITAS

Todos podemos disfrutar del pico El Castillo, ya que aún sin ser un yacimiento visitable (refiriéndonos a un arqueo-sitio como tal) podemos recorrerlo a píe. Desde Regio Cantabrorum te pedimos que respetes el yacimiento y su entorno, ya que es deber de todos mantener viva la historia de Cantabria.

Info

   

Imagenes

DESTACADOS

  • EL CUETO

    El Cueto (Castro Urdiales, Cantabria) es otra de las maravillas ocultas, y tal vez perdidas, de nuestra región. Para empezar, oculta porque incluso su denominación como castro es más que dudosa, atrevida diría yo. Además no ha sido un yacimiento muy estudiado en profundidad hasta el día de hoy. Y maravilla perdida porque como en muchos de nuestros yacimientos, las plantaciones forestales, las antenas de radiodifusión, las torres eléctricas y la cantera cercana han hecho que el "castro"de El Cueto sea un fantasma de lo que pudo ser y nunca fue. Eso sí, gracias a Erudino, se encuentra protegido por la declaración general del decreto de 22 de abril de 1949 y la ley 16/1985 sobre el patrimonio histórico español..que hubiese sido de él sino..

    Centrándonos en el yacimiento, El Cueto es un monte de perfil cónico ubicado en el barrio de Brazomar, muy cercano al núcleo de Castro Urdiales donde se encontraba la colonia romana de Flaviobriga. Conserva varios restos de muralla en su ladera nordeste, los cuales son peculiares por su forma concéntrica (sin cierre aparente) y por estar realizados por mampostería a hueso. ¿A hueso?..si, se llama así a construcción de murallas/muros donde los sillares o piedras van superpuestos SIN ningún tipo de armagasa o material de sellado. En Cantabria son muy típicos en las fincas ganaderas, donde se "encajan" las piedras entre sí a modo de cierre. Llegados a este punto, ya son varios los aspectos que denotan que El Cueto no es un castro al uso ni mucho menos, ya que normalmente los muros castreños no son tan "sencillos" (se destruirían fácilmente) y encima estamos hablando de un recinto sin cerrar. Dichas murallas parecen más bien, tal y como se puede observar en la imagen, un reducto de una actividad vinícola o bien de la actividad minera de prinicpios/ mediados del siglo pasado (lo más probable). Lo que está ya descartado con casi toda certeza es que esos cierres pertenezcan a un castro como tal.

    El tramo de muro de cota más baja tiene unos 100 metros de longitud, con una altura de 3.20 metros por 3.60 de ancho. Siguiendo hacia la cima, encontramos otro lienzo (los muros concéntricos son 3) del cual se conservan aproximadamente unos 420 metros de longitud, siendo casi exacto al primero de ellos en altura y anchura. El último de ellos, en la cota más alta, tiene una longitud aproximada de 282 metros, coincidiendo de nuevo en altura y anchura con el resto. Actualmente no es fácil diferenciar estas estructuras debido a la plantación forestal, de todos en la imagen adjunta son perfectamente identificables y se aprecia que poco o nada tienen que ver con un enclave castreño.

    Respecto a su descubrimiento como tal, poco podemos decir (otra incógnita). Cierto es que las estructuras de El Cueto son conocidas desde hace muchísimo tiempo, pero no sería hasta 1952 cuando J.M Quintana Zorrilla diese a conocer los primeros materiales allí encontrados. Aún así, no sería hasta tres años después (1955) cuando este yacimiento nos diese una de las joyas arqueológicas de nuestra región..pero eso lo explicaremos más adelante. Pasarían muchos años, concretamente hasta el 1972, hasta que se volviese a estudiar la zona. Fue González de Cuadra quien realizó una prospección en el interior de los muros/lienzos, obteniendo los resultados que vemos a continuación.

    Bibliografía: Castros y castra en Cantabria.(Edita ACANTO)

  • LAS MATAS DEL CASTILLO

    El recinto de Las Matas del Castillo (Corvera de Toranzo / Anievas) se encuentra ubicado en el corazón de uno de los mayores frentes conocidos hasta hoy de las Guerras Cántabras: El asedio a la Espina del Gallego. Su importancia tanto histórica como arqueológica es aún un misterio, me atrevería a decir incluso que muchos lo considerarían un diamante en bruto y otros tantos siquiera pondrían sus ojos sobre él..y ambos tendrían razón al día de hoy. Existen muchas cuestiones alrededor de Las Matas del Castillo que analizaremos más adelante, sobre todo haciendo hincapié en su posible cronología y tipología “campamental”.

    El asentamiento se encuentra a 661 metros sobre el nivel del mar, concretamente en lo alto de pequeño cerro con un gran dominio visual y estratégico de la zona. Al norte del mismo, a unos 4 kilómetros en línea recta, se encuentra el campamento romano del Campo de Las Cercas. En la vertiente contraria sorprende la gran panorámica que nos ofrece de la Espina del Gallego, importante castro y posterior campamento romano que se ve perfectamente aun encontrándose a más de 5 kilómetros de distancia en línea recta. A Este y Oeste domina los valles de Toranzo y Anievas, completándose así el citado dominio estratégico que ofrece. Fue descubierto por Eduardo Peralta Labrador en los primeros años del siglo XXI, gracias sobre todo a las prospecciones y fotografías aéreas realizadas por el mismo en el entorno.;

    No se ha realizado sobre él ningún tipo de investigación arqueológica in situ, de modo habrá que ver que nos depara el futuro. Esperemos no tener que esperar a los primeros años del siglo que viene..

    Bibliografía: Castros y castra en Cantabria.(Edita ACANTO)

  • CASTRO BARRIO

    El conocido como Castro Barrio (Alfoz de Bricia, Burgos) sigue siendo una auténtica incógnita hoy en día. Su espectacular contorno y morfología en el horizonte de las Merindades hacen pensar que pudo tener un pasado cuanto menos relevante en la protohistoria del antiguo territorio de Regio Cantabrorum. Incluso la cercanía con el conocido yacimiento (asentamiento indígena y castellum romano) de El Castro ya en Cantabria, nos lleva a imaginar que pudo jugar un papel estratégico de relevancia. Existen fuentes que dejan entrever que puedo existir un pequeño asentamiento de la II Edad del Hierro en sus terrazas, pero nadie puede afirmarlo con rotundidad. Por hacer una pequeña comparación con el recinto defensivo situado a menos de 2 km, la extensión del yacimiento de El Castro (la parte indígena) encierra unas 8 hectáreas en donde además se pueden apreciar sobre el terreno estructuras defensivas e incluso una puerta de acceso. En el caso del Castro Barrio, apenas tenemos unas 2 hectáreas de extensión y ninguna estructura asociada, quien sabe si arrasadas hace milenios o destruidas en época de la Guerra Civil.

    Y con todo, alguno de los hallazgos materiales realizados hace décadas, pueden acércanos más a una época que pueda contextualizar esta atalaya natural. El hallazgo casual en el año 1950 de una fíbula de bronce, hoy expuesta en el Museo de Burgos, hizo que el lugar ganase relevancia como lugar "potencial". Schüle la incluiría en el año 1969 en el resumen tipológico de materiales castreños de la meseta, con lo que fue difundida tanto en el ámbito nacional como en el internacional. Incluso las labores agrícolas en las terrazas han sacado a la luz diferentes fragmentos cerámicos y teja de cronología moderna, si bien es cierto que no se debe descartar que puedan aparecer restos más antiguos. Cierto es que a menos de 1 kilómetro apareció una espectacular pieza (una estela funeraria) que merece la pena ser analizada, pero que no implica una relación directa con cerro que nos ocupa.

    No cabe duda de que el denominado Castro Barrio (también se le conoce como Mata del Cueto, Castro de Bricia o Monte Las Riscas) puede formar parte de ese selecto grupo de enclaves que alberga más incógnitas que certezas. Ni siquiera la toponimia "castro" ayuda en este sentido, ya que a diferencia de lo que la gente piensa no tiene porque implicar un asentamiento antiguo, más bien una elevación rocosa como en este caso.

    Agradecimientos: Lino Mantecón Callejo.

    Bigliografía: "La Cantabria Burgalesa" /"Tres lápidas burgalesas en la colección Fontaneda" – M.L. Albertos / J.A. Abasolo.