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Panorámica del Castro de las Lleras desde el noroeste, justo al lado de la mina

El castro de Las Lleras (San Felices de Buelna) se encuentra enmarcado en la vertiente Sur de la Sierra del Dobra, donde existen un buen número de vestigios y otras localizaciones castreñas. En este sentido debemos destacar que Las Lleras es uno de recintos menos elevados de la zona (alrededor de 465 metros), ya que el resto superan los 500 metros de altitud. Fue identificado de un modo fortuito por el investigador y espeleólogo J. F. Arozamena Vizcaya en el año 1977. Su presencia por la zona se debía al rescate del cadáver de un espeleólogo accidentado en la sima de La Arenosa, la cual dista unos 400 metros del castro y que está ubicada en el crestón calizo que apreciamos en la imagen. Desde su descubrimiento, el castro de Las Lleras ha sido citado por lo mejor del panorama arqueológico regional: Bohigas (1978 y 1986-87), por Muñoz et alii (1991), Reigadas Velarde (1995), González Echegaray (1997), Pumarejo et alii (2000), Peralta (2002 y 2003) y Peralta y Serna (2006)..aunque desgraciadamente nunca ha habido una campaña de prospección o excavación como tal.

Bibliografía: Castros y castra en Cantabria.(Edita ACANTO)

 

Estructura defensiva del castro de Las Lleras.

En la ladera norte del pico se puede apreciar el derrumbe de una estructura defensiva en forma de arco de unos 190 metros de longitud y una altura de 2,5 metros de altitud. Se encuentra construida sobre un escalón o plataforma de unos 10-12 metros de ancho formada por acumulación de materiales como desmontando la ladera. La adecuación y construcción de la muralla en este espacio parece tener dos objetivos bien diferenciados. El primero de ellos es proteger la vertiente más desprotegida del castro (la norte), ya que por el sur se encuentra la cima y es mucho más difícil el acceso. Y segundo, se cree que sobre esta plataforma se ubicaban una serie de viviendas del castro, ya que independientemente de la extensión total del mismo, este punto era uno de los más propicios.

Englobando la cima se observa otra estructura rectangular alargada mucho menor (unos 67 metros de longitud aproximadamente), la cual engloba la tercera de las estructuras. Es curioso porque a tenor de los datos y fotografías aéreas, se puede llegar a interpretar que esta tercera estructura, de unos 16x5 metros, pudiese ser la cimentación de un edificio. Volviendo al segundo de los recintos, se sabe que tiene una superficie aproximada de una hectárea, de la cual unos 1.500 metros cuadrados corresponden a una plataforma artificial construida por sus antiguos moradores.

Viendo las estructuras que conforman el recinto se puede pensar que era un castro "cómodo" y extenso para vivir. Una hectárea aproximadamente en la cima/acrópolis más la plataforma identificada en el primer área (zona norte). Pero nada más allá de la realidad..el castro de Las Lleras está conformado casi en su totalidad por una fuerte pendiente y malas condiciones para la vida cotidiana, dejando tan solo un área habitable de aproximadamente 470 metros cuadrados, casi todos en su segundo recinto (en la cima). Del mismo modo, poco o nada se sabe de su acceso, ni siquiera del tipo de viviendas del recinto. Se cree que la entrada del mismo se ubicaría al suroeste, pero es una hipótesis basada en las imágenes sobre la muralla. Hipotéticamente también (aunque tiene mucho sentido) se cree que el tipo de edificaciones del mismo fuesen de tipo rectangular y en hilera, sobre manera para aprovechar el poco espacio existente. Las "típicas" viviendas castreñas de planta redonda u oval que conocemos en nuestra región no tendrían cabida en el castro de Las Lleras, ya que tienen el problema de los espacios "muertos" que dejan entre ellas..y el espacio no era mucho que aquí abundase.

Tal y como hemos comentado anteriormente, el castro de Las Lleras aún no ha sido excavado. Aun así, en alguna de las prospecciones realizadas, se han encontrado diversos materiales que pueden arrogar un poco de luz en cuanto a su cronología. Las primeras referencias a estos materiales se ofrecen en la Carta Arqueológica de San Felices de Buelna (Muñoz Fernández et alii, 1991). Aquí se citan 3 grandes fragmentos de molinos barquiformes procedentes del derrumbe en la cara Este de la muralla. De la cara oeste del castro también se citan hallazgos correspondientes a “abundantes fragmentos de molinos barquiformes, tanto pertenecientes a manos como a metates, así como piedras de arenisca”. Por su parte Reigadas Velarde cita dos nuevos fragmentos de molinos así como un nódulo de cuarcita con extracciones de lascas. Este último autor también cita la presencia de un fragmento de cerámica a mano perteneciente al fondo de una vasija rudimentaria.

Sin muchas más pruebas materiales, es difícil afirmar una cronología exacta del yacimiento. Mientras que en la Carta Arqueológica de San Felices se refieren a una Edad de Hierro genérica (así también acierto yo), Reigadas Velarde se moja un poco más, datando sus hallazgos en la II Edad del Hierro, estimando además que "su ocaso se produciría como término último con la llegada del dominio romano." (Reigadas Velarde, 1995: 33)

Plataforma SALVAR EL DOBRA

Por si alguien no lo sabe la sierra del Dobra se encuentra amenazada, arqueológica e históricamente hablando, por muchos factores. En primer lugar tenemos que destacar negativamente la explotación minera de la zona, la cual más que probablemente se haya llevado ya por delante mucha historia de nuestra milenaria tierra en la citada sierra. Los que amamos la historia respiramos aliviados cuando en el año 2004, tras muchas presiones populares y de otra índole, fueron incluidas como BIC las tres estructuras identificadas como castros en la zona (Las Lleras, Pico Toro o Pico L’Oro, y Peña Mantilla). Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos, esta protección legal de poco o nada vale dado que el perímetro de protección es insuficiente. Sobre manera en el castro de Las Lleras, ya que la explotación minera concedida a Mitosa-Solvay para la extracción de caliza llega hasta los pies de la ladera norte del castro. ¿Qué significa esto?. Que el área norte y oeste del entorno del castro de las Lleras probablemente sea destruido (Peralta y Serna, 2006:119).

Esto, unido a la rápida degradación del entorno del Pico de La Capia (por ejemplo), nos lleva a hacer una reflexión: ¿Que estamos haciendo con este maravilloso entorno?. Desde Regio Cantabrorum queremos apoyar iniciativas como la realizada por la plataforma "SALVAR EL DOBRA" quienes desde hace años están haciendo un esfuerzo sobrehumano para poder conservar este maravilloso entorno, no solamente a nivel histórico sino también a nivel paisajístico y cultural. Desde aquí nuestro apoyo y solidaridad con la causa, conservemos este increíble entorno para que puedan disfrutarlo nuestros hijos y nietos. Puedes visitarlos aquí:

Facebook plataforma SALVAR EL DOBRA

Web Oficial

VISITAS

Todos podemos disfrutar del castro de Las Lleras, ya que aún sin ser un yacimiento visitable (refiriéndonos a un arqueo-sitio como tal) podemos recorrerlo a píe. Desde Regio Cantabrorum te pedimos que respetes el yacimiento y su entorno, ya que es deber de todos mantener viva la historia de Cantabria.

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DESTACADOS

  • MONTE CILDA

    El monte Cildá (Olleros de Pisuerga, Palencia) es otro de los baluartes de los antiguos cántabros. Se cree que albergo la cuidad cántabra de Vellica, de hecho y a diferencia del Monte Bernorio, tambien citado como posible ubicación de la misma, importantes autores como Adolf Schulten, Iglesias Gil, García Guinea y Joaquín Gonzalez Echegaray así lo atestiguan. Fue habitada desde el siglo I a.C, siendo citada por primera vez por Claudio Ptolomeo entre los pueblos cántabros (“Vellika”). De todos modos sigue existiendo la duda de si Vellica y Bergida eran la misma ciudad pero con diferentes interpretaciones en las fuentes antiguas. Al igual que el Monte Bernorio, ocupa un lugar privilegiado en cuanto a su ubicación estratégica. Al Este del castro se encuentra el Cañon de la Horadada desde donde se puede observar una gran llanura donde se cree que se llevó a cabo la conocida batalla de Vellica.

    Las primeras prospecciones fueron llevadas a cabo en 1891 por mediación de Claudio Lopez Bru, segundo Marqués de Comillas y también mecenas de las excavaciones realizadas ese mismo año en el Monte Bernorio. En dichas excavaciones se encontraron una treintena de estelas funerarias correspondientes al siglo III d.C. Ya en el siglo XX la Diputación de Palencia financió estudios llevados a cabo por el arqueólogo Miguel Ángel García Guinea. En este sentido fue quien descubrió junto a su equipo las murallas defensivas y multitud de objetos (estelas sepulcrales, aras, inscripciones honorificas y un largo etc) que dieron la importancia inicial que hoy ya tiene el yacimiento del Monte Cildá. Cabe destacar también a Eduardo Peralta Labrador ya que fue él quien documento la primera tésera cántabra conocida hasta entonces. Se encontró en muy buen estado, conteniendo una inscripción de origen celta. A partir del año 2002 se reanudaron las excavaciones, financiadas por la Junta de Castilla y León. Aún así es un yacimiento prácticamente por descubrir, ya que las catas realizadas han sido escasas. Desgraciadamente el Monte Cildá está incluido en la Lista Roja de patrimonio en peligro, ya que su conservación corre peligro de deterioro.


  • CASTRO DE LA CORONA

    El castro de La Corona es uno de los últimos recintos prerromanos descubiertos y publicados en la comarca lebaniega. Su ubicación no parece una mera casualidad, ya que se encuentra situado en un cueto de cima bastante uniforme y llana que domina el estratégico paso entre Sierras Albas y Collau Aruz, vía principal de acceso desde la Meseta. Respeto a su nombre cabe destacar que varía dependiendo del municipio donde nos encontremos, teniendo en cuenta que se encuentra en la divisoria de Vega de Liébana y Pesaguero donde se conoce como "Cueto Moro". Se encuentra a unos 1.300 metros de altitud, entre los collado del Salce por el Norte y la Varga por el Sur. Un poco más alejado (sobre el castro) se encuentra el conocido paso de Cabriles, lugar en el que se hallaron restos prehistóricos y que nos da a entender que estamos ante una localización que tuvo presencia humana desde tiempos inmemoriales.

    Fue descubierto por Gonzalo Gómez Casares hace muy pocos años, en 2010, publicándose por primera vez en "Castros y Castra en Cantabria. Fortificaciones desde los orígenes de la Edad del hierro a las guerras con Roma (ACANTO)". Curiosamente su hallazgo se produjo siguiendo la hipótesis de que por cada necrópolis megalítica de los cordales lebaniegos y su correspondiente "área de pasto" debería existir un poblamiento o castro. En otros casos conocidos como el de la Cueva de El Puyo (Miera, Cantabria), una de las necrópolis de la II Edad del Hierro más importantes del norte Peninsular, se intentó encontrar un recinto castreño sin éxito..pero aquí hubo suerte. En base la existencia de túmulos megalíticos en Campunuera (dentro del cordal del Pico Jaru) y la gran extensión de pastos en la zona, se pudo encontrar este yacimiento.

    Este es otro claro ejemplo de que, lejos de la creencia (avalada por los muchos hallazgos y yacimientos de la zona, eso sí) que sitúa casi en exclusiva la actividad de los antiguos cántabros en zonas más próximas a Campoo y la cuenca del Besaya, existen otros territorios como el lebaniego que sorprende cada vez más por ser un foco de nuevos hallazgos. Estamos ante una comunidad protohistórica que poco a poco va saliendo a la luz y de la que no solamente somos conscientes en nuestros días, ya que el descubrimiento de nuevos campamentos romanos en la zona hace pensar que el Imperio también era consciente de esta prolífera actividad.

    Bibliografía: Castros y castra en Cantabria. (Edita ACANTO)
    Agradecimientos: Gonzalo Gómez Casares