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Terraplen en el acceso a la estructura campamental de Peña Campana. Fotográfia: Antxoka Martínez Velasco

La estructura campamental de Peña Campana (Horna de Ebro, Campoo de Enmedio) es un pequeño recinto ovalado sobre el que los autores no llegan a un consenso respecto a su uso o tipología, si bien es cierto que ninguno duda de su antigüedad como veremos más adelante. Su entorno está afectado por una plantación de pino que dificultará el estudio tanto de su origen como de su contextualización, aunque en este caso el yacimiento no solo está alterado por la mano del hombre sino por procesos erosivos naturales. Su privilegiada posición en un alto a 947 metros sobre el nivel del mar hace de su ubicación un punto estratégico de importante consideración, desde el cual se controlan puntos a más de 30 kilómetros de distancia. Las laderas situadas al Norte del recinto no tienen mucha pendiente, en cambio al Sur nos encontramos con un fuerte desnivel que actúa a modo defensa natural.

El enclave fue descubierto por Miguel Ángel Fraile en una fecha que no se puede precisar, aunque lo que si conocemos es la primera cita publicada (Fraile, 2004: 15-Horna). Posteriormente, en el año 2007, fue incluido en el Inventario Arqueológico de Cantabria (INVAC) por José Ángel Hierro Gárate. Desgraciadamente, hasta el día de hoy, no se ha realizado ningún tipo de intervención arqueológica en Peña Campana. La única referencia sobre la estructura campamental es un croquis publicado por su descubridor. Del mismo modo, no se ha documentado la presencia de ningún material que pueda contextualizar o ubicar cronológicamente el yacimiento, si bien es cierto que existen varias alternativas: ¿Un castro?, ¿Un campamento romano?. El tiempo y una futura intervención arqueológica (si llega a realizarse) nos aclararán un poco más sobre este erosionado, pero no por ello menos relevante, lugar.

Bibliografía: Castros y castra en Cantabria. (Edita ACANTO)

Agradecimientos: Antxoka Martínez Velasco

 

Croquis de la estructura campamental de Peña Campana

El recinto ovalado se orienta en el eje Este-Oeste, con una medidas de 130 metros de largo por 60 de ancho en sus puntos de mayor amplitud. Todo el recinto defensivo está conformado por un terraplén de tierra bastante reducido y erosionado que se ve con más o menos claridad según el sector. Llama la atención el sector Oeste, donde el terraplén se asienta por completo sobre la roca madre.

El único acceso conocido se encuentra al Noroeste, punto donde se interrumpe la estructura defensiva en unos 3 metros sin ningún tipo de articulación, tal vez innecesaria por el afloramiento de roca madre inmediatamente a continuación. Esta pared lisa obliga a desviarse a ambos lados del acceso, siendo innecesaria cualquier construcción artificial para conseguir el efecto “pasillo” deseado. Se cree además que la anchura del vano pudo ser inferior a la existente en la actualidad, pudiendo deberse esto a la erosión propia del paso de los siglos.

Conclusiones

¿Un castro? Es posible, aunque las últimas hipótesis apuntan a un no. Una de las características del recinto que no convencen es que, aun asentándose inmediatamente en el corte natural de la elevación, la línea del terraplén se extiende también por esta vertiente. Esto contraviene una de las pautas habituales a la hora de levantar recintos castreños, ya que hace innecesaria la construcción de una muralla o terraplén en un sector donde ya hay defensa natural (inversión de tiempo, recursos, materiales, etc).

De todos modos, la teoría de campamento de campaña (más extendida), también tiene sus puntos débiles. Las formas ovaladas no son "estándares" para las estructuras campamentales romanas, aunque cada vez más aparecen ejemplos como el de La Loma (Santibáñez de La Peña), El Castiechu de La Carisa (Asturias) o El Cantón que llevan a pensar que en según qué conflictos se aprovecharon de los accidentes naturales para levantar sus fortificaciones. Sea de un tipo u otro, no cabe duda de que estamos ante un enclave de valor tanto estratégico en la antigüedad como arqueológico en la actualidad.

VISITAS

Todos podemos disfrutar de la estructura campamental de Peña Campana, ya que aún sin ser un yacimiento visitable (refiriéndonos a un arqueo-sitio como tal) podemos recorrerlo a píe. Desde Regio Cantabrorum te pedimos que respetes el yacimiento y su entorno, ya que es deber de todos mantener viva la historia de Cantabria.

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Imagenes

DESTACADOS

  • PICO EL CASTILLO

    Mirando la imponente planta de El Castillo (Medio Cudeyo, Cantabria) es fácil imaginar cómo desde tiempos inmemoriales ha sido un lugar referencia en las diferentes épocas poblacionales de su entorno. Su afilada silueta, su escarpado contorno, su peculiar forma cónica y sus cavidades podrían darnos a entender que estamos ante un yacimiento respetado desde hace décadas..nada más lejos de la realidad. Es un enclave sistemáticamente maltratado por la actividad minera de la cantera que albergó hasta hace pocos años y que a punto a estado de hacerlo desaparecer por completo hasta el cese de la misma. Ya no solo eso, sino que la plantación forestal (eucalipto) que lo puebla sigue y sigue dañando su potencial y valor arqueológico. Un claro ejemplo lo tenemos en la apertura de pistas forestales este pasado 2014, sin ningún tipo de seguimiento arqueológico y quedándose a escasos metros (muy escasos) de la entrada a la cueva de la Graciosa I. Este hermoso pico, que fue utilizado incluso como referencia en la antigüedad para facilitar la llegada al puerto de Santander (Fernández Acebo et alii, 2004: 154), está desgraciadamente abocado al olvido administrativo e institucional, quedando las posibles figuras de protección en papel mojado..una pena (otra más).

    Retomando la puesta en valor del mismo, sería el conocido Jesús Carballo (1952: 307). quien lo citase por primera vez como posible asentamiento castreño, algo totalmente revolucionario ya desde hacía años se había defendido la presencia en su cima de un castillo altomedieval (Fermín de Sojo y Lomba, 1931; 1946). Es más que probable que la presencia del nombre Castrum Cutellium en la documentación del monasterio de Santa María la Real de Nájera, atribuida al s. XI, pudiese llevar al propio Carballo (junto con sus posibles hallazgos, no conocidos) a realizar tal afirmación. Se cree además que dicha denominación (cutellium castrum) proviene de la particular morfología del pico y lo que está pudo evocar a los romanos, siendo muy similar a la forma de la punta de un cuchillo. En base a estos argumentos, El Castillo sería revisando nuevamente en la segunda mitad del siglo XX por arqueólogos en investigadores de renombre como Miguel Ángel García Guinea y Ramón Bohigas, quienes atribuyeron nuevamente las estructuras visibles a la Alta Edad Media (García Guinea, 1966; Bohigas, 1978; 1982). A finales del citado siglo, algunos hallazgos realizados llevaron a pensar que tanto las afirmaciones de corte castreño como las de interpretación medieval estaban en lo cierto, ya que existe la posibilidad de que exista un yacimiento protohistórico solapado por una construcción más contemporánea (Fernández Acebo et alii, 2004).

    Como veremos a continuación, la presencia de restos cerámicos de tipo celtibérico (entre otros increíbles hallazgos) en las entrañas del pico El Castillo bien serian merecedoras por si mismas de una posible intervención arqueológica en su cima, sobre todo ahora que ha cesado la actividad en la cantera. Tal vez se pudiese encontrar algún tipo de nexo entre el cercano castro de Castilnegro y este enclave, como por ejemplo el porqué de como el primero terminó su periodo de hábitat antes de la llegada de estos restos cerámicos, más propios de ajuares de la II Edad del Hierro (Valle, 2005).

    Agradecimientos: Lino Mantecón Callejo
    Bibliografía: Castros y castra en Cantabria. (Edita ACANTO)

  • EL OSTRERO

    El yacimiento de El Ostrero (Alto Maliaño, Camargo) tiene, sin duda, algo especial. Y no, no estamos ante un espectacular asentamiento repleto de restos constructivos o defensivos que nos muestren al menos un atisbo de su grandeza. La sencillez del mismo y el halo de misterio que lo envuelve no hace más que incrementar el interés que suscita a los amantes de la historia. Su ubicación, a media ladera de una pequeña loma que domina la desembocadura de la ría de Boo y la bahía de Santander, la hicieron ideal para el hábitat miles de años. Si miramos al Sueste, nos encontramos con la imponente sierra de Peña Cabarga. Al Suroeste, y a no mucha distancia, el conocido yacimiento de El Gurugú (uno de los puntos planteados en los cuales se cree que pudo producirse uno de los desembarcos en las Guerras Cántabras). Y sobre todo, al un kilómetro escaso en línea recta, con el complejo termal de San Juan de Maliaño.

    El valor arqueológico de El Ostrero fue descubierto por José Román Cavia en 1983, quien por aquel entonces encontró parte de pequeño montículo circular que había sido parcialmente arrasado por la cercana cantera y la construcción de un chalet cercano. Por extraño que parezca, esta "montonera" estaba conformada de diferentes materiales donde abundaba uno en concreto: los restos de Ostrea edulis, es decir: Ostra común. Se inicia entonces una excavación de urgencia, en el año 1984, bajo la supervisión del exdirector del MUPAC Miguel Ángel García Guinea y dirigida por Carlos Lamalfa Diaz. Dicha actuación, realizada con premura debido a que se había planteado que los terrenos fuesen allanados, arrojó unos resultados más que interesantes (que veremos posteriormente). Dichos hallazgos fueron reafirmados entre la década de los 80/90 donde miembros del Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica – CAEAP encontraban materiales cada vez que verificaban superficialmente el entorno de los huertos circundantes.

    Y desde entonces hasta nuestros días, nada de nada. Como veremos a continuación, existe la posibilidad de que estemos ante el área de deshechos (o basurero) de un pequeño núcleo poblacional en el entorno más cercano de El Ostrero, y nadie de un paso al frente. Verdaderamente una intervención en estas praderas abriría un mar de posibilidades para conocer el pasado romano del entorno de la bahía, concretamente en una de las áreas que no ha sido edificada en el Alto de Maliaño. Pero no interesa, como siempre habrá que esperar a que o bien se destruya (como ocurrió con la Huerta de Quintana en Suances) o bien se incluya en algún plan "cultural" un año antes de cualquier proceso electoral..hasta que se olvide.

    Bibliografía: "El yacimiento de El Ostrero (Alto Maliaño, Cantabria). Memoria de excavación". Carlos Lamalfa Díaz, Emilio Muñoz Fernández, Carmen San Miguel Llamosas y Carmelo Fernández Ibañez. En El final de la Prehistoria. Ocho estudios sobre Protohistoria de Cantabria. Actas de la II Reunión sobre Arte Esquemático-abstracto (Santander, 1996). A.C.D.P.S.