
En esta segunda parte intentaré fundamentar el artículo anterior. Cuando escribo, siempre reservo una serie de datos para posibles réplicas pero aquí, como no es el caso, los aportaré en esta segunda entrega.
Lo primero es reseñar que la idea elaborada en el primer artículo no sale de la nada. Es fruto de cerca de cuarenta años recopilando materiales de todos los órdenes sobre la cultura tradicional lebaniega.
Parte de esa recolección es de índole lingüística e incluye frases que considero "fósiles" de estadios culturales antiguos y que aportan información sobre aspectos históricos y antropológicos que subyacen encerrados en esos "decires".
Voy a poner algunos ejemplos que servirán para entender toda la argumentación y, de paso, para dar consistencia al procedimiento empleado.
Reconozco que es senda muy poco transitada y llena de maleza pero los caminos apartados tienen un encanto especial. Comienzo por la siguiente frase que tuve que oír mucho en la infancia y que, todavía, resuena en mi memoria. "Comi hiju miu comi que te estás quedando esteneciu y vas a dar con los huesos en la ceniza". La palabra esteneciu parece una variante popular del cultismo: asténico. Lo que no conseguía entender es lo de "dar con los huesos en la ceniza" hasta que me enteré de que los cántabros incineraban y comprendí que tras este circunloquio lo que se ocultaba era una advertencia de que la iba a palmar.
Frases de ese estadio cultural hay varias. Una muy común es el símil empleado para reflejar la negrura de las noches mas intensas, empleando la siguiente expresión: "está escura como la boca un lobu" en la cual las fauces del cánido parecen la entrada al reino del hades. Ya de época romana, nos encontramos con abundante material del que sirva de ejemplo la siguiente: "esti gastu es un estipendiu" empleada para se referirse a gastos monetarios imprevistos o no justificados.
Pero la frase que siempre me ha llamado la atención, por lo que pudiera encerrar en sus tres escuetas palabras, es la siguiente exclamación: ¡vaya tiberio que se armó! Empleada para referirse a riñas, peleas o follones de índole multitudinaria. Siempre he sospechado que hunde sus raíces en las Guerras Cantabro-Astures y, mas concretamente, en alguna rebelión en tiempos de Tiberio. Fuera aquí o fuera en otro lugar geográfico, la referencia a Tiberio solo se puede entender en función del emperador romano de tal nombre. No se conoce otro sujeto histórico al que poder achacar tal mención.
Con estos argumentos ya podemos enfrentarnos a la palabra LATIONA. Aparentemente, en base a la mención de "territorio Tione", expuesta en el primer artículo, parece descomponerse en el artículo LA mas el término TIONA. Pero se puede analizar como un solo término y pensar que ha sido, posteriormente, castellanizada para darle un sentido mediante una ultracorrección, pues existe la alternativa LATIO-NA . Esta es muy sugerente, al colocarnos ante la raíz LATIO- de claro significado en su referencia a latinos procedentes de la región del Lacio. La desidencia –NA funcionaría como un aumentativo de carácter despectivo. Es mas, podemos suponer que su forma original haya podido ser LATI(N)ONA.
Esta posibilidad se me antoja mas plausible y correcta por su inequívoca consonancia con una estructura de campaña bélica como es la del Robadoriu. El problema es que no encuentro mas topónimos de apoyo. En Liébana solo el siguiente: LATONA en Varó. No obstante, sospecho que el nombre antiguo es LATIONA y que evolucionó una vez perdido el sentido original hacia una forma LA TIONA, en lo que supuso identificar el término León con TIONA y de ahí esa forma TIONE de inexplicable origen que aparece en el cartulario de Santo Toribio.
Un efecto colateral de este análisis nos conduce hacia TINA MAYOR y TINA MENOR que son topónimos de desembocadura de río extraños y difíciles de explicar. ¿No estará su origen en una forma LATINA MAYOR y LATINA MENOR? Esto nos daría una gran pista sobre un posible desembarco de tropas romanas.
Con esto acabo con el ejercicio de reflexión en un intento por ampliar los esquemas interpretativos y ofrecer una variante multiperspectiva con la que afrontar los enigmas históricos.
Es un linaje familiar, denominado con ese nombre en las crónicas árabes, en cuyo poder estuvieron los territorios de Entrepeñas, Saldaña, Carrión y Liébana (añadida en el año 977) durante casi dos siglos, desde el año 933 hasta finales del siglo XI . Sobre su oscuro origen existen dos versiones contradictorias pero no excluyentes. Unos autores como Fray Justo Pérez de Urbel (JPU) consideran que son lebaniegos y los ponen en relación con una familia principal de la comarca muy referenciada en CARTULARIO SANTO TORIBIO (CST). Otros, como Julia Montenegro Valentín (JMV), intentan probar que nada tienen que ver con la familia lebaniega y sitúan su origen en San Pedro de Cansoles (Palencia) sin pruebas convincentes, en su estudio del monasterio de SANTA MARIA DE PIASCA (SMP). Sin entrar en las muy dudosas valoraciones cronológicas que hace JMV en SMP para demostrar que Munio Gómez (supuesta cabeza del linaje, citado por primera vez en el CST –año 915-) nada tiene que ver con el conde palentino, me propongo resaltar los datos que establecen un contacto entre ambas ramas familiares hasta el punto de considerarlas idénticas.
Resulta indudable que tienen raíces en Liébana como paso a exponer, aportando algún dato inédito que sirva para arrojar luz, siguiendo un proceso de razonamiento distinto en busca de una verdad que se escapa como el agua entre los dedos. Se intenta demostrar que la comunidad de intereses hereditarios entre los descendientes del conde Diego Muñoz y los descendientes de Munio de Congarna se deben a la pertenencia al mismo grupo familiar. También se deja claro el origen lebaniego de Doña Tegridia, en la familia de los Fruela y Alfonso enraizadas en el origen de la monarquía asturiana. Por lo tanto, el origen del linaje Banu Gómez estuvo en Liébana, que en un principio, hasta la mitad del siglo IX, formaba parte de un condado regido por la familia Alfonso pero que acabó integrándose con Entrepeñas, Saldaña y Carrión en virtud de las reestructuraciones impuestas desde la corte leonesa. No obstante, durante un par de siglos hubo rivalidades entres las dos ramas de la familia, apoyadas cada una de ellas en los dos principales centros monásticos: San Martín de Turieno y Santa María de Piasca, por el control del nuevo condado. Desde esa óptica, se entiende su comportamiento político y el devenir histórico consiguiente. Se opusieron al rey de León y apoyaron a los condes castellanos con los que estaban emparentados y para ello recurrieron a la ayuda de Navarra e, incluso, al pacto con Almanzor. A causa de ello, Castilla se independizó de León y lideró la Reconquista en base a su diferente ordenamiento jurídico y estructura social. Las consecuencias que han tenido que pagar es "la mala imagen" que ya en el POEMA DE MÍO CID arroja sobre los infantes de Carrión y el olvido de la historiografía oficial. Desde Liébana nunca se ha hecho nada para recuperar su recuerdo. Supongo que la gran abundancia de solares GÓMEZ en la comarca, de los que en el CATASTRO DEL MARQUÉS DE LA ENSENADA constan 30 distintos, se debe a su herencia y aunque se les haya ignorado su sangre corre en mayor o menor medida por todos los lebaniegos..
Los documentos medievales que se han preservado están ligados a los monasterios y a la ubicación de estos y se soslaya las partes altas de Liébana que debieron ser fundamentales a la hora de defender el solar y dirigir la repoblación. El hecho de que el condado patrimonial de esta familia se extienda por la cuenca del Carrión sugiere que tengan sus solares primigenios en los valles que limitan con los pasos hacia el sur de la Cordillera y en el entorno de Santo Toribio.
En el pueblo de Barrio hay un par de afloramientos rocosos conocidos con el nombre de PEÑA MOÑO y PEÑA CASTILLO aunque para muchos habitantes del valle la denominación no es clara pues he visto que algunos de ellos llaman PEÑA MOÑO a la que los locales denominan PEÑA CASTILLO. En esta última, una cata realizada a primeros de los años 80 del pasado siglo por personas que desconozco, pude ver en aquella época, algún fragmento de cerámica medieval pintada similar a los que aparecieron en Santa Catalina (Peñarrubia). Con un poco de imaginación encontramos el nombre de Munio perviviendo en la Peña Moño aunque es mas probable que este nombre derive de su particular morfología como es el caso de PEÑA REMOÑA. No obstante, los restos de PEÑA CASTILLO parecen importantes al estar en lugar muy fuerte y cercanos al puente con el que atravesaba el Quiviesa la calzada procedente del sur de la Cordillera por Río Frío.
Al sur del pueblo de Bárago, aflora otro cordal rocoso conocido como PEÑAS DEL DIEGU por referencia a un territorio que debió de pertenecer a una persona de ese nombre. Según JMV en SMP pag. 195 Elvira Fafilaz (esposa del conde Munio Gómez) dona en el año 1018 (para JPU en 1015) San Cristóbal de Varago. En pag. 197 cita otro documento dónde dice poseer íntegramente la villa de Verago. Munio Gómez era hijo de Gómez Díaz I y nieto de Diego Muñoz, primer conde de Saldaña. Esto nos proporciona una pista sobre el origen del topónimo y sobre uno de sus posibles solares de procedencia. Elvira Fafilaz era hija Fáfila Fernández y nieta de Fernando Díaz (hijo de Diego Muñoz) lo que la emparentaba con su marido. En el Doc nº 38 CST –año 929- Silo vende a Galatrudia y sus hijos la villa de Verago (aquí no tiene dada que ver con Baró). Posteriormente, pasaría a su hijo Diego Muñoz y a su nieto Gómez Díaz (casado con Mumadonna). Es el camino mas lógico para explicar el trayecto de estos bienes constatado en el Cartulario Santo Toribio. En mi opinión, está claro que el Gómez Díaz que aparece en la documentación como espatario de Fernán González es hijo de Diego Muñoz el lebaniego y se casará con Mumadonna hija de Fernán González y, por lo tanto, el lebaniego y el conde de Saldaña son una misma persona. De Gómez Díaz (conde 971-986) y de Mumadonna procede García Gómez (conde 986-1017). Así enlazamos con la Villa de Castro Ventosa.
En HISTORIA DE LA ESPAÑA SAGRADA Vol. XXXIV pag.471 se cita la villa de Castro Ventosa como de García Gómiz "ipsa villa subtus Castro Ventosa super ribulo qui vocitant Eva" Año 981. El erudito local José María de la Lama, tristemente desaparecido sin que hubiese publicado sus amplias investigaciones sobre el pasado de la comarca, me realizó un croquis de el lugar en el cual se recogieron, en las mismas fechas y por los mismos autores de la cata de Barrio, una seria de materiales que fueron depositados en el MUSEO REGIONAL DE PREHISTORIA. Entre ellos, aparecían objetos con procedencia de Al-Andalus, informando de los contactos que García Gómez tuvo con Almanzor a quien apoyó en sus campañas contra el reino de León, en su política de defender a Castilla frente a los intereses de la clase rectora (suevo-goda) dominante en la capital del reino. Es mas, como demuestra Pérez de Urbel, la independencia de Portugal se produce cuando una rama de la familia condal castellana rigió ese condado y se inscribe en la misma estrategia de liquidar el goticismo leonés. No debe olvidarse que sus reyes se otorgaban el título de emperadores y a ese neoimperialismo se enfrentó Castilla.
En COLECCIÓN DIPLOMÁTICA DE SANTA MARÍA DE PIASCA (CDSMP) por (JMV ) Doc. nº 35 –año 1051- donación de Doña Urraca hija de Alfonso Díaz, aparece la mención en Valderrodíes a un Valle Tegridio. Valderrodíes en Cabezón de Liébana, es una de las principales posesiones del linaje Alfonso. La primera conclusión que saco a expensas de dicho valle es que el conde Alfonso tenía un cercano parentesco con Doña Tegridia, esposa del conde Diego Muñoz . Esta herencia junto con la de San Esteban de Mesaina permite entroncarla con las familias principales de la zona. Además, como sucede en otros casos de la zona cántabra, la importancia masculina de la pareja pudiera deberse a la relevancia de la mujer.
En el Cartulario de Santo Toribio hay varios documentos que durante el último tercio del siglo X hacen mención al linaje de los Banu Gómez pero solo uno nos habla de Tegridia. Doc. CST nº 58 -año 961- Donación de Froila Laínez en: Toranzo, Espinama, Oria, Cahecho, Mieses, Llaves y "Santhi Stephani de Mesaina quem abeo de auia domna Tegridia". Este es importantísimo, porque San Esteban de Mesaina ya aparece citado en el Doc. CST nº 3 –año 826- donado por un Froila y demuestra el antiguo origen lebaniego de este linaje. Tegridia tiene parte en San Esteban de Mesaina lo mismo que Vistrilli, hija de Munio de Congarna y Galatrudia, cosa lógica si fue la esposa de su hermano Diego Muñoz. Su nieto Froila Laínez tiene que ser hijo de Elvira o Gontroda (hijas de Diego Muñoz y Tegridia).
En Doc. CST nº 75 - año 980- Fernando Diaz (hijo de Diego Muñoz y Tegridia) dona su parte en San Esteban de Mieses. Julia Montenegro en su estudio de SANTA MARÍA DE PIASCA pag. 183 demuestra que su esposa Mansuara no es lebaniega por lo que necesariamente es una herencia proveniente de sus padres. Vistrilli es prima de Vermudo Alfonso (hijo del conde Alfonso) por el Doc. CST nº 69 -año 963- implicando que de sus padres uno es hermano del conde Alfonso o su mujer Justa y pariente próximo de Tegridia. Lo lógico es pensar que Galatrudia y Tegridia sean hermanas entre si y, ambas, del linaje Alfonso. En DOC nº 38 -año 929- Silo Fruela llama sobrino o primo a Munio y es cuñado o pariente de GALATRUDIA poniendo de manifiesto el alto grado de endogamia entre las principales familias de la comarca.
Según JMV, Diego Muñoz y Tegridia tuvieron los siguientes hijos: Munio, Gómez. Elvira, Osorio, Fernando y Gontroda. Por este orden, Gómez sería el padre de Tegridia y posible cabeza del linaje Banu Gómez. JPU da estos hijos: Rodrigo, Osorio, Gómez, Gonzalo, Gotina y Enecco, pero esta hipotética relación no resulta creíble.
En CONDADO DE CASTILLA pag. 702 aparece en el año 987 Osorio hijo de Didaco y Tegridia haciendo entrega de su vila de Arcello cerca de Mave en su territorio patrimonial situado en el Pisuerga. Uno de los firmantes es su hermano Fernando Díaz. Este documento valida por completo el fundacional de San Román de Entrepeñas en el que se ha basado Julia Montenegro para hacer a Diego Muñoz palentino. Pero eso no impide el origen lebaniego de la familia que se deduce de sus posesiones y de la no coincidencia en las fechas vitales de ambos personajes, pues el "palentino" desarrolla su actividad, allí, entre 932-951 y el "lebaniego", aquí, entre 951-964 lo que no los hace sincrónicos e incompatibles, como pretende JMV, si no todo lo contrario.
En el Doc. CST nº 54 –año 951- Vistrilli dona a San Martín su ración en San Julián de Congarna que ha heredado de su padre Munio y en el Doc. CST nº 81 -año 1015- Munio Gómez (bisnieto de Munio) dona a San Martín su ración en San Julián de Congarna que ha heredado de su madre Mumadonna. Por lo tanto, o el linaje de Fernán González y su esposa tiene origen lebaniego (asunto del que no hay noticia) o Mumadonna recibió dicha parte de su marido Gómez Díaz, hijo de Diego Muñoz (conde de Saldaña y hermano de Vistrilli) y nieto de Munio de Congarna. La confluencia de parentescos se pone de manifiesto en las donaciones realizadas a San Martín. En Doc. CST nº70 -año 964- donación de Diego y Donna Allena Diego en: Congarna, Tolina, Vallino (Campollo),Virdiago y Bandomedio (Valmeo). Pueden paralelizarse con los del linaje Alfonso ya que Doc. nº 60 -año 961- donación de Vermudo Adefonsiz en: San Juan de Lutias, Castillo Castro, Bores, Tolina, Campollo, Valmeo etc. Allena en: Caiecto, Caselas, Baudecio, Colio, Pautes y Defesa.
Estos procederían del linaje Fruela pues dona en Colio, Bandecio, Casillas y Potes igual que Vistrilli; y en: Colio y Bandecio como Cesabo de Congarna, hijo de Froilani y Flamule, Según Doc. CST nº 55 -año 952-
En base a esta donación JMV ha dado por supuesto que Diego y Allena son matrimonio, cuando a juzgar por los bienes donados parecen hermanos, pues los de Allena vienen a coincidir con los de Vistrilli, aunque, quizá por su juventud, no aparezca en el Doc. CST nº 38 -año 929- donde constan los hijos de Munio y Galatrudia. También pudiera tratarse de una segunda esposa estrechamente emparentada si Tegridia acabó profesando en Piasca como podría desprenderse del Doc. CDSMP nº 8 –año 941- .Hay una serie de problemas que solventar, entre ellos que la mayoría de las herencias provienen de líneas femeninas, tal como sucede con Tegridia y Mumadonna. Eso puede deberse a la tradición cántabra en la que heredaban las mujeres y, en este caso particular, se harían cargo de los bienes de sus maridos que se los traspasarían mediante donación de arras tal y como se observa en Doc. CDSMP nº 17 -año 962-.
La interpretación alternativa, sería que Tegridia descienda de los linajes Fruela y Alfonso y que Fernán González o su mujer desciendan de Congarna y sean parientes de Munio; aunque no descabellada, no hay base en que fundamentarla. Una última posibilidad, se desprende de Doc. CDSMP nº 11 -año 951- en el que aprece un Hanni Monniz al que parece referirse JPU en CONDADO CASTLLA pag. 448 como hermano de un Diego Muñoz burgalés, padre de Alfonso Díaz entre otros.
Para finalizar, un asunto complejo deriva de la caída en desgracia del Conde Alfonso que pudo suponer, conforme a la costumbre de la época, la confiscación de bienes y que estos fueran a parar a Fernán González y Diego Muñoz como parece desprenderse de que entre ellos se acabó dividiendo su condado. Hasta la mitad del desfiladero para el primero y Liébana y Pernía para el segundo. No debe ser casualidad que el condado de Saldaña aparezca justo tras ese fatídico año de 932 en que el rey Ramiro de León apresa a sus primos y realiza una redistribución territorial en la que los magnates que lo entregaron se reparten su territorio.
Reconozco que todo esto es un lío, pero si no fuera muy complicado hace mucho tiempo que estaría resuelto y no ha sido así. Lo único que he intentado es buscar "cabos" de los que tirar para desliar la madeja.
El yacimiento del Pico Jano (Dobarganes, Vega de Liébana) es, como muchos otros en Cantabria, otro de los enclaves donde son más las interrogantes que las respuestas. Cierto es que hasta hace no mucho tiempo, concretamente hasta 2010, tanto los materiales hallados, como la toponimia, como la cercanía de un castro con restos de incendio y como las estructuras encontradas (nos parecerá poco), hacían pensar que estuviésemos ante el primer barracón romano de la zona de Liébana. Pero nada más lejos de la realidad. En esta pequeña publicación hablaremos un poco de todo ello, clasificándolo en nuestra sección como yacimiento "Sin definir" ya que aun verificándose que finalmente nos encontramos ante un barracón minero contemporáneo, son demasiadas las incógnitas a su alrededor.
El Pico Jano es un balcón natural que se muestra imponente sobre varios valles de Liébana, elevándose 1446 metros en lo más alto de su cima. Constituye el punto más alto de la Sierra de Collaín, límite natural entre los municipios de Vega de Liébana y Camaleño. Separa además las cabeceras de los ríos Deva y su afluente el Quiviesa. El nombre por el que se le conoce es de gran interés "arqueológico" ya que, como bien sabemos todos, la toponimia para el estudio e interpretación de muchos yacimientos es un punto a favor. Muchos especialistas en la materia, apoyándose en otros tantos ejemplos similares, creen que "Jano" deriva del término latino "fanum" (lugar sagrado o templo al aire libre). Otra de las posibles explicaciones derivadas de su nombre es la evocación del dios bifronte Jano, pudiendo aceptarse como válida ya que este pico se alza dividiendo dos valles diferentes. Varios de los ejemplos citados con anterioridad los tenemos en nuestra región y Asturias, uniéndoles además a todos excepto a uno que albergan estructuras o recintos defensivos de diferente cronología en su cima: El Pico Jano en el tramo alto del Besaya sobre Bárcena de Pie de Concha (tierra de Blendios), Montehano en mitad de las marismas de Santoña, Monte Jano sobre Ruenes, Jana dominando Trescares y por último y nuevamente, Jana sobre Narganes. En nuestro caso, la cima conserva además otro topónimo, el cual tiene mucho que ver con la estructura que alberga: La Casona.
La primera noticia que hace referencia al Pico Jano se encuentra en un documento original de Arturo Arredondo escrito en el año 1982 y actualmente depositado en los fondos documentales del MUPAC. En este trabajo titulado "La Piedra mágica de La Casona del Pico Jano" Arrendondo relata como Gonzalo Gómez Casares le enseña las edificaciones del Pico Jano, de estructura más parecida a las ruinas de Cartago que a las de Julióbriga. Seria este último (Gómez Casares) quien un año después diese valor arqueológico al yacimiento, ya que recoge varias piezas metálicas durante el arreglo de una de las pistas forestales abiertas en la década de los 70. En ese mismo año, 1983, los materiales son examinados por varios estudiosos de la época (entre los que se encuentra también A. Arredondo). Todos ellos llegan a la conclusión de que dichas piezas se pueden encuadrar dentro de una cronología romana, aunque la falta de información acerca del contexto donde se encontraron les hace dudar y no afirmarlo rotundamente.
Tendrían que pasar algunas décadas hasta encontrar materiales similares en dos yacimientos icónicos dentro de un contexto similar al citado. En el transcurso de las excavaciones realizadas por Eduardo Peralta en el castro de La Espina del Gallego (Corvera de Toranzo y Anievas) y sobre todo, en el castro de La Loma (Santibáñez de la Peña, Palencia) aparecieron estructuras y restos materiales prácticamente idénticos a los encontrados en el Pico Jano. Toponimia, barracones similares a los encontrados y la Espina del Gallego y materiales de carácter militar romano hacían indicar que este enclave seria otro punto más de interés dentro del transcurso de las Guerras Cántabras..nada más lejos de la realidad.
Cada vez que se habla de la Edad del Hierro ,nuestro subconsciente viaja prácticamente de un modo instantáneo a los grandes oppida de la Cantabria histórica: Monte Bernorio, castro de las Rabas, Monte Ornedo o La Loma. Todo ello inmersos en un clima bélico/heróico de las Guerras Astur-cántabras donde gusta enaltecer la bravura de nuestro pueblo, con el que compartimos territorio..y poco más. Pero lejos de esta imagen icónica, la Edad del Hierro en Cantabria es mucho (muchísimo) más. Cada día el conocimiento sobre este periodo va en aumento gracias a las cavidades. Y del mismo modo, no todos los yacimientos de esta época en nuestras cuevas tienen que ser espectaculares como El Aspio, Cofresnedo o el Abrigo del Puyo.
Hay otras como la cueva de Covara (o Covarada) que, desde su humildad, dan fé de que los antiguos cántabros ya las usaron de un modo u otro.La citada cueva se encuentra al norte de la localidad de Allende (Cillorigo de Liébana), en la misma base de un gran farallón rocoso denominado Cueto Agero. El valor arqueológico de la misma fue descubierto por miembros del Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica CAEAP a mediados de la década de los 80, quienes encontraron ya por aquel entonces diferentes materiales arqueológicos en superficie que la contextualizaban indudablemente. Posteriormente, sería documentada más en detalle en la Tesis Doctoral "La cultura material de la Edad de Hierro en Cantabria" de Rafael Bolado del Castillo.
Y a partir de aquí..poco más se puede decir sobre la misma. Si se puede decir que su vestíbulo fue vaciado prácticamente en su totalidad para acondicionarlo como "cuadra" (en las imágenes se puede ver el cierre ganadero). ¿Cuestionable?. En mi opinión, no. Uno de los mayores problemas de Cantabria es el total desconocimiento de este tipo de enclaves, ya que poco o nada importan sino tienen monumentales pinturas o descubrimientos que valgan para poner algún titular en el periodo de turno. Aun así, con el tiempo, acabaría abandonado igual. Cantabria infinita lo llaman.
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