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Ubicaciones
A medida que te adentras en el castro de La Pedrosa (conocido también como castro de Bustamante o Portillo Viejo) te das cuenta de que inequívocamente hubieses elegido ese lugar para vivir en la protohistoria: Amplitud visual desde lo alto en prácticamente todas direcciones, dominio y amplitud sobre los valles (hoy ocupados por el pantano del Ebro) y espectaculares defensas naturales con grandes cantiles hacía el Sur. En definitiva, tiene un aura especial..pero no por ello es un yacimiento que haya sido estudiado en profundidad. Todo lo contrario, nunca ha sido excavado ni puesto en valor. En un entorno privilegiado arqueológicamente hablando (con el castro de Orzales en la misma Península a escasos 3 km y con el campamento romano de El Cincho a unos 7km en línea recta), donde el Gobierno de Cantabria ha solicitado a la UE 330 millones de € para llevar los turistas en drones (con escala en Vega de Pas y Villasevil) y vehículos sin conductor a la zona. Evidentemente en Europa, aparte de reírse de quienes nos gobiernan, denegaron la propuesta. Seguro que si les hubiesen presentado a la UE un proyecto de dinamización turística basado en la investigación, puesta en valor turístico de yacimientos de la Edad del Bronce / Hierro y rutas naturales de inigualable belleza al menos no les hubiesen mirado como si fuesen tontos..
Volviendo al enclave, fue descubierto por Miguel Ángel Fraile López en la década de los 90 del siglo pasado. Su legado en cuanto al descubrimiento de diferentes yacimientos relacionados con la Edad del Hierro y romanización del territorio de Campoo (y otros) ha sido fundamental desde que inició su andadura tanto para sus propias investigaciones como para las de muchos otros. En este sentido sus aportaciones son claves en el conocimiento de la Cantabria antigua, mucho mayores incluso de quienes lo cuestionan por no estar titulado como arqueólogo / historiador. Curiosamente, aquellos que portan además del título una envidia como mínimo igual de grande que su ego, son los mismos que han basado parte de su trabajo en los yacimientos publicados por Fraile en libros como "Catálogo de castros cántabros" en 2004 (donde hace referencia al castro de La Pedrosa como castro de Bustamante) o como "Estudio geográfico de las Guerras Cántabras, Santander" en 2006.
Y desde entonces hasta nuestros días, nada más se sabe del castro de La Pedrosa a nivel científico salvo su inclusión en el Inventario Arqueológico de Cantabria - INVAC. Un enclave espectacular en lo natural y arqueológico que la gente de a pie apenas conoce. Un lugar donde habitaban aquellos de los que decimos sentirnos orgullosos (los antiguos cántabros), pero de los cuales renegamos a la hora de verdad para intentar colar a Europa un proyecto con drones que seguro que surgió tras unos buenos lingotazos de orujo. Cantabria Infinita lo llaman..
El 3 de Noviembre de 1899, don Eduardo de la Pedraja notifica a la Real Academia de la Historia de Madrid una serie de hallazgos romanos de la Península de la Magdalena. Todos los materiales salvo uno procedían o bien de Santander o su entorno más próximo. El restante, un hacha de talón con una anilla, nada tiene que ver con la actual capital de Cantabria…y nadie ha hecho hincapié en ello. Ni siquiera han observado la más que dudosa similitud con otra hacha, el de Novales, del que no hay una descripción tan fehaciente de su hallazgo.
En 1916 doña Fermina Iglesias, natural del pueblo de Requejo en Campoo, vende al Museo Arqueológico Nacional un hacha de talón con una anilla por el precio de 15 pesetas. Los pocos datos que lo acompañan hacen referencia a que el hallazgo se produjo, de un modo aislado, en una mina de magnesita de esa localidad. Pero en Requejo nunca hubo una mina de magnesita, y nadie ha hecho hincapié en ello.;
Con estos dos párrafos anteriores se abren una serie de incógnitas que nos dan a entender en muchas ocasiones que las fuentes documentales de principios del siglo XX, lejos de ser estudiadas en detalle, se dieron por supuesto (luego lo entenderéis mejor). Y no solo en estos dos casos, sino en muchos de los aspectos fundamentales de la prehistoria e historia en el norte peninsular. Existen excepciones, que lejos de tener el reconocimiento que merecen de absolutamente todo el colectivo científico, han despertado envidias y descrédito por cuestionar muchos de las formulaciones establecidas. Por ejemplo, gracias a grupos como el Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica (CAEAP) hubo una revisión exhaustiva de todas las cuevas (con arte rupestre y sin él), además de encontrar centenares de nuevos yacimientos que cambiaron el conocimiento de la prehistoria en Cantabria más allá de las cuevas "con pinturas" (no he visto aún un reconocimiento público a Emilio Muñoz Fernández, salvo MILES de referencias bibliográficas). En el conocimiento de las Guerras Cántabras, gracias a historiadores como Eduardo Peralta Labrador (más que le pese a muchos), todo cambió a finales del siglo XX / principios del XXI en cuanto a la identificación, estudio e investigación de los enclaves que patearon y sobrevolaron como nadie. O de un modo más cercano, en el conocimiento del sistema viario del Imperio Romano en Hispania, donde Isaac Moreno Gallo nos demuestra que la impronta de esas vías sigue existiendo miles de años después, aunque no las veamos. Todos ellos cuestionaron lo ya establecido, se la jugaron en sus hipótesis, estudios y resultados y tras muchos sinsabores pudieron demostrarlo. Existen casos de "disrupción en la investigación histórica" en nuestra tierra, los cuales normalmente son perseguidos por aquellos teóricos con un título bajo el brazo que no suelen querer mirar más allá. "Juliobriga es Retortillo, punto. Así ha sido siempre" he oido decenas de ocasiones sin un argumento demoledor a su favor. Curiosamente, después de más un siglo de investigaciones en ese espectacular yacimiento, no hay siquiera consenso de que sea la ciudad romana que dice ser. En muchas ocasiones (la gran mayoría), es mejor no decir nada. Lo escrito en el pasado, o lo reafirmado por la UC y acólitos satelitales, es dogma..en muchos casos de fe. Pero salirte de la línea implica que no estás alineado.
Hoy escribo sobre hachas de talón de anillas de Cantabria (de 2 concretamente), teorizando sobre un posible origen más que erróneo de las mismas y creyendo encontrar un nexo sobre todas ellas. Con información que siempre ha estado ahí pero que era dogma (o poco interesante). Hace semanas, comencé un "artículo serio" al respecto que pudiese ser publicado en alguna de las revistas científicas de cabecera (Sautuola o Altamira por ejemplo), honestamente creo que para intentar ganarme la aprobación de parte de un sector al que no pertenezco. Pero la verdad, a medida que estuve buceando, pensé que me estaba equivocando: no lo necesito. Escribiré sobre estas hachas, sobre lo que considero erróneo y listo. Una información fácil, concisa y que todos entendamos. Del resto que se encarguen aquellos que entienden de verdad, los profesionales de la historia y la arqueología. Sobre todo, los que siempre quieren ir un paso más allá. El resto, que se queden dónde están. Son felices así, con el beneplácito del amo.
Nos encontramos, sin lugar a dudas, ante uno de los mayores puzzles arqueológicos más allá de las fronteras del antiguo territorio de los cántabros. Son decenas, tal vez cientos, los indicios y ejemplos que nos pueden ayudar a identificar la antigua ciudad romana de Segisamone o Segisamo, si bien es cierto que existen muchísimas más dudas relacionadas con la Segisama prerromana y su ubicación primigenea. Lo que si se tiene claro gracias a los últimos avances en todo el entorno, cerro Castarreño incluido, y a la interpretación de los diferentes vuelos aéreos e imágenes vía satélite / Lidar es que nos encontramos en el área donde el emperador Augusto instaló su campamento durante las Guerras Cántabras. Fuentes clásicas, la aparición de espectaculares campamentos romanos en su entorno y la toponimia entre otras tantas, apoyan esta teoría. Lo que sigue sin estar 100% confirmado es si la Segisama de origen túrmogo se encuentra en el llano o en lo alto del cerro Castarreño dado que los hallazgos de importancia contextualizados en la Edad del Hierro se suceden en ambos enclaves.
Pero, independientemente de ello, nos encontramos ante un yacimiento espectacular. La primera referencia en las fuentes clásicas sobre este enclave la encontramos en la conocida obra "Naturalis Historia" de Plinio (siglo I d.C) donde cita a los "Segisamonenses et Segisamaiulienses" como habitantes de dos poblaciones diferentes pertenecientes a la tribu de los túrmogos. Lucio Anneo Floro, historiador romano del siglo I-II d.C, escribiría las líneas que han hecho llegar hasta nuestros días el conocimiento de que el propio emperador Octavio Augusto comandase personalmente parte de la contienda de las Guerras Cántabras, acantonándose en las inmediaciones de la actual Sasamón:
"..llegó a Segisamo donde levantó los campamentos y desde allí con el ejército en tres columnas abarcando toda la Cantabria se lanzaba contra aquella gente feroz como si se tratase de una batida contra alimañas. Tampoco se dejó descansar la costa ya que la armada dispuesta castigaba las propias espaldas enemigas.. "
Floro. II, XXXIII, 46, 54-60.
Ptolomeo, conocido geógrafo romano del siglo II d.C., también haría mención a las ciudades referenciadas por Plinio a través de su gentilicio, si bien es cierto que colocaría una de ellas (Segisama Iulia) en territorio vacceo mientras que la otra (Segisamum) en el túrmogo. La verdad es que no existe consenso en la ubicación EXACTA de las mismas. Se cree que Segisamo (o Segisamone) es la actual Sasamón, mientras que otros ubican Segisama Iulia en la cercana Castrojeriz…sin mayor concreción. Segisamo es "mansio" dentro del Itinerario de Antonino (siglo III d.C.) en la vía XXXIII y XXXIV (Legisamone y Segesamone) e incluso en el Ravennate, documento anónimo del siglo VII d.C. realizado gracias a la documentación del siglo III y IV d.C. donde se la catalogaba como Segisamone.
El nombre de la ciudad (prerromana y romana) tiene también un significado relevante. De todas sus variantes toponímicas se obtiene una raíz indoeuropea bastante marcada muy habitual tanto en la península Ibérica como en Germania - "*segh-" (victoria, fortaleza), además del superlativo céltico "-samo" latinizado que ofrece un significado bastante clarificador: "la más fuerte" o "muy victoriosa".
No cabe duda de que nos encontramos ante un núcleo poblacional que jugó un papel determinante, no solo en el devenir de las Guerras Cántabras (de la mano del emperador Octavio Augusto), sino en el dominio de la meseta durante varios siglos. Prueba de ello son los diferentes materiales que veremos a continuación y que no hacen más que reafirmar que Segisamo es muchísimo más de lo que conocemos hoy en día: Un auténtico puzzle arqueológico difícil de descifrar.
La cueva de El Otero (Secadura, Voto) es una cavidad que marcó un antes y un después en el estudio de las cuevas en Cantabria y en el Norte Peninsular. Y no, es probable que nunca hayas oído hablar de ella fuera del ámbito más científico o solo la conozcas si vives en las inmediaciones del valle de Aras. Pero no debemos perder el foco, ya que sus excavaciones (dirigidas por Joaquín González Echegaray y Miguel Ángel García Guinea) en el año 1963 y lo atípico de sus grabados hacen que estemos en un lugar muy especial.
Fue descubierta por el ilustre padre Lorenzo Sierra en 1908, si bien siempre se ha atribuido su hallazgo un año después (en 1909). Fue citada por Hugo Obermaier en "El Hombre Fósil" (1916), extendida publicación sobre la comisión de investigaciones paleontológicas y prehistóricas y ampliamente difundido a principios del siglo XX y que nos hablaba de un abundante depósito magdaleniense. Años más tarde, el padre Carballo haría referencia a la misma y nuevamente a la importancia de su material magdaleniense. Sería en el año 1963 cuando fuese excavada por el Seminario de Prehistoria y Arqueología Sautuola del Museo de Prehistoria de Santander. Bajo la dirección de Joaquín Gonzalez Echegaray y Miguel Ángel García Guinea se realizaría un planteamiento de estudio multidisciplinar (estudio arqueológico, paleontológico y polínico) pionero para la época, quedando reflejados sus resultados en la publicación "Excavaciones Arqueológicas de España nº53 – Cueva del Otero" en el año 1966. Verdaderamente un referente en su momento (y en nuestros días). Pasarían dos décadas desde la intervención arqueológica hasta que miembros del Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica – CAEAP descubriesen en 1983 unos finos grabados al fondo de la cueva que destacaban enormemente por su sencillez y sobre todo por la rareza de su tipología, más propia del arte mueble que del arte rupestre.
No cabe duda de que El Otero fue pionera por varios de los aspectos citados (metodología multidisciplinar y lo inusual de sus grabados). Desgraciadamente, como ocurre con gran parte de las cuevas en Cantabria que no "interesan turísticamente", no tiene cabida en la sociedad en general ni en el interés de aquellos que nos gobiernan. Más interesados en crear aquaparks paleolíticos (chiringuitos más bien) que en difundir la cultura del Paleolítico Superior. Cantabria Infinita lo llaman..
Mogrovejo es una de las localidades más turísticas y bellas de la comarca de Liébana: Paisajes espectaculares, una gastronomía increíble, una arquitectura tradicional digna de ser observada y una historia envidiable. Uno de los iconos de la citada localidad es la conocida como Torre de Mogrovejo, espectacular complejo señorial de finales del siglo XII que, según rezan muchos datos bibliográficos "domina la localidad a media ladera". Pero si de dominio e historia se tratase, sin desmerecer ni mucho menos al citado monumento, en lo alto de los montes y con una milenaria historia nos encontramos con un enclave apenas conocido que nos habla de los albores de una sociedad que, al igual que hoy en día, tenía su ganado pastando en el entorno de La Calvera. Estamos hablando de unos de los máximos exponentes en cuanto a estructuras tumulares y megalíticas de Cantabria: El yacimiento de Peña Oviedo. Con el añadido de que, además, a diferencia de otras espectaculares estaciones megalíticas (Sejos, las necrópolis de Combranda, Palmedian o Las Llaves) existen dos zonas perfectamente delimitadas y con usos más allá de lo funerario: Un uso doméstico. Circunstancia que lo convierte en un enclave poco habitual.
Las primeras noticias sobre las estructuras de Peña Oviedo datan del año 1948, cuando Benjamín Bada remite una carta al Museo Provincial de Prehistoria y Arqueología de Santander (actual MUPAC) informando de su existencia. Décadas más tarde, en el año 1982, Jose María de La Lama, Francisco Soberón y Eutimio Martino elaboraron un informe que harían llegar al Museo. Este documento sería el preámbulo de las excavaciones arqueológicas realizadas entre los años 1989 y 1995 bajo la dirección de Agustín Diez Castillo. Del mismo modo, sería revisado y topografiado por miembros del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistórica de la Universidad de Cantabria en 2007.
Y desde entonces hasta nuestros días…nada de nada. Curioso que uno de los conjuntos megalíticos mejor documentados de Cantabria (además de uno de los más bonitos paisajísticamente hablando) no tenga la relevancia que merece. Tampoco es de extrañar dado que desde el Gobierno de Cantabria están mucho más interesados en "encerrar" la cultura en las cuevas (bueno, en las cuevas no que no se puede entrar…salvo que des 500.000 de €..que te ponen hasta moqueta) en vez de incluirla en arqueo rutas de montaña, itinerarios culturales más allá del MUPAC (cuando esté..) y diferentes propuestas que no pasan por "vender" que interesa la cultura cada cuatro años..Cantabria Infinita lo llaman.
Es curioso como el halo de misterio se cierne sobre la espectacular ensenada de Puerto Calderón. De hecho, su propia historia no deja de ser, en parte, un poco la de toda Cantabria en cuanto a lo distorsionada de la misma..lo que resulta una auténtica pena: Mitos, leyendas, tradición oral (a veces mal interpretada)..y olvido de la verdadera y contrastada historia (prehistoria más bien) del enclave en muchos casos. Y con todo, estamos ante una auténtica maravilla natural y paisajística que se ha convertido en uno de los lugares de obligada visita si quieres conocer la escarpada costa de Cantabria.
Lo primero que uno se encuentra (a nivel documental, que no es mucho) en relación a Puerto Calderón es su "origen romano". Muchos se atreven a aventurar incluso que los amarres que aparecen en bajamar son de origen imperial. Cierto es que sus características morfológicas invitan a pensar que estamos ante un puerto de gran antigüedad, pero a día de hoy no hay constancia de evidencias arqueologícas que así lo confirmen. Existen en Cantabria muchos ejemplos de ensenadas "aptas" para la ubicación de un puerto romano (por pequeño que fuese) que van a acompañadas de descubrimientos materiales. En la propia bahía de Santander, al otro lado del que pudo ser el Portus Victoriae Iuliobrigensis, nos encontramos con la ensenada de San Bartolomé..donde hace décadas aparecieron restos constructivos de época romana (tégulas e imbrices principalmente). En el mismo Suances, identificado históricamente con Portus Blendium, sin haber restos de un puerto como tal se han encontrado cientos de evidencias (constructivas, materiales, numismáticas, etc) de la presencia romana en la villa. Incluso mucha gente se atreve a aventurar (sin mayor rigor) que alguno de los norays de piedra (amarres) de la ría de San Martín que se ven en las bajamares son de época romana…pero no se puede confirmar que lo son. Por ello, el "origen romano" de Puerto Calderón a nivel de hallazgos materiales y certidumbre, quedaría descartado hoy (quien sabe si mañana la historia cambia).
Lo mismo ocurre con el mito de que Puerto Calderón sirvió como base y fondeadero de submarinos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. ¿Qué alguien vio en algún momento algún submarino esconderse aquí puntualmente?. No se puede negar. Del mismo modo que tampoco se puede negar que otros puertos como el de Vigo si eran fundamentales en el abastecimiento y estrategia de los conocidos "U-Bots" de Hitler. Para este último ejemplo, las diferentes fotos y los documentos/memorias del almirante Döenitz, reafirman la importancia de mismo como punto de abastecimiento y atraque…pero Puerto Calderón no puede incluirse como tal salvo (a buen seguro) alguna contada excepción de la cual siquiera hay documento alguno.
De lo que nadie puede dudar, y que de hecho es la circunstancia menos conocida y la vez la mejor documentada, es que Puerto Calderón estuvo habitado en la prehistoria y en los albores de la protohistoria. Al menos en una de las "puntas" que encierran la ensenada, concretamente en la conocida como Punta Calderón. Hablamos en primera instancia del la conocida como "La Cuevona", cavidad muy próxima al actual camino de descenso que fue encontrada por F. Ruiz de la Sección de Espeleología del Seminiario Sautuola – SESS en la década de los 70. Años después, en la década de los 80 del siglo pasado, miembros del Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica – CAEAP realizarían una prospección superficial de la misma encontrando diferentes materiales (que veremos posteriormente). Años más tarde, en la zona erosionada más cercana a los acantilados de la Punta Calderón, J. Muñiz descubriría un yacimiento Paleolítico que sería prospectado superficialmente por Ramón Montes Barquín, reafirmando la importancia del mismo.
No cabe duda de que en Punta Calderón (y el resto de la ensenada) queda mucho por descubrir. Quien sabe si restos de un puerto romano, quien sabe si algún material o bien documental o físico que lo relacione con los citados submarinos de la Alemania nazi. Nunca se sabe. Lo que si se sabe es que estamos ante un espacio natural cuya riqueza arqueológica aflora en las zonas erosionadas entre los acantilados y las praderías y que nadie te lo cuenta. La historia inventada (más extendida) contra la historia real (menos contada), un ejemplo más de que en Cantabria nos gusta más inventar que proteger, investigar y divulgar lo ya encontrado..Coroccotismo Ilustrado lo llaman..
La cueva de La Puntida tiene algo especial más allá de sus espectaculares dimensiones. Algo que hizo que fuese estudiada previo descubrimiento de otras cavidades del valle del Miera con renombre, incluso antes hallazgo arqueológico y rupestre de su vecina al Sur en el mismo farallón de Ajanedo: la cueva del Salitre. Para desgracia de la cavidad que nos ocupa, no se encontraron pinturas que la transportasen inequívocamente a algún momento de la prehistoria. "Tan solo" se realizaron se realizaron hallazgos de épocas posteriores, principalmente de Edad del Hierro (y medievales). Momento histórico del cual cultural y socialmente nos enorgullecemos en la actualidad y del que política y administrativamente se rehúye a la hora de invertir en su investigación.
Las primeras noticias que se tienen de la cueva de La Puntida nos trasladan a finales del siglo XIX, donde Augusto González de Linares (importante zoólogo y geólogo cántabro) estudio su fauna fósil, si bien hoy se sabe que el hallazgo de estos lo llevó a cabo don Agustín de Hornedo, ingeniero de montes. Por aquel entonces, Linares se había convertido en indispensable para la "élite" de estudios prehistóricos de finales del XIX / principios del XX ya que en cada hallazgo se solicitaban sus servicios desde el punto de vista geológico y paleontológico, de ahí la comunicación. Existe una carta fechada el 21 de Mayo de 1899 donde don Agustín de Hornedo se dirige a Linares para explicarle su visita, exploración y recogida de materiales en una cueva de Miera situada en el lugar denominado Ajanedo, en la orilla derecha del río. A esta exploración Linares, por causas imprevistas, no puede acudir, si bien Agustín de Hornedo le informó sobre el hallazgo de restos óseos que fueron clasificados posteriormente por él mismo. Allí se encontraron restos de diferente índole, si bien nada extraordinario salvo los restos de un oso de las cavernas (muy "típico" en las cuevas del entorno del Miera). El valor arqueológico de La Puntida fue descubierto por los miembros del equipo de Camineros de la Diputación en la década de los 50 del siglo pasado, realizando por aquel entonces diferentes catas en el vestíbulo de la cueva. En esta intervención, dirigida en aquel momento por García Lorenzo, encontraron abundantes cerámicas de la Edad del Hierro. Años más tarde, en la década de los 80, miembros del Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica – CAEAP catalogarían definitivamente el yacimiento para su inclusión en el Inventario Arqueológico de Cantabria, encontrando además cerámica prehistórica y signos de arte esquemático abstracto.
Y desde entonces hasta hoy…silencio. Nada más se sabe al respecto de La Puntida. Decenas y decenas de enigmas relacionados con Edad del Hierro en el valle del Miera, espectaculares yacimientos relacionados con esta apasionante época (Abrigo del Puyo, cueva de La Palenciana, El Covarón, Cigudal, Las Regadas, etc) y una gran pregunta al respecto: ¿Dónde vivían los antiguos cántabros de la Edad del Hierro en la comarca del Miera?. Verdaderamente estamos ante un reto arqueológico bestial, que podría dar para décadas de investigación..pero no de titulares. Y hoy, en la politi-arqueología de nuestra comunidad, eso no interesa. Cantabria Infinita lo llaman…
La cueva de El Covarón, conocida también como cueva del Haya o La Covarona, es uno de los máximos exponentes de Cantabria en cuanto a la Edad del Hierro se refiere. Y curiosamente en un entorno donde podemos encontrar infinidad de ejemplos sobre hallazgos en cuevas en este periodo (Abrigo del Puyo, cueva de La Puntida, cueva de Cigudal, Las Regadas…etc) pero donde aun no se ha encontrado ningún hábitat relacionado con las mismas. Este aire de misticismo (dado el enorme desconocimiento al respecto) hace que tanto El Covarón como todo el entorno de la Peña de Yagos sea aún una auténtica incógnita arqueológica de un puzzle del que solo se tienen cuatro o cinco piezas (cuevas).
Tanto la cavidad como el valor arqueológico de la misma fue descubierto por miembros del Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica - CAEAP en el año 1982, momento en que recogerían en superficie la gran mayoría de los materiales conocidos en nuestros días. Pocos años después, en 1988, sería incluida en la Carta Arqueológica de Cantabria además de ser incluida en diferentes publicaciones de referencia como en el "Catálogo topográfico de las cavidades con interés arqueológico: Besaya-Miera (Zona II)" del Boletín Cántabro de Espeleología nº8 del año 1987 (redactado por Emilio Muñoz, Carmen San Miguel y José Gomez Arozamena) o "Estudios, patrimonio e inventario de las cavidades del municipio de Miera" del Boletín Cántabro de Espeleología nº 10 del año 1994 (redactado por Virgilio Fernández Acebo) entre otras. No obstante, independientemente de haber sido incluida como cueva de referencia en cuanto a la Edad del Hierro en Cantabria en diferentes publicaciones / artículos, nunca se ha realizado ningún tipo de intervención en la misma.
No cabe duda de que nos encontramos ante una auténtica maravilla aún por descubrir. El mayor problema en este tipo de cavidades es que "el titular" que pueden arrojar no interesa al político de turno, más preocupado de justificar la paupérrima inversión arqueológica en Cantabria con hallazgos de "pinturas rojas", guerreros visigodos (aunque para ello tengan que ocultar y mentir con un hallazgo de hace 6 años) o algo con lo que poder contentar en su editorial del Diario Montañés. La Edad del Hierro no cuenta ni dentro ni fuera de las cuevas..bueno si, solo para publicitar a los cántabros como un pueblo aguerrido al igual que sus antepasados a los que, ciertamente, tienen abandonados. Cantabria Infinita lo llaman..
La cueva de La Soterraña (o Las Regadas como también se la conoce) es un yacimiento espectacular por diferentes motivos y cronologías. Además de su increíble valor arqueológico, apenas estudiado, su entorno paisajístico y natural hacen de este enclave algo especial. Algo que por desgracia no ven así las administraciones competentes (porque les compete, no por otra cosa), que tienen esta maravilla totalmente a su merced. Pero bueno, nada extraño dado que tienen Bienes de Interés Cultural – BIC cercanos (como la necrópolis de El Puyo, uno de los máximos exponentes de la Edad del Hierro en el Norte Peninsular) totalmente abandonados y sin protección alguna. La máxima de las cuevas en Cantabria de “si no tiene pinturas no interesa” se cumple a la perfección en La Soterraña, aunque como veremos a continuación, tengamos evidencias desde el Paleolítico Medio hasta época Alto medieval.
El yacimiento fue reconocido por primera vez en la década de los 80 del siglo pasado por miembros de la Sección de Espeleología del Seminario Sautuola S.E.S.S, quienes la incluirían en su cuaderno de salidas como "cueva de Las Cabañas". Sería estudiada poco después por el Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica CAEAP. Ya por aquel entonces, se realizó un plano de la misma (1985) y se puso en contexto su gran valor arqueológico gracias a los materiales encontrados en su interior. Una de las curiosidades de la misma es que en el año 1986 un estudiante canadiense grabaría varias representaciones animalistas (un ciervo por ejemplo, que podéis apreciar en la imagen) para confundir al Director del Museo e Inspector de Patrimonio de la Consejería de Cultura. Evidentemente, fue expulsado de inmediato del equipo de investigación.
Y desde entonces hasta hoy mismo, poco más relacionado con la protección, investigación y puesta en valor de la cueva de La Soterraña. Una cavidad, como veremos, que tiene relación directa (al menos uno de sus sectores) con la necrópolis del abrigo de El Puyo y desde donde diferentes materiales se han ido precipitando hacía las entrañas de la tierra. Una auténtica pena que algo tan maravilloso pase totalmente desapercibido..Cantabria Infinita lo llaman.
"En el verano de 1915 se excavó esta galería (desconozco con que fín) por los Sres Ceballos, dueños del prado en el que radica y de aquella casa solariega, quienes me hicieron donación de la cerámica hallada. Se habían excavado cuando me personé en Cerro Tú, como unos 6 metros, a lo largo de la entrada norte, por uno de profundidad. En la escombrera hallé una buena copia de huesos humanos esparcidos aquí y acullá entre los que vi dos fragmentos de cráneos, varios de fémur, costillas, húmeros, cúbitos…dos de los fragmentos de fémur, de segmento superior, este de adulto, ofrecía la misma particularidad de cesión. Entre los huesos hallados, no se vio ninguna vertebra.
La referencia del hallazgo me la dio el Sr. Ceballos, quien me dijo que los huesos habían sido hallados a los lados de la galería, como a unos 70 centímetros de profundidad del suelo excavado, en ocho grupos de pequeños espacios. Al lado de uno de estos grupos se encontró el vaso principal, y al lado de otro pequeño fragmento de otro vaso.
No pude hallar en las tierras extraídas utensilio alguno de piedra o metal, (…) que en las proximidades, en el camino, es fácil encontrar cuarcitas paleolíticas. En la galería, salvo unas dudosas estilizaciones no se observa ningún tipo de grabado ni pintura.
El vaso, de barro gris amarillento, tiene 22 centímetros de alto y una base de unos 7 cm: Boca de unos 8 cm precedida de un leve cuello. Está ornado por ocho cordones verticales y ocho circulares impresiones de uñas, terminando también otra línea en el borde de la boca. Cerca del cuello existe un taladro"
Este texto, redactado por el Sr. Rozas y sin fecha, tenía unas notas en su encabezado con el siguiente texto: "Galería Funeraria de Cerro Tú (en el pueblo de Aés) donde fue hallado el vaso y el fragmento de otro que entregué a H. Obermaier para la colección de la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid.". De lo que si se conoce fecha es de la "solicitud" por parte de Hugo Obermaier del citado base, y posee 100 años. En la misiva de Noviembre de 1922, el arqueólogo planteaba la intención de crear un laboratorio prehistórico en la Facultad de Filosofía y Letras y, ante la escasez de material neolítico en aquel momento, solicitaba el espectacular vaso.
I siglo más tarde, en el municipio donde podríamos establecer la "capitalidad" de la prehistoria en España (Puente Viesgo), la cueva de Cerro Tú sufre la desidia y abandono a la cual están abocadas la gran mayoría de las cuevas sepulcrales de Cantabria. En este caso no son las cabras sus inquilinas..sino las vacas y ovejas, ya que a día de hoy sirve de pequeño cobijo para estos animales además de ser el lugar donde se ubica la "batería del pastor". Así de duro. Y no, no cuestionamos al propietario de la finca, quien más que posiblemente desconozca el pasado milenario de esta cueva incluida en el Inventario Arqueológico de Cantabria. Si nadie explica lo que hay, si el citado inventario (INVAC) es un documento al que NO TIENE ACCESO la gente de a pie y no existe cartelería alguna…¿Qué pretendemos?.
Ahhhhhh si, lo olvidaba. Todos aquellos que deberían hacer algo por defenderla están mucho más ocupados con la fotografía de turno con el Príncipe Alberto de Mónaco en La Cueva del Monte Castillo, colando con nocturnidad y alevosía a sus amistades / mecenas en La Cueva de La Pasiega (cerrada al público por motivos de conservación) o intentando que cada interruptor de la luz o enchufe del futurible MUPAC (Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria) y en el (CAR) Centro de Arte Rupestre de Puente Viesgo tengan su publi-reportaje en El Diario Montañés, con ellos como portada…como no.
Mientras tanto, cuevas sepulcrales del municipio de Puente Viesgo permanecen, no solo en el olvido, sino en perpetuo desgaste y destrucción. En el texto inicial, el Sr. Rozas comentaba hace I siglo que la cueva estaba "vaciada" y que, por ejemplo, no había aparecido ninguna vertebra. ¿Sabéis que están sacado a mayor profundidad las alimañas como tejones o zorros?. Mirad las fotos, más fragmentos de cráneo y vértebras (y quien sabe que más) entre otros materiales como industria lítica. Cantabria Infinita lo llaman…
La cueva del Acebo es otra de esas cavidades que tienen un aura especial. Y no, no solo por su espectacular ubicación en la omnipresente Peña Yagos de Miera, sino por las decenas de incógnitas que aún la rodean tanto a ella como a todas las cuevas relacionadas (de un modo u otro) con la Edad Bronce y el Hierro en la comarca. Una concentración (La Soterraña, El Covarón, La Puntida, El Puyo, Cigudal, La Palenciana..y un largo etc) que nos habla de una historia aún desconocida y que por los pocos vestigios estudiados al respecto..parece maravillosa a la vez que abandonada. Y eso que nos enorgullecemos "tanto" de los antiguos cántabros…
Su valor arqueológico fue dado a conocer por el Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica – CAEAP a principios de los años 80, si bien existen calicatas antiguas atribuidas al equipo de Camineros de la Diputación que pueden apuntar a un conocimiento previo sin documentar. Desgraciadamente, algunas de las calicatas parecen tener cierto rigor y sentido, pero otras tantas no parecen estar hechas por este antiguo equipo. Y desde entonces hasta hoy, salvo diferentes y breves citas en publicaciones como el Boletín Cántabro de Espeleología..nada más al respecto.
Una historia, la de todas las cuevas relacionadas con la Edad del Hierro en la comarca de Miera (en definitiva, de toda Cantabria) que se pierde diluida entre los publirreportajes vacíos de los Consejeros y Directores de turno, más preocupados de vendernos licitaciones del MUPAC sobre cuantas empresas se han presentado a su construcción o Leyes de Memoria Histórica que son de todo menos históricas. Mientras tanto, lábaro en ristre, cuevas y yacimientos como la cueva del Acebo perecen en el olvido…Cantabria Infinita lo llaman.
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