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Puerta Norte (en clavícula) del campañmento romano. Se aprecia a mitad del cerro

El campamento romano de "El Cincho" se sitúa en la cima de un cerro cercano al núcleo de La Población de Yuso (Campoo de Yuso), aproximadamente a unos 924 metros de altitud en su cota máxima. Su situación, dominando visualmente la gran llanada de La Vilga (hoy inundada por el Embalse del Ebro), era de gran importancia estratégica para el ejército romano, siendo un asentamiento de gran importancia en las campañas inmediatamente posteriores al año 27 a.C. Su nombre proviene de la evolución del latino "cingulum", con sentido aquí de cinturón amurallado en torno la cima. Hasta no hace muchos años, el lugar se había destinado a pastos y a la explotación ganadera, sin siquiera saberse el tesoro que albergaba.

En el último siglo, parte del yacimiento fue destruido debido al emplazamiento atrincherado del ejército y las milicias republicanas en la guerra Civil Española. Concretamente, existen tres líneas de trincheras en zig-zag al este del cerro, ya que en este punto era donde se controlaba el paso de la carretera de Reinosa a Corconte. Los sondeos arqueológicos realizados han permitido constatar el tipo de estructura defensiva del campamento de El Cincho. De dentro afuera existe un pasillo de ronda-“verna” con suelo de tierra pisada que formaría parte del “intervallum”, el cual se situaba entra la empalizada y las primeras tiendas del campamento. Se ha detectado también el “vallum” o base de piedra donde se colocaba la empalizada. Esta base, conformada por piedra seca irregular y sin trabajar, se sitúa sobre el “agger” levantado con la tierra extraída de los fosos o “fossa”.

 

Campamento romano de El Cincho

Estructuralmente el yacimiento de El Cincho tiene dos secciones claramente diferenciadas. En primer lugar está el campamento como tal, con los restos de un muro (agger) y foso (fossa) perimetrales. Sus esquinas son redondeadas tal y como se aprecia en la imagen, observándose además otro muro que divide el área de asentamiento y que refuerza las estructuras de defensa. Por último, en el sector oeste del yacimiento, existen una serie de amontonamientos y alineamientos de piedra sin trabajar.

Centrándonos en el amurallamiento externo, podemos observar dos accesos principales al recinto. Concretamente a través de puertas en clavícula, destacando entre ambas la localizadas en la zona norte y de reseñable espectacularidad. La muralla rodea el cerro a una altitud aproximada de 905 metros y alcanza un perímetro de 1.510 metros extendiéndose 528 metros de norte a sur y 330 metros de este a oeste en sus longitudes máximas. Con estas dimensiones encierra un total de 152.000 metros cuadrados, dándonos este dato a entender la importancia del mismo. Como se puede apreciar, está divido en dos partes: El recinto norte, el cual tiene unos 59.000 metros cuadrados y el sur (con los restantes 93.000), dejando el recinto principal en la parte alta del cerro.

Info

   

DESTACADOS

  • CASTELLUM DE VISTRIO

    El campamento romano o castellum de Vistrió (Pesaguero, Cantabria) es, sin lugar a dudas, uno de los hallazgos arqueológicos más relevantes de los últimos años en nuestra región. En cualquier otro contexto geográfico, incluso cronológico, estaríamos hablando igualmente de un enclave con un inmenso potencial para el conocimiento de las estructuras campamentales romanas. Pero teniendo en cuenta tanto su ubicación y características, como su posible adscripción cronológica podemos decir que estamos ante uno de los campamentos romanos de campaña situados a mayor altitud de Cantabria (el establecimiento militar romano más alto de la Península sería la turris del Robadorio, no muy lejos de allí), en un escenario de alta montaña y controlando uno de los accesos naturales al valle de Liébana desde el Sur (y a una de las zonas más elevadas del extremo oriental de la Cordillera Cantábrica).

    Es en este punto donde, más que sugestionados y absorbidos por los ecos guerrero-legendarios de la resistencia cántabra frente a las legiones, llegamos a plantearnos…¿Y si estuviésemos más cerca del Monte Vindio, uno de los últimos baluartes de los antiguos cántabros en la guerra de 26-25 a. C.?. Cierto es que esta pregunta no tiene aún demasiado apoyo científico basado en hallazgos reales, pero la interpretación de las fuentes clásicas (más acertada o no), cierta toponimia y otros posibles restos aún por estudiar aunque ya localizados apuntan a que este antiguo lugar de refugio indígena, sobre el cual se dice que los cántabros allí retirados se jactaban de que antes subirían las aguas del Oceano que las legiones romanas, pudo estar en el entorno montañoso que nos ocupa. Resulta tentador sumarnos a esa hipótesis y asumir que quizá este campamento pudo tener algo que ver con el asedio al legendario monte, aunque en ese sentido casi todo esté aún por demostrar.

    En cuanto a Liébana, desde principios del presente siglo algunos investigadores, entre los que destaca Gonzalo Gómez Casares, han hallados varios yacimientos fortificados relacionados con la Edad del Bronce-Hierro en la comarca. Curiosamente, y a diferencia de otros grandes oppida al Sur de Cantabria, Burgos y Palencia, estos no presentaban signos de asedio evidente, como si la comunidad indígena del gran valle hubiese vivido en relativa tranquilidad. Esto, unido a la casi nula presencia de campamentos o estructuras defensivas de tipología romana (Robadorio) en el entorno, desligaba el nexo entre estos asentamientos y las Guerras Cántabras. Pero ahora, ante este hallazgo, surgen las preguntas: ¿Por qué tenemos una estructura campamental romana justo en el Collado del Vistrió? ¿Qué se pretendía controlar o asediar? ¿Cuántos legionarios albergaría y para qué? ¿Estamos más cerca de…?. Demasiadas cuestiones que esperan respuesta.

    Volviendo al yacimiento en sí, fue descubierto por José Ángel Hierro Gárate en el año 2012 gracias a la fotografía aérea e imágenes satélite de la zona. Tras dar parte al Servicio de Patrimonio, en Septiembre de ese mismo año visitó el lugar con Gustavo Sanz Palomera, arqueólogo del Gobierno de Cantabria, y Pepe Diego Estébanez, comprobando in situ la existencia de una estructura defensiva de cronología indeterminada aunque sin duda antigua. Tras plantear por primera vez su posible carácter campamental romano en una nota del artículo "Las Guerras Cántabras" del libro editado por ADIC Cántabros. Origen de un pueblo, su definitiva identificación como tal llegó el año pasado, cuando el propio José Ángel Hierro Gárate, Enrique Gutiérrez Cuenca y Rafael Bolado del Castillo descubrieron, gracias a la revisión de fotografías aéreas antiguas, la existencia de una puerta en clavícula en la zona superior. Fue presentado en "sociedad" dentro del I Encuentro Arqueológico Las Guerras-Ástur-Cántabras celebrado en Gijón (Octubre de 2014), donde esos tres autores dieron a conocer una serie de nuevos hallazgos posiblemente relacionados con las Guerras Cántabras en las ponencia "Avances en la identificación de nuevos escenarios del Bellum Cantabricum (1): hacia el corazón de Cantabria" y "Avances en la identificación de nuevos escenarios del Bellum Cantabricum (2): ¿Más cerca del Mons Vindius?". Como podemos comprobar, estamos ante un hallazgo "recién salido del horno" y todo lo que venga a partir de este 2015 responderá muchas de las cuestiones planteadas anteriormente. Esperemos que no sea otro de los yacimientos que queden en el olvido administrativo, ya que tal vez estemos a las puertas de aclarar un poco más sobre una época apasionante en Regio Cantabrorum

    Bibliografía y agradecimientos: José Ángel Hierro Gárate

  • A RECACHA

    El campamento o castellum de A Recacha es un pequeño recinto fortificado que se sitúa en lo alto de un imponente espolón en la sierra de Penamarela. Se ubica a tan solo 1.700 metros en línea recta de otra de las joyas arqueológicas de la zona: El campamento romano de A Granda das Xarras. Es cuanto menos curioso que nos encontremos con dos recintos campamentales tan próximos y a la vez divididos en tres provincias diferentes: Lugo, León y Asturias. Independientemente de esto, el conjunto de ambos nos recuerda inevitablemente a otros yacimientos arqueológicos relacionados con el Bellum Cantabricum Et Asturicum y que tienen similares características basadas en su distribución. En Cantabria por ejemplo nos encontramos con campamentos de campaña de superficie considerable acompañados por pequeños recintos o castellum en sus inmediaciones: Los campamentos de La Poza y el castellum de El Pedrón en Campoo, La Espina del Gallego y El Cantón en la vía del Escudo o incluso El Campo de Las Cercas y Las Matas del Castillo en esa misma zona. Cierto es que no todos tenían la misma función, ya que en la gran mayoría de los ejemplos expuestos tenían un fuerte componente bélico y de asedio/conquista hacia castros u oppidum cercanos (El castro de Las Rabas en Campoo o la propia Espina del Gallego donde luego se establecieron), pasando posteriormente a ser una figura importante en el control del territorio. Se cree que A Recacha y A Granda das Xarras tenían varias funciones en este contexto. Por un lado controlar el territorio y una de las vías hacia la costa y por el otro dotar de seguridad a las cercanas explotaciones auríferas de la zona.

    El recinto en sí (situado a unos 1.250 metros de altitud) posee una morfología atípica para los campamentos romanos, ya que aun intentando mantener trazos rectos y esquinas curvas como mandan los cánones, sus estructuras se adaptan principalmente a las irregularidades del espolón donde se asienta. Su hallazgo no es ni mucho menos actual, ya que en el inventario arqueológico del municipio de Navia de Suarna (Lugo) ya existía una referencia al enclave, si bien es cierto que bajo la categoría de "indicio" (López Marcos et al., s.f.). Lo que sí es relativamente novedoso es su contextualización y aproximación cronológica, ya que hasta hace unos años no se había tenido en cuenta su más que posible origen romano. En 2011 los arqueólogos Andrés Menéndez Blanco, David González Álvarez, Valentín Álvarez Martínez y Jesús Ignacio Jiménez Chaparro ya apuntaban está hipótesis en su artículo "Nuevas evidencias de la presencia militar romana en el extremo occidental de la Cordillera Cantábrica", ratificándose años más tarde con una intervención arqueológica. Sería nuevamente el equipo del CSIC liderado por Almudena Orejas quien en 2014 realizase dicha campaña en el yacimiento. Los trabajos realizados en verano del citado año fueron financiados por los ayuntamientos a los que pertenece el yacimiento (Ibias y Navias de Suarna) , y se prolongaron durante 10 días. En ese tiempo el equipo de arqueólogos confirmaron las hipótesis de la ocupación romana gracias a diferentes hallazgos materiales que veremos más adelante.

    No cabe la menor duda de que el conjunto que forman el castra minora de A Recacha y el castra aestiva de A Granda das Xarras ha abierto una nueva vía de investigación de la conquista y posterior control en el Noroeste de Hispania. Esperemos que el interés por parte de los ayuntamientos involucrados se vea apoyado por las diferentes Consejerías, pudiendo avanzar no solo en el conocimiento de ambos sino en la conservación y futura explotación turística de esta maravilla.

    Bibliografía:
    • Menéndez Blanco, Andrés; González Álvarez, David; Álvarez Martínez, Valentín y Jiménez Chaparro, Jesús Ignacio (2011): "Nuevas evidencias de la presencia militar romana en el extremo occidental de la Cordillera Cantábrica". Gallaecia, 30: 145-165.
    • Menéndez Blanco, Andrés; González Álvarez, David; Álvarez Martínez, Valentín y Jiménez Chaparro, Jesús Ignacio (2013): "Campamentos romanos de campaña en el Occidente de Asturias". Excavaciones Arqueológicas en Asturias 2007-2012. En el centenario del descubrimiento de la caverna de La Peña de Candamo*. Oviedo: Consejería de Educación, Cultura y Deporte del Principado de Asturias. Dirección General de Patrimonio Cultural, 245-251.
    Agradecimientos: David González Alvarez

  • SIERRACASTRO

    El campamento o castra aestiva de Sierracastro (Santiurde de Reinosa/Pesquera) es otro claro ejemplo del abandono de muchos yacimientos en Cantabria. Su excelente ubicación estratégica, sobre la cabecera de la calzada romana entre Pisoraca y Portus Blendium, lleva a pensar que pudo tener un papel importante en la romanización del territorio y el posterior control de las comunicaciones de la Meseta con la costa. Desgraciadamente ni su tipología ni su hipotético contexto histórico han llevado a su protección, apareciendo lo que parecen algunas remociones en su interior con la finalidad de extraer materiales arqueológicos de los cuales nada hay documentado.

    Se sitúa a medio kilómetro al Sur de la localidad de Pesquera, a un kilómetro escaso de Rioseco y a 1,5 de Santiurde de Reinosa, quedando ubicado entre ambos municipios. Es curioso como la toponimia del enclave varía dependiendo si nos encontramos en uno u otro, ya que la alargada colina donde se asienta recibe el nombre de "El Coto" en Santiurde y "Las Suertes" en Pesquera. El hallazgo del campamento fue llevado a cabo por Miguel Ángel Fraile en la década de los 90 del siglo pasado, siendo visitado posteriormente por varios arqueólogos de renombre aún sin llevarse ningún tipo de intervención arqueológica hasta el momento.

    Bibliografía: Castros y castra en Cantabria. (Edita ACANTO)
    Agradecimientos: Antxoka Martínez Velasco