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El campamento de Sierracastro desde el valle. Fotografía: Antxoka Martínez Velasco

El campamento o castra aestiva de Sierracastro (Santiurde de Reinosa/Pesquera) es otro claro ejemplo del abandono de muchos yacimientos en Cantabria. Su excelente ubicación estratégica, sobre la cabecera de la calzada romana entre Pisoraca y Portus Blendium, lleva a pensar que pudo tener un papel importante en la romanización del territorio y el posterior control de las comunicaciones de la Meseta con la costa. Desgraciadamente ni su tipología ni su hipotético contexto histórico han llevado a su protección, apareciendo lo que parecen algunas remociones en su interior con la finalidad de extraer materiales arqueológicos de los cuales nada hay documentado.

Se sitúa a medio kilómetro al Sur de la localidad de Pesquera, a un kilómetro escaso de Rioseco y a 1,5 de Santiurde de Reinosa, quedando ubicado entre ambos municipios. Es curioso como la toponimia del enclave varía dependiendo si nos encontramos en uno u otro, ya que la alargada colina donde se asienta recibe el nombre de "El Coto" en Santiurde y "Las Suertes" en Pesquera. El hallazgo del campamento fue llevado a cabo por Miguel Ángel Fraile en la década de los 90 del siglo pasado, siendo visitado posteriormente por varios arqueólogos de renombre aún sin llevarse ningún tipo de intervención arqueológica hasta el momento.

Bibliografía: Castros y castra en Cantabria. (Edita ACANTO)
Agradecimientos: Antxoka Martínez Velasco

 

Estructura del campamento o castra aestiva de Sierracastro

El sistema defensivo está constituido por un agger doble levantado a base de tierra y piedras. En el interior, visible en la imagen adjunta, se conserva un tramo bastante evidente de unos 150 metros de longitud en el sector Norte. En este mismo flanco se vislumbra también lo que pudo ser parte del agger externo, aunque no queda claro debido a la erosión del mismo. Llama poderosamente la atención, sobre la ladera Norte y aún en el municipio de Pesquera, lo que parece un ortostado (bloques o losas verticales a modo de entrada) con una de sus partes aún hincada y la otra sobre el suelo. Curiosamente está situado sobre la hipotética línea defensiva del recinto, si bien se cree que es contemporáneo.

Hacia el Sur, los trabajos agrícolas y forestales han destrozado los trazados hasta hacerlos desaparecer casi por completo, a excepción del extremo Sureste donde todavía se conserva parte del agger interno. En este mismo punto se aprovechan las defensas naturales de la colina, concretamente en las laderas situadas al Noreste y Sureste.

Cronología y conservación

No existen materiales documentados, que no extraídos, que puedan apoyar la cronología exacta del yacimiento, si bien es cierto que su tipología no arroja apenas dudas sobre su adscripción romana. Se desconoce las circunstancias de fundación y uso, pero su situación y tamaño invitan a pensar que tuvo que ser un punto de control importante entre la zona marítima y la meseta.

Respecto a su conservación, al quedar la colina dividida entre dos municipios, los diferentes sectores han corrido suertes diferentes aunque negativas en ambos casos. La ladera norte, correspondiente al municipio de Pesquera, fue inicialmente terreno comunal que fue repartido a "suertes" y dividido en las típicas fincas rectangulares y perpendiculares a la cima. Las posibles estructuras existentes han sido alteradas y destruidas inevitablemente por el uso de las mismas.

El terreno perteneciente al municipio de Santiurde de Reinosa no corrió mejor suerte. En la década de los 70 se realizaron plantaciones de arbolado que afectaron a las estructuras defensivas hasta llevarlas a su práctica desaparición. Podemos entender hasta cierto punto que hace años la interpretación y conservación del patrimonio era una labor secundaria, primando los recursos agrícolas y forestales. Lo que no tiene sentido es que, más recientemente, la acción de la maquinaria utilizada en labores de desbroce hallan arrasado y allanado los agger existentes. Ya no solo eso, sino que esta acción ha generado estructuras nuevas por remoción del terreno que resultan similares a los fosos y terraplenes antiguos, de modo que el trabajo de identificación resulta prácticamente imposible.

Es una auténtica pena que yacimientos como el campamento de Sierracastro queden bajo toneladas y toneladas de maquinaria pesada. La lacra furtiva es un hecho, se lucha contra individuos a los que se puede sancionar o no..pero ¿Qué hacer contra la destrucción masiva de patrimonio por desconocimiento del mismo?¿Está primando la actividad forestal sin control?. Un sinfín de preguntas que desgraciadamente no obtienen respuesta en demasiadas ocasiones.

VISITAS

Todos podemos disfrutar del campamento de Sierracastro, ya que aún sin ser un yacimiento visitable (refiriéndonos a un arqueo-sitio como tal) podemos recorrerlo a píe. Desde Regio Cantabrorum te pedimos que respetes el yacimiento y su entorno, ya que es deber de todos mantener viva la historia de Cantabria.

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DESTACADOS

  • CAMPAMENTO DE CILDA

    El campamento romano de Cildá (Corvera de Toranzo / Arenas de Iguña) es sin lugar a dudas un yacimiento único en Cantabria, me atrevería a decir que incluso en toda la Península. Cierto es que no es un campamento "espectacular" en cuanto a edificaciones o estructuras defensivas que llamen la atención del visitante, ni siquiera en cuanto a los materiales hallados en el mismo. Lo que no mucha gente no sabe es que este emplazamiento corresponde al tipo IV que el tratadista latino Pseudo-Hyginio (segunda mitad del siglo II d.C) considera como campamento de montaña o castra in monte, siendo Cildá el primer campamento de este género localizado en el mundo romano. ¿Aún te quedan dudas de su importancia?. Veamos un poco más sobre este enclave.

    Su existencia como emplazamiento con importantes estructuras es conocida desde finales del siglo pasado, concretamente desde los años 80. La primera cita de Cildá en una publicación la realizó González de Riancho en el año 1988, aunque atributo el lugar a un posible poblado indígena. Sería el conocido investigador A.Arredondo quien trazase el camino, ya que sería él quien identificase inicialmente las estructuras como un campamento romano, confirmando esta teoría años más adelante Eduardo Peralta Labrador. Este último marcaría un antes y un después en el estudio e investigación de este y otros campamentos romanos como La Espina del Gallego, el Campo de Las Cercas y el Castillejo (Palencia) y su contexto en las Guerras Cántabras.

    Antes de entrar en detalle sobre sus características, queremos hacer una pequeña reflexión sobre la conservación del campamento y la problemática que ello conlleva. Los problemas que afectan al campamento de Cildá son casi tan antiguos como el conocimiento que se tiene sobre su importancia arqueológica e histórica. Ya en la década de los 80 se construye en el centro del yacimiento una estación repetidora de radio , destruyendo parcialmente (incluso totalmente) dos estructuras de edificios atribuibles a la fase campamental romana. Poco o nada se hizo para salvaguardar este enclave, incluso tras las advertencias sobre su destrucción. Años después, a principios de la década de los 90, se abre una pista forestal que sube desde Sel de la Carrera y que llega a la cima del enclave, construyéndose además un edificio para albergar instalaciones de Telefónica con grandes antenas incluidas. Estas obras destruyeron también parte de las estructuras de la cima, además de seccionar las defensas del recinto. Por último, no podemos olvidar los restos de la cimentación de una antena medidora de viento, instalada ilegalmente por una empresa promotora de parques eólicos que finalmente tuvo que retirar..aunque el daño ya estaba hecho. Sin palabras..

    Bibliografía: Castros y castra en Cantabria.(Edita ACANTO)

  • CAMPAMENTO DE PANDO

    El valle de Toranzo es sinónimo de historia en Cantabria, sin ningún lugar a duda. Tan solo paseando por cualquiera de las dos orillas del río Pas te das cuenta de que estás en un lugar especial. Para quienes nos gusta la historia de las Guerras Cántabras y la romanización del territorio estamos ante uno de los mejores enclaves en los que ver de primera mano los escenarios de aquella fatídica contienda: El oppidum de la Espina del Gallego, el campamento romano de Monte Cildá, Las Matas del Castillo o El Campo de Las Cercas. Y no solo eso, sino que la presencia del conjunto tumular de Quintana de Toranzo, la aparición de la Estela de San Vicente, el hallazgo romano del Balnerario de Alceda y un largo etc de yacimientos nos transportan a una milenaria época donde los cántabros (y los romanos) habitaban este fértil valle.

    Pero el enclave que nos ocupa hoy nos recuerda que estos hallazgos no son más que la punta de un Iceberg histórico del que solo conocemos una parte. Una pequeña porción que va siendo descubierta muy poco a poco, como el campamento romano de Pando. Oculto desde hace siglos y que en el año 2012/2013 apareció gracias al auge de las nuevas tecnologías y la, como denominan algunos, "arqueología de sofá". ¿Y esto que es? Sencillo: revisión de todas aquellas imágenes por satélite habidas y por haber (no solo existe el Google Maps) para detectar la presencia de estructuras no conocidas hasta el momento. Lo bueno de estas herramientas, cada día más avanzadas, es que te permiten ver una evolución de imágenes satelitales de los últimos 30 años con una calidad espectacular y acceder a fotografías de vuelos militares de la década de los 50 (por ejemplo).

    Pero volviendo al campamento romano de Pando, su puesta en valor arqueológico fue llevada a cabo por el denominado Proyecto Agger (Jose Angél Hierro Garate, Rafael Bolado del Castillo, Enrique Gutiérrez Cuenca y Eduardo Peralta Labrador) quienes no solo sacarían a la luz este espectacular yacimiento, sino otros tantos importantes campamentos o castellum como Castro Negro, Vistrió o La Cabaña (este situado a apenas 1,5 kilómetros y que veremos en otra entrada). Al igual que los anteriores, fue presentado en "sociedad" en el I Encuentro Arqueológico Las Guerras Ástur-Cántabras (Gijón, Octubre de 2014) dentro la ponencia "Avances en la identificación de nuevos escenarios del Bellum Cantabricum". Desgraciadamente, además de la publicación en las actas del encuentro y de otras publicaciones posteriores muy puntuales en medios o en artículos científicos, nada más hemos sabido del campamento romano de Pando.

    Lejos quedan ya los años donde la arqueología de las Guerras Cántabras copaba titulares de prensa y donde había cierto interés por parte de las administraciones correspondientes. Para nuestro pesar la arqueología relacionada con este tipo de enclaves, como si de una "vendetta" se tratase, queda relegada a las últimas posiciones si es que ocupa alguna en el muestrario del Gobierno de turno. La desmemoria histórica a la que nos han llevado en los últimos años unos y otros nos obligan a disfrutar tan solo de las espectaculares vistas que hay desde el campamento romano de Pando, desde donde podemos contemplar entre 4 y 5 yacimientos de una contienda histórica que quedará reducida a más escombros si el Gobierno finalmente lleva a cabo el parque eólico en el cordal de la Espina del Gallego. Cantabria Infinita lo llaman..

    Bibliografía: "Las Guerras Ástur-Cántabras" KRK ediciones (2015). Coordinadores: Jorge Camino Mayor, Eduardo Peralta Labrador y Jesús Francisco Torres.