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Boca de la cueva del Acebo

La cueva del Acebo es otra de esas cavidades que tienen un aura especial. Y no, no solo por su espectacular ubicación en la omnipresente Peña Yagos de Miera, sino por las decenas de incógnitas que aún la rodean tanto a ella como a todas las cuevas relacionadas (de un modo u otro) con la Edad Bronce y el Hierro en la comarca. Una concentración (La Soterraña, El Covarón, La Puntida, El Puyo, Cigudal, La Palenciana..y un largo etc) que nos habla de una historia aún desconocida y que por los pocos vestigios estudiados al respecto..parece maravillosa a la vez que abandonada. Y eso que nos enorgullecemos "tanto" de los antiguos cántabros

Su valor arqueológico fue dado a conocer por el Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica – CAEAP a principios de los años 80, si bien existen calicatas antiguas atribuidas al equipo de Camineros de la Diputación que pueden apuntar a un conocimiento previo sin documentar. Desgraciadamente, algunas de las calicatas parecen tener cierto rigor y sentido, pero otras tantas no parecen estar hechas por este antiguo equipo. Y desde entonces hasta hoy, salvo diferentes y breves citas en publicaciones como el Boletín Cántabro de Espeleología..nada más al respecto.

Una historia, la de todas las cuevas relacionadas con la Edad del Hierro en la comarca de Miera (en definitiva, de toda Cantabria) que se pierde diluida entre los publirreportajes vacíos de los Consejeros y Directores de turno, más preocupados de vendernos licitaciones del MUPAC sobre cuantas empresas se han presentado a su construcción o Leyes de Memoria Histórica que son de todo menos históricas. Mientras tanto, lábaro en ristre, cuevas y yacimientos como la cueva del Acebo perecen en el olvido…Cantabria Infinita lo llaman.

Bibliografía: "Catálogo topográfico de las cavidades con interés arqueológico: Besaya-Miera (Zona II)". Carmen San Miguel Llamosas, Emilio Muñoz Fernández y Jesús Gomez Arozamena. Boletín Cántabro de Espeleología, 8 (1987)

 

Marcas negras de la cueva del Acebo

La cueva del Acebo se encuentra orientada al Oeste en una empinada ladera, con una boca de unos 2 metros de alto por 8 de ancho. Desde aquí da paso a un gran vestíbulo descendente de cerca de 25 metros de longitud que desemboca en una amplia sala de unos 20 metros de largo por 20 de ancho repleta de grandes bloques. En este punto, en la pared final de la izquierda, se pueden observar diferentes conjuntos de "marcas negras" atribuibles al Arte Esquemático Abstracto.

El valor arqueológico del Acebo se encuentra repartido por toda ella. En el pasado, en una prospección superficial se encontraron fragmentos de cerámica a mano, cerámica a torneta e infinidad de restos óseos (principalmente ovicáprinos). No obstante, se pueden apreciar además en diferentes sectores de la cueva, pequeñas aglomeraciones de carbones y restos cerámicos a mano con marcas digitales.

Todo ello nos transporta inequívocamente a un arco cronológico de entre la Edad del Hierro y época Altomedieval (por la tipología de las cerámicas y el arte esquemático abstracto), si bien es cierto que un estudio más a fondo aclararía mucho más sobre los horizontes temporales de la cueva.

VISITAS

No se recomienda visitar la cueva del Acebo, ya que se encuentra dentro de terrenos con fuerte pendiente y difícil acceso. Desde Regio Cantabrorum te pedimos que respetes el yacimiento y su entorno, ya que es deber de todos mantener viva la historia de Cantabria.

Info

   

DESTACADOS

  • EL COVARON

    La cueva de El Covarón, conocida también como cueva del Haya o La Covarona, es uno de los máximos exponentes de Cantabria en cuanto a la Edad del Hierro se refiere. Y curiosamente en un entorno donde podemos encontrar infinidad de ejemplos sobre hallazgos en cuevas en este periodo (Abrigo del Puyo, cueva de La Puntida, cueva de Cigudal, Las Regadas…etc) pero donde aun no se ha encontrado ningún hábitat relacionado con las mismas. Este aire de misticismo (dado el enorme desconocimiento al respecto) hace que tanto El Covarón como todo el entorno de la Peña de Yagos sea aún una auténtica incógnita arqueológica de un puzzle del que solo se tienen cuatro o cinco piezas (cuevas).

    Tanto la cavidad como el valor arqueológico de la misma fue descubierto por miembros del Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica - CAEAP en el año 1982, momento en que recogerían en superficie la gran mayoría de los materiales conocidos en nuestros días. Pocos años después, en 1988, sería incluida en la Carta Arqueológica de Cantabria además de ser incluida en diferentes publicaciones de referencia como en el "Catálogo topográfico de las cavidades con interés arqueológico: Besaya-Miera (Zona II)" del Boletín Cántabro de Espeleología nº8 del año 1987 (redactado por Emilio Muñoz, Carmen San Miguel y José Gomez Arozamena) o "Estudios, patrimonio e inventario de las cavidades del municipio de Miera" del Boletín Cántabro de Espeleología nº 10 del año 1994 (redactado por Virgilio Fernández Acebo) entre otras. No obstante, independientemente de haber sido incluida como cueva de referencia en cuanto a la Edad del Hierro en Cantabria en diferentes publicaciones / artículos, nunca se ha realizado ningún tipo de intervención en la misma.

    No cabe duda de que nos encontramos ante una auténtica maravilla aún por descubrir. El mayor problema en este tipo de cavidades es que "el titular" que pueden arrojar no interesa al político de turno, más preocupado de justificar la paupérrima inversión arqueológica en Cantabria con hallazgos de "pinturas rojas", guerreros visigodos (aunque para ello tengan que ocultar y mentir con un hallazgo de hace 6 años) o algo con lo que poder contentar en su editorial del Diario Montañés. La Edad del Hierro no cuenta ni dentro ni fuera de las cuevas..bueno si, solo para publicitar a los cántabros como un pueblo aguerrido al igual que sus antepasados a los que, ciertamente, tienen abandonados. Cantabria Infinita lo llaman..

    Bibliografía: "Carta arqueológica de Cantabria". Emilio Muñoz Fernández y Carmen San Miguel Llamosas. Editorial Tantín (1988).


  • CUEVA DE LAS CUBRIZAS

    La cueva de las Cubrizas (o Cobrizas como también se la conoce) es otra de esas cavidades que conforman el "puzzle sin terminar" de cuevas sepulcrales entre el Peñajorao, el abrigo de Barcenillas y la cueva de La Raposa. Un área de pocos kilómetros a la redonda donde encontramos diferentes yacimientos cuya cronología oscila entre el Mesolítico y la Edad del Bronce y donde quedan muchas incógnitas aún por despejar. De lo que no cabe duda es que los antiguos moradores de estas brañas, que no superan los 200 metros sobre el nivel del mar, escogieron un lugar ideal para vivir. Si dirigimos nuestra mirada al Norte desde la ayatala rocosa donde se ubica, tenemos una panorámica increíble de la línea de costa donde destacan el castro del Cueto de Mogro y el alto de La Picota. Además, por debajo de nosotros y en esa misma dirección, podemos observar el abrigo de Barcenillas y la cueva de La Raposa. Si nos dirigiésemos al Este, a muy poca distancia, nos toparíamos con el complejo funerario del Peñajorao y poco después con la cueva de El Pendo. En definitiva, básicamente nos encontramos en uno de los "focos" de actividad humana en un arco cronológico muy amplio, que abarca desde época Mesolítica/Neolítica hasta la Edad del Bronce principalmente, con vestigios en menor medida de la Edad del Hierro e incluso de la Edad Media.

    El yacimiento fue descubierto a finales de la década de los años 70 del siglo pasado, cuando el grupo de espeleología GEYMA de Astillero entrego al Museo de Prehistoria y Arqueología un lote de fragmentos medievales encontrados en el fondo de la sima. Pocos años después, el CAEAP - Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica – encontraría en superficie diferentes materiales incluyendo algunos prehistóricos. En el año 1999, dentro del estudio de las cuevas sepulcrales del karst del Peñajorao, un equipo del propio CAEAP dirigido por Emilio Muñoz y Jose Manuel Morlote, realizan la limpieza y estudio de una antigua calicata que se cree que pudo ser echa por el antiguo equipo de camineros de la Diputación. A modo de apunte, todo el interior de Las Cubrizas se encontró muy pisado dado que la cueva fue utilizada como refugio en la Guerra Civil.

    No cabe duda de que Las Cubrizas es una cavidad que, independientemente de haber sido estudiada hace no muchos años (bueno, ya son 20 años), será otra de esas cuevas que acabarán por "perderse". Y en este caso, no solo por la dejadez administrativa (que también), sino porque estamos ante un sumidero activo por el que en época de grandes lluvias se arrastran materiales y más materiales hacia su interior. Si os fijáis en la imagen, la acumulación de grandes cantidades de palos (abajo a la derecha) se debe a esa grandes de agua que bajan a través del cauce de un pequeño río que llega hasta aquí. Testigo directo de una época increíble en Cantabria, solo sus frías paredes sabrán lo que ocurrió en su interior y entorno más próximo.

    Bigliografía:"LAS CUEVAS SEPULCRALES DEL PEÑAJORAO (CAMARGO-PIÉLAGOS, CANTABRIA). Kobie Serie Paleoantropología, nº 34: 41-64" -Emilio Muñoz Fernández, Jose Manuel Morlote Expósito y Silvia Santamaria Santamaria.

  • LA CUEVA DEL MOLINO

    La cueva del Molino es otra de las grandes incógnitas de valle de Matienzo. Las pequeñas estructuras encontradas en su interior, la curiosa disposición de las mismas (como veremos más adelante), los hallazgos materiales como restos cerámicos y óseos (fauna) y, en definitiva, una lista considerable de evidencias, llevan a pensar que estamos ante un yacimiento prácticamente desconocido. Eso sí, los procesos erosivos naturales y que nos encontremos ante una "cueva de agua" no han permitido que el estudio y conocimiento de la misma fuese mucho más exhaustivo, perdiéndose a buen seguro por el camino muchas evidencias arqueológicas arrastradas por el agua o enterradas por miles y miles de años de sedimentos. No olvidemos que hoy en día muchas de las cuevas poco atractivas (aunque en estos términos no hay cueva poco atractiva) pudieron contener un hábitat óptimo en la prehistoria/protohistoria, pudiendo albergar hogares y espacios secos donde hoy conocemos ríos y lagunas.

    En la actualidad, posee una impresionante boca que durante gran parte del año se encuentra completamente inundada por el río que se adentra en sus entrañas. En ese punto, prácticamente en la entrada y a la derecha del cauce, se encontraron a finales de siglo XX una pequeña placa de cobre decorada y pequeños fragmentos de cerámica. En esta misma cámara, por debajo del suelo de calcita que se ha ido formando durante miles y miles de años, se ha encontrado un nivel con piedras que invita a pensar que podríamos estar ante un zona fértil arqueológicamente hablando, aunque está sin estudiar. A medida que el curso fluvial avanza, va dejando pequeñas lagunas de increíble factura.

    Ya en el interior de la cueva, a unos 200 metros de la entrada y a la izquierda de un pequeño lago, se han conseguido identificar unos 600 metros de galería que combina partes húmedas principalmente con pequeños sectores secos. Curiosamente se ha conseguido posicionar la cueva de Rascavieja justo por encima de este punto en la ladera. Si por el contrario en la primera cámara avanzamos hacia la derecha, nos encontraremos con una pequeña galería donde se han identificado varios huesos (tanto calcificados como no) de una posible hiena, de modo que siguen aumentando las evidencias de que nos encontramos ante un entorno seco y confortable en la prehistoria. Si a esto le sumamos que en este mismo sector se encontraron en 2007 restos de cerámica (ver en la imagen), no queda ya ninguna duda.

    Tras pasar por diferentes lagos, coladas estalagmíticas y otras formaciones, llegamos al final de la cueva. Es en este punto donde se realizó uno de los hallazgos más desconcertantes para la comunidad arqueológica: Se encontró un pequeño muro de piedra, semicircular, de unos 2.5 metros de diámetro. Hasta aquí todo podría parecer normal..si no hubiese crecido una estalagmita justo por encima de él. Está más que claro que la pequeña estructura fue construida en algún momento de la Prehistoria, incluso se han llegado a realizar estimaciones sobre su datación, situándola entre los 10.900 y 35.000 años antes de nuestra era (Jesús Ruiz Cobo y Peter Smith, 2003).

    Para concluir, destacar que existe otro pequeño acceso al Este, mucho más pequeño que el principal pero a diferencia de este, seco todo el año. No cabe duda de que la cueva del Molino (o cueva del Agua como la conocen algunos) es un yacimiento con más incógnitas que respuestas. ¿Qué sentido tienen la estructura semicircular de su interior? ¿Cuántas evidencias se almacenan en el fondo de sus lagos? ¿Qué se esconde bajo su suelo calcificado?. En este caso, desgraciadamente, el tiempo no nos dará la respuesta..todo lo contrario, seguirá sepultándola a modo de infinito protector..

    Documentación gráfica y agradecimientos: The Matienzo Caves Project