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Vestíbulo y boca principal de La Palenciana

Si conoces la cueva de La Palenciana te das cuenta de que su milenario pasado tuvo que ser fructífero. Grandes dimensiones, galerías secas y calurosas, grandes bocas que permiten que la luz del Sol entre a gran parte del espacio habitable, orientada hacía el Sur, a media ladera con grandes valles y el río a sus pies..una auténtica maravilla. Solo un problema, que a buen seguro que sus moradores resolvieron, no solo en esta cueva sino en gran parte de los valles del Miera (como así atestiguan la gran cantidad de oseras en las cuevas del Miera): Los osos de las cavernas. Hubo un tiempo en el que tanto Homo Sapiens como el Ursus Spelaeus compartieron espacio vital, y estos últimos querían hibernar en sus cuevas si o sí.

Pero en La Palenciana nunca sabremos si ambas especies vivieron en ella dado que el vaciado sistemático de las arcillas de estas cuevas para paliar la acidez de los suelos para uso agro-ganadero han hecho que lo a buen seguro fuese un yacimiento espectacular, no deje de ser un auténtico queso de gruyere. Se intuye que sí, pero el suelo del 99% de la cueva está vaciado, de modo que pocas oseras o ninguna quedan. Lo mismo ocurre con cavidades como la cercana Palenciana II, también vaciada para los citados menesteres.

Su interés arqueológico fue dado a conocer por el Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica – CAEAP a finales del siglo pasado y desde entonces hasta hoy poco o nada se sabe de la misma salvo que fue incluida dentro de la zona de protección arqueológica de la cueva de El Puyo en 2014 en la declaración BIC de esta última. Pero el ser incluido dentro de la zona de protección en un papel de nada vale, ya que las quemas sistemáticas de la ladera donde se ubica y el total desconocimiento de la sociedad en cuanto a que está "protegida" de nada valdrá. No en vano, se pueden apreciar calicatas actuales (hasta con una escalera de aluminio contemporánea) que dan a entender que las extracciones de arcillas de su interior se siguen llevando a cabo.

Una auténtica pena para una cueva (no solo ella sino el conjunto con La Palenciana II) y un entorno digno de poder ser admirado, respetado y al menos señalizado. Cantabria Infinita lo llaman…

Bibliografía: "Elemento de interés arqueológico y Patrimonial en la zona del Puyo" Monografías electrónicas del Centro de Estudios Montañeses, nro 1. (2016). Virgilio Fernández Acebo.

 

Galeria interior de la cueva de La Palenciana

Nos encontramos ante una enorme cavidad con varios vestíbulos y varias bocas, la gran mayoría de ellas orientadas al Sur. La que podemos denominar como principal tiene una altura de unos 10,5 metros de ancho por 4 de alto. Desde aquí se accede a un vestíbulo totalmente llano que finaliza en un estrechamiento. Desde aquí la cueva adquiere dimensiones mucho mayores y nos lleva entre diferentes galerías al resto de las bocas. Por el camino veremos grandes calicatas de extracción de arcilla que se han realizado por debajo de la concreción calcítica, viéndose en muchas paredes de la cueva donde se encontraba el suelo primigenio.

Los diferentes materiales encontrados (fragmentos cerámicos lisos a mano y a torno, fragmentos de huesos, 1 lasca de silex y un canto) nos transportan a diferentes momentos habitacionales de la cueva. En primer lugar a un contexto de hábitat entre el Paleolítico y el Mesolítico. Y otro muy diferente que nos lleva a un contexto sepulcral en el Calcolítico / Edad del Bronce para terminar como depósito en la Edad del Hierro e incluso la Edad Media (materiales y las manchas carbonosas en sus paredes así parecen reafirmarlo).

VISITAS

Todos podemos disfrutar del entorno de la cueva de La Palenciana, ya que no es un yacimiento visitable (debemos de tener precaución). Desde Regio Cantabrorum te pedimos que respetes el yacimiento y su entorno, ya que es deber de todos mantener viva la historia de Cantabria.

Info

   

DESTACADOS

  • SIMA DEL CRANEO

    La Sima del Cráneo, o Cueva 2139 como también se conoce, es uno de los exponentes del valle de Matienzo junto con Cofresnedo y Rascavieja a la hora de analizar el gran número de depósitos cerámicos atribuibles al Calcolítico o Edad del Bronce relacionados con cavidades sepulcrales. Situada sobre el Barrio de Cubija, nos encontramos ante una pequeña gatera que en su boca no supera los 0.70 metros de alto por 0,75 de ancho circunstancia que, unida a la fuerte pendiente de la ladera donde se ubica, nos indica que no ofrece ningún espacio para el hábitat. Salvo en Cofresnedo, el valle nos ofrece claros ejemplos de prácticas funerarias o rituales en pequeños y apartados espacios, encontrándose casí siempre los restos óseos de individuos subadultos (lo que indica la importante tasa de mortalidad a esas edades) rodeados de fragmentos cerámicos e incluso en ocasiones con sus colgantes de hueso o conchas.

    Tras la angosta boca nos encontramos con una pequeña galería de unos 2,5 metros por 0.8 de ancho, de suelo cubierto por sedimento de tierra y con una ligera inclinación hacia el interior, terminando en una gran sima de 10 metros de profundidad. Este espacio posee un diámetro que oscila entre los 3 y 4 metros, presentando una pequeña gatera lateral a 5 metros aproximadamente y una repisa anexa a unos 7 metros. Más abajo, en el fondo de la cueva, se abre una galería bastante más espaciosa, de unos 5 metros de ancho por 10 de largo. Fue localizada por la Expedición Británica a Matienzo en sus trabajos de catalogación espeleológica del valle, encontrando el depósito arqueológico en una de sus exploraciones. Los trabajos de recuperación del material arqueológico se llevaron a cabo en el verano de 2005 tras el pertinente permiso y aceptación por parte de la Consejeria de Cultura.

    No cabe duda que el valle de Matienzo es todo un referente a la hora de interpretar un esquema de cierta homogeneidad en los procesos sepulcrales en cuevas de la Edad del Bronce en Cantabria. Poco o nada se conoce del ritual exacto llevado a cabo, lo cierto es que la similitud tanto en los materiales óseos como cerámicos hallados, hace pensar que estamos ante una sociedad con cierto arraigo a este tipo de costumbres.

    Bibliografía: Informe preeliminar del depósito arqueológico de la Sima 2139 (MTZ) de Matienzo (Ruesga) - Jesús Ruiz Cobo (GEIS/CR), Juan Corrin (E.I.M.) y Peter Smith (E.I.M.)*

    Documentación gráfica y agradecimientos: The Matienzo Caves Project

  • CUEVA DEL ASPIO

    La Cueva del Aspio ha sido hasta no hace muchos años otro de los grandes tesoros escondidos de Cantabria. Gracias al "Proyecto arqueológico Cueva del Aspio", liderado por Rafael Bolado del Castillo y Miriam Cubas, hoy en día se conoce el potencial arqueológico e histórico de la misma. Potencial porque, independientemente de las pruebas que sitúan su "vida útil" entre el Paleolítico y la Edad Media, todavía queda mucho por descubrir en esta cavidad. Se sitúa en las proximidades de los pueblos del Valle y Vegacorredor (Ruesga), concretamente por encima de "Los Pandillos".

    Las primeras noticias sobre su existencia se producen hacia el año 1961 aproximadamente, cuando el Grupo de Exploraciones Subterraneas del Club Montañes de Barcelona (G.E.S.) explora alrededor de 400 metros de la cavidad. No sería hasta el año 1964 cuando se realizase la exploración completa de la parte hoy conocida, concretamente realizada por la Asociación Espeleológica Ramaliega (A.E.R.) y el grupo anteriormente citado G.E.S. Poco después (1970) aparecen las primeras evidencias arqueológicas de la mano de J.M. del Moral de la Campa, quien revela más adelante la existencia de cerámica prehistórica.

    Tenemos que esperar a finales del siglo XX para conocer más en detalle el potencial arqueológico de la Cueva del Aspio. Tras una visita de los miembros del C.A.E.A.P. y del A.E.R. (Asociación Espeleológica Ramaliega) se descubren diversos materiales arqueológicos y unos paneles de arte esquemático abstracto que fueron publicados por Serna et alii en el año 1994. Del mismo modo, Serna et alii hace referencia a la posible dispersión y fragmentación de un número mayor de materiales arqueológicos años atrás, sobre todo debido a actividades espeleológicas realizadas en el pasado. En sus publicaciones, subdivide la Cueva del Aspio en 5 zonas de interés:

    • El vestíbulo: Una de las zonas más interesantes arqueológicamente hablando, ya que la erosión del agua ha dejado más accesibles los materiales de relevancia. Concretamente en la zona derecha se cita “un nivel arcilloso, de color terroso, que a veces llega a alcanzar los 25 cm de potencia, muy rico en evidencias, con abundantísimo sílex, restos paleontológicos y cantos de arenisca”. (Serna et alii 1994: 371). Es aquí donde se documentan un total de 63 piezas en sílex (lascas, buriles, raspadores, etc), un disco calizo, dos esquirlas óseas, dos percutores de arenisca, 4 galbos de cerámica a mano, 3 galbos de cerámica a torno y los restos de una jarra oxidante con asa de cinta..un sector soñado por cualquier arqueólogo que se precie. Es en este punto donde parece localizarse la ocupación más antigua, aunque se puede comprobar gracias a la jarra, que este sector fue ocupado desde el Paleolítico hasta la Edad Media.
    • Primer depósito: Se ubica en la parte final del vestíbulo, concretamente a unos 60 metros de la boca y en su parte centro-izquierda. Destacan los restos de una orza con decoración plástica y digitaciones típicas de la Edad de Bronce en Cantabria.
    • Segundo depósito: Situado a 80 metros de la boca, ha aportado restos cerámicos y óseos que todavía no han sido ubicados cronológicamente.
    • Tercer depósito: 120 metros separan este sector de la boca de la cueva. Los materiales aquí encontrados fueron hallados en un área de 40 metros cuadrados, destacando la presencia de varias vasijas de cerámica casi completas, una vasija "celtibérica" pintada y un conjunto de 8 peines de telar de madera. Todas estas evidencias sitúan la cronología de este sector muy próxima a la Edad del Hierro en Cantabria.
    • Las pinturas: Se localizan a unos 175 metros de la boca. Realizadas con pintura negra carbonosa, tienen formas esquemático-abstractas.Este tipo de interpretaciones han sido fechadas tradicionalmente entre la Edad del Hierro y la Edad Media, aunque todas las dataciones obtenidas hasta ahora nos llevan a esta segunda etapa.

  • EL ACEBO

    La cueva del Acebo es otra de esas cavidades que tienen un aura especial. Y no, no solo por su espectacular ubicación en la omnipresente Peña Yagos de Miera, sino por las decenas de incógnitas que aún la rodean tanto a ella como a todas las cuevas relacionadas (de un modo u otro) con la Edad Bronce y el Hierro en la comarca. Una concentración (La Soterraña, El Covarón, La Puntida, El Puyo, Cigudal, La Palenciana..y un largo etc) que nos habla de una historia aún desconocida y que por los pocos vestigios estudiados al respecto..parece maravillosa a la vez que abandonada. Y eso que nos enorgullecemos "tanto" de los antiguos cántabros

    Su valor arqueológico fue dado a conocer por el Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica – CAEAP a principios de los años 80, si bien existen calicatas antiguas atribuidas al equipo de Camineros de la Diputación que pueden apuntar a un conocimiento previo sin documentar. Desgraciadamente, algunas de las calicatas parecen tener cierto rigor y sentido, pero otras tantas no parecen estar hechas por este antiguo equipo. Y desde entonces hasta hoy, salvo diferentes y breves citas en publicaciones como el Boletín Cántabro de Espeleología..nada más al respecto.

    Una historia, la de todas las cuevas relacionadas con la Edad del Hierro en la comarca de Miera (en definitiva, de toda Cantabria) que se pierde diluida entre los publirreportajes vacíos de los Consejeros y Directores de turno, más preocupados de vendernos licitaciones del MUPAC sobre cuantas empresas se han presentado a su construcción o Leyes de Memoria Histórica que son de todo menos históricas. Mientras tanto, lábaro en ristre, cuevas y yacimientos como la cueva del Acebo perecen en el olvido…Cantabria Infinita lo llaman.

    Bibliografía: "Catálogo topográfico de las cavidades con interés arqueológico: Besaya-Miera (Zona II)". Carmen San Miguel Llamosas, Emilio Muñoz Fernández y Jesús Gomez Arozamena. Boletín Cántabro de Espeleología, 8 (1987)