La cueva de El Covarón, conocida también como cueva del Haya o La Covarona, es uno de los máximos exponentes de Cantabria en cuanto a la Edad del Hierro se refiere. Y curiosamente en un entorno donde podemos encontrar infinidad de ejemplos sobre hallazgos en cuevas en este periodo (Abrigo del Puyo, cueva de La Puntida, cueva de Cigudal, Las Regadas…etc) pero donde aun no se ha encontrado ningún hábitat relacionado con las mismas. Este aire de misticismo (dado el enorme desconocimiento al respecto) hace que tanto El Covarón como todo el entorno de la Peña de Yagos sea aún una auténtica incógnita arqueológica de un puzzle del que solo se tienen cuatro o cinco piezas (cuevas).
Tanto la cavidad como el valor arqueológico de la misma fue descubierto por miembros del Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica - CAEAP en el año 1982, momento en que recogerían en superficie la gran mayoría de los materiales conocidos en nuestros días. Pocos años después, en 1988, sería incluida en la Carta Arqueológica de Cantabria además de ser incluida en diferentes publicaciones de referencia como en el "Catálogo topográfico de las cavidades con interés arqueológico: Besaya-Miera (Zona II)" del Boletín Cántabro de Espeleología nº8 del año 1987 (redactado por Emilio Muñoz, Carmen San Miguel y José Gomez Arozamena) o "Estudios, patrimonio e inventario de las cavidades del municipio de Miera" del Boletín Cántabro de Espeleología nº 10 del año 1994 (redactado por Virgilio Fernández Acebo) entre otras. No obstante, independientemente de haber sido incluida como cueva de referencia en cuanto a la Edad del Hierro en Cantabria en diferentes publicaciones / artículos, nunca se ha realizado ningún tipo de intervención en la misma.
No cabe duda de que nos encontramos ante una auténtica maravilla aún por descubrir. El mayor problema en este tipo de cavidades es que "el titular" que pueden arrojar no interesa al político de turno, más preocupado de justificar la paupérrima inversión arqueológica en Cantabria con hallazgos de "pinturas rojas", guerreros visigodos (aunque para ello tengan que ocultar y mentir con un hallazgo de hace 6 años) o algo con lo que poder contentar en su editorial del Diario Montañés. La Edad del Hierro no cuenta ni dentro ni fuera de las cuevas..bueno si, solo para publicitar a los cántabros como un pueblo aguerrido al igual que sus antepasados a los que, ciertamente, tienen abandonados. Cantabria Infinita lo llaman..
La cueva de El Covarón se encuentra dominando un farallón rocoso que mira hacia el Este. Posee una enorme boca de unos 15 metros de ancho fácilmente identificable (incluso desde el Barranco del Infierno, decenas de metros por debajo) ya que ha crecido una espectacular haya que supera con creces en altura la boca de la cavidad. Desde aquí se accede a un gran vestíbulo de unos 18 metros de largo por 12 de ancho que se bifurca por sendas galerías a izquierda y derecha. El vestíbulo además continua de frente por una galería de unos 15 metros que en su parte final desemboca en un pequeño laminador.
Gran parte del yacimiento arqueológico se encuentra en el vestíbulo, hoy prácticamente tapado por excrementos de cabras a modo de "tapete" como ocurre en muchas cuevas de media/alta montaña. No obstante, por gran parte de la cueva se pueden encontrar abundantes restos de fauna (ovicaprinos principalmente) que se entremezclan con los actuales. En todo este sector se encontraron fragmentos de cerámica lisa correspondientes a la Edad del Hierro, cerámica prehistórica también lisa, una placa de hierro rectangular, una moneda de bronce (sin identificar) y una fíbula con sombrerete cuya tipología corresponde a "La Tené".
No podemos olvidar ni mucho menos el conjunto de grabados incisos atribuible a la misma época (Hierro Final), que se encuentran en un angosto laminador que desemboca en una pequeña sala circular con un gran depósito de carbones. Justo en este lugar se pueden apreciar también diferentes marcas negras incluidas como arte esquemático / abstracto.
No se recomienda visitar la cueva de El Covarón, ya que se encuentra dentro de terrenos con fuerte pendiente y difícil acceso. Desde Regio Cantabrorum te pedimos que respetes el yacimiento y su entorno, ya que es deber de todos mantener viva la historia de Cantabria.
La cueva de Rascavieja (Matienzo, Ruesga) es una enorme cavidad que alberga miles y miles de años de historia y misterio. Nos encontramos de este modo ante otra de las enigmáticas cavidades de este prolífero valle, que puedo albergar diversos rituales en varias épocas comprendidas entre el Calcolítico y la Edad del Hierro. Miles de años antes, en el Pleistoceno, la gran sala de entrada y otros puntos más al interior estuvieron poblados por el conocido Oso de las Cavernas (Ursus Speleaus), apareciendo en estos puntos restos óseos de los mismos, abundantes marcas de garras en las paredes e incluso las propias oseras. Y no solo eso, sino que en las zonas más profundad de Rascavieja se han llegado a encontrar también restos de la conocida como Hiena de las Cavernas (Crocuta crocuta spelaea), denotando la gran ocupación animal de la comarca en tiempos inmemoriales.
Las primeras evidencias de uso humano nos llevan a un momento impreciso de la Prehistoria, encontrándose en el vestíbulo de la cueva restos de la fauna consumida y carbones de sus hogares, lo que nos da a entender que estamos ante un grupo de cazadores paleolíticos (no sabemos si estacionales o nómadas). Miles de años después la cueva vuelve a tener uso, aunque esta vez a modo de tumba. Entre el II y III milenio a.C., los antiguos pobladores del valle de Matienzo eligieron un pequeño espacio en el vestíbulo (justo detrás de un gran bloque de piedra) para enterrar a un joven acompañado de un modesto ajuar consistente en un vaso cerámico, un pequeño cuenco (liso) y un vaso de mayor medida del que se cree que pudo contener algún tipo de alimento u ofrenda. Se sabe además que el lugar elegido para esta inhumación fue vaciado o limpiado previamente, ya que no aparece ningún tipo de bloque o fragmento en su interior. El espacio u hornacina donde se realizó el enterramiento posee unos 3 metros de largo por un metro de ancho, destacando incluso la presencia de una pequeña hoguera en una plataforma inmediata (no se sabe si anterior o posterior). Con todo, tanto los huesos como los fragmentos cerámicos encontrados se hallaron dispersos por el vestíbulo, debido probablemente a que la acción tanto humana como animal (incluso carroñeros) los moviesen de su lugar original. Gracias a uno de los fragmentos óseos sabemos que la datación proporcionó un resultado de 3.999 años de antigüedad (con una desviación de más/menos 59 años), reafirmando así su cronología. Se conoce también la existencia de otro depósito, probablemente coetáneo al anterior, de restos humanos en una gatera lateral, con la diferencia de que se cree que este ritual fue mucho más humilde al no conocerse la existencia de restos cerámicos.
Inmersos ya en la Edad del Hierro, se conocen evidencias de posibles rituales en los que el fuego pudo jugar un papel fundamental (al igual que en otras cavidades como Cofresnedo y el Aspio). En el centro de la gran sala se encontraron restos de una gran hoguera de la que se sabe más bien poco, sobre todo porque no se sabe si se realizó in-situ o los propios restos carbonizados fueron movidos a este lugar. Esto, unido a la presencia de restos cerámicos de un vaso de tipo globular, de perfil en "S", acentúa la creencia de que entre el Calcolítico y La Edad del Hierro tanto Rascavieja como las citadas cuevas fueron un lugar ritual de relevancia.
Todo el mundo ha oído hablar del derrumbe de la Peña (o Peñona) de Caranceja allá por el año 1930. Existen documentos gráficos y testimonios que nos hablan de aquella espectacular caída de toneladas y toneladas de piedra que sacó cantidades ingentes de agua del Rio Saja y que hizo temblar las cercanas casas de Golbardo, además de posibilitar la pesca de truchas y anguilas en las huertas cercanas. Una espectacular historia. Igual de espectacular es la historia del puente de Golbardo (prácticamente enfrente), construido entre 1902 y 1903 y que es el primero de España en emplear armadura rígida portante como soporte de hormigón. Por todo ello, fue declarado Bien de Interés Cultural. Otra historia digna de recordar.;
Y a tan solo unos metros, contemplando la construcción de uno y el derrumbe de la otra, la cueva de La Peñona de Caranceja. Una cavidad cuya historia nadie recuerda, aun albergando miles de años en sus entrañas sin que nadie haga hincapié en ella. Y no será porque no tuvo un pasado prehistórico digno de recordar, sino porque como casi todo lo relacionado con Cantabria que verdaderamente importa a nivel histórico, lejos de Memorias Históricas que dejan de lado a unos o lábaros de finales del siglo XX (no de los cántabros), queda aparcada en una cuneta. Y en el caso, no solo en sentido figurado. En La misma orilla de la carretera Nacional 634 (que en sucesivas ampliaciones ha ido destruyendo parte del yacimiento) se encuentra la cueva de La Peñona de Caranceja. Fue descubierta por Hermilio Alcalde del Río el 19 de Abril de 1903, recogiendo materiales en superficie desde el primer momento y reconociendo al instante el yacimiento paleolítico que albergaba. Meses después tanto él como Luis Sierra volvieron al yacimiento y realizaron diferentes sondeos donde diferenciaron dos niveles (Superior e Inferior) como veremos posteriormente. Décadas más tarde, en los 60, el grupo de la Sección de Espeleología Seminario Sautuola realizó varios sondeos en la primera sala sin obtener grandes resultados. A finales del siglo XX, el Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica – CAEAP identificó en un corte exterior una estratigrafía de ocupación más detallada. Y a partir de entonces, salvando la multitud de citas en diferentes publicaciones desde principios de Siglo XX..absolutamente nada.
Es curioso como el material utilizado en el puente declarado como Bien de Interés Cultural, es el culpable (junto con parte de la autovía A8) de la destrucción de otro espectacular yacimiento en lo alto de la Peña y del entorno de esta cueva (y otra denominada Peñona de Caranceja II): La mina de hormigón. Una paradoja que siempre nos lleva a la misma conclusión: Cantabria es una tierra con un potencial arqueológico increíble cuyos yacimientos sufren un abandono total si no tienen pinturas, grabados, o un Director palmero. Aún así, la llaman Infinita..
La cueva de La Soterraña (o Las Regadas como también se la conoce) es un yacimiento espectacular por diferentes motivos y cronologías. Además de su increíble valor arqueológico, apenas estudiado, su entorno paisajístico y natural hacen de este enclave algo especial. Algo que por desgracia no ven así las administraciones competentes (porque les compete, no por otra cosa), que tienen esta maravilla totalmente a su merced. Pero bueno, nada extraño dado que tienen Bienes de Interés Cultural – BIC cercanos (como la necrópolis de El Puyo, uno de los máximos exponentes de la Edad del Hierro en el Norte Peninsular) totalmente abandonados y sin protección alguna. La máxima de las cuevas en Cantabria de “si no tiene pinturas no interesa” se cumple a la perfección en La Soterraña, aunque como veremos a continuación, tengamos evidencias desde el Paleolítico Medio hasta época Alto medieval.
El yacimiento fue reconocido por primera vez en la década de los 80 del siglo pasado por miembros de la Sección de Espeleología del Seminario Sautuola S.E.S.S, quienes la incluirían en su cuaderno de salidas como "cueva de Las Cabañas". Sería estudiada poco después por el Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica CAEAP. Ya por aquel entonces, se realizó un plano de la misma (1985) y se puso en contexto su gran valor arqueológico gracias a los materiales encontrados en su interior. Una de las curiosidades de la misma es que en el año 1986 un estudiante canadiense grabaría varias representaciones animalistas (un ciervo por ejemplo, que podéis apreciar en la imagen) para confundir al Director del Museo e Inspector de Patrimonio de la Consejería de Cultura. Evidentemente, fue expulsado de inmediato del equipo de investigación.
Y desde entonces hasta hoy mismo, poco más relacionado con la protección, investigación y puesta en valor de la cueva de La Soterraña. Una cavidad, como veremos, que tiene relación directa (al menos uno de sus sectores) con la necrópolis del abrigo de El Puyo y desde donde diferentes materiales se han ido precipitando hacía las entrañas de la tierra. Una auténtica pena que algo tan maravilloso pase totalmente desapercibido..Cantabria Infinita lo llaman.
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