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Lucerna de bronce de Flaviobriga depositada en el MUPAC

Desde su descubrimiento en el año 1991, además de alguna que otra publicación (como la citada en la bibliografía) y la presencia de este espectacular testigo del mundo romano en "La Pieza del mes del MUPAC" (en diferentes ocasiones), la lucerna de bronce de Castro Urdiales ha quedado relegada a un segundo plano. Pasa un poco como con su ubicación en el actual Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria, donde la escasa iluminación hace casi imposible obtener una fotografía medianamente decente. La verdad ocurre un poco lo mismo con gran parte de los materiales, el entorno más cercano y el actual yacimiento de Flaviobriga. La única colonia romana de la costa cantábrica (si si, la única), puerto fundamental entre el norte de Hispania y la Galia, no tiene toda la "iluminación mediática que merece". Esta espectacular lucerna forma parte de un enorme puzzle arqueológico al cual le faltan muchas piezas que en muchos casos se han perdido por la vorágine constructiva en Castro Urdiales, en otros casos por el desconocimiento general y en otros muchos…por ser muy muy cortos de miras.

¿Y porqué esta reflexión en alto que nada tiene que ver con la lucerna?. Buscando documentación para esta entrada, principalmente para encontrar paralelos de la misma, me he topado con la espectacular pieza (completa) de la Ifergan Gallery - Ancient Art de Málaga. Una lucerna de características prácticamente similares a la de Cantabria pero con la máscara decorativa. Precio: 3.500€ (con certificado de autenticidad y procedente de una colección inglesa particular de la década de los 90). Un tema totalmente respetable, no seré yo quien lo cuestione, pero cada vez que veo una pieza así a la venta no puedo dejar de pensar en que una colección particular en Cantabria (concretamente de Flaviobriga) se perdió en el olvido en galerías de coleccionismo y otros canales gracias a los políticos de turno (de medio pelo, para que engañarnos) y a los acólitos (de medio pelo también, por cierto) que por envidias, por etiquetas y por titulitis dejaron escapar una colección sin precedentes si quiera el MUPAC tiene: La colección de Félix González Cuadra.

Hace ya décadas, se celebró una exposición en el Palacete del Embarcadero (Santander) dedicada a la antigua ciudad de Portus Victoriae. Muchas de las piezas, entre las que destacaban espectaculares muestras de terra sigillata, pertenecían a la colección de Félix González Cuadra. Su inmensa colección había sido obtenida principalmente en el área de Castro Urdiales y alrededores a mediados / finales del siglo pasado (principalmente en la década de los 70 y 80). Hace no muchos años, el conocido coleccionista e investigador (que no arqueólogo) quiso llegar a un acuerdo con el Gobierno de Cantabria para que su colección fuese de uso y disfrute público, quedando expuesta en un lugar acondicionado dentro de Castro Urdiales (requisito fundamental para él). Solicitaba además una serie de condiciones (la tradición oral cuenta que quería un busto con su nombre, o una placa por ejemplo) además del eximente relativo a la Ley de Patrimonio dado que muchas de sus piezas, por el origen de las mismas, podían serle arrebatadas. No olvidemos que parte de su colección particular fue obtenida previa Ley de Patrimonio Nacional (1985) e incluso que la Ley de Patrimonio de Cantabria (1996), pero podría serle arrebatada ya que además, no siempre las obtuvo de un modo normal. Finalmente, la Consejería de turno (en la cual figuraba algún primera espada del Gobierno de Cantabria actual) tenía el acuerdo prácticamente cerrado a falta de una comisión de Patrimonio que apoyase la citada "cesión" (que no venta ni adquisición) para su disfrute público.

¿Qué es lo que ocurrió entonces? Que antes de permitir que una colección única fuese de uso y disfrute público en el Ayuntamiento de Castro Urdiales, esa comisión tachó de "expoliador" y poco menos que el diablo a Félix Gonzalez Cuadra (con quien incluso colaboraban en el pasado) haciendo que cualquier tipo de acuerdo se tornase imposible. Muchos de estos expertos (por llamarlos de alguna manera), que nos privaron a todos de conocer la Flaviobriga "material" de verdad, siguen siendo acólitos de cada Gobierno entrante. ¿Qué pasó finalmente?. Félix González Cuadra muere el 26 de Mayo de 2014. El que fuese miembro del centro de Estudios Montañeses, investigador y descubridor de (por ejemplo) el castro de Sámano, la calzada romana, el acueducto de Castro Urdiales, el abrigo del Cuco, la cueva de la Riba, La Ciega, Los Dientes o la Dársena…se lleva con él cualquier posibilidad de que su colección se exponga. Sus hijos, herederos de la misma, no quieren (ni querrán) llegar a ningún acuerdo con aquellos que vilipendiaron e insultaron a su padre. Yo, haría lo mismo. ¿Y dónde está la colección? Pues parcial o totalmente vendida, no se sabe. Alguno de los gobiernos entrantes me pregunta (el actual incluido, nadie me lo podrá negar) que pueden hacer por la cultura en Cantabria. Yo siempre les digo entre otras cosas: Recuperar la posibilidad de que la colección Gónzalez Cuadra pueda ser expuesta a la gente. Al final terminan la legislatura y pasan sin pena ni gloria. Bueno si, trazando un plan "estratégico cultural" un año antes de las elecciones para justificar que aparte de humo, han vendido algo. Paradójicamente lo suelen trazar con los mismos acólitos que llevan décadas aferrándose a la idea de que Gonzalez Cuadra era poco menos que el demonio.

 

Lucerna de bronce de la Ifergan Gallery -  Ancient Art (Málaga). Fuente: Ifergan Gallery -  Ancient Art

Volviendo a la pieza en sí, la lucerna de Flaviobriga es una pieza única en Cantabria. Fue encontrada en el interior de una de las estancias de época Flavia de la excavación en la calle Ardigales (donde hoy se encuentra el centro de interpretación). Concretamente apareció a una profundidad de 1,40 metros, justo en el nivel de uso o abandono de la villa donde además aparecieron numerosos fragmentos de terra sigillata hispánica. Nos encontramos ante una lucerna de bronce es un muy buen estado de conservación salvo por la ausencia del remate decorativo que suelen presentar, comúnmente un tema figurativo en relieve (bien un animal o una máscara).

Sus dimensiones (contando con el asa) son de 20,5 cm de longitud, 12,5 de alto por 9 de ancho. Uno de sus aspectos más bello y espectacular es que presenta dos inscripciones: Una de ellas en el comienzo del asa y otra en la cara externa de la base. Ambas parecen hacer referencia a la misma persona, posiblemente su propietario, si bien su estructura no es la misma. Una de ellas presenta el texto VAL MAR y la otra el texto VAL.MR, ambas grabadas por medio de puntos. Se ha interpretado que la primera parte del texto puede corresponder a la abreviatura del nomen latino "Valerius" y la segunda a un varios cognomina equivalentes a "Martialis", "Marcellus", "Marcianus" o similar.

Esta lucerna corresponde a un tipo bien definido, las cuales tienen origen helenístico y son fabricadas en la península itálica (y posteriormente distribuidas por el imperio romano). Fueron utilizadas entre el siglo I d.C. y principios del II d.C., imponiéndose finalmente el uso de las mismas en cerámica. Dentro del imperio romano, se encontró un importante conjunto en las arrasadas Pompeya y Herculano (79 d.C.). En territorio nacional existen ejemplos en el Museo Arqueológico Nacional (de origen foráneo), una encontrada en León (con una máscara como remate), otra en Villamartín (Cádiz) y otra como la de Filloedo (Salvatierra de Miño, Pontevedra) entre otras. Hay que destacar también la de la imagen, procedente de una colección particular de Inglaterra y depositada en Málaga.

Bibliografía: "Lucerna romana de Bronce Procedente de Castro Urdiales (Cantabria)" (1996). José Luis Pérez Sánchez / Alicia Ruiz Gutiérrez

VISITAS

La ubicación que se muestra es la original donde apareció en las excavaciones del año 1991 (yacimiento de Flaviobriga). Si quieres contemplar la lucerna de bronce de Castro Urdiales, puedes visitar el Museo de Arqueología y Prehistoria de Cantabria donde se encuentra expuesta.

Info

   

DESTACADOS

  • PATERA DE OTAÑES

    La Pátera de Otañes es, sin lugar a dudas y con todos los respetos hacía el resto de los materiales de la misma cronología, el objeto romano con mayor relevancia dentro de los hallazgos coetáneos de Cantabria. Su la monumentalidad de sus escenas, su contenido, su epigrafía (tanto en el anverso como en el reverso, que muchos desconocen), el entorno de su aparición y, en definitiva toda ella, nos llevan a realizar la primera afirmación. Además, el halo de misterio y las incógnitas que aún alberga su texto epigráfico, la hacen mucho más llamativa.

    Quien vería las caras de aquellos jornaleros que a finales del siglo XVIII fueron a sacar piedra al Pico El Castillo para construir las paredes del caserío del Prado, situado a los pies del citado monte y propiedad de Antonio Zacarías de Otañes. Tal fue el revuelo histórico que produjo este hallazgo (y el de otras piezas de plata que fueron vendidas a plateros de Bilbao, además de 7 miliarios) que el Ayuntamiento de Castro Urdiales se vió obligado a remitir un acta notaria a la sede de la Real Academia de Historia en el año 1826 para aclarar el hallazgo. Este documento, titulado "Información ad perpetuam rei memorimam de las antigüedades romanas halladas en el Valle de Otañes" (Leg. 1809, expediente 2, año 1826) posee todo tipo de detalles sobre las declaraciones de los testigos que décadas antes habían asistido a su hallazgo. Y ya aquí, comienzan las primeras contradicciones. El primer testigo alude que la Pátera junto otros objetos aparece en la falda Sur del pico mientras que Antonio Maria de Otañes (depositario de la pieza) había oído siempre a su padre que la pieza apareció entre las ruinas de un edificio antiguo demolido: La Torre de Lastramala. Esta fortaleza, cuyo origen se remonta al siglo XIII, estaba totalmente en ruinas y fue históricamente propiedad de la misma familia Otañes que siglos después descubriría la pieza.

    A partir de este momento la Pátera de Otañes despierta un increíble interés entre la comunidad científica. En 1895 fue trasladada a Madrid para su estudio y posterior exposición en la Real Academia de Historia. No sería hasta un siglo después, en 1999, cuando volviese a ser mostrada al público en la exposición "Los Cántabros. La génesis de un pueblo" que se realizó en el Museo Diocesano de Santillana del Mar. Poco después, entre el año 2001 y 2003 estuvo depositada en el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria, volviendo a manos de la familia Otañes (propietaria desde su descubrimiento) quien la tiene custodiada en una entidad bancaria.

    No cabe duda de que estamos hablando de la pieza con Mayúsculas del periodo romano en Cantabria. Si bien la teoría más aceptada de su hallazgo la lleva a las ruinas de la fortaleza del Pico Castillo…¿podría ser cierto que fue hallada en la falda Sur y la familia lo ocultó? ¿Dónde se encuentra el manantial de donde manan de las aguas de Umeri? ¿Qué otros objetos de plata se encontraron junto a ella?. No es solo la pieza, sino las incógnitas históricas que guarda y que aun la envuelven en su halo de misterio.

    Bibliografía: "Flaviobriga y el santuario de Salus Umeritana" José Manuel Iglesias Gil / Alicia Ruiz Gutierrez. Santuarios suburbanos y del territorio en las ciudades romanas, Universidad Autónoma de Madrid, Instituto de Ciencias de la Antigüedad (2014)


  • BASTONES PERFORADOS

    Los bastones perforados (conocidos como bastones de mando) son sin duda una de las piezas arqueológicas más enigmáticas de la prehistoria a nivel europeo. En Cantabria somos unos auténticos privilegiados, ya que tenemos varios y exquisitos (en cuanto a su decoración se refiere) ejemplos de esta maravilla del arte mueble paleolítico. Si Altamira y las cuevas del Monte Castillo son, sin dudarlo, referentes en cuanto al arte rupestre a nivel mundial (gracias a su variado contenido de pinturas y grabados), los bastones de la cueva del Castillo, El Pendo, la cueva del Valle y Cualventi no se quedan atrás en cuanto a calificativos.

    Pero ni mucho menos son los únicos en nuestra región. Desde principios del siglo XX hasta nuestros días (el último, encontrado en El Pendo en el año 2016, un fragmento eso sí) han sido varios los encontrados en diferentes cuevas con diferentes estilos decorativos. Circunstancia esta que nos lleva hasta la cúspide en cuanto a este tipo de piezas se refiere. Uno de los primeros en aparecer fue el del Monte Castillo. Fue descubierto por Hugo Obermeier a principios del siglo XX y enseguida llamaría la atención entre la comunidad científica. Posee una longitud aproximada de unos 25 cm, lo que lo convierte en uno de los más grandes de nuestra comunidad autónoma. Realizado en asta de ciervo, posee un grabado de un ciervo macho con un nivel de detalle espectacular: Increíbles cuernas, papada, cuartos traseros, orejas…el grabado grueso e inciso recalca aún más los relieves de este. Actualmente, al igual que parte de los materiales del yacimiento de Monte Castillo de principios de siglo, es propiedad del Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander – MAS. No obstante, se encuentra expuesto en el MUPAC de Santander además de tener una réplica en el Museo Nacional de Arqueología en Madrid.

    Tras esta pieza, otra de las más relevantes dentro de los bastones perforados, se encontró en la cueva del Pendo, en Camargo. En este caso, el hallazgo se produciría en las excavaciones dirigidas por el padre Jesús Carballo a principios de siglo XX sin ser el único por aquel entonces pero sí el más espectacular. No se tiene la certeza de si está realizado en asta de ciervo o incluso de reno (material también extendido por toda Europa en la realización de este tipo de bastones), si bien sus grabados están perfectamente definidos. Nos encontramos dos cabezas de cierva, una cabeza de caballo y diferentes símbolos en forma de equis. Todo ello de bella factura y realizado en un soporte de entre 15-20 cm, lo que nos da a entender la complejidad de la talla en el mismo. Una cierva entre otros motivos (además de un posible antropomorfo y otros trazos) también es la temática escogida por los antiguos pobladores de la cueva del Valle (Rasines) en otro de los bastones icónicos de Cantabria y tal vez menos conocido. Realizado también en asta de ciervo, fue descubierto a principios de siglo XX en las excavaciones del padre Lorenzo Sierra, desapareciendo en el transcurso de la Guerra Civil. Afortunadamente existe un molde de yeso del mismo en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.

    Ya a finales del siglo XX, en el año 1986, aparecería otro espectacular bastón perforado en la cueva de Cualventi (Oreña) en las excavaciones dirigidas por Miguel Ángel García Guinea. En este caso el motivo decorativo y su posición nos recuerda al ciervo del bastón de El Castillo, si bien la longitud de este lo convierte en el mayor encontrado hasta nuestros días: 30 cm. Y por último, en este pequeño recorrido entre los bastones perforados más relevantes (no quiere decir que no haya más, que los hay y de bella factura), viajamos nuevamente hasta la cueva de El Pendo y a una época no muy lejana: En el año 2016, en el marco de Investigaciones llevadas a cabo por el IIPC - Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria de la Universidad de Cantabria y dirigidas por Edgard Camarós, Marián Cueto y Pablo Arias, aparece nuevo un fragmento de bastón perforado en la cueva de El Pendo. Se uniría a las otras 10 piezas anteriores de esta tipología encontradas en la cavidad, lo que la convierten sin lugar a duda en un referente mundial del arte mueble paleolítico.;

    No cabe duda de que los bastones perforados de Cantabria son uno de los iconos por excelencia de la prehistoria europea. Este pequeño recorrido de casi un siglo nos tiene que dar pie a pensar que aún hoy existen decenas de bastones perforados esperando a ser descubiertos en nuestra tierra. Desgraciadamente, el compromiso y la inversión de nuestra Consejería de Cultura es paupérrimo de cara al potencial que tenemos. Es preferible dar 2,5 millones de € al alcalde de Suances para que arregle el Palacio del Amo (del siglo XIX) y así ayudarle a que parezca que le gusta la cultura tras tapar el yacimiento de romano de Portus Blendium con un parking. Cantabria Infinita lo llaman..


  • HALLAZGO DE ALCEDA

    El hallazgo numismático del Balneario de Alceda/Ontaneda es una historia realmente interesante a la par que desconocida, algo más que habitual en según que aspectos del milenario pasado de Cantabria (no es una cueva con arte rupestre, es decir, no vende). Un descubrimiento realizado en la construcción del balneario que no pasó desapercibida en la época y que hoy en día, con el inmenso conocimiento en relación a los establecimientos termales y los cultos romanos, hubiese sido motivo más que fundado para haberse estudiado con detenimiento. Además en un valle que ambas vertientes va dibujando un mapa de presencia romana de los más completos de Cantabria, militar en primer término y quien sabe si habitacional (y desconocido) en segundo: Monte Cildá, la Espina del Gallego, el campamento de Pandos, diferentes hallazgos numismáticos de época romana en el entorno del monasterio de Soto Irúz…pistas y más pistas de la Cantabria de la postguerra (post-Bellum Cantabricum et Asturicum).

    El edificio termal del Hotel Balneario de Alceda fue inaugurado en el año 1880, causando un gran impacto entre las clases pudientes de la época prácticamente de inmediato. A los pocos años de su inauguración, en 1892, la Guia del Bañista de Alceda escrita por don Jose Salvador rezaba que "Tales son los resultados positivos adquiridos con las aguas de Alceda que su fama justamente adquirida es ya universal". Se calcula que por aquel entonces acudían cerca de 6.000 bañistas por temporada a precio de algo más de una peseta por baño. No olvidemos que el auge termal a finales del siglo XIX / principios del XX hizo que la línea ferroviaria que comunicaba la capital con las localidades de Puente Viesgo y Ontaneda fuese una de las más frecuentadas. Lo que no mucha gente sabe es que, como consecuencia de los trabajos de excavación del manantial para la construcción de la instalación de hidroterapia, aparecieron entre el grijo y la arena "a una profundidad de bastantes pies muchas monedas y medallas romanas, unas destruidas y gastadas y otras en buen estado de conservación". Así rezaba en la publicación "Monografía de los baños y aguas mineromedicinales nitrógeno-acídulo-sulfuradas de Ontaneda y Alceda" publicada en el año 1876 por M. Ruiz de Salazar. ¡Una pasada!. Un hallazgo no valorado en la época dado el auge por aquel entonces (y en las décadas sucesivas) de la prehistoria y de conocerse poco después algo que dejaría en estado de shock a toda la comunidad científica: el descubrimiento de Altamira. No sería hasta el año 1982 cuando en la Revista Sautuola III, J.R. Vega de la Torre las incluyese en su publicación "Numismática antigua de la provincia de Santander". En los últimos años, se han realizado diferentes estudios de algunas de las monedas existentes (otras desaparecieron) que se conservan en el MAS de Santander, pero sin mayor trascendencia.

    Un hallazgo que, quien sabe, nos hable de la época romana que parece no importarnos. Todos esperamos algún hallazgo campamental espectacular, o que por fin nos digan que Juliobriga es Camesa y no Retortillo. Pero olvidamos el día a día, la vida tras las guerras cántabras fuera de los grandes núcleos urbanos, las pequeñas poblaciones, las villas rústicas (fundus) menos monumentales y que nos hablan de la vida en el campo..una Cantabria romana, pero de verdad. No se a encontrado ninguna evidencia más de época romana en la localidad de Alceda/Ontaneda..tal vez porque miramos demasiado hacia las montañas cuando a lo mejor, los secretos se encuentran en el valle.

    Bibliografía: Termalismo y Religión, la sacralización del agua termal en la Península Ibérica y el norte de África en el mundo antiguo”. Universidad Complutense, Madrid, 1998, Francisco Díez de Velasco

  • HACHAS DE TALON

    El 3 de Noviembre de 1899, don Eduardo de la Pedraja notifica a la Real Academia de la Historia de Madrid una serie de hallazgos romanos de la Península de la Magdalena. Todos los materiales salvo uno procedían o bien de Santander o su entorno más próximo. El restante, un hacha de talón con una anilla, nada tiene que ver con la actual capital de Cantabria…y nadie ha hecho hincapié en ello. Ni siquiera han observado la más que dudosa similitud con otra hacha, el de Novales, del que no hay una descripción tan fehaciente de su hallazgo.

    En 1916 doña Fermina Iglesias, natural del pueblo de Requejo en Campoo, vende al Museo Arqueológico Nacional un hacha de talón con una anilla por el precio de 15 pesetas. Los pocos datos que lo acompañan hacen referencia a que el hallazgo se produjo, de un modo aislado, en una mina de magnesita de esa localidad. Pero en Requejo nunca hubo una mina de magnesita, y nadie ha hecho hincapié en ello.;

    Con estos dos párrafos anteriores se abren una serie de incógnitas que nos dan a entender en muchas ocasiones que las fuentes documentales de principios del siglo XX, lejos de ser estudiadas en detalle, se dieron por supuesto (luego lo entenderéis mejor). Y no solo en estos dos casos, sino en muchos de los aspectos fundamentales de la prehistoria e historia en el norte peninsular. Existen excepciones, que lejos de tener el reconocimiento que merecen de absolutamente todo el colectivo científico, han despertado envidias y descrédito por cuestionar muchos de las formulaciones establecidas. Por ejemplo, gracias a grupos como el Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica (CAEAP) hubo una revisión exhaustiva de todas las cuevas (con arte rupestre y sin él), además de encontrar centenares de nuevos yacimientos que cambiaron el conocimiento de la prehistoria en Cantabria más allá de las cuevas "con pinturas" (no he visto aún un reconocimiento público a Emilio Muñoz Fernández, salvo MILES de referencias bibliográficas). En el conocimiento de las Guerras Cántabras, gracias a historiadores como Eduardo Peralta Labrador (más que le pese a muchos), todo cambió a finales del siglo XX / principios del XXI en cuanto a la identificación, estudio e investigación de los enclaves que patearon y sobrevolaron como nadie. O de un modo más cercano, en el conocimiento del sistema viario del Imperio Romano en Hispania, donde Isaac Moreno Gallo nos demuestra que la impronta de esas vías sigue existiendo miles de años después, aunque no las veamos. Todos ellos cuestionaron lo ya establecido, se la jugaron en sus hipótesis, estudios y resultados y tras muchos sinsabores pudieron demostrarlo. Existen casos de "disrupción en la investigación histórica" en nuestra tierra, los cuales normalmente son perseguidos por aquellos teóricos con un título bajo el brazo que no suelen querer mirar más allá. "Juliobriga es Retortillo, punto. Así ha sido siempre" he oido decenas de ocasiones sin un argumento demoledor a su favor. Curiosamente, después de más un siglo de investigaciones en ese espectacular yacimiento, no hay siquiera consenso de que sea la ciudad romana que dice ser. En muchas ocasiones (la gran mayoría), es mejor no decir nada. Lo escrito en el pasado, o lo reafirmado por la UC y acólitos satelitales, es dogma..en muchos casos de fe. Pero salirte de la línea implica que no estás alineado.

    Hoy escribo sobre hachas de talón de anillas de Cantabria (de 2 concretamente), teorizando sobre un posible origen más que erróneo de las mismas y creyendo encontrar un nexo sobre todas ellas. Con información que siempre ha estado ahí pero que era dogma (o poco interesante). Hace semanas, comencé un "artículo serio" al respecto que pudiese ser publicado en alguna de las revistas científicas de cabecera (Sautuola o Altamira por ejemplo), honestamente creo que para intentar ganarme la aprobación de parte de un sector al que no pertenezco. Pero la verdad, a medida que estuve buceando, pensé que me estaba equivocando: no lo necesito. Escribiré sobre estas hachas, sobre lo que considero erróneo y listo. Una información fácil, concisa y que todos entendamos. Del resto que se encarguen aquellos que entienden de verdad, los profesionales de la historia y la arqueología. Sobre todo, los que siempre quieren ir un paso más allá. El resto, que se queden dónde están. Son felices así, con el beneplácito del amo.

    Bibliografía: "Hachas de Talón del Museo Arqueológico Nacional. Catalogo y estudio arqueometalúrgico" (2017). Eduardo Galá, Óscar García Vuelta e Ignacio Montero Ruiz.

    "Cuadernos de Campoo Nro 33 - La minería en Campoo". Santiago Delgado Rodriguez - Julio Manuel De Luis Ruiz.

    "La Fontoria, una historia de baños" – Vacarizu.es

    "La minería del Hierro en el valle de Villaescusa" – Asociación para la Defensa del Patrimonio Histórico, Cultural y Natural del Valle de Villaescusa (Cantabria) 1999. J. Bacho, G.Cueto, S.Moreno, V.Moreno y G.Sanchez.

    "Die Beile auf der Iberischen Halbinsel" (1977) Luis Monteagudo.

    "Informe de los objetos hallados en distintos lugares de Cantabria" (1899). Real Academia de Historia. Biblioteca Virtual Miguel de Cervántes.