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EL CUETO

El Cueto (Castro Urdiales, Cantabria) es otra de las maravillas ocultas, y tal vez perdidas, de nuestra región. Para empezar, oculta porque incluso su denominación como castro es más que dudosa, atrevida diría yo. Además no ha sido un yacimiento muy estudiado en profundidad hasta el día de hoy. Y maravilla perdida porque como en muchos de nuestros yacimientos, las plantaciones forestales, las antenas de radiodifusión, las torres eléctricas y la cantera cercana han hecho que el "castro"de El Cueto sea un fantasma de lo que pudo ser y nunca fue. Eso sí, gracias a Erudino, se encuentra protegido por la declaración general del decreto de 22 de abril de 1949 y la ley 16/1985 sobre el patrimonio histórico español..que hubiese sido de él sino..

Centrándonos en el yacimiento, El Cueto es un monte de perfil cónico ubicado en el barrio de Brazomar, muy cercano al núcleo de Castro Urdiales donde se encontraba la colonia romana de Flaviobriga. Conserva varios restos de muralla en su ladera nordeste, los cuales son peculiares por su forma concéntrica (sin cierre aparente) y por estar realizados por mampostería a hueso. ¿A hueso?..si, se llama así a construcción de murallas/muros donde los sillares o piedras van superpuestos SIN ningún tipo de armagasa o material de sellado. En Cantabria son muy típicos en las fincas ganaderas, donde se "encajan" las piedras entre sí a modo de cierre. Llegados a este punto, ya son varios los aspectos que denotan que El Cueto no es un castro al uso ni mucho menos, ya que normalmente los muros castreños no son tan "sencillos" (se destruirían fácilmente) y encima estamos hablando de un recinto sin cerrar. Dichas murallas parecen más bien, tal y como se puede observar en la imagen, un reducto de una actividad vinícola o bien de la actividad minera de prinicpios/ mediados del siglo pasado (lo más probable). Lo que está ya descartado con casi toda certeza es que esos cierres pertenezcan a un castro como tal.

El tramo de muro de cota más baja tiene unos 100 metros de longitud, con una altura de 3.20 metros por 3.60 de ancho. Siguiendo hacia la cima, encontramos otro lienzo (los muros concéntricos son 3) del cual se conservan aproximadamente unos 420 metros de longitud, siendo casi exacto al primero de ellos en altura y anchura. El último de ellos, en la cota más alta, tiene una longitud aproximada de 282 metros, coincidiendo de nuevo en altura y anchura con el resto. Actualmente no es fácil diferenciar estas estructuras debido a la plantación forestal, de todos en la imagen adjunta son perfectamente identificables y se aprecia que poco o nada tienen que ver con un enclave castreño.

Respecto a su descubrimiento como tal, poco podemos decir (otra incógnita). Cierto es que las estructuras de El Cueto son conocidas desde hace muchísimo tiempo, pero no sería hasta 1952 cuando J.M Quintana Zorrilla diese a conocer los primeros materiales allí encontrados. Aún así, no sería hasta tres años después (1955) cuando este yacimiento nos diese una de las joyas arqueológicas de nuestra región..pero eso lo explicaremos más adelante. Pasarían muchos años, concretamente hasta el 1972, hasta que se volviese a estudiar la zona. Fue González de Cuadra quien realizó una prospección en el interior de los muros/lienzos, obteniendo los resultados que vemos a continuación.

Bibliografía: Castros y castra en Cantabria.(Edita ACANTO)

 

Patella adherida a una roca.

El Cueto no ha sido un yacimiento prolifero en cuanto a número de materiales se refiere. Las prospecciones realizadas por González de Cuadra en la década de los 70 sirvieron para encontrar restos alimenticios en la parte media y alta del yacimiento, concretamente patellas y otros moluscos. ¿Patellas?, estas aburrid@ de verlas en la playa (por si no sabes que son, fíjate en la imagen). Supongo que estos resultados fuesen un poco decepcionantes tras encontrar Quintana Zorrilla dos décadas antes, en superficie, una estatuilla de bronce de 126 mm de fundición tosca y con varias imperfecciones. Representa a un hombre joven, de pelo corto, desnudo y con la pierna derecha en actitud de andar. Al cuello lleva un creciente lunar de oro que en su origen estaba suspendido por otra pieza de oro. Fue fechada por Joaquín González Echegaray en torno al siglo I d.C.

Por muchos es conocido como el "Neptuno cántabro", aunque debemos de hacer varias aclaraciones al respecto. En base a los símbolos representados en la figurilla (el creciente lunar, el delfín y el posible tridente que sujetase en su mano derecha), unido esto a fundición tosca e imperfecta, hace pensar que pudiese ser de origen indígena.

Figura de bronce bautizada como el "Neptuno cántabro". Fotografía: Lino Mantecón Callejo

Aún así, también se podría interpretar como un "Apolo Délfico" (Blázquez, 1983: 264, 303, 307, fig.162), ya que comparte los mismos símbolos y además se representa con un joven imberbe, todo lo contrario a Neptuno que suele representarse con pelo largo y barba. En los últimos años (2003) Eduardo Peralta no descarta la idea de que pueda representar a una divinidad indígena asimilable en época romana a Nepturno. Lo que todo el mundo tiene claro es que es una de las maravillas arqueológicas de nuestra región por ser única en su género.

Por último, en cuanto a materiales se refiere, existe la mención a un hallazgo numismático (Molinero, 2000:147) en superficie. Concretamente dos monedas, una de Galba (siglo I d.C) y otra de Graciano (siglo IV d.C), aunque nada se sabe ni de su paradero ni del lugar exacto de su aparición.

Poco o nada se puede afirmar con rotundidad a este respecto. Ni los materiales hallados, ni las estructuras permiten fechar el yacimiento con certeza. Algún autor como Molinero (1998: 62; 2000: 143) propone que el yacimiento pueda encasillarse en la Edad del Hierro, pero no lo afirma con rotundidad. De hecho, ni siquiera se puede considerar un castro como tal, ya que hay muchísimos factores que llevan a pensar lo contrario. Por lo pronto, tal y como apuntábamos antes, las estructuras presumiblemente defensivas no tienen siquiera un sustento estructural robusto (¿mampostería a hueso en un castro?), además de no haberse encontrado más elementos identificativos.

La única evidencia que podría arrojar algo de luz sería la figura de bronce atribuida a Neptuno. Aunque en este sentido tampoco se puede afirmar con rotundidad ninguna de las teorías: ¿Santuario indígena?, ¿ocupación prerromana?..¿o romana?. ¡¡Por eso nos gusta la arqueología!!

VISITAS

Todos podemos disfrutar del yacimiento de El Cueto, ya que aún sin ser un yacimiento visitable (refiriéndonos a un arqueo-sitio como tal) podemos recorrerlo a píe. Desde Regio Cantabrorum te pedimos que respetes el yacimiento, los campamentos romanos y su entorno, ya que es deber de todos mantener viva la historia de Cantabria.

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Imagenes

DESTACADOS

  • EL GURUGU

    Retrocedamos en el tiempo unos 2.000 años aproximadamente y metámonos en la piel de un general romano. Estamos al frente del desembarco de varias legiones en la conquista del norte de Hispania. Unos 30 barcos entran en la bahía de Santander, es una escena nunca vista por los antiguos pobladores de Regio Cantabrorum, un dantesco espectáculo que será el prologo de innumerables batallas por defender el territorio. Ahora bien, ¿donde desembarcar?. Por un lado existe la posibilidad de hacerlo en Portus Victoriae Iuliobrigensium (¿Santander?), justo en la boca de la citada bahía. Por el contrario, el general romano cree que un caminata de más de 6 kilómetros hasta el "fondo" de la bahía es una autentica tontería, ya que a sus hombres les quedan un buen puñado de horas hasta llegar a los campamentos del Campo de Las Cercas para acantonarse. ¿Tú que decidirías si fueses este general?. Yo lo tengo claro, iria hasta el fondo de la bahía en barco hasta el último lugar navegable..llegando hasta El Gurugú.

    Permitidme esta pequeña introducción para contextualizar este enclave, tan misterioso y difuso hasta el día de hoy. El Gurugú es una cima de suave elevación situada en la localidad de Boo de Guarnizo (Cantabria). Forma parte de un pequeño cordal denominado "Sierra de Guarnizo" el cual, sin ser especialmente alto y abrupto, es la frontera natural entre el municipio de El Astillero y Camargo. Además separa las cuencas de las rías de Solia y de la ria de El Carmen, las cuales desembocan en la citada Bahia de Santander. Los primeros indicios arqueológicos fueron identificados por miembros de CAEAP (Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica) en la década de los 90, atribuyéndosecronológicamente a la Edad del Hierro (Serna et alii, 1996). Posteriormente, en los años 1997 y 1998 se realiza la primera intervención arqueológica en la zona dirigida por Ángeles Valle Gómez, de la cual se extraen interesantes resultados. Se identificaron principalmente dos fases de ocupación, correspondientes al Neolítico y a la Edad del Hierro. Ya en esta intervención, además de algunos materiales aislados correspondientes al Paleólitico Inferior-Medio, se encuentran restos romanos (Valle, 2000a, 2000b; Valle y Serna, 2003: Serna, 2002). A principios de este siglo (año 2002), debido a la mala praxis a la hora de realizar dos sondeos geotécnicos previos a la construcción de una urbanización, Tanea Arqueología es la elegida para realizar el seguimiento arqueológico de dicha obra. En el transcurso de su seguimiento, siguieron apareciendo restos romanos incomprensiblemente modernos, incluso fuera de contexto respecto al yacimiento en sí. Es aquí donde todo termina (arqueologicamente hablando), dejando abiertas demasiadas incognitas sobre El Gurugú..¿Y si fue uno de los posibles lugares de desembarco del Imperio Romano?. Centrémonos ahora en lo encontrado hasta el momento.

    Bibliografía: Castros y castra en Cantabria.(Edita ACANTO)

  • EL PICO DE LA CAPIA

    El Pico de La Capía, conocido por casi todo el mundo como Pico Dobra, se encuentra en la divisoria entre los municipios de Torrelavega, Puente Viesgo y San Felices de Buelna. Es increíble como su inconfundible silueta ha sido durante miles de años un auténtico "imán" para todos, ya no solo para los excursionistas de hoy en día sino para los antiguos pobladores de Regio Cantabrorum. ¿Cuántos misterios esconde? ¿Tendrá una energía especial?. Ya la relación toponímica de "La Capía" deriva del castellano "capilla", pudiéndose relacionar esto con la posible existencia de algún elemento arqueológico como un santuario religioso o derivado.

    El primer descubrimiento en sus inmediaciones corrió a cargo del prehistoriador Herminio Alcalde del Río quien, en el año 1925, descubrió un ara romana con una inscripción votiva que donó posteriormente al Museo Municipal de Santander (hoy el MUPAC). No sería hasta el año 1949 cuando se publicase un estudio de dicha pieza, el cual ya daría a entender desde el inicio la importancia del hallazgo e incluso del enclave de La Capía. Si bien es cierto que la interpretación inicial sobre su cronología no fue la más acertada (año 399 d.C., se utilizó una datación consultar relacionada con Manlio y Eutropio en base a la inscripción "X de las calendas de Agosto, siendo cónsules "Ma.." y "Eu..") , se publicó un gran trabajo al respecto. No olvidemos que la arqueología de mediados de siglo XX no era tan exacta, ni mucho menos en la interpretación epigráfica, como la que tenemos ahora. Por este mismo motivo, arqueólogos e investigadores como González Echegaray o García Bellido eran reticentes a pensar que un ara de posible culto indígena estuviese erigida en pleno auge del cristianismo.

    Estas dudas fueron resueltas hace no muchos años, ya que se propuso un nuevo modo de interpretar la fecha consular, lo que dataría la pieza en el año 161 d.C, mucho más acorde a lo inscrito. Además, se matizó la lectura de la lectura de Vicanus Aunigainum, que sería un antropónimo con su cognatio y no necesariamente, como planteaba la primera interpretación, haría de Cornelius un habitante de un supuesto vicus Aunigainum (relacionado con la localidad de Ongayo en algunas lecturas, como recoge Jose María Blazquez Martínez). Es curioso además que, aun existiendo una bibliografía amplia sobre la pieza, hasta el año 1996 no se hizo un estudio para determinar la ubicación original de la misma, ya que siempre existieron teorías pero ninguna en firme. Se cree que pudo encontrarse en una pequeña llanura de la cima, la cual se encuentra amurallada y cuyos restos no han sido muy evidentes hasta hace pocos años. Aún asi, debido a que muchas informaciones recogidas se han transmitido oralmente, no se ha podido afirmar al 100% que este sea el lugar preciso.

    Bibliografía: Castros y castra en Cantabria.(Edita ACANTO)

    Agradecimientos: Gonzalo Saiz Garcia / Javier Perez Sedano.