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Miliario de Pedredo en la exposición del MUPAC

Las vías de comunicación romanas en Cantabria como tal siguen siendo una auténtica incógnita, si bien es cierto que se presuponen muchos trazados hipotéticos. Olvidemos la imagen idílica de la calzada "romana" (que no lo es) de Bárcena de Pié de Concha o similares. Los únicos trazados verdaderamente romanos se encuentran prácticamente abandonados u olvidados, como el caso de Peña Cutral o las vías praetoria y principalis del campamento romano de Cildá, invisibles (están tapadas) y custodiadas por varias antenas de telefonía y alguna que otra estructura ilegal.

Y otras tantas, como citábamos previamente, se presuponen gracias a hallazgos como el que nos ocupa. Hablamos del Miliario de Pedredo, una de las joyas de nuestra región. Y no es debido a su monumentalidad, de hecho es una pieza "tosca" y de la cual se conserva solo un fragmento, sino a que su descubrimiento en la localidad de Pedredo reafirmaba en cierto modo el paso de una vía de comunicación romana por las inmediaciones. Además, estos "hitos" están relacionados con comunicaciones de tipo civil (cierto es que en muchas ocasiones construidas por legionarios), ya que en el caso de Cantabria las vías de comunicación de uso militar más cercanas transcurrían por el cordal de El Escudo (Campo de Las Cercas, Espina del Gallego, Campamento de Cildá, Cotero Marojo) y a buen seguro su trazado no iba más allá del acondicionamiento y desbrozado para el paso de las tropas. Lo importante era llegar a la batalla, fuese cómodo o no.

Fue descubierto por Ignacio Núñez Cabanzón en el año 1971 o 1972 durante la apertura de una zanja para la traída de aguas en el Barrio de Cullarriba, curiosamente a unos metros de su casa. Prácticamente de inmediato fue comunicado a Arturo Arredondo, quien a su vez lo traslado a J. R. Vega de la Torre, investigadores con renombre en la época y que publicaron un estudio cada uno por su lado. Vega de la Torre, quien un año antes (1970) publicó el hallazgo de una moneda de Augusto en Suances (villa relacionada históricamente con Portus Blendium), afirmó que el miliario fue encontrado al borde lo que parecía un camino con trazas de ser antiguo y que apareció enterrado en posición vertical, quedando su parte superior a unos 30 centímetros de la superficie. Muy cerca de Pedredo, en Fraguas, el mismo autor haría referencia años después a la aparición de monedas de los emperadores Augusto y Constantino (Vega de la Torre 1982). Años después, Miguel Ángel García Guinea realizó un sondeo para intentar localizar el "trozo perdido" del miliario..no hubo suerte.

Actualmente el fragmento del miliario de Pedrero se encuentra expuesto en el Museo de Prehistória y Arqueología de Cantabria. De todos modos, aún siendo una pieza única (como veremos más adelante), tiene muchas incógnitas a su alrededor. No existen evidencias claras en el entorno de Pedredo y alrededores (salvo el topónimo del collado de "Piedrahita") de la supuesta vía de comunicación a la que pudiese estar asociado, supuestamente el ramal que partía de Sesigamo (Sasamón, Burgos) hasta Portus Blendium (¿Suances?).

 

Nos encontramos ante un fragmento de unos 72 centímetros de alto (con un diámetro oscilante entre 37-42 cm) que corresponde a la parte superior de una columna miliaria. De arenisca de un color pardo, este fragmento destaca por tener un campo epigráfico labrado de un modo muy tosco, con un surco muy ancho y con trazos que tienden a ser curvos. Los renglones reconocibles no están bien alineados y los márgenes son irregulares. Reza lo siguiente:

IMP(eratori) CAIISARI LVCIO

DOM(itio) AVRELIA

NO PIO FELICI

INVICTO AVG(usto)

Que podría traducirse como "Al emperador César Lucio Domicio Aureliano, pío, feliz, invicto, Augusto..". Cierto es que hay dos líneas por debajo de las cuatro citadas, pero los investigadores no están de acuerdo con la interpretación de la misma. La más extendida es:

[PONT(ifici) MAX(imo), TRIB(unicia) POT(estate)]

[---,CO(n)S(uli) ---, P(atri) P(atriae), PROCO(n)S(uli)]

Que podría traducirse como (a continuación de Augusto..) "..pontífice máximo, con la potestad tribunicia (...), cónsul (...), padre de la patria, procónsul..". Con toda certeza, estamos ante un miliario atribuible a la época del emperador Domicio Aureliano (270-275 d.C.), algo que le hace único ya no solo en Cantabria sino en la Península Ibérica, ya que de este emperador existen apenas 6 ejemplos repartidos por todo el territorio.

VISITAS

La ubicación que se muestra es el punto donde apareció en la localidad de Pedredo (Arenas de Iguña). Todos podemos contemplar el Miliario de Pedredo en el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria.

Info

   

DESTACADOS

  • ESTELAS DE BARROS

    Las estelas de Barros (Los Corrales de Buelna, Cantabria) son uno de los iconos culturales por excelencia de nuestra región. Fruto de su importancia tanto en el pasado como en el presente, forman parte del escudo oficial de Cantabria (la denominada como "Estela de Barros I") y de diferentes representaciones iconográficas e identitarias como el actual lábaro cántabro. Su repercusión social va mucho más allá de lo que realmente se sabe de ellas, siendo toda una incógnita su cronología exacta y el cometido que ambas pudieron tener. Si contrastamos varias fuentes, nos encontramos con interpretaciones totalmente contrapuestas, ya que algunos las sitúan en el siglo III a.C., otros entre el siglo I-III d.C e incluso en época medieval. Está claro que la primera de las afirmaciones es bastante desconcertante..sobre todo por lo directo y poco documentado del dato. La segunda de las cronologías, por paralelismos con otras estelas de nuestra región como la de Zurita o la de San Vicente de Toranzo., podría tener más sentido. Por último, la cronología adscrita a la época medieval parecería una locura debido al halo de sentimentalismo y muchas veces mal interpretado cantabrismo que la rodea. Nada más alejado de la realidad, ya que existen paralelos respecto a su simbología (que veremos más adelante) en época altomedieval, como por ejemplo una pequeña estela del Monasterio de Las Huelgas (Burgos). La iconografía es prácticamente la misma: cuatro medias lunas, cierto es que en este caso unidas por sus puntas. De todos modos, y para ser del todo correctos, se cree que esta estela burgalesa puede ser parte de una interesante pervivencia histórica de las antiguas estelas cántabras, de modo que su origen medieval parece también descartado.

    Actualmente, tras muchas dificultades administrativas, se encuentran expuestas en el conocido como "Parque de las Estelas" de Barros, abierto al público en el año 2001. Uno de los episodios más tristes vividos en relación a este espacio se produjo en el año de 2011, cuando unos desaprensivos dañaron ambas estelas. En la conocida como "Estela de Barros II" se grabó un nombre y unos números en la pasta que une los fragmentos de la misma, mientras que la principal fue repetidamente golpeada y raspada. Esto provocaría una gran controversia relacionada con la seguridad del recinto, cerrándose de cara al público por un tiempo indefinido. Cuando todo parecía listo (restauración incluida) para la reapertura del parque, la iglesia declara que el edificio y los terrenos donde se asientan son de su propiedad, comenzando así una batalla con el ayuntamiento sobre la gestión del recinto. Y nuevamente, cuando el acuerdo entre ambas partes parecía definitivo (año 2013), varios colectivos denuncian el mal estado de conservación de la Estela de Barros I y el grado de deterioro que ha sufrido en poco tiempo: Humedades, falta de protección, deficiencias estructurales del parque (que aceleran el proceso) y un sinfín de detalles que por desgracia nos privaba nuevamente de verlas. Hoy en día el Parque de las Estelas se encuentra abierto, si bien es cierto que no todo el año y bajo cita previa.

    Está claro que el icono por excelencia de la cultura en Cantabria parece nuevamente abocado a ser un juguete roto por un motivo u otro: Tensiones administrativas, actos vandálicos, falta de información sobre la apertura/cierre del Parque de las Estelas, estudios a fondo prácticamente inexistentes, humedades y un lista que parece no tener fin..¿Qué pensarían los antiguos pobladores de Regio Cantabrorum de todo esto?

    Bibliografía: "La segunda estela de barros y un caso de posible pervivencia de su simbología cántabra" - Eduardo Peralta Labrador (Revista de Folklore - Fundación Joaquín Díaz)

  • ESTELA DE ZURITA

    La estela de Zurita de Piélagos forma parte de la iconografía cántabra por derecho propio. Fue encontrada en la localidad que le da nombre, concretamente en un pequeño alto que hoy en día ha sido parcialmente "cortado" para construir la autovía entre la localidad de Solares y Torrelavega. Es más que probable que fuese concebida para ocupar un gran espacio abierto donde poder observar con claridad sus dos caras, las cuales destacan tanto por su tamaño como por la monumentalidad de su contenido. No posee ningún tipo de texto ni explicación sobre sus motivos, ya que se cree que las escenas de ambas caras (sobre las que hablaremos a continuación) eran lo suficientemente legibles y entendibles por todos aquellas personas coetáneas a su época como para agregar cita alguna. A parte de las diferentes hipótesis y teorías sobre su construcción, datación y posible adscripción, poco o nada se sabe sobre ella. De hecho, mucha gente se atreve a aventurar con bastante criterio que el enclave donde fue hallada no es siquiera su ubicación original, ya que Pielagos no es una zona donde se hayan encontrado iconos similares ni poblamientos prerromanos de importancia a diferencia de otras localizaciones en Cantabria.

    Respecto a su cronología, muchos autores afirman que fue erigida en época romana o posterior. Está bastante claro que los motivos, escenificación y elementos plasmados en la estela de Zurita están basados en creencias (como veremos a continuación) meramente indígenas, propias de la Edad del Hierro. Aún así, la tipología, monumentalidad y el paralelismo con otras estelas burgalesas (estas sí con inscripciones latinas como por ejemplo la de Lara de Los Infantes) llevan a pensar que son posteriores. De hecho, se cree que pudieron erigirse para honrar la temática bélica y heroísmo de los antiguos guerreros de nuestra tierra, ya que como queda plasmado en las fuentes epigráficas y clásicas (Estrabón por ejemplo) muchos cántabros tuvieron importante presencia militar entre las tropas romanas, incluso en los confines del Imperio.

    Retomando la estela como tal, no sabemos muy bien si ambas caras tenían la misma importancia o no para sus creadores, aunque a modo de guía tomaremos como la "principal" aquella que presenta más elementos, es decir, la que alberga la talla de un caballo, buitres (en plural) y guerreros. En publicaciones posteriores (las estelas de Barros) entraremos más en detalle sobre el elemento de la cara "secundaria", uno de los más comunes en el mundo prerromano: El símbolo solar o celeste.

    Bibliografía: Cántabros, origen de un pueblo. (Edita ADIC y Los cántabros). Autores: Angel Ocejo, Rafael Bolado del Castillo, Enrique Gutiérrez Cuenca, José Angel Hierro Gárate y Juan Carlos Cabria Gutiérrez.

  • ESTELA DE BORES

    Que la comarca de Liébana es una total y absoluta desconocida en cuanto a su pasado romano (y prerromano) es algo perfectamente identificable. Y no será porque sus antiguos pobladores nos dejasen pistas y pistas de que, lejos de ser un lugar que solo ganó peso de la Reconquista en adelante, ya tenia una fuerte presencia siglos antes. Castros como el de Lerones, Sebrango, Llan de La Peña, Los Cantones, El Peñuco o La Corona (y a buen seguro muchos desconocidos) nos muestran su fuerte presencia en la Edad del Hierro, incluso contextualizando Liébana dentro de las Guerras Cántabras gracias a la aparición de los campamentos romanos de Castro Negro, Vistrió y Robadorio que "cercan" los accesos a la Meseta y quien sabe si el mítico Monte Vindio.

    Pero mismo modo que los castros nos acercan a la vida o los campamentos romanos a la guerra, las estelas funerarias nos acercan a la muerte. Y en este sentido, Liébana es nuevamente otra de las grandes desconocidas. Cierto es que estelas como la de Luriezo nos llevan por buen el camino, ya que se cree que el imperio romano dejo su impronta en Liébana desde al menos el I siglo d.C. hasta al menos el IV d.C. Y en este sentido, lo poco que queda de la estela de Bores, es clave para poder afirmar con rotundidad esta última fecha.

    Y no solo eso, sino que la espectacular estela funeraria de Villaderde (de la que hablaremos en otra entrada) se encuentra a menos de 2 kilómetros en línea recta y esta "labrada" prácticamente en la misma fecha..¿que esconde Vega de Liébana respecto al mundo romano?. Solo el tiempo lo dirá. Lo que está claro es que históricamente la zona Sur de Cantabria y Norte de Palencia y Burgos están ligadas al mundo romano y casi siempre miramos hacía allí para saber un poco más del milenario conflicto del Bellum Cantabricum et Asturicum y la romanización del territorio. Tal vez sea momento de mirar en dirección al Monte Vindio, hacia las escarpadas cumbres de Liébana y alrededores.