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Caballo grabado en Hornos de la Peña

Hornos de la Peña es una cavidad de desarrollo lineal de unos 150 metros aproximadamente. Posee un vestíbulo que comunica con amplia galería mediante un pequeño paso. La cueva termina en una sala compleja de medianas proporciones. Fue descubierta por H. Alcalde del Río quien la publica 3 años después en solitario, y acompañado por Breuil y Sierra en 1911. Fue excavada por el Instituto de Paleontología de Paris a principios de siglo, descubriendo interesantes hallazgos. Todo ese trabajo se vino abajo con la Guerra Civil, donde Hornos de la Peña fue ocupada como refugio. Como se puede suponer, se sufrieron daños irreparables en esta época. Aún asi se sabe del yacimiento muesteriense, auriñaciense, solutrnese, Magdaleniense Medio y Calcolítoco del vestíbulo. La cueva tiene un conjunto exterior, en un bloque suelto y en la pared del vestíbulo con varias representaciones animales tales como un bisonte, un caballo, una cabra y diversas líneas, realizados todos ellos con un trazo grueso. Dentro el conjunto varía de trazo, convirtiéndose en grabados incisos. Además el panel es uno de los más amplios de toda la franja Cantábrica, destacando los caballos y bisontes representados. Otros grabados significantes son un gran ciervo, la cabeza y el cuello de un reno. Entre las pinturas es fácil reconocer un caballo de tamaño reducido y en color negro. Los grabados del vestíbulo son del estilo II Leroi-Gourhan (Gravetiense), mientras que el conjunto interior data del periodo Magdalaniense.

 

VEA TAMBIEN

  • LA CUEVA JUAN GOMEZ

    Al igual que ocurre con tantas cavidades en Cantabria, la última la cueva Áuria, muchas de ellas toman el nombre/s de aquellas personas que les dieron un uso (principalmente ganadero). Este también es el caso de la cueva que nos ocupa: La Cueva Juan Gómez o Cueva de La Hoz. Concretamente, muchos hablan de cuevas en vez de cueva, ya que tiene tres bocas contiguas que parecen llevar a tres lugares diferentes. Pero nada más alejado de la realidad, ya que todas ellas llevan a un enorme vestíbulo que ha sido, por desgracia, maltratado por grafitis e inscripciones modernas. Circunstancia más que normal, como en otros casos como la cueva de Las Cáscaras, cuando son lugares muy frecuentados y visitados masivamente por gente de los alrededores desde finales del siglo XIX

    En un inicio, la cueva fue estudiada a nivel espeleológico por el biólogo C.Bolivar en 1916, pero no sería hasta la década de los 50-60 del siglo pasado cuando se descubriría el potencial arqueológico (tanto a nivel estratigráfico como de arte rupestre) de la misma por F. González Cuadra. En sus excavaciones encontró un fértil yacimiento donde los vestigios de hogares (con restos cerámicos), las hachas de piedra pulimentada o los restos óseos y moluscos daban a entender que se encontraba ante un gran hábitat. Entre los años 1966 y 1978 sería estudiada intermitentemente por miembros del antiguo Museo Regional de Prehistoria y Arqueología (actual MUPAC), concretamente en dos sondeos realizados en el vestíbulo citado. Estas intervenciones no hicieron más que reafirmar la riqueza material de la cueva, encontrándose un nivel inferior atribuido al Magdaleniense que contenía industria lítica (lasca de sílex), industria ósea (punta de flecha de pedúnculo y aletas), restos de fauna o fragmentos cerámicos. Ya en los años 80, el Grupo Espeleológico La Lastrilla (G.E.L.L.) explora y topografía la cueva, recogiendo incluso materiales en superficie procedentes de las excavaciones previas. Por último, en el año 1989, miembros del Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica (conocido como C.A.E.A.P.) encontraron la que es, hasta día de hoy, la última manifestación rupestre de la cueva Juan Gómez.

    Fotografías: Matilde Sanz / GAEM Arqueólogos
  • LA CUEVA DE CUDON

    La cueva de Cudón (Miengo, Cantabria) es una de las joyas olvidadas de nuestra región. Imaginemos el arco Cantábrico en el Gravetiense arcaico: una época fría en toda nuestra vertiente donde abundaban especies como el mamut y los capridos. Hablando de una cueva con arte rupestre podríamos atar cabos y, sin saber mucho más, pensar que en su interior existen diferentes representaciones animales capaces de dejarnos con la boca abierta..pues no, en Cudón no. "Que desilusión" pensarán muchos, sin siquiera saber que los últimos estudios en su oscuro interior nos acercan a una hipótesis de lo más fascinante. Una tendencia única y diferenciada en una época que, por definición, asociamos siempre a grandes artistas prehistóricos. Estamos hablando del aniconismo, una total ausencia de representaciones gráficas relacionadas con alguna creencia o elemento naturalista (animales, personas, etc) en particular. No confundir con "iconofobia", donde existe miedo o recelo a las imágenes o figuras citadas previamente, pudiendo incluso llegar a destruir cualquier representación de aquello que no comparte. De hecho, tras muchos estudios e interpretaciones, se cree que esa más que posible tendencia "anicónica" convivió con arte rupestre coetáneo a su época relacionado con motivos animales. Esto nos habla de una variante socio-cultural diferenciada, tal vez más unida a lo sensorial (como luego veremos) y espiritual…a su modo.

    Volviendo a la cavidad, se sitúa por debajo de la carretera que une las localidades de Requejada y Miengo, justo en el núcleo urbano de Cudón (viva el entorno de protección). Se trata de un sumidero con una longitud total de unos 2 kilómetros, conformándose en su interior unas paredes y techos prácticamente lisos. Descubierta en 1929, fue posteriormente investigada por Alcalde del Río, H. Breuil, Obermaier y Carballo, quienes ya por aquel entonces hicieron hincapié en la existencia de algunas pinturas y del yacimiento arqueológico existente (sobre todo en el vestíbulo). Hasta la década de los años 80 del pasado siglo no fue documentada con cierto detalle (Muñoz, San Miguel y Gómez 1991), encontrándose de igual modo otro gran número de manifestaciones de arte rupestre. Desde el año 2011 el gabinete arqueológico GAEM lleva a cabo un estudio sistemático de esta cavidad tanto en el yacimiento arqueológico como en el análisis de las manifestaciones pictóricas, siendo ellos quienes plantean la hipótesis aniconista (con gran acogida) no solo de esta cueva, sino de otras cavidades coetáneas de la vertiente Cantábrica con representaciones similares que apoyan esta teoría.

    Al día de hoy conocemos que su boca permaneció sellada como tal hasta su descubrimiento en 1929, realizándose pequeñas incursiones a través de pequeños accesos durante la Tardoantigüedad y la Alta Edad Media. Esta información se conoce sobre todo gracias a la datación de una serie de pinturas negras (carbonosas) datadas por Carbono 14 en esas épocas históricas y por algunos materiales hallados (en paradero desconocido) en las primeras excavaciones de los años 30. Los últimos estudios, dirigidos por Ramón Montes Barquín, revelan que el acceso desde el vestíbulo a las zonas interiores de la cueva pudo estar cegado durante el tramo final del Paleolítico Superior, pudiendo ser esta la razón por la cual no existe en esta zona registro grafico posterior al período Gravetiense. Todo lo contrario que en el citado vestíbulo, muy dañado por las excavaciones en los años 30, donde se encuentran niveles del Paleolítico Superior y Medio. No debemos olvidar una cita de Alcalde del Río (1934) donde también menciona la presencia de evidencias Magdalenienses, de las que tan solo se conserva una azagaya en el MUPAC.

    Estamos, en definitiva, ante un increíble yacimiento que permanece en el olvido administrativo. Un ejemplo clarificador: Este mismo año (2014), en plena campaña electoral se dio a conocer el hallazgo de una pequeña cavidad con arte rupestre en el desfiladero de La Hermida, la cueva de Aurea. Menos de 20 m2 en una escarpada pared, prácticamente inaccesible, que fue visitada por el Presidente de Cantabria, el Consejero de Cultura y decenas de medios de comunicación. Video-reportaje incluido nos explicaron cómo las 2-3 representaciones pictóricas (esquemáticas) que albergaba serían uno de los motores económicos y de investigación del municipio de Peñarrubia…Cudón está al pie de la carretera y tiene más de 700 representaciones entre representaciones y grabados…y nadie se acuerda de ella.

    Bibliografía: "El conjunto rupestre de la Cueva deCudón (Miengo, Cantabria) y otros conjuntos análogos del centro de la Región Cantábrica: ¿Evidencias de aniconismo en el arte rupestre paleolítico?" - Ramón Montes Barquín, Emilio Muñoz Fernández, José Manuel Morlote Expósito Silvia Santamaría Santamaría y Antonio J. Gómez Laguna.
    Agradecimientos: GAEM Arqueólogos
  • CUEVA DE LOS MARRANOS

    La cueva de Los Marranos es una cavidad que a buen seguro puede ofrecer alguna sorpresa más a corto/medio plazo. Y no será porque su actual yacimiento no tenga importancia dentro de la prehistoria de Cantabria, todo lo contrario. Es debido a que hace un par de años (2017) se realizo un estudio en cuevas donde ya se conocía la existencia de arte rupestre, apareciendo nuevamente gracias a técnicas de análisis multiespectral conjuntos de pinturas prácticamente borradas por el tiempo. Y Los Marranos, al igual que La Llosa (Villaescusa), Micolón o Porquerizo (ambas en Rionansa), será una de las candidatas a albergar nuevos conjuntos en el estudio que sino se está realizando ya..poco le falta.

    Al igual que decenas de cavidades de nuestra comunidad fue reconocida en los años 50 por los camineros de la Diputación, quienes realizarían por aquel entonces un pequeño sondeo en su interior. Se cree, ya que no hay nada documentado como tal, que uno de los lotes de materiales que se conserva en los archivos del MUPAC pertenece a dicha excavación. No sería hasta la década de los 70 cuando el Speleo Club Cántabro se adentrase en sus entrañas y encontrase, además de materiales arqueológicos, las manifestaciones rupestres que hoy todos conocemos.

    No cabe duda de que Los Marranos nos deparará alguna que otra sorpresa sin mucho tardar. Los diferentes estudios que se están realizando con técnicas de análisis multiespectral en estos últimos años en Cantabria están arrojando unos resultados espectaculares, ahondando en cavidades estudiadas al milímetro (como las del yacimiento del monte Castillo) y encontrando restos pictóricos donde a simple vista el ojo no alcanza. Es por esto por lo que Los Marranos será, casi con toda certeza, candidata a copar alguna que otra portada ?

    Bibliografía: "Las cuevas con arte paleolítico en Cantabria (2002)". A.C.D.P.S.
    • LAS CHIMENEAS

      La Cueva de las Chimeneas fue descubierta por Alfredo García Lorenzo (ingeniero de Diputación) en el año 1953, cuando se abría paso hacia Las Monedas y La Pasiega. Los accesos a la misma son bastante eran bastante complicados (hoy en día existen escaleras), ya que las dos partes de la caverna se encontraban separadas por grandes conductos verticales. En su interior se pueden ver claramente tres zonas decoradas. En la primera, donde se cree que se encontraba la entrada, contiene maravillosas figuras de animales, creadas con la técnica del grabado digital. En la segunda zona (hacia el fondo) existen una serie de símbolos rectangulares creados en color negro. Y en la tercera y última zona encontramos representaciones de cabras, uros y ciervos, todos ellos representados en negro. Debemos de destacar también las maravillosas formaciones (estalactitas y estalagmitas) que alberga la planta inferior (20 metros por debajo de la primera). La antigüedad de las pinturas ha sido calculada en un período situado entre los 16.000 y 20.000 años, correspondiente al Solutrense Superior y Magdaleniense Inferior.

  • CUEVA DE LA PASIEGA

    La cueva de La Pasiega también se descubrió por casualidad, esta vez en una campaña de excavación en la cueva del Castillo (año 1911). Dos años más tardes se publicaron los primeros estudios sobre la misma y el Castillo. Ante todo debemos de destacar que La Pasiega es la cueva con mayor numero de representaciones de toda la Península Ibérica (dato apabullante) llegando a albergar un total aproximado de 916. Del total siempre se suelen destacar unos 300 animales y 3 antropomorfos. Uno de ellos es de gran belleza, representando (muy posiblemente) un icono de caza o al brujo de la tribu. Se trata de un cuerpo humano con cabeza de bisonte. La última campaña que sacó a la luz varias de estas pinturas se llevó a cabo entre los años 1983 y 1993. Llama la atención la gran cantidad de símbolos aquí encontrados, los cuales dan pie a la imaginación. No debemos de olvidar el gran conjunto de caballos, corzos, y como no la representación de un ave, un ciervo y un pez, siendo estos últimos extraños dentro de las pinturas rupestres. Decir que la gran mayoría son realizadas en ocre y líneas de trazo ancho, y que el trazado laberíntico de la misma es de relativa importancia.

  • CUEVA DE CULLALVERA

    La cueva de Cullalvera (Barrio de Anciruela, Ramales de la Victoria) es una de las cavidades más impresionantes de toda Cantabria. Posee una profundidad de varios kilómetros y durante la época de lluvias un riachuelo discurre por sus frías piedras. Aunque su importancia arqueológica es conocida desde 1906, no fue hasta el año 1954 cuando un equipo dirigido por J. Carballo encontró la joya que albergaba dentro. No hace mucho tiempo la gruta volvió a sorprender con nuevos descubrimientos. En el vestíbulo de la cueva fue hallada una aguja del Paleolítico Superior. Además sigue conservando dos pequeños testigos aislados en el vestíbulo. Las primeras representaciones es encuentran a unos 120 metros de la entrada. A unos 700 metros de la boca existe una salita lateral donde hay un panel con pinturas de color rojo y negro, creadas básicamente a base de símbolos y signos. Aproximadamente a 1 km de la entrada también existe un panel elevado con representaciones rupestres de color negro, destacando unos hermosos caballos completos de gran tamaño Unos 100 metros más adelante encontramos una serie de puntos rojos de pequeño tamaño. En este tramo estamos en la manifestación rupestre más profunda de toda Cantabria. Estilísticamente todo el conjunto pertenece al periodo Magdaleniense Medio/Superior (unos 13.500 años de antigüedad) .

    Agradecimientos: Tanea Arqueología
  • CUEVA DE COVALANAS

    Covalanas es otra de nuestras joyas rupestres. Las cuevas de Ramales de la Victoria destacan, entre otras cosas, por su majestuosidad. Esta cavidad no iba a ser menos, esta impresión nos da viendo tan solo el abrigo que da paso a su boca. Desde aquí parte dos galerías rectilíneas no muy amplias pero si bastante altas. La carencia de formaciones en su interior esta contrarestada por el tesoro que albergan sus paredes. De las dos partes que señalábamos con anterioridad, la de la derecha es la más prolifera en cuanto a arte rupestre. La cavidad fue descubierta por L. Sierra y H. Alcalde del Río, siendo publicada en 1906 por este último. Fue declarada Monumento Nacional en abril de 1924, siendo desde entonces icono de la zona. Últimamente los estudios se han vuelto más exhaustivos, y el equipo de la Universidad de Cantabria dirigido por Marcos Garcia y J. Esquizabal ha sido pieza clave en los nuevos hallazgos. Como en muchas ocasiones, al acondicionar la cueva para ser visitada, se encontraron restos de gran valor en diferentes partes de Covalanas. Aparecieron un compresor grabado y algunos restos humanos de la Prehistoria Reciente. El yacimiento en sí no abarcaba mucho espacio, pero si mucha riqueza. Fundamentalmente en Covalanas podemos ver representaciones de ciervas (18 para concretar) en pintura roja. Destaca la gran perfección de las mismas y el estilo de sus orejas en V. Otros animales encontrados son caballos, renos además de abundantes "marcas negras" y puntos. Esta última representación es muy típica del estilo III de Leroi-Gourhan (Solutrense). Se sabe que la cavidad posee indicios de ocupación del Paleolítico Superior y que las manifestaciones son del Solutrense (19.000 años de antigüedad).

    • CUEVA DE LOS MOROS

      Si por un instante cerrásemos los ojos y viajásemos miles de años a la boca de la cueva de Los Moros, al abrirlos nos encontraríamos en un lugar privilegiado para vivir. En el horizonte y a nuestros pies, por debajo de los 190 metros de altitud a los que nos encontramos, tendríamos una visual perfecta de los valles de la comarca de Trasmiera. En primera instancia la cuenca del bajo Miera, donde las condiciones de habitabilidad para los grupos de cazadores/recolectores serían idóneas. Al Norte y a pocos kilómetros la bahía de Santander, la cual también nos proporcionaría alimento. Todo ello protegido por el macizo de Peña Cabarga, que actuaría de parapeto para que los fríos vientos llegados desde el mar.

      Pero al abrir los ojos, nuevamente en pleno siglo XXI, el panorama es bastante diferente. Estamos ante una cavidad que, independientemente de su importancia arqueológica conocida desde hace más de un siglo, permanece en el olvido tanto administrativo como sociocultural. Se salvó "por los pelos" de la actividad minera (otras no pueden decir lo mismo) llevadas a cabo entre los últimos años del siglo XIX / principios del XX. No en vano, se encuentra a tan solo 10 metros del trazado del antiguo "ferrocarril" minero que transportaba el mineral de hierro por la falda de Peña Cabarga. Fue descubierta por Luis Salguero a principios del siglo XX, realizándose los primeros trabajos arqueológicos en el año 1915 de la mano de Orestes Cendrero. Ya en esa intervención aparecieron a unos 40/50 cms de potencia las primeras industrias líticas que atribuyo a época Musteriense. Incluso el padre Jesús Carballo practicó una serie de sondeos pocos años después, en la década de los 20, si bien es cierto que dichas investigaciones nunca fueron documentadas. No obstante, sí cita la existencia de materiales de época Musteriense / Auriñaciense en su publicación "El Paleolítico en la Costa Cantábrica" del año 1922.

      Años más tarde, a mitad de la década de los años 30, Julio Fernández Montes ahonda en la catalogación de la cavidad y publica una detallada obra de los materiales que él mismo recoge en la cueva, donde destacan abundantes restos humanos y fragmentos cerámicos. Todo apunta a que descubrió un deposito funerario de la Prehistoria Reciente (similares a los encontrados en las cuevas sepulcrales del cercano municipio de Villaescusa), si bien no se tiene constancia del lugar exacto donde los encontró. Todo ello quedó recogido en el "Catálogo de Prehistoria. Colección Francisco Fernández Montes" (1936), depositado en el por entonces Museo Regional de Arqueología y Prehistoria de Santander, hoy MUPAC. Ya en la década de los 60, se cree que el equipo de Camineros de la Diputación pudo llevar a cabo alguna actuación en su interior, pero no quedó documentada a diferencia de otras realizadas por ellos mismos en cavidades del entorno. Sí quedó constancia del levantamiento topográfico realizado por la Sección de Espeleología del Seminario Sautuola – S.E.S.S, los cuales encontrarían un cráneo humano y fragmentos de una vasija de cuello cilíndrico y asa de cinta, presumiblemente perteneciente de la Edad Media.

      Ya en los años 80 el C.A.E.A.P. - Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica – realiza una exhaustiva descripción del yacimiento del vestíbulo, descubriendo restos de un conchero Mesolítico en su interior. Documentaron también por aquél entonces la aparición de dos puntos rojos en la pared izquierda que se atribuyeron (a falta de un estudio más exhaustivo) al Paleolítico. En el año 1996, la Consejería de Cultura y Deportes del Gobierno de Cantabria realizó un inventario de cavidades que tenían indicios de Arte Rupestre y que aún no tenían la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC), entre las que se encontraba la Cueva de Los Moros. Durante la revisión de la cueva se confirmó la presencia de las citadas manchas rojas y además, se detectó un pequeño conjunto de grabados (de los que hablaremos posteriormente) que para nuestra desgracia, se encuentran afectados por una capa superficial de calcita.

      Y con todo, la cueva de Los Moros sigue siendo una auténtica desconocida para la sociedad en general. Tenemos la suerte de que en la citada revisión la cavidad fue cerrada, pero viendo el "seguimiento" (prácticamente nulo) que se hace desde las instituciones para comprobar que todo sigue en orden, miedo da que esta maravilla un día se pueda encontrar abierta o dañada. No sería la primera vez que una cueva en esta zona aparece con la verja de "aquella manera" meses y meses..sin que pase nada. Más de 15 años contemplan la fuente documental de esta entrada y no se ha vuelto a saber de la cueva de Los Moros, esperemos que no aparezca en ningún titular.

      Fotografías: GAEM Arqueólogos.
      Bibliografía: "La cueva de Los Moros de San Vitores (Medio Cudeyo). Una nueva estación de arte rupestre paleolítico en Cantabria" (2001). Ramón Montes Barquín, Emilio Muñoz Fernández y José M. Morlote Expósito.

    HORARIO

    Cerrado el 1 y 6 de enero, el 24, 25 y 31 de diciembre.

    - Temporada baja: Del 1 de noviembre al 31 de marzo.

    VISITA SOLO CON RESERVA PREVIA

    Cerrado de lunes a jueves y del 6 al 31 de enero. Excepto el 8 (lunes), el 23 (martes) y el 30 (martes) de diciembre.

    Abierto los viernes de 10:00h a 15:00h (última visita 14:10h).

    Sábados, domingos y festivos de 10:00h a 14:00h (última visita 13.10h) y de 16:00h a 17:00h (última visita 16:10h).

    - Temporada media: Del 1 de abril al 15 de junio y del 16 de septiembre al 31 de octubre.

    VISITA SOLO CON RESERVA PREVIA

    Cerrado lunes y martes. Excepto el 15 (martes) y el 22 (martes) de abril y el 9 (lunes) de junio.

    Abierto de miércoles a domingo de 10:00h a 14:00h (última visita 13:10h) y de 16:00h a 18:00h (última visita 17:10h).

    - Temporada alta: Del 16 de junio al 15 de septiembre.

    ABIERTO SIN RESERVA PREVIA

    Cerrado los lunes. Excepto el 15 de septiembre (lunes).Abierto de martes a domingo de 9:30h a 14:30h (última visita 13:40h) y de 15:30h a 19:30h (última visita 18:40h).

    TARIFAS

    Normal: 3 € (mayores de 12 años)

    Reducida: 1,5 € (de 4 a 12 años, ambos inclusive)

    Gratis: de 0 a 3 años (ambos inclusive)

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