Los yacimientos de las Terrazas de Zurita son un claro exponente de lo que realmente pasa en Cantabria y de la problemática arqueológica, de conservación y de protección de nuestro patrimonio: Toda Cantabria (si si, toda) es un yacimiento arqueológico. Así de sencillo y de complejo a la vez. La gran cuestión es que la mayoría de todos los enclaves paleolíticos exceptuando las cuevas y aquellos lugares donde la erosión o la acción del hombre descarnan la tierra, se encuentran medio metro por debajo de nuestros verdes prados. Y a cada paso que se da, en la construcción de autovías, corte de eucaliptales, mantenimiento de carreteras, realización de cimientos para edificaciones de todos los tamaños….¡zasca!. Materiales al canto (nunca mejor dicho). Y es por esto por lo que están compleja su protección. Y si ha esto le sumas la incompetencia de unas administraciones que cambian cada cuatro años y que no tienen ni un proyecto de futuro a largo plazo..la combinación perfecta.
Pero volviendo a las Terraza de Zurita, es curioso como un yacimiento (más bien conjunto como veremos posteriormente) pasa tan desapercibido a pesar de ser lugar de paso de miles de personas al día. Fue descubierto por miembros del Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica - CAEAP en la década de los 90 del siglo pasado, coincidiendo con el inicio de la construcción del tramo de Autovía A-8 entre Torrelavega y La Encina. Quien lo recuerde, previa construcción de la citada autovía, fue un tramo de vía rápida de doble sentido durante más de una década. El seguimiento arqueológico llevado a cabo entre los años 2007 y 2016 (en diferentes fases) por el equipo de GAEM Arqueólogos reafirmó los indicios encontrados a finales del siglo pasado, proporcionando una serie de materiales de gran importancia.
Y desde ese momento hasta nuestros días…coches y más coches. Unas espectaculares terrazas fluviales, donde han aparecido diferentes herramientas líticas con diversidad de materiales, que a buen seguro fue un punto importante en la vida cotidiana de la prehistoria en la parte baja del valle del Pas…permanecen en el olvido bajo plumeros, desidia y el mayor de los abandonos. No, no hay cuevas ni pinturas (lo único que parece importar a aquellos que dicen divulgar la prehistoria de Cantabria). Solamente un conjunto de yacimientos que pasamos a detallaros a continuación y que, al igual que los grandes epicentros culturales, son también algo que dar a conocer.
Nos encontramos ante uno de los corredores naturales de comunicación entre los valles bajo del Pas y el Saja, condición ideal junto con la orografía para establecer asentamientos humanos. La poca altitud, la presencia de los cauces fluviales y la idoneidad del terreno (prácticamente llano en estas terrazas) permitieron la presencia tanto de cazadores recolectores en primera instancia como las posteriores sociedades agrícolas y ganaderas. En el citado seguimiento arqueológico se realizaron diferentes recogidas paulatinas de materiales que fueron definiendo (por la concentración de materiales) tres áreas que pasamos a detallar a continuación:
Mayoritariamente, debido a la tipología de los materiales encontrados, se cree que estamos ante un asentamiento al aire libre de época Musteriense (Paleolítico Inferior).
No se recomienda visitar los yacimientos de Terrazas de Zurita, ya que se encuentran dentro de terrenos de la Autovía A-8. Desde Regio Cantabrorum te pedimos que respetes el yacimiento y su entorno, ya que es deber de todos mantener viva la historia de Cantabria.
Es más que probable que muchos de vosotros, al ver la cueva de Cucabrera en esta sección, os sorprendáis enormemente. Sobre todo, porque esta cavidad del municipio de Ribamontán al Mar es bien conocida como destino turístico, paisajístico y lúdico (para que engañarnos, mucho botellón ha ayudado a darla a conocer). Es cuanto menos curioso que nunca nadie haya hecho hincapié en que ella misma (con casi toda certeza) y su entorno más próximo estuviese habitado desde hace milenios. La verdad que eso no "vende". Más que no vender, el hacerlo público no ayuda a seguir dejando que la gente la visite de un modo lúdico turístico (con sus consecuencias positivas en cuanto a visibilidad y negativas en cuanto a conservación del yacimiento), pero hay que hacerlo. Sobre manera porque el desconocimiento sobre su pasado prehistórico hace que no se tenga en cuenta. Y eso, no puede ser.
El yacimiento (exterior) fue descubierto a finales de la década de los 70 por miembros del Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica - CAEAP quien descubrieron en superficie un gran abanico de piezas (que veremos posteriormente) muy cerca de la propia cueva. Incluso si te adentras en la sinuosa galería que desemboca en un pequeño pozo, podrás comprobar de primera mano que en el techo de la cavidad existen restos de un conchero cementado donde se aprecian incluso algunas lascas de silex, lo que nos da a entender que es más que probable que en ese punto exista un deslizamiento de una boca o galería superior que se ha colmatado con el paso de los siglos. Algo muy similar ocurre en la cueva de la Baja (Laredo) donde no existe "boca superior" pero donde si se tiene la certeza que existió en el pasado, dejando testigos "colgados" en la parte alta de la conocida cueva.
Desgraciadamente, desde aquella prospección a finales del siglo pasado, nada más se ha vuelto a saber (a nivel arqueológico) de la cueva de Cucabrera. Esto ocurre con decenas (diría que cientos) de yacimientos costeros en Cantabria, donde prima más el turismo de playa que la conservación de nuestro pasado: Oyambre, Langre, Los Tranquilos, El Rostrio, La Maruca, San Juan de La Canal, la cueva del Cúlebre, etc. Lugares donde tan solo tienes que echar la vista al suelo de los diferentes "parkings" (no asfaltados) para ver alguna pieza lítica que en algunos casos podrían ser piezas de museo. Pero en Cantabria eso no interesa. En la prehistoria regional, si no tiene pinturas o grabados, no merece interés. Es normal teniendo en cuenta que cada cuatro años entra un Consejero de turno (normalmente diferente al anterior) al que solo le interesa resaltar su nombre con algún proyecto que, normalmente, está asesorado por los mismos acólitos de siempre que solo quieren dinero investigar "sus yacimientos" (los de siempre). ¿Conservación? Nada, nada. Yo seré quien construya el MUPAC..Cantabria Infinita lo llaman.
Es curioso como en pleno siglo XXI cientos de personas se suelen concentrar en un mismo punto (que no en un mismo momento) al igual que hace milenios. En la actualidad para la recolección de la mejor fotografía y en la prehistoria para la recolección del mejor marisco. Estamos en lo más alto de la conocida Punta Peñaentera, lugar de peregrinaje de todo aquel fotógrafo o turista que se precie en busca de la ansiada fotografía panorámica de la playa de La Gerruca hasta San Vicente de la Barquera con los grandes acantilados y los Picos de Europa como espectadores de lujo. Paraíso costero donde las montañas, el mar, los acantilados y el surf son la postal perfecta. Lo que la gente no sabe (o nadie les ha explicado más bien) es que en esa ecuación "perfecta" hay que incluir una variable más: La arqueología. En el entorno de Oyambre, nos encontramos ante una concentración de yacimientos costeros (11 conocidos) de entre el Paleolítico Inferior y el Mesolítico más importante de Cantabria.
El potencial arqueológico de los mismos fue descubierto por Ángel Ocejo y miembros del Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica – CAEAP en la década de los 80, encontrándose diversidad de materiales en zonas de escorrentía que pequeños arroyos habían erosionado o que el propio mar con su fuerza había desprendido. Fueron publicados en el año 1987 en el conocido libro "Oyambre, Espacio Natural" (de Eduardo Ruiz de la Riva), concretamente dentro de la sección: "Yacimientos prehistóricos. Informe arqueológico de Oyambre – San Vicente". Esta publicación fue el preámbulo de la declaración como parque natural de Oyambre en el año 1988, después de décadas de lucha contra la destrucción del litoral en Cantabria. Figura clave de este movimiento sería el citado Ruiz de La Riva, quien ya en 1976 realizaría el primer informe sobre los peligros y la destrucción del litoral en Cantabria con especial mención a las zonas de Comillas y Oyambre. Fruto de esta defensa a ultranza, en 1985 recibiría el premio de la "Conservation Foundation" a la conservación de la naturaleza y en 1989 la medalla de honor de los premios "Europa Nostra" entregado por la reina Doña Sofía en Comillas en 1990.
¿Y a partir de aquí? Pues lo que conocemos: Un enclave paisajístico espectacular, una zona de surf envidiable..y unos yacimientos totalmente desapercibidos y desamparados (aun siendo Bienes de Interés Cultural). Si yo os dijese que, una vez aparcáis el coche en el parking de Peñaentera, echaseis la vista hacia abajo en vez de al espectáculo natural que tenéis delante... ¿Me creeríais si os digo que estáis pisando el mismo suelo primigenio que en la prehistoria y que a buen seguro veis algún pico marisquero fragmentado? Cantabria Infinita lo llaman..
Quien conoce la costa de Santander, desde el Faro hasta San Juan de la Canal (ya en el vecino municipio de Santa Cruz de Bezana), sabe que estamos en un lugar especial. No solo por su importancia geológica, paisajística y natural, la cual ha sido englobada en un proyecto como territorio aspirante a la red Mundial de Geoparques de la Unesco. Sino por algo más que desconocemos y que nos lleva una y otra vez a esa maravillosa Costa Quebrada. Quien sabe si es por la necesidad intangible de seguir visitando los mismos lugares que nuestros ancestros poblaron y utilizaron para explotar los recursos de la época. Unos recursos que abundaban en la citada franja costera y que a día de hoy no damos importancia alguna, si bien su valor arqueológico iguala, como mínimo, a su belleza natural.
Hoy hablamos de la Punta de Cabeza de San Pedro, un espectacular taller de sílex del Paleolítico Inferior / Medio que la gente no conoce. Un increíble enclave utilizado en la Prehistoria que hoy utilizamos como ruta natural y que desgraciadamente se está perdiendo a pasos agigantados por diferentes factores. Uno de ellos natural (la erosión eólica y la fuerza del mar, que arrastra los materiales que encuentra con su furia al fondo de este) y otro humano.
El yacimiento fue descubierto a principios de la década de los 70 por R. Vega de la Torre, quien publicó en el año 1975 una bella raedera bifacial de sílex en su artículo "Hallazgo de un útil prehistórico" (Sautuola I, Santander) además de citar la aparición de un raspador. Años después sería el Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica – CAEAP quienes estudiases el enclave, reafirmando la importancia del mismo como Taller Musteriense. Poco después se incluiría en diferentes publicaciones y..hasta hoy. Nada más. Un yacimiento con millones de restos de talla de sílex sin que nadie sepa de su importancia y estado de conservación.
Esperemos que, con la adecuación que esperemos que sufra la zona (siempre y cuando Costa Quebrada consiga su título dentro de la Red Mundial de Geoparques de la Unesco) no ocurra lo mismo que ocurrió con vecina zona de El Rostrio o el yacimiento de Las Antenas. Yacimientos estudiados, inventariados y de importancia…que fueron parcialmente destruidos en sendos "proyectos" de adecuación.
No, no nos hemos equivocado de fotografía. Lo que estás viendo es el acceso a la Autovia A-67 a la altura de Polanco en dirección Santander. "¿Un yacimiento aquí?" Se preguntarán muchos. Si, sin duda. Un yacimiento Paleolítico al aire libre. "¿Pero no vivían en cuevas?". Todas estas preguntas son más que normales. En Cantabria, aunque parezca mentira, existen decenas (me atrevería a decir centenares e incluso miles entre catalogados y no catalogados) de yacimientos al aire libre que la sociedad desconoce. Bueno, realmente los desconocemos todos dado que las casualidades o las obras (como en este caso) hacen aflorar yacimientos ocultos en el subsuelo a no mucha profundidad. Que en otras comunidades autónomas se encuentran prácticamente en superficie y que en Cantabria, por el clima que ha tenido durante miles de años, por la tipología de sus suelos y otras características geológicas, están bajo nuestros pies. Aunque no lo creáis, nuestros "verdor" oculta muchas cosas que en otras comunidades están prácticamente en superficie.
En esta ocasión estamos hablado del yacimiento de El Hondal. Esta terraza en la desembocadura del Saja/Besaya fue poblada por sociedades de la Prehistoria (y Protohistoria) no se sabe si de un modo estacional, circunstancial o definitivo. Solo sabemos que hemos tenido testimonio de su presencia. Fue descubierto en la década de los 80 durante la construcción de la citada autovía. Realmente más que descubierto, fue parcialmente destruido y sacado a la superficie por las palas y maquinaria pesada que realizaba las obras. Sería nuevamente el Colecto para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica CAEAP quien, de un modo altruista y en vista de que no había seguimiento arqueológico alguno, sacase a la luz el potencial arqueológico del Hondal. La verdad es que podemos llegar a pensar que el que una obra no tuviese seguimiento arqueológico es cosa del pasado, pero Cantabria está plagada de ejemplos similares hoy en día. Ya en aquel momento se recuperó un gran lote de materiales líticos (Muñoz et allí, 1987), quedando así constancia del yacimiento. En el año 1995, se realizó una investigación a cargo de Ramón Montes y Juan Sanguino que ampliaría el conocimiento de El Hondal, si bien es cierto que a partir de entonces el enclave no ha tenido ningún otro estudio reseñable.
Hoy en día El Hondal es tan solo un montículo o una cuneta que miles de personas dejan atrás en sus quehaceres diarios tras incorporarse a la autovía. Ni un cartel, ni una reseña ni nada de nada. El día menos pensando, se podrán construir 6 viviendas o una nave en esta terraza sin que la Consejería de Cultura tenga constancia y no pasará nada. "Está inventariado, no es posible" dirán. Curiosamente lo dirán teniendo justo en frente una pista de motocross que está en un yacimiento inventariado y a pocos kilómetros de Portus Blendium, un parking construido sobre un yacimiento también inventariado e incluido en el PGOU. Cantabria Infinita lo llaman..
Muchos de nosotros conocemos la espectacular playa de San Juan de La Canal, un arenal paradisíaco donde desde hace décadas se viene celebrando la festividad de San Juan y sus conocidas hogueras. Una noche que, mucho antes de la llegada del cristianismo, se venia celebrando en infinidad de lugares del mundo con entidad propia. No olvidemos que la llegada del Solsticio de Verano (noche más corta del año) es un acontecimiento milenario que, a diferencia de lo que muchos piensan, se produce la noche del 21 de Junio..no la del 23. Ocurre un poco como San Juan de La Canal: Todo el mundo piensa que solo es la playa donde poder tomar el sol y saltar las hogueras en la noche que da nombre a este precio lugar…pero no es así. Hace miles de años, San Juan de La Canal era un asentamiento al aire libre donde sus antiguos pobladores dejaron cientos de testimonios de su paso por allí.
Concretamente en una pequeña península que se ubica en la desembocadura del arroyo de La Canal, donde hoy podemos encontrar un banco que nos asoma a contemplar una bella panorámica de la Costa Quebrada. Si nos sentamos en él, estaremos en pleno epicentro del conocido como sector de "San Juan de la Canal 2", yacimiento descubierto (como otros tantos en la zona) por GAEM Arqueólogos en el seguimiento de la construcción del Paseo Marítimo allá por el año 1999. Es curioso como hace 20 años exactamente, según qué cosas se hacían (en según que proyectos/municipios, cierto es) mejor que hoy en día. No olvidemos nunca el caso del parking de Suances, ejemplo fundamental para comprender lo que NO hay que hacer ni desde las corporaciones locales ni desde la administración central.
Pero volviendo a este yacimiento, se excavó (parcialmente y de urgencia) desde el "cruce" del camino hasta la zona donde hoy se ubica el banco, en una zanja de unos 2 metros de anchura por la que hoy discurre el camino. Y verdaderamente los resultados fueron espectaculares, ya que obtuvieron miles de piezas cuyo origen nos remonta desde el Paleolítico Inferior, pasando por el Paleolítico Superior (Solutrense) para llegar por último al Neolítico. Y hoy, en 2019, ni siquiera un panel explicativo al respecto. Solo la certeza de que año tras año, en la noche de San Juan, miles de personas estarán celebrando una fiesta milenaria en un lugar más milenario si que sepan nada…Cantabria Infinita lo llaman.
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