No, no nos hemos equivocado de fotografía. Lo que estás viendo es el acceso a la Autovia A-67 a la altura de Polanco en dirección Santander. "¿Un yacimiento aquí?" Se preguntarán muchos. Si, sin duda. Un yacimiento Paleolítico al aire libre. "¿Pero no vivían en cuevas?". Todas estas preguntas son más que normales. En Cantabria, aunque parezca mentira, existen decenas (me atrevería a decir centenares e incluso miles entre catalogados y no catalogados) de yacimientos al aire libre que la sociedad desconoce. Bueno, realmente los desconocemos todos dado que las casualidades o las obras (como en este caso) hacen aflorar yacimientos ocultos en el subsuelo a no mucha profundidad. Que en otras comunidades autónomas se encuentran prácticamente en superficie y que en Cantabria, por el clima que ha tenido durante miles de años, por la tipología de sus suelos y otras características geológicas, están bajo nuestros pies. Aunque no lo creáis, nuestros "verdor" oculta muchas cosas que en otras comunidades están prácticamente en superficie.
En esta ocasión estamos hablado del yacimiento de El Hondal. Esta terraza en la desembocadura del Saja/Besaya fue poblada por sociedades de la Prehistoria (y Protohistoria) no se sabe si de un modo estacional, circunstancial o definitivo. Solo sabemos que hemos tenido testimonio de su presencia. Fue descubierto en la década de los 80 durante la construcción de la citada autovía. Realmente más que descubierto, fue parcialmente destruido y sacado a la superficie por las palas y maquinaria pesada que realizaba las obras. Sería nuevamente el Colecto para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica CAEAP quien, de un modo altruista y en vista de que no había seguimiento arqueológico alguno, sacase a la luz el potencial arqueológico del Hondal. La verdad es que podemos llegar a pensar que el que una obra no tuviese seguimiento arqueológico es cosa del pasado, pero Cantabria está plagada de ejemplos similares hoy en día. Ya en aquel momento se recuperó un gran lote de materiales líticos (Muñoz et allí, 1987), quedando así constancia del yacimiento. En el año 1995, se realizó una investigación a cargo de Ramón Montes y Juan Sanguino que ampliaría el conocimiento de El Hondal, si bien es cierto que a partir de entonces el enclave no ha tenido ningún otro estudio reseñable.
Hoy en día El Hondal es tan solo un montículo o una cuneta que miles de personas dejan atrás en sus quehaceres diarios tras incorporarse a la autovía. Ni un cartel, ni una reseña ni nada de nada. El día menos pensando, se podrán construir 6 viviendas o una nave en esta terraza sin que la Consejería de Cultura tenga constancia y no pasará nada. "Está inventariado, no es posible" dirán. Curiosamente lo dirán teniendo justo en frente una pista de motocross que está en un yacimiento inventariado y a pocos kilómetros de Portus Blendium, un parking construido sobre un yacimiento también inventariado e incluido en el PGOU. Cantabria Infinita lo llaman..
Como hemos comentado previamente, El Hondal se encuentra ubicado en una terraza unos 25 metros sobre la ría del Saja/Besaya. En la actualidad se encuentra cubierto por verdes prados sin haberse visto alterada más que por labores agrícolas. En el momento de su descubrimiento se encontraron ya más de 100 elementos líticos correspondientes al Paleolítico Inferior, circunstancia por la cual se realizó una investigación más a fondo en el año 1995. Bajo la dirección de Ramón Montes y Juan Sanguino, con el apoyo científico y material del Museo Altamira, se realizaron 2 sondeos de 1x1 en la recogida de materiales líticos expuestos por los cortes de la autovía.
Se obtuvo una amplia serie lítica de más de 500 piezas pertenecientes, en su mayor parte, a la talla de dos núcleos de arenisca localizados in situ y en posición primaria. Es decir, tal y como lo dejaron los antiguos pobladores de El Hondal. Por encima de este nivel se encontraron además indicios de yacimiento Calcolítico, si bien una futura intervención podría aclarar más el horizonte temporal del yacimiento.
Hoy nos adentramos en la historia de uno de los yacimientos más espectaculares excavados en Cantabria sin lugar a duda. Y no, desgraciadamente fuera del ámbito más académico no tendrás apenas información del mismo. Curiosamente, estamos en un enclave al aire libre que nos habla con datos precisos de una época donde los neandertales poblaban Cantabria y que hoy está dividido en: Un gran polígono, un desguace, una autovía, una cantera y pequeños espacios donde es más que probable que su milenario pasado siga intacto. Estamos hablando del yacimiento de La Verde, un verdadero exponente para conocer las primeras ocupaciones humanas (neandertal) durante el Paleolítico Inferior en la cornisa cantábrica. En un momento además donde las temperaturas, lejos de "meter" a los antiguos pobladores dentro de las cuevas de un modo masivo, invitan a pensar que podrían habitar este área de Camargo al aire libre.
Nos trasladamos al periodo interglaciar Riss-Wurm (hace unos 140.000 años antes de nuestra era). Un momento en donde la vida en nuestro planeta parecía florecer tras la glaciación de Riss. De hecho, un estudio de la Universidad Estatal de Oregón publicado en la revista Science hace no muchos años nos habla de un periodo templado donde incluso las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida eran menores que las actuales. Por este motivo, entre otros, el nivel del mar se encontraba entre seis y nueve metros por encima del actual, temida circunstancia en nuestros días a la que nos abocará el calentamiento global dentro de, esperemos, muchísimo tiempo. Debido a estas circunstancias climatológicas propicias, hubo un momento de la prehistoria en la que la vida cotidiana se llevaba a cabo en pequeñas llanuras como la de La Verde.
El yacimiento fue descubierto en la década de los 70 del siglo pasado por miembros del Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica – CAEAP quien por aquel entonces realizarían una prospección superficial. Cabe destacar que el yacimiento no se encuentra de un modo unificado (en cuanto a la dispersión de materiales) sino que se encuentra repartido por diferentes puntos calientes. Es por eso por lo que, a medida que se han acometido remociones de tierra para la ejecución de obras y/o naves, se han ido descubriendo más zonas ricas arqueológicamente, con lo que se ha ido ampliando la extensión global del mismo. Esto no impediría que a finales de la década de los 80 / principios de los 90 se ejecutasen diferentes proyectos (redacción del polígono industrial de La Verde y otras obras) que se llevarían por delante gran parte del yacimiento. En alguno de los casos se llegó a paralizar la construcción de una instalación industrial gracias a diferentes sondeos (de urgencia) realizados por miembros de GAEM Arqueólogos, quienes ampliaron el espectro de la ocupación prehistórica del lugar. Sería entre el año 1992-1996 cuando, de la mano de Ramón Montes Barquín y Emilio Muñoz Fernández (directores de la primera excavación), saliese a la luz el enorme potencial del yacimiento, claves para conocer las primeras ocupaciones del Paleolítico Inferior en Cantabria. El descubrimiento de un pequeño enclave (disperso) de neandertales arcaicos que hace más de 120.000 años abandonaron decenas de herramientas líticas y pequeñas estructuras de hábitat (no se sabe si estacionales o permanentes) coparon decenas de publicaciones científicas en aquel momento.
No obstante, independientemente de su importancia, sectores como "La Verde C" o "La Verde D" fueron parcialmente destruido durante la construcción en 2007 de la Autovía Ronda de la Bahía. Esta circunstancia propició una nueva intervención de urgencia (ejecutada también por miembros del equipo de GAEM Arqueólogos) donde se reconocieron otros nuevos sectores de La Verde fértiles en cuanto a la aparición de industria lítica ya no solo del Paleolítico Inferior sino de época Calcolítica.
No cabe duda de que estamos ante un yacimiento (varios) de importancia capital, no solo en Cantabria, sino de todo el norte de España. Parece mentira que si alguien viniese a visitarlo tan solo pudiésemos enseñarle (en gran medida) naves, instalaciones de logística, un desguace y dos carriles perfectamente asfaltados en ambas direcciones. En Cantabria, preferimos hacer aquaparks para difundir la prehistoria que cuidar la que tenemos de verdad. Total, son solo 18 millones de € para la una de las Comunidades Autónomas con menos horas de Sol de España. Infinita la llaman..
Es curioso como en pleno siglo XXI cientos de personas se suelen concentrar en un mismo punto (que no en un mismo momento) al igual que hace milenios. En la actualidad para la recolección de la mejor fotografía y en la prehistoria para la recolección del mejor marisco. Estamos en lo más alto de la conocida Punta Peñaentera, lugar de peregrinaje de todo aquel fotógrafo o turista que se precie en busca de la ansiada fotografía panorámica de la playa de La Gerruca hasta San Vicente de la Barquera con los grandes acantilados y los Picos de Europa como espectadores de lujo. Paraíso costero donde las montañas, el mar, los acantilados y el surf son la postal perfecta. Lo que la gente no sabe (o nadie les ha explicado más bien) es que en esa ecuación "perfecta" hay que incluir una variable más: La arqueología. En el entorno de Oyambre, nos encontramos ante una concentración de yacimientos costeros (11 conocidos) de entre el Paleolítico Inferior y el Mesolítico más importante de Cantabria.
El potencial arqueológico de los mismos fue descubierto por Ángel Ocejo y miembros del Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica – CAEAP en la década de los 80, encontrándose diversidad de materiales en zonas de escorrentía que pequeños arroyos habían erosionado o que el propio mar con su fuerza había desprendido. Fueron publicados en el año 1987 en el conocido libro "Oyambre, Espacio Natural" (de Eduardo Ruiz de la Riva), concretamente dentro de la sección: "Yacimientos prehistóricos. Informe arqueológico de Oyambre – San Vicente". Esta publicación fue el preámbulo de la declaración como parque natural de Oyambre en el año 1988, después de décadas de lucha contra la destrucción del litoral en Cantabria. Figura clave de este movimiento sería el citado Ruiz de La Riva, quien ya en 1976 realizaría el primer informe sobre los peligros y la destrucción del litoral en Cantabria con especial mención a las zonas de Comillas y Oyambre. Fruto de esta defensa a ultranza, en 1985 recibiría el premio de la "Conservation Foundation" a la conservación de la naturaleza y en 1989 la medalla de honor de los premios "Europa Nostra" entregado por la reina Doña Sofía en Comillas en 1990.
¿Y a partir de aquí? Pues lo que conocemos: Un enclave paisajístico espectacular, una zona de surf envidiable..y unos yacimientos totalmente desapercibidos y desamparados (aun siendo Bienes de Interés Cultural). Si yo os dijese que, una vez aparcáis el coche en el parking de Peñaentera, echaseis la vista hacia abajo en vez de al espectáculo natural que tenéis delante... ¿Me creeríais si os digo que estáis pisando el mismo suelo primigenio que en la prehistoria y que a buen seguro veis algún pico marisquero fragmentado? Cantabria Infinita lo llaman..
Los yacimientos de Campo Vallado y Las Antenas son uno esos enclaves costeros que además de destacar por su belleza paisajística (son colindantes) también lo hacen por estar totalmente abandonados y parcialmente destruidos. Así de triste pero cierto. El proyecto de la senda costera planificado desde el Faro de Cabo Mayor hasta la zona de Virgen del Mar no solo fue un auténtico fracaso en cuanto su gestión (paralizado hoy en día mientras vemos como miles de € en vallado se va al garete por el paso del tiempo), sino también por pasar por encima de yacimientos catalogados tanto en el INVAC (Inventario Arqueológico de Cantabria) como en el propio PGOU de Santander sin que se hiciese esfuerzo alguno por la conservación y puesta en valor de los mismos. Lo mismo ocurrió con el cercano yacimiento de El Rostrío cuando el "acondicionamiento" de lo que antes decían que era un basurero (lo era la verdad) se llevó por delante uno de los depósitos de silex más grande de la costa de Cantabria junto con el taller que allí se asentaba.
Estos yacimientos fueron descubiertos por miembros del C.A.E.A.P – Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica - a principios de la década de los 80. Ya por aquel entonces se hizo hincapié en la importancia de ambos dado que el número de las piezas encontradas, principalmente en el de Campo Vallado, llamaba la atención. En este último, en el momento de su descubrimiento, no se hizo recogida de materiales de ningún tipo detectándose dos meses después que había sido cubierto por una capa de grava superficial. Al ser detectada esta circunstancia se procedió a retirarla con la problemática existente de que las piezas quedaron totalmente mezcladas con la gravilla. Esto, unido a la negativa del propietario de la finca a que se hiciese ningún tipo de intervención arqueológica en su propiedad, hizo que no se pudiese estudiar más a fondo. Algo similar ocurrió con el yacimiento de Las Antenas, donde el suelo primitivo había sido removido para la colocación tanto de la antena como de los cables que la sujetan, arrasándose el suelo antiguo y descontextualizando todo el yacimiento. En este caso, tampoco se obtuvo permiso inicial para poder excavar (ni siquiera entrar) en él. Años más tarde serían incluidos por Emilio Muñóz Fernández y Carmen San Miguel Llamosas tanto en la Carta Arqueológica de Santander (1987) como en la de Cantabria (1988). Y a partir de entonces, salvo alguna cita en la década de los 90 en artículos como "La industria lítica en la Prehistoria cerámica en Cantabria" – Munibe - de Jesús Ruíz Cobo, nada de nada…
Es una auténtica pena que uno de los conjuntos de yacimientos costeros más importantes del Norte Peninsular (y más extensos) esté totalmente abandonado. Una extensión que abarca desde el Faro de Cabo Mayor hasta Liencres que ha sido maltratada sistemáticamente desde hace décadas y que podemos decir con toda certeza que fue testigo directo de la vida cotidiana entre el Paleolítico Inferior y el Neolítico de los antiguos pobladores de Cantabria. Desgraciadamente, todos con un frente común que ojalá fuese solo la desidia (si si, has leído bien): La destrucción sistemática de todos ellos aún sabiendo que son parte fundamental para conocer los útiles prehistóricos de nuestra tierra. Cantabria Infinita lo llaman..
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