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Cueva del Peñajorao XII. Fotografía: José Manuel Morlote

Cerremos por un instante los ojos y viajemos miles de años en el tiempo, concretamente al periodo Calcolítico en lo que hoy conocemos como municipio de Camargo. En esta época existe un claro incremento en la complejidad social, tomando más importancia si cabe los rituales funerarios y el viaje al más allá..estamos en tiempos de cambio en la antigua Cantabria, dejando atrás la Prehistoria poco a poco. Situémonos en las inmediaciones del barrio del Churi y hagamos el ejercicio de posicionarnos mirando hacia el norte. A nuestra izquierda, en el vecino municipio de Piélagos y muy cerca de aquí, viajaremos hasta la cueva de Covalejos, un auténtico tesoro y referente del Paleolítico Medio además de hogar de un rebaño de cabras..y no es broma. Si desde ahí nos vamos acercando hasta nuestra posición actual nos toparemos casi de frente (aun en Piélagos) con la cueva del Portillo del Arenal, cuya función sepulcral es vital para el conocimiento del mundo visigodo y los enterramientos en nuestra región. Y como no, ya en Camargo y a poca distancia, nos topamos con uno de los tesoros de nuestra región y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO: El Pendo. Como bien sabéis, sus entrañas albergan restos que abarcan desde el Paleolítico Medio hasta la Edad Media, con hallazgos materiales que evocan ritos funerarios incluidos. No podemos olvidar, justo en frente de nosotros y a pocos kilómetros, la cueva de El Juyo, posiblemente el yacimiento del Magdaleniense Inferior más importante de la Península Ibérica.

Independientemente del valor arqueológico de cada uno de los yacimientos citados y de su grado de protección y/o conservación, si no citásemos las cuevas sepulcrales del Peñajorao estaríamos quitando del mapa de Camargo uno de los mayores exponentes en cuanto a necrópolis de la Prehistoria Reciente en el Norte Peninsular..ahí es nada. Un conjunto de pequeñas cavidades totalmente desconocido para la gente de a pié, encima sin apenas protección y sin la importancia socio-cultural que realmente merece. Todo ello a sabiendas de que su potencial arqueológico es realmente impresionante, ya que han llegado a nuestros días apenas alteradas por la presencia de pequeños carnívoros (tejones, zorros y demás) que las han utilizado a modo de madriguera. Se localizan en un reducido espacio de terreno en la ladera meridional del monte del Peñajorao, el cual las da nombre en conjunto.

Gran parte de ellas han sido estudiadas por el Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica o CAEAP en un proyecto dirigido por los arqueólogos Emilio Muñoz y Jose Manuel Morlote. Durante décadas, este colectivo ha recopilado valiosísima información de cerca de 27 cavidades, de las cuales 11 presentan signos evidentes de albergar yacimientos sepulcrales. Estamos sin lugar a dudas ante un conjunto de pequeñas cuevas que darán más de una sorpresa una vez puedan ser investigadas a fondo. Tanto el propio ayuntamiento de Camargo como el CAEAP estudian realizar el diseño de una ruta turística en torno a las mismas, ya que no podemos olvidar que nos encontramos ante el lugar de descanso eterno de los primeros pobladores del valle. Otro gran yacimiento desconocido en Regio Cantabrorum, totalmente olvidado por parte de las administraciones y que, aún a día de hoy, se encuentra a merced de cualquier despropósito..o incluso de algún otro rebaño de cabras.

Bibliografía: "Catálogo de monumentos propuestos para su declaración como Bien de Interés Local en el Municipio de Camargo" - CAEAP.
Agradecimientos: GAEM Arqueólogos

 

Cueva del Peñajorao VIII. Fotografía: José Manuel Morlote

A modo de pequeño resumen, os detallamos cada una de las cavidades que poseen un interés arqueológico importante, destacando aquellas que con algún tipo de vestigio relacionado con enterramientos sepulcrales. En muchos casos, no esperemos "cuevas" como tal, ya que algunas de ellas no poseen más de un metro de diámetro.

  • Cueva del Peñajorao I: De reducidísimas dimensiones, este covacho ha proporcionado en superficie restos de dos individuos del Calcolítico, uno de ellos datado por C14 en unos 4.125 años antes de nuestra era. Se encontró, relacionado con el enterramiento, un ajuar compuesto por cerámicas, un collar de conchas marinas, una punta de sílex y hojas retocadas entre otros objetos. Destacar que la cerámica fue datada por Termoluminiscencia con resultados similares al anterior (4.154 375 años antes del presente).

  • Cueva del Peñajorao II: A diferencia de la anterior, se han encontrado restos de una pequeña ocupación del Mesolítico. Del mismo modo existe un yacimiento sepulcral posterior (Edad del Cobre), con huesos de un individuo junto con restos de cerámicas lisas y una punta de sílex.

  • Cueva del Peñajorao III: Al igual que en Peñajorao I, ha proporcionado restos de dos individuos acompañados de fragmentos de una vasija, lascas de sílex, etc. Destacar en este caso que los restos humanos pertenecen a un adulto y a un niño/a.

  • Cueva del Peñajorao VII: Nuevamente, pequeña cavidad que ha proporcionado en superficie los indicios de un enterramiento del Calcolítico sin más detalles.

  • Cueva del Peñajorao VIII: Alberga fragmentos de cerámica prehistórica, de modo que se deduce que probablemente se trate también de un yacimiento sepulcral de época similar a las anteriores.

  • Cueva del Peñajorao XIII: En este covacho se encontraron restos humanos en superficie, fácilmente atribuibles al Calcolítico.

  • Cueva del Peñajorao XIV: De las pocas cuyas características y hallazgos nos lleva a épocas previas a la Edad del Cobre. Conocida desde mediados del siglo XX, fue excavada por el Seminario Sautuola. Destaca la presencia de un conchero con paralelos en el Mesolítico e incluso trazas bastante desgastadas de pinturas rojas de probable cronología Paleolítica.

  • Cueva del Peñajorao XXII: De las pocas cavidades sepulcrales con algo de "desarrollo interior". Al final de sus 50 metros aparecieron restos humanos y de oso de las cavernas.

  • Cueva del Peñajorao XXIII: Posee un gran abrigo de entrada que se prolonga por una pequeña galería. Posee un yacimiento relacionado con un hábitat del Mesolítico y, en su fondo, un depósito sepulcral del Calcolítico donde se pudo fechar un punzón de hueso por C14 (3.830 55 años).

  • Cueva del Peñajorao XXIV: Al igual que las primeras cavidades citadas, de pequeñas dimensiones. Se repite el patrón de restos humanos de un individuo fácilmente atribuible al Calcolítico.

Info

   

DESTACADOS

  • PEÑA DE SAMANO

    Descubierto por Félix González Cuadra en 1972, el castro de la Peña de Sámano (Castro Urdiales) es uno de los poblamientos prerromanos más imponentes de la costa oriental cántabra. Esta increíble atalaya natural albergo hace siglos un recinto castreño de aproximadamente 10 hectáreas, el cual se cree que fue poblado por el pueblo de los autrigones. Esta tribu prerromana fue situada por Ptolomeo entre los ríos Asón (Cantabria) y Nervión (País Vasco), indicando que su territorio limitaba con el de los caristos por el este y los cántabros por el oeste. Otros historiadores como Plinio el viejo citaba "entre las diez ciudades de los autrigones" Tritum (Monasterio de Rodilla) y Virovesca (Briviesca), ambas en Burgos, lo que nos da a entender el amplio territorio que ocupaba esta tribu de norte a sur entre los territorios de cántabros y caristos.

    Volviendo al castro en sí, combina a la perfección la fortificación mediante grandes murallas de más de 2 metros de alto con el aprovechamiento de los accidentes naturales de la peña. En lo alto del mismo han podido distinguirse vestigios de una pequeña organización urbana, observándose resto de edificaciones de planta rectangular (con las esquinas redondeadas eso sí) y pequeñas estructuras de planta ovalada. Destacar que justo en el centro del área de hábitat del poblado se ubica la conocida como Cueva de Ziguste. En las excavaciones y posteriores investigaciones realizadas por el equipo de R. Bohigas y por M. Unzueta se menciona también la posible existencia de una organización estructural del poblado, atisbándose cierto "urbanismo" en la ejecución y construcción del mismo por parte de sus moradores. Presenta dos accesos principales. Uno denominado la "Puerta de Sangaza" (al norte) y otro denominado como "Puerta del Vallegón" (al oeste), ambas combinando ensanchamientos de muralla y pasillos estrechos para regular y controlar el paso al interior del recinto.


  • CASTRO DE CASTILNEGRO

    El castro de Castilnegro (Medio Cudeyo/Lierganes) es una de los recintos castreños mejor estudiados de toda la región, muchos se atreverían a decir incluso que el mejor. Situado en pleno corazón de la sierra de Peña Cabarga, tiene una extensión aproximada de 6 hectáreas en su conjunto. Ya no solo por su tamaño debió ser un poblamiento relevante, sino que además debió ser uno de los mejor ubicados estratégicamente hablando. Su situación permitía tener un dominio visual absoluto sobre la zona costera, concretamente de la bahía de Santander y de la franja que recorre la desembocadura del Pas hasta la del Miera. Ya no solo eso, sino que incluso domina otras vertientes como la las divisorias de entre los valles del Pas/Besaya y el Saja/Besaya al suroeste y Picos de Europa y Peña Sagra al oeste. Evidentemente, hay que tener en cuenta que todos estos valles y cimas los observaban desde la lejanía, pero del mismo modo todos sabemos de la importancia visual de los poblamientos prerromanos aún en la distancia.

    En yacimiento fue dado a conocer en el año 1997 por Virgilio Fernández Acebo y Esteban Velasco Agudo, quienes describieron el enclave con detalle solicitando al Servicio de Patrimonio de la Consejería de Cultura la toma de medidas destinadas a su conservación y estudio. En este caso sería la empresa GAEM Arqueólogos quienes reafirmarían mediante otro informe detallado las características castreñas de este yacimiento aportadas por los antes citados investigadores. Aun pareciendo una excepción en el mundo arqueológico, dicho y hecho: Ese mismo año comenzaría la investigación arqueológica del enclave bajo la dirección de Ángeles Valle Gomez dentro del proyecto "El poblamiento prehistórico al aire libre al Sur de la Bahía de Santander". Básicamente este proyecto, aprobado por la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, pudo dividirse en 3 fases: Prospección superficial (1997), campaña de sondeos estratigráficos (1998) y por último la excavación arqueológica como tal que se extendió durante 6 años (1999-2005).

    Centrándonos en el sistema defensivo del castro, está conformado por dos líneas concéntricas de muralla que en algún caso se encuentra complementada con una tercera y que cierra el flanco norte (hacia la bahía de Santander). Existen además otras dos murallas de menor envergadura que constituyen el acceso por el sur y que se adaptan a la estrechez del paso que protegen. Se cree además que estas últimas pudieron estar empalizadas. Como en otras fortificaciones, los habitantes de Castilnegro aprovecharon al máximo la orografía del terreno, construyendo este sistema defensivo exclusivamente en aquellos puntos donde la naturaleza dejaba al "descubierto" su poblado. En los puntos donde lo abrupto del terreno hacía de parapeto natural, no fue necesaria construcción alguna, de modo que no estamos ante un castro completamente cerrado en cuanto a murallas se refiere. En el flanco norte del yacimiento, además del amurallamiento, nos encontramos con un áspero lapiaz que dificultaba el acceso desde la zona costera, convirtiendo este punto en un auténtico laberinto. Esto, junto con la muralla de casi 200 metros de longitud y derrumbes de más de 12 metros de ancho en algunas secciones, hacían de este sector uno de los más seguros del recinto. Si desde aquí continuamos hacia la cumbre del castro, podemos observar otra línea de algo más de 120 metros que encierra un pequeño espacio dedicado la "acrópolis" del castro.

    Como último apunte antes de centrarnos en las excavaciones arqueológicas, destacar que el topónimo "Castilnegro" se debe a dos raíces bastante claras: La primera como abreviatura de castillo, haciendo clara alusión al recinto fortificado que nos centra. En segundo lugar tenemos el color predominante en el que se encuentra situado el yacimiento, ya que es más que notable la presencia del "marrón oscuro" en la zona.

    Bibliografía: Castros y castra en Cantabria.(Edita ACANTO)

  • CASTRO DE EL PEÑUCO

    Situado sobre el pueblo de Colio (Cillorigo de Liébana), el castro de El Peñuco es otro claro ejemplo del abandono que sufren muchos yacimientos en Cantabria. Relegado a un segundo o tercer plano, este abrupto enclave en el cual se ha llegado a citar la presencia de puntas de flecha de hierro, se encuentra en nuestros días plagado de matojos. Y ni tan mal, ya que en el pasado en vez de esto se observaron varias catas furtivas que nos han robado a buen seguro gran parte de su milenario legado. Se sitúa sobre un resalte formado por bandas de areniscas y conglomerados cuarcítificos, con planta rectangular y laderas bastante pronunciadas en casi todas sus vertientes salvo en el orientado hacia el Noroeste. Aquí encontramos un pequeño istmo que conecta este sector con la prolongación de la sierra donde se ubica. Podemos identificar esta formación a pocos metros de la salida del conocido desfiladero de La Hermida en dirección a Potes. Si alzamos la vista a la derecha, en un pequeño cordal estrecho y alargado por debajo de los Picos de Europa, podremos observarlo en la lejanía.

    Las primeras reseñas sobre el interés arqueológico de El Peñuco fueron dadas por José María de La Lama en los años 70, si bien en un primer momento lo identificó como una estructura defensiva altomedieval. No le faltaría razón, ya que a este periodo se pueden atribuir las estructuras situadas en el flanco Oeste de la cima, sobre todo una pequeña muralla de pequeñas dimensiones claramente adscrita a la época citada. Esta datación se vería apoyada por los abundantes fragmentos de cerámica a torno que son encontrados en las laderas del monte, principalmente en la sur. De todos modos, poco o nada comparte este "sector"” con un gran terraplén que cierra toda la ladera Sur y Oeste, del cual se llega a pensar que es mucho más característico de emplazamientos protohistóricos que no medievales como veremos a continuación.

    Bibliografía: Castros y castra en Cantabria. (Edita ACANTO)

  • EL PICO MIZMAYA

    El Pico Mizmaya (Entrambasaguas, Cantabria) es otro enclave castreño que sigue guardando con celo su milenario pasado. Se encuentra ubicado en la cima que le da nombre, en el extremo Este de la sierra de Elechino. Su emplazamiento no es ni mucho menos casual, dominando a la perfección la desembocadura de uno de los ríos más importantes de Cantabria: El Miera. Esto, unido a su posición privilegiada en el valle de Trasmiera y en el entorno de la bahía, hace del Pico Mizmaya un castro "costero" de lo más interesante..y sobre el cual apenas conocemos nada.

    Ya en el año 1952 el padre Jesús Carballo hace referencia al mismo, aunque se creé que pudo ser una interpretación errónea debido a que identificó la presencia de un castro en los restos medievales que también se conservan en la cima. De todos modos no iba muy mal encaminado. Tuvieron que pasar 25 años hasta que R.Bohigas reconoció in-situ el yacimiento y lo recogió nuevamente como castro, esta vez clasificando correctamente cada una de las estructuras (Bohigas, 1987: 120). En los últimos años del siglo XX arqueólogos de renombre como Eduardo Peralta o Emilio Muñoz también revisaron el recinto del Pico Mizmaya y apoyaron la hipótesis previa.

    Bibliografía: Castros y castra en Cantabria.(Edita ACANTO)
    Agradecimientos:: Rafael Bolado del Castillo

  • LA CORONA DE CUETO MOROSO

    El castro de La Corona de Cueto Moroso (Bostronizo, Los Corrales de Buelna) se encuentra ubicado en pleno corazón de Cantabria, dominando la vertiente Este del desfiladero de Las Hoces que durante siglos ha modelado el rio Besaya. Toponímicamente puede resultar un enclave bastante interesante, ya que ante nosotros se abre un abanico de posibilidades cuanto menos curioso. La cima del Cueto Moroso invita a pensar en la totalidad del monte y en la posible relación (toponímica) con la iglesia cercana de fabricación mozárabe: San Román del Moroso. Otra de las posibles atribuciones de su nombre puede remitirse a los "Moros" de la mitología popular, los cuales eran a menudo guardianes de ruinas que albergaban tesoros antiguos. En este caso en concreto, puede que tenga origen en el radical céltico *mor- (pedregal), de modo que puede incluso hacer referencia a los grandes derrumbes de las líneas defensivas de la muralla del recinto.

    En cualquiera de los casos, el castro de La Corona de Cueto Moroso se encuentra rodeado de elementos de "leyenda" que avivan aún más su milenario pasado. Algo más al norte, siguiendo la línea de cumbre y un poco por debajo, se encuentra una roca aflorante conocida como "La Piedra del Altar" la cual, según se cree, pudo haber tenido algún valor simbólico o religioso para los antiguos habitantes de la zona. Un poco más hacia el norte, siguiendo la misma dirección y a escasos kilómetros, nos topamos de frente con la Peña del Moro (370 metros), toponímicamente de similares características y en cuya cima se cree haber vislumbrado también algún tipo de estructura de carácter arqueológico..el tiempo lo dirá.

    El yacimiento fue descubierto en 1995 por Eduardo Peralta Labrador, quien lo identificó durante una serie de prospecciones orientadas a la detección de yacimientos de hábitat de La Edad del Hierro (Peralta Labrador, 2003:73). Durante los siguientes años, el castro ha sido citado en varias ocasiones por el mismo descubridor, aportando un material fotográfico del mismo de gran valor e interés arqueológico. Desgraciadamente, a parte de las tareas de prospección y documentación, no se ha realizado trabajo arqueológico ninguno en su interior. De momento solo queda esperar..como en decenas de yacimientos de nuestra región..una pena.

    Bibliografía: Castros y castra en Cantabria.(Edita ACANTO)