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Detalle del campo epìgráfico de la estela funeraria de San Sebastián de Herrán. Fotografía: Lino Mantecón Callejo

En muchas ocasiones los templos religiosos como monasterios, iglesias o ermitas marcan un camino mucho más allá de la fe cristiana. En Cantabria existen decenas de ejemplos donde estas construcciones albergan en su interior (o su entorno) piezas arqueológicas de incalculable valor que nos hablan de épocas antiguas y su cristianización tras un pasado presumiblemente pagano. Y en este caso Santillana del Mar está dentro de ese selecto grupo de lugares no solo por ser "el municipio por excelencia" del arte rupestre nacional e internacional, sino por su riqueza arqueológica superada ya la prehistoria que nos asoma a la Edad de los Metales (Bronce/Hierro) y a la propia romanización del territorio. Con todo, tras la aparición de diferentes hallazgos aislados del mundo romano hace ya décadas, y la "guinda del pastel" que ha sido el descubrimiento del oppidum del Cincho de Yuso, deberíamos de plantearnos que Santillana del Mar y su entorno puedan esconder un pequeño enclave romano aún sin determinar. La cercanía con Portus Blendium (Suances) y la aparición de cerámica romana y un "tambor" de columna en la cueva de El Raposo (materiales "arrastrados" a su interior tras una gran gota fría pasado el verano de 1983) nos lleva a contextualizar la pieza que nos ocupa con otros ojos.

Estamos hablando de la estela funeraria de San Sebastián de Herrán, a escasos dos kilómetros en línea recta de los citados hallazgos materiales. Fue encontrada en la remodelación de la ermita llevada a cabo en el año 1986, al desmontar los sotabancos del antiguo retablo y formando parte como "pie" del altar. Fue estudiada en primera instancia por Joaquín Gonzalez Echagaray y Jose Luís Casado Soto al poco de descubrirse y publicada nuevamente en el año 1999 por Jose Manuel Iglesias Gil y Alicia Ruiz en la obra "Epigrafía Romana de Cantabria".

Y a partir de aquí…poco más que contar. Bueno si, que la cueva de La Raposa (donde se hallaron los materiales romanos y muestras de arte rupestre posteriormente) ahora es un colector de aguas residuales y que las investigaciones que podrían cercar el mundo romano en el municipio (salvo los estudios en el cercano Cincho de Yuso) están en una vía muerta. Una auténtica pena que tras un inicio esperanzador hace décadas en cuanto a hallazgos se refiere, ninguna institución apueste por darle continuidad. Cantabria Infinita lo llaman..

Agradecimientos: Lino Mantecón Callejo.

Bigliografía:"Estela cántabro-romana de la iglesia de La Herrán (Santillana), reutilizada como altar" (1986) – Joaquín Gonzalez Echegaray / Jose Luís Casado Soto. Altamira, 45, 305-312. Santander.

 

Esquema de Echegaray/Casado Soto sobre la estela funeraria de San Sebastián de Herrán.

Nos encontramos ante una pieza de arenisca con forma troncopiramidal debido a los rebajes a los que ha sido sometida. Por este motivo, gran parte de su campo epigráfico se perdió en el pasado. Una de las características más llamativas es que en su parte superior, justo donde se asentaba el altar, posee un pequeño agujero de unos 7 cm (tal y como se aprecia en la imagen) que contenía una cajita donde, envueltas en tela de seda, se guardaban las reliquias del templo. Incluso tenia una tapa, también de arenisca, que servia como soporte del altar y protegía el citado contenido religioso.

Pese al desgaste citado, se puede apreciar el siguiente campo epigráfico. Cabe destacar que no todo el mundo se pone de acuerdo en el significado/interpretación de las primeras lineas:

…OSV(a)E ..
..[P](ien/tiss)IML..
..V(xo/rian)ORUM…
..(sit t)IVI TER(ra)…
..(le)VIS…

De lo que no se tiene duda es que se trata de un epígrafe funerario dado el consenso en la expresión final "sit tibi terra levis" más conocido como "que la tierra te sea leve". Es curioso como en este caso se ha incluido la grafía "tivi" en vez de "tibi", interpretándose como que el empleo de la B pudiese haber ocasionado un desconchamiento de los espacios interiores de esta letra en la arenisca. O incluso que se escribió así dada la inexistente diferencia entre la pronunciación de ambas letras en aquel momento..o simplemente que sea un mero error de ortografía (porque no). Por paralelos, se cree que pudiese adscribirse cronologícamente entre los siglos III/IV d.C., aunque sin ninguna certeza.

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La ubicación que se muestra es el punto donde apareció, en la ermita de San Sebastián de Herrán. Todos podemos contemplar la estela funeraria en su interior, ya que se encuentra nuevamente a los pies del altar.

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  • MILIARIO DE DOMICIANO

    Año 85 d.C. 11 años después de la fundación de la colonia de Flaviobriga (actual Castro Urdiales), el tráfico tanto marítimo como por tierra se ve incrementando notablemente. No quiere decir esto que previa fundación colonial no lo fuese, ya que existen miliarios como el de Nerón que indican que décadas antes ya estamos ante un puerto de relevancia en el Norte. No olvidemos que este miliario está datado entre el año 61/62 d.C y Flaviobriga fue fundada en el año 74 d.C. Pero volviendo al año 85 d.C., las diferentes vías y ramales que desembocan en la localidad de Otañes se encuentran ya "desgastados" por el uso. Nada fuera de lo habitual dado que, al igual que en el siglo XXI (con nuestras carreteras y autopistas), toda vía necesita un buen mantenimiento. Y en este caso, gracias al miliario de Domiciano, queda constancia de ello.

    Fue descubierto en Mayo de 1914 en lo alto del puerto de Las Muñecas, divisoria natural y geográfica entre la Cantabria actual y el País Vasco. Quedaría constancia de dicho hallazgo gracias a las anotaciones del párroco de Otañes, M. Martinez del Caso López, quien apuntaría a la existencia del miliario como "mojón" de separación de ambas provincias. Se expuso por primera vez en el año 1928, si bien es cierto que la primera fuente documental respecto a su epigrafía corresponde a Jose María Solana Sanz quien lo incluiría en su publicación "Flaviobriga" del Centro de Estudios Montañeses (1974). La primera de las traducciones de su campo epigráfico se realizó gracias a una de las fotos encontradas en el archivo de la casa Torre de Otañes realizada por el citado párroco, ya que en el momento de su hallazgo el miliario se encontraba mucho menos desgastado/dañado y además se veía la parte posterior. Esto facilitó la transcripción a Jose María Solana, aceptada por la gran mayoría de los investigadores. Posteriormente se incluiría en "Epigrafía romana de Cantabria" (1998) de Jose Manuel Iglesias y Alicia Ruiz, apuntando a que el miliario corresponde a una de las variantes del trazado de la vía Flaviobriga / Pisoraca. Ya inmersos en el siglo XXI, se realiza un espectacular estudio de las vías romanas basado no en los recorridos marcados por los miliarios encontrados, sino en las propias vías encontradas in situ. Al menos en sus improntas en el terreno. Este estudio, liderado por Isaac Moreno Gallo, encontró los indicios de la vía que partía desde el puerto de Las Muñecas hacía el Valle de Mena, La Merindad de Montija y el Valle de Losa con destino hasta Vxama Barca (Osma de Álava), continuando incluso hacia Veleia y Deobriga. Este estudio, y la ampliación de este, nos habla de un impresionante entramado viario que, lejos de establecer tan solo un origen / destino basado en hallazgos materiales (desplazados en ocasiones, pudiendo descontextualizarse), nos traslada a través de las vías romanas "fosilizadas".

    No cabe duda de que, salvo contadas excepciones (Peña Cutral, los cardos del campamento romano del Monte Cildá y poco más), no tenemos ni idea de como era el entramado vial de época romana en Cantabria. No cabe duda de que el actual puerto de Las Muñecas y el trazado que discurría desde el valle de Otañes hasta el puerto tuvieron una importancia capital en las comunicaciones de la Cantabria Oriental con la Meseta. No obstante, en la actualidad, todas aquellas vías denominadas como romanas en nuestra región no dejan de ser caminos carreteros de época medieval, al igual que los puentes denominados romanos. Una auténtica pena que Cantabria y su Consejería de Cultura, hubiesen podido formar parte de un espectacular proyecto de identificación de vías y dijesen que NO. Infinita la llaman…por llamarle algo.

    Bibliografía:"Epigrafía romana de Cantabria" (1998). Jose Manuel Iglesias / Alicia Ruiz.

    Fotografía: Isaac Moreno Gallo


  • EPIGRAFE DE LA LOMA

    El caso de la aparición y posterior olvido del epígrafe romano de la Loma refleja perfectamente todo lo que ha sido el despropósito continuado en la gestión arqueológica de la antigua colonia romana de Flaviobriga y su entorno. Casi igual que la gestión urbanística que ha llevado en estos días al banquillo a decenas y decenas de personas en un caso más que mediático en el entorno del hallazgo: La Loma. Además, la aparición de esta pieza está englobada en la época del auge constructivo en la zona, que tantas evidencias arqueológicas se llevó por delante. Si, si, así de claro (e incómodo): Tramos de la vía romana de Pisoraca / Flaviobriga, estructuras romanas del entorno de la conocida colonia y un sinfín de despropósitos cuando ya estaba instaurada la Ley de Patrimonio de Cantabria 11/1998 (y el posterior Real Decreto 36/2001 que la endurecía). Y hablando de leyes y Castro Urdiales. La misma Ley que por aquel entonces le quisieron aplicar al conocido Félix González Cuadra y que dejo a Cantabria sin recuperar una colección ÚNICA que ni siquiera el MUPAC alberga. Eso sí, para el seguimiento y construcción de urbanizaciones en Castro Urdiales mucha gente se pasó la misma ley por allí debajo. No voy a negar tampoco la banalidad de que algunos de los que tacharon al sr. González Cuadra (ya fallecido) de todo lo peor, hayan justificado no hace mucho tiempo en comisión de Patrimonio que se siguiese adelante con la destrucción del entramado romano del Parking de Suances sin que pase nada. ¡Y ojo!, no justifico que un particular de Castro Urdiales o su familia puedan tener una colección mejor que el propio Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria obtenida como fuere, que nadie se equivoque. Lo que si cuestiono es que aquellos que lo demonizaron por aquel entonces, apoyen en nuestros días la destrucción de patrimonio (o la obvien como en La Loma)para pagar, presuntamente, favores prestados. Si fuese así, yo tengo claro que preferiría que los restos arqueológicos de Parking Blendium estuviesen en cualquier lugar…menos en un punto limpio donde en parte están

    Pero esto nada tiene que ver con la pieza que nos ocupa. En el año 2001, en la excavación dirigida por Pedro Rasines de un camino de época moderna que aprovechaba el antiguo trazado de la vía denominada "Pisoraca / Flaviobriga", Juan Tomás Molinero encontró en las inmediaciones de la misma una piedra con la inscripción que luego detallaremos. Concretamente en un tramo donde el actual camino (como bien comentamos medieval y que históricamente ha sido atribuido como romano) ya desdibujado en dirección a Santullán. Un epígrafe que no hace más que refrendar que estamos ante un entorno claramente relacionado con el núcleo de Flaviobriga y que a buen seguro habrá sido dañado (con o sin conocimiento de causa, el resultado es el mismo) hace no muchos años. Desde su hallazgo fue publicado por Fernando Fernández Palacios y el propio descubridor en "La Colonia romana de Flaviobriga y su territorium (primera parte)" del año 2005 y más recientemente en la publicación Sautuola XX, dentro del análisis de Alicia Ruiz: "Epigrafía romana de Cantabria: balance de la investigación (2003-2016)"

    No cabe duda de que estamos ante un epígrafe que no destaca ni por su monumentalidad ni por su campo epigráfico. Pero no debemos de olvidar que esta entrada, además de proporcionarnos una información muy valiosa de una pieza desconocida para el público, nos habla de un despropósito aun mayor: De la total dejadez por parte de las administraciones ya no solo del patrimonio conocido de Flaviobriga sino también del que el gran público desconocemos. ¿De verdad que no os gustaría conocer alguno de los áureos (monedas de oro romanas) del Norte de la antigua Hispania? A mi verdaderamente si, pero…Cantabria Infinita lo llaman.

    Bibliografía: "La colonia romana de Flaviobriga y su territorium (primera parte)". Fernando Fernández Palacios / Juan Tomás Molinero (2005)