El castra aestiva de El Alambre (Fuencaliente de Lucio, Burgos) forma parte de la élite campamental romana relacionada con el conflicto bélico de las Guerras Cántabras. No olvidemos que nos encontramos cerca uno de los "puntos calientes" de la contienda, concretamente en las inmediaciones del campamento romano de El Castillejo y el oppidum de Monte Bernorio. Se encuentra ubicado en un cerro situado al Suroeste de la citada localidad, en un paraje denominado "El Alambre", topónimo que le da nombre. Fue descubierto en 2003 por el equipo conformado por Eduardo Peralta Labrador, Federico Fernández y Roberto Ayllón, dentro de su conocida campaña de prospecciones arqueológicas de la zona que saco a la luz varios yacimientos romanos. Cabe destacar que el hallazgo vino dado por una referencia dada Miguel Ángel Fraile López, quien les puso sobre la pista de un posible castro indígena en las inmediaciones del lugar. Con posterioridad, aun teniendo casi la certeza de que nos encontramos ante un campamento romano, Fraile ha preferido interpretarlo como un asentamiento castreño de la Edad del Hierro (Fraile, 2006, 19 y 86).
De lo que no cabe duda es que nos encontramos ante un recinto defensivo de grandes dimensiones, en una cima elevada rodeada por pendientes pronunciadas a modo defensa natural y con varias "fuentes" de agua adyacentes (el arroyo El Alambre por el Este y el río Lucio por el Norte), circunstancias todas idóneas para su construcción. Desgraciadamente, la actividad agrícola en alguno de los sectores y la falta de protección del yacimiento, pueden llevar a pensar que se ha perdido parte de la historia del mismo por el camino. Esperemos que futuras intervenciones arqueológicas nos muestren un poco más de lo que parece un enclave vital para el asedio y control del territorio de los antiguos cántabros.
El Alambre llama poderosamente la atención por su morfología, ya que aun compartiendo muchas de las características principales de la campamentación romana (tamaño, disposición, esquinas redondeadas, etc) posee un flanco abombado hacia su interior de un modo más o menos pronunciado. Esto se debe a que sus antiguos moradores se encontraron con una vaguada que debían de evitar, sobre todo porque si la incluían dentro del recinto deberían haber utilizado más recursos tanto humanos como materiales para fortificar este sector, siendo innecesario si hacían esta pequeña modificación estructural.
El campamento se compone de un agger de piedra y tierra que forma un terraplén aun visible en nuestros días, llegando en algunos puntos a alcanzar unos 2 metros y medio de altura. Llama la atención el borde de dicho terraplén en el flanco Sur, donde nos encontramos restos evidentes de un amurallamiento formado por una hilera de bloques hincados. A los pies del agger se intuye también lo que parece el resto de un foso. Todo ello engloba una superficie interna de unas 8 hectáreas aproximadamente, dándonos esto la posibilidad de interpretar que se trate de un campamento temporal de campaña, que por tamaño pudiese albergar una legión.
En el interior del recinto se han encontrado fragmentos de lo que parece cerámico común romana y un molino de arenisca, posiblemente previo a la ocupación militar. Los materiales que más llamaron la atención y que marcaron un punto de inflexión para determinar el carácter militar romano se hallaron en el talud exterior del agger, concretamente en el sector Suroeste y Sur del yacimiento. Hablamos de dos tachuelas o "clavi caligae" con la típica características de glóbulos y cruceta, una punta de pilum de sección piramidal y (esta vez en el interior del campamento) una punta de flecha romana de hierro de tres aletas.
Uno de los hallazgos más interesantes se produjo en la zona central del campamento. Estamos hablando de un denario de Bolskan similar al de la imagen, acuñado entre los años 82-72 a.C. Curiosamente nos encontramos una vez más con hallazgos de acuñaciones prerromanas del valle del Ebro en horizontes de la II Edad del Hierro dentro en la antigua Cantabria, símbolo este de las más que posible relación comercial y social de sus antiguos pobladores. Sin ir muy lejos, hasta el oppidum de El Castro, nos encontramos también con la aparición de un denario de Turiaso, algo que parecía inicialmente descontextualizar estas piezas pero que va marcando en estos últimos años una tendencia ascendente. Destacar también la aparición de un denario de Bolskan en el yacimiento de Retortillo (¿Juliobriga?), buena muestra de que la circulación de esta moneda se prolongó hasta fechas relativamente tardías, tal vez alejadas incluso del final de las Guerras Cántabras.
Todos podemos disfrutar del campamento romano de El Alambre, ya que aún sin ser un yacimiento visitable (refiriéndonos a un arqueo-sitio como tal) podemos recorrerlo a píe. Desde Regio Cantabrorum te pedimos que respetes el yacimiento y su entorno, ya que es deber de todos mantener viva la historia de Cantabria y Burgos en este caso.
Definir en un solo párrafo el significado del yacimiento de la Espina del Gallego (Corvera de Toranzo, Anievas y Arenas de Iguña) se nos hace prácticamente imposible. Su descubrimiento, estudio y excavación marcaron un antes y un después a la hora de buscar respuestas a muchos aspectos desconocidos de las Guerras Cántabras. Es otro de los claros ejemplos de ocupación prerromana (castro indígena), asedio y ocupación por parte del ejercito romano. Pero decenas de matices y hallazgos hacen de la Espina del Gallego un yacimiento diferente...único en Cantabria. En nuestra sección haremos hincapié sobre todo en su vertiente “romana” como castellum, aunque no debemos de olvidar que antes de ser asediado fue probablemente uno de los castros más importantes de Regio Cantabrorum. Apuntemos tan solo un pequeño dato en base a su ubicación como castro: desde su punto más alto se pueden observar al menos otros 9 recintos castreños..imaginemos lo importante que era este dato (defensivamente hablando) para sus antiguos moradores. Como no, los romanos no quisieron pasar por alto este matiz tan importante en la conquista del norte de Hispania, haciendo suya esta majestuosa atalaya.
Respecto a la toponimia del lugar, existen varias vertientes interpretativas. El término “gallego” tiene probablemente etimología latina a partir de un hipotético “Gallicus” relacionado con la ocupación romana del lugar. No es ni mucho menos descabellado tampoco pensar en el viento Noroeste (gallego) al que está expuesta su cima casi de continuo. Más difícil encontrar la fuente toponímica de “Espina”, aunque algunas fuentes (Castros y castras en Cantabria) citan que podría hacer alusión a la forma alargada y estrecha de la cima.
La primera referencia histórica (arqueológicamente hablando) de la Espina del Gallego se hace en el año 1988, concretamente en una publicación monográfica de Gonzalez de Riancho en la que se menciona la posible vía romana que recorre la cima de la sierra. No fue hasta el año 1996 cuando Eduardo Peralta Labrador destapó el tarro de las esencias en sus excavaciones y prospecciones en la sierra. Fue en estas actuaciones arqueológicas cuando se reconoció la estructura castreña del lugar, además de encontrar una punta de proyectil de catapulta de hierro (pilum catapultarium) y un denario romano tardorepublicano. La punta de proyectil se convertiría por aquel entonces en la primera prueba material de la presencia del ejército romano en la parte septentrional de Cantabria. Estos hallazgos fueron inmediatamente relacionados con el episodio narrado por Floro y Orosio de la toman de Aracelium/ Aracillum, siendo esta noticia un “boom” en los medios culturales y científicos de Cantabria. Desde entonces, año 1997, hasta 2002 se sucedieron de un modo casi continuo las excavaciones y prospecciones en el yacimiento, aflorando una gran riqueza material sobre todo ligada al ejercito romano.
Estructuralmente se definieron con claridad los recintos pertenecientes al castro indígena y los correspondientes al castellum (que veremos posteriormente). En el recinto superior o “acrópolis” se encontraron diversas estructuras, amurallamientos, un horno de hierro y un barracón de hasta 100 metros de largo (que veremos posteriormente). En la parte más baja del yacimiento se delimitaron dos recintos, los cuales correspondían a la parte “indígena” del yacimiento. Son destacables sus antiguas murallas ya que se cree que esta línea defensiva tenía una altura cercana a los 2 metros, además de una increíble anchura de 3,5 metros. No debemos de olvidar el foso que las rodeaba, el cual se cree que estaba dotado de estacas clavadas en su fondo. Por último, se identificaron al menos 20 estructuras prerromanas (establos, chozas, etc) en la ladera oeste del yacimiento.
Destacaremos por último que secciones como esta no se podrían escribir sin los increíbles trabajos publicados en libros como:
Os dejamos las portadas en la sección de "Imágenes" por si queréis reconocerlos a la hora de adquirirlos.
Los campamentos de La Poza se encuentran en el municipio de Campoo de Enmedio, concretamente cerca de la localidad de Cervatos. Los dos asentamientos de campaña o castra aestiva fueron descubiertos por Ángel García Aguayo aunque fueron realmente identificados como campamentos militares por Jose Manuel Iglesias Gil y Juan Antonio Muñiz Castro. Fueron ellos quienes propusieron la posibilidad de que pudiesen acoger temporalmente un contingente que participase en las Guerras Cántabras, un destacamento (vexillatio) de la Legio IIII Macedonica, o que incluso fuese el campamento de la famosa cohors I Celtiberorum. Para quien no lo sepa, la cohors I Celtiberum fue una unidad auxiliar de infantería, con caballería de apoyo, del ejército imperial. No sería hasta el año 2001 cuando Eduardo Peralta detectase que no se trataba tan solo de un campamento, sino que existían dos superpuestos, posiblemente utilizados en diferentes campañas. Las únicas campañas arqueológicas realizadas hasta el momento fueron realizadas por el arqueólogo Juan José Cepeda y su equipo, quienes realizaron un total de cinco sondeos (tres en el campamento I y dos campamento II).
El primero de los campamentos tiene una superficie total de 7,7 hectáreas, mientras que el segundo se extiende por un total de 4,6. Destacamentos sobre ellos que, a nivel estructural y de planta, son el "típico" campamento romano: de tipo rectangular con las esquinas redondeadas. Las defensas principales o aggeri del primero de ellos tiene una anchura en su base de 2,70 metros aproximadamente, realizándose mediante terraplenes de tierra y piedras extraidas del foso que circundaba todo el recinto campamental. Posee puertas en clavícula interna en el norte (porta praetoria), en el oeste (porta principalis sinistra) y en el este (porta principalis dextra). En este punto, permítanme dejar de ser objetivo: La puerta sur del recinto fue destruida por el gaseoducto de Enagas…¡viva el vino!..y luego nos preocupamos por la conservación del patrimonio.
El segundo de los campamentos aprovecha el mismo eje de orientación (noroeste-suroeste) que el primero. Estructuralmente, respecto a sus accesos, tan solo podemos hacer referencia a la aparición de parte de una de las puertas laterales en forma de clavícula interna.
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