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Mina de Mercadal donde se aprecia colgada la sección de una galería antigua. Fotografía: Lino Mantecón Callejo

Sin duda, las explotaciones mineras con mayor recorrido histórico de Cantabria. Hoy, un fantasma que solo unos pocos quieren resucitar a costa de ganar un puñado de votos basándose en cantidades ingentes de zinc que alguien soñó allá por 2017 y que, tras un par de vinos (o tres), decidieron que fuese el proyecto del siglo. Pero, independientemente de su triste y farragoso presente, su milenario pasado ya fue "el proyecto del siglo" en su momento. En el siglo XIX y principios del XX sin duda la explotación minera con mayúsculas en nuestra región, y casi dos milenios antes de igual modo con la llegada del Imperio romano. ¿Qué queda hoy de esa presencia romana en la zona? La verdad es que tanto la actividad a cielo abierto como en las profundidades de la tierra han reducido a 0 la presencia de cualquier vestigio, si bien es cierto que la documentación aportada desde mediados del siglo XIX y el hallazgo de diferentes materiales no llevan inequívocamente a este horizonte. Estamos hablando de dos minas que, si bien es cierto que pudiesen haber sido explotadas a la vez en época romana (y posterior), son completamente diferentes. Hemos querido agruparlas en una única entrada dada la cercanía entre ambas, posibilitando esto que pudiesen estar relacionadas entre sí en su momento.

Las primeras referencias de una explotación minera antigua en Reocín nos llevan a 1856, cuando se descubre calamina en la zona. Por la tipología y geología de las minas de origen romano encontradas en la vertiente occidental de Cantabria (Mina de San Bartolomé y Mina Numa), se cree que estas explotaciones estaban dedicadas en su conjunto a la extracción de la calamina, mineral este último fundamental en la elaboración del latón y de extracción mucho más sencilla que el plomo. En 1889 aparecen las primeras menciones a galerías antiguas en Reocín y a la aparición de dos monedas de época imperial que, según se cita estaban "en aquellos momentos en poder de un tal Rebolledo de Torrelavega". Ya entonces existía la discusión de si el material excavado por los romanos era principalmente plomo (Lasaga Larreta, 1889: 44) o por el contrario era calamina como opinaba Carballo. Esta última sería la teoría más aceptada tanto para las minas de Reocín / Mercadal como para las de Udías. Aparecieron a finales del siglo XIX en Reocín galerías con estructuras de contención de roble, además de varias monedas y lucernas. Carballo también destacaba que las galerías encontradas se parecían a las de Las Médulas, tan bajas que un hombre o un caballo no podían pasar por ellas (Carballo, 1939: 81). Jose Manuel Iglesias y Juan Antonio Muñiz hacen referencia a finales del siglo XX a la aparición de una calzada o camino en la ruta Iuliobriga / Portus Blendium que podría funcionar como salida del mineral hacia el mar. Es curioso como el primero de ellos participó posteriormente en el comité que decidió tapar los únicos vestigios del entramado romano en la localidad de Suances, a donde llegaría esa calzada o camino.

No cabe duda de que la mina de Reocín, por todo lo comentado, tuvo un pasado romano inequívocamente. No obstante, el auge minero que sufrió durante más de un siglo ha llevado a la completa destrucción de todo aquello de lo que hablamos en los párrafos previos. Verdaderamente quienes tienen que protegerlo hoy en día tampoco hacen mucho por conservar lo poco que queda, todo lo contrario. Les preocupan más leyes pseodo-partidistas o quedar bien con el cacique de turno por si tira de la manta..Cantabria Infinita lo llaman.

Bibliografía: ;"La minería romana en Cantabria" (Nivel 0, Santander - 2000). Lino Mantecón Callejo.

 

Lucernae de la mina de Reocín y actualmente expuesto en el MUPAC.

No queríamos dejar pasar la oportunidad de hablar de la cercana Mina de Mercadal, también contemporánea pero que ha dejado improntas en la fría piedra de merecen un hueco en el estudio de un posible enclave minero de época romana. La aparición de una noticia (sin contrastar) donde se hacia mención a la aparición de fragmentos cerámicos de época romana en la construcción de un edificio en Mercadal (Emilio Muñoz y Belén Malpelo, 1996) reforzaba esta hipótesis. Este sería el único hallazgo material (sin confirmar al 100%) dado que en las galerías existentes no se han encontrado aún ninguno que pudiera ponerlas en contexto. Se habla no obstante de un posible lucernario en una de ellas (Herrera y Cabezas, 1992: 300-302).

Dentro del entramado de galerías de la mina de Mercadal tan solo quedan tramos de entre 3 y 20 metros que podrían estar catalogados como romanos. Las galerías más claras rondan los 60/95 cm de ancho y 160/190cm de alto, encontrándose sus paredes repiqueteadas e igualadas a mano. Se encuentran situados muy cerca de la bocamina actual. Se diferencian claramente de las galerías contemporáneas dado que estas son más anchas y poseen las inequívocas marcas de uso de barreno, extendido ya en la minera del siglo XIX.

No cabe duda de que la suma de indicios tanto estructurales como materiales de la mina de Reocín y las galerías de la mina de Mercadal son el complemento perfecto para pensar que estamos ante una explotación minera de gran calado entre ambas. Si la existencia del camino citado fue correcta y la noticia de la aparición de las cerámicas romanas se pudiese certificar de algún modo, estaríamos ante un pequeño núcleo poblacional en torno a la minería local. Algo espectacular que solo el tiempo y algún hallazgo más puedan certificar.;

VISITAS

Todos podemos disfrutar del entorno de la minas romanas de Reocín y Mercadal, ya que no son un yacimiento visitable. Desde Regio Cantabrorum te pedimos que respetes el yacimiento y su entorno, ya que es deber de todos mantener viva la historia de Cantabria.

Info

   

DESTACADOS

  • TERMAS DE LA CUEVA

    Todos recordamos la vergüenza del hallazgo en diferido del edificio termal del conocido sector de La Cueva en el yacimiento de Camesa Rebolledo y que hoy nos ocupa. Fue una cacicada, otra más, de la arqueología de Cantabria. Y según parece, lejos de rectificar, existen documentos como el anexo que citaremos dentro de la bibliografía (no perdamos la elegancia, la info de las pinturas murales viene de ahí) que siguen diciendo que el edificio fue identificado por el equipo de catedrático José Manuel Iglesias (Universidad de Cantabria) entre el año 2015/2016, quien dirige el proyecto "Paisaje Arqueológico Campoo Los Valles" y que sin tardar dará (también en diferido) con otros mosaicos en las inmediaciones, acercando así Juliobriga a estos hermosos y milenarios parajes. Fue tal la vergüenza por aquel entonces (2015) que el Diario Montañes abría portada un Domingo con dicha noticia (sin rectificación alguna) y tras la publicación en Regio Cantabrorum no editó la noticia en su versión web.

    Pero volviendo al enclave, estamos ante un edificio cuya importancia no solo estriba en lo que significa como entidad única y los materiales que contenía y contiene. Su descubrimiento cambió por completo la percepción de otro sector ubicado a escasos metros que hace décadas fue interpretado como un barracón romano (entre otras cosas) y que por su tipología podría llegar a ser el "lateral" de una gran plaza o incluso, porque no, un foro. Si si, un foro normal, no como el que se ha "querido" crear en Retortillo (totalmente atípico). Claro, porque antes del descubrimiento de este edificio termal, no había ninguna edificación pública cerca de dicho "foro", con lo que no tendría sentido…¿y ahora?. Sería bastante extraño encontrar un edificio con pinturas murales y mosaicos a escasos 20 metros de una gran estructura militar (por ejemplo) y no seguir excavando y estudiando toda la zona. Cosas más raras se han visto/inventado en Cantabria. Solo el tiempo y alguno de los hallazgos ya realizados y que parece se guardan con celo, nos dirán que se esconde realmente entre El Coventón (otra gran villa termal) y el sector de La Cueva.

    Nos queda, antes de entrar en materia, agradecer públicamente el trabajo previo del equipo dirigido por Pedro Ángel Fernández Vega (antiguo director del MUPAC y director del proyecto por aquel entonces), y de arqueólogos de renombre como Lino Mantecón Callejo, Rafael Bolado del Castillo o Joaquín Callejo Gómez, quienes participaron en la excavación de 2013 que realmente identificó el edificio termal y que parece que a veces son una realidad incómoda de cara a vender los éxitos pasados y futuros. Vuestro ímpetu y buen hacer abrió la posibilidad de seguir descubriendo un yacimiento que dará pié al equipo actual (y a otros que vendrán) para cambiar parte de la historia de Cantabria.

    Bibliografía: "Un conjunto de pinturas procedente del yacimiento de CamesaRebolledo” – Juan José Cepeda Ocampo / Carolina Cortés Bárcena (2016)


  • MINA NUMA

    La mina Numa (o Numá) es uno de los tesoros escondidos del pasado romano de Cantabria. Escondido o más bien destruido por la actividad minera contemporánea, aunque queda aún testimonio tanto escrito como material de su milenario pasado. Es fundamental contextualizar dicha "destrucción" dado que desde finales del siglo XIX hasta mediados del XX no existía una concienciación plena de la conservación de este tipo de patrimonio (por aquel entonces, la prehistoria y el arte rupestre eran el foco en este sentido). Bueno, de hecho a día de hoy tampoco hay mucha concienciación al respecto (que se lo pregunten al alcalde de Suances) si nos cuesta un puñado de votos. Las primeras referencias sobre la misma nos transportan al año 1864. Amalio Maestre dice que aparecieron "algunos trabajos antiguos como son los hanchurones y pozos fortificados con maderas, aseguradas sin clavanzón". Inevitablemente nos recuerda a los documentados en la cerca mina de San Bartolomé, donde los pozos y galerías tampoco tenían rastro de clavo alguno.

    Años después, en 1872, aparecería una de las piezas más impresionantes encontradas en el entorno de la minería romana en Cantabria: Una ara votiva dedicada a Júpiter (que veremos más adelante). Se tiene constancia de que la pieza estuvo depositada en la Comisión Provincial de Monumentos hasta el año 1891, momento en el que se le pierde la pista y desaparece hasta nuestros días. Afortunadamente, a principios de este siglo XXI, Lino Mantecón Callejo y Javier Marcos Martinez localizan un molde en escayola de la citada pieza en el Palacio de Sobrellano de Comillas, sede en el pasado del Museo Cantábrico fundado por el Marqués de Comillas. Volviendo a la mina, en el año 1992 , A. Cabeza Ruiz y J. Herrera Rovira realizaron una prospección en la Mina Numa, encontrando una cueva natural en la que reconocieron labores mineras tal vez asociadas a su origen.

    No cabe duda de que los romanos utilizaron toda la zona para la extracción masiva de mineral. Incluso algunos autores como J.M. de la Pedraja se aventuraron a lanzar la hipótesis de que pudieron utilizar un antiguo puerto situado al fondo de la ría de La Rabia que posteriormente se usó en época medieval. Incluso la cercana ubicación de Portus Vereasueca (¿San Vicente de la Barquera?) tendría aún más sentido dada la cercanía de las minas Numa y San Bartolomé. Sea como fuere, estamos ante una explotación minera que nos habla de un pasado romano fuertemente arraigado a esta zona.

    Bibliografía: "La minería romana en Cantabria" (Nivel 0, Santander - 2000). Lino Mantecón Callejo.


  • EDIFICIO DE LOS TRIGALES

    En este caso, y para no entrar en confusión con el edificio termal situado a escasos metros en el también denominado como sector de "La Cueva", llamaré a esta entrada por el segundo topónimo por la que se conoce: Los Trigales. Si bien es cierto que la primera edificación romana encontrada en este sector fue esta. Lejos queda ya el tiempo donde Camesa Rebolledo (y todo su entorno) era una auténtica desconocida. Donde un fragmento hallado en la década de los 70/80 con la inscripción "LEG", que ahora sabemos que es CAEC -de Caecilius probablemente - nos transportaba por aquellos años a que estábamos cerca, muy cerca, de un emplazamiento asociado a la Legio IIII Macedónica. Ello unido al descubrimiento de parte del edificio que hoy nos ocupa y de la aparición (durante décadas) de términos augustales en Valdeolea, apuntaban a pensar que este enclave poco o nada tenia que ver con algo "civil" y si con algo "militar". Quién sabe si estábamos (en pasado) en los prata de la Legio IIII Macedónica o en la desaparecida Octaviola. ¡Ojo! Esta última hipótesis no esta totalmente descartada por muchos investigadores, ya que si tratamos la arqueología como la definición estándar de la ciencia que estudia las sociedades antiguas a partir de sus restos materiales, estos nos dicen que Retortillo y Camesa Rebolledo son dos poblamientos romanos y ya está. Donde esté ubicada Juliobriga verdaderamente no se sabrá hasta que un hallazgo epigráfico o mural nos lo diga con certeza.

    Pero como informaba Jose María Robles en los "Cuadernos de Campoo", con pelos y señales, quien sabe si seguimos ante un yacimiento romano más importante del tratamiento que ha recibido y, sin embargo, totalmente desconocido. Las estructuras de La Cueva (o Los Trigales como también se conoce) fueron encontradas entre mediados y finales del siglo XX. Se tiene constancia de que en esas tierras de cultivo se han sacado a la luz históricamente, monedas, piedras de afilar y un largo etc de materiales.

    De hecho, como el mismo narra en los citados cuadernos: "En otra ocasión, mis familiares y vecinos de Camesa me relataban su sorpresa ante el hallazgo de un gran depósito de cerámicas a la altura del futuro yacimiento durante los trabajos de ensanche del antiguo camino de La Cueva realizados por ellos en los años 60, restos que volvieron a enterrar sin apreciar su valor"

    Todo ello le llevó a él y a su tío Abel Gómez (descubridor de lo que hoy conocemos como el arqueo sitio de Camesa Rebolledo) a realizar una prospección por todas las fincas, descubriendo en verano de 1974 cerámicas y muros de lo que parecía una gran estructura romana. Realizaron diferentes catas siguiéndolos hasta que consiguieron obtener una idea aproximada de la su extensión. Con mejor o peor criterio (seguro que los puristas se rasgan las vestiduras. yo le entiendo en parte visto lo visto) ocultó el hallazgo durante años para no perjudicar a los propietarios de las fincas. Tuvo que "oficializarlo" en Octubre de 1983 dado que las máquinas excavadoras y arrasaban una parte de la finca cuando se arreglaba el acceso a la localidad de Camesa.

    Poco después, en los veranos de los años 1986, 1989 y 1991 este yacimiento fue excavado por el equipo de Miguel Ángel García, quedando al descubierto gran parte de las estructuras que años antes habían identificado J.M. Robles y su tío. Ya desde sus inicios se especuló entre otras teorías con que el lugar era el idóneo para el emplazamiento de un edificio de gran extensión (un foro o una gran plaza) o agrupación urbana, o incluso que estábamos ante un gran barracón militar, teoría que ha ido fluctuando el tiempo incluso para los mismos autores en momentos diferentes.Todo ello situándolo cronológicamente entre los siglos II y III d.C. por la aparición numismática de Antoninos y Severos (Robles,1985: 204). Y a partir de aquí, salvo contadas citas, poco más que contar salvo problemas burocráticos y de mala gestión administrativa con el/los propietarios de la finca..y viceversa por lo que dicen (en un problema así entiendo que pueda haber dos culpables, quien sabe) . De ahí que dijese anteriormente que "entendía en parte" que el hallazgo en sus comienzos fuese ocultado para no afectar a sus propietarios, dado que la gestión en Cantabria de este tipo de "conflictos" entre propietarios y administración siguen siendo la tónica reinante y acaban muchas veces como el rosario de la aurora.

    Parafrasearé textualmente las palabras de Robles que, décadas después, son perfectamente argumentables que la situación es exactamente la misma: "Las estructuras exhumadas, de gran interés por su originalidad en el ámbito de nuestra región, han quedado desde entonces a la intemperie, causando mayor destrucción en ellas el abandono que todos los trabajos de laboreo realizados sobre esos mismos terrenos durante tantos siglos…Si su descubrimiento sólo ha servido para que acaben desapareciendo totalmente y no para que la comunidad científica amplíe sus conocimientos…ni para que disfrute de ellas el público, debo concluir que mejor han estado sepultadas y que no hay que darse prisa para exhumar el resto".

    No puedo estar más de acuerdo con esta reflexión, con la salvedad de que el edificio termal encontrado en 2013 a escasos metros nos lleva a pensar que el la estructura inconexa pueda cambiar el devenir de una antigua "Octaviolca" a una nueva Juliobriga en pocos años. Se convierta o no, tanto da si el abandono de yacimientos como este es habitual en Cantabria.

    Bigliografía: "De Julióbriga a Octaviolca". Cuadernos de Campoo, 10" - José María Robles(1997)