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Término augustal de Hormiguera, justo en el lateral de la iglesia

Una vez finalizado el conflicto del Bellum Cantabricum et Asturicum, era momento de sentar las bases territoriales y comenzar a dotar al antiguo territorio de los cántabros de diferentes infraestructuras: Vías de comunicación, señalización y en definitiva, organización para mantener y potenciar su naciente núcleo administrativo: Juliobriga. Y claro, justo después de las Guerras Cántabras, quien mejor para poder realizar esta tarea que la Legio IIII Macedónica, llegados en los últimos años de la contienda para dar carpetazo a este "incomodo conflicto". Básicamente porque, a diferencia de lo que muchos piensan, las legiones eran la clave en las batallas, pero tal vez aún más a la hora de comenzar a construir las calzadas romanas y las citadas infraestructuras. Y claro, tener a tu disposición para tal cometido cerca de 5.000 hombres pues es de agradecer.

Pero eso sí, el orden territorial tenia que estar perfectamente establecido para lo civil y para lo militar. Siguen existiendo dudas y más dudas sobre la base en la cual se asentó esta Legión: Históricamente se habla de Pisoraca (¿Herrera de Pisuerga?) por la gran cantidad de hallazgos que se han producido en sus inmediaciones. Además, esta teoría siempre ha sido sustentada por los términos de los que hoy hablamos. La "triangulación" entre los términos augustales encontrados tanto en el Sur de Cantabria (Valdeolea y Valdeprado del Río principalmente) como en la romana "Sesigamo" (Sasamón, Burgos) nos llevan a la zona de Herrera de Pisuerga. Pero al igual que con Juliobriga, se tienen serias dudas de que la ubicación de Pisoraca sea la citada localidad Palentina. Pero…¿Qué son los términos augustales?

Los términos augustales son unos hitos o mojones de piedra cuyo campo epigráfico hace referencia a los límites entre las praderas de las que dispuso (en este caso) la Legio IIII Macedónica y el territorio adyacente a la ciudad de Juliobriga. Es decir, una especie de "frontera" entre las praderas de la legión y los campos propios de la urbe. Anteriormente hemos citado municipios que están muy lejos de la actual Juliobriga (Retortillo), ¿entonces?. La respuesta es sencilla: La actual Juliobriga tiene todas las papeletas para no ser lo que dicen que es. Y en este caso, los términos augustales encierran prácticamente a la perfección una sección de Cantabria en la que justo en el medio de este círculo imaginario se encuentra…Camesa Rebolledo. La aparición de milarios, aras funerarias, monedas, el oppidum del Monte Ornedo por encima de esta urbe, el edificio termal de La Cueva, el más que posible edificio público (foro o plaza) que hace décadas fue interpretado probablemente de un modo erróneo (como un "barracón")..todo hace pensar que Camesa Rebolledo sea la Juliobriga de verdad.

Pero, como casi siempre, hay miedo al fracaso y al ridículo institucional. Y ya no solo hablamos de ego, sino al desastre de haber invertido miles y miles de € públicos en el lugar erróneo. ¡Ojo!. Totalmente de acuerdo: A día de hoy no hay nada certificado al 100% de que el yacimiento de Camesa Rebolledo sea Juliobriga, pero ocurre lo mismo con Retortillo.

Veamos a continuación el "circulo imaginario" que trazan estos términos augustales en torno a Camesa Rebolledo, lo que significan, y en que circunstancias fueron encontrados parte de ellos. ¿No sería más fácil que cercasen Juliobriga en vez de hacer un círculo imaginario totalmente alejado de Retortillo?. Pues eso…¡Por esto nos gusta la arqueología!

Bibliografía: "Un nuevo término augustal del ager Iuliobrigensium*” - Pedro Ángel Fernández Vega, Rafael Bolado del Castillo, Joaquín Callejo Gómez, Lino Mantecón Callejo (2012)

 

Esquema de un término augustal

Como hemos explicado anteriormente, estos hitos de piedra (de arenisca principalmente) delimitaban el territorio dependiente de la ciudad romana de Juliobriga (sujetos a tributación) de los pastos correspondientes a la Legio IIII Macedónica, destinados a uso militar y por lo tanto libres de dicho pago. A lo largo de la historia se han encontrado cerca de una veintena,habiendo corrido una suerte muy dispar. Algunos se encuentran en excelente estado de conservación, mientras que de otros se conserva tan solo algún pequeño fragmento. O incluso, hay varios (como veremos posteriormente) que han desaparecido desde su hallazgo.

Todos posee el mismo mensaje, cierto es que distribuido de diferente manera en el campo epigráfico de cada uno de los términos augustales.Básicamente porque el espacio de la piedra en la que fueron labrados era muy diferente. El texto reza lo siguiente:

TER(minus) AVGVST(alis) DIVIDIT PRAT(a)LEG(ionis) IIII ET AGRVM IVLOBRIG(ensium)

Que quiere decir: “Término augustal. Divide los prados de la Legio IIII y el territorio de los juliobriguenses “.


El hipotético ager Iuliobrigensium

Esquema del territorio que encerraría el hipotético ager Iuliobrigensium

Respecto a su dispersión, como podéis apreciar en la imagen, delimitan una zona bastante clara (en verde) que podría pertenecer al “ager Iuliobrigensium” siempre y cuando el yacimiento de Camesa Rebolledo fuese identificado como Juliobriga. Si os fijáis, la ciudad romana quedaría a los pies del oppidum de Monte Ornedo (que fue también campamento romano) y, por debajo del altiplano donde se encuentra tanto el edificio termal, como la villa romana, todos los prados del territorio.

La ubicación actual de muchos de ellos es bastante variopinta. Están accesibles (en cierto modo) el término augustal de Hormiguera, el de las Henestrosas y varios más depositados en el MUPAC. Otros tantos tras su hallazgo hace décadas, algunos incluso a finales del siglo XIX, permanecen desaparecidos. Además, del mismo modo, las circunstancias en las que aparecieron muchos de ellos son cuanto menos llamativas. Algunos como el de Castrillo del Haya (desaparecido) era el dintel de entrada a un huerto, o uno de los de la cuadra apareció intacto por la cara del campo epigráfico mientras que por el reverso totalmente rallado por un arado. Otros tantos, como los de Cuena aparecieron en un montón de piedras procedentes de las ruinas de un antiguo convento situado al Sur del pueblo. O incluso los de Santa Marina, que también aparecieron en las obras de demolición de la ermita que coronaba el alto sobre la posible ciudad romana allá por el siglo XIX.


VISITAS

Los términos augustales de Hormiguera, Las Henestrosas (en el núcleo urbano) y el del centro del interpretación del yacimiento de Camesa Rebolledo son los únicos visitables en la zona. La gran mayoría del resto puedes visitarlos en el MUPAC. Desde Regio Cantabrorum te pedimos que respetes los términos y su entorno, ya que es deber de todos mantener viva la historia de Cantabria.

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DESTACADOS

  • MONTE ORNEDO

    El yacimiento arqueológico de Monte Ornedo es, sin lugar a duda, una de las grandes incógnitas del pasado de Cantabria y sus pobladores. Muy poco a poco van saliendo interesantísimos vestigios a la luz que hacen tambalearse la actual perspectiva de lo que conocemos hoy como Regio Cantabrorum. No es ni mucho menos una afirmación banal y sin argumento, ya que según parece muchos arqueólogos e historiadores (y yo mismo) creen firmemente que "tal vez" la antigua Iuliobriga citada por Plinio se encontrase a sus pies y no en Retortillo. Argumentos publicados como el edificio de Los Trigales, las termas de La Cueva, el yacimiento de Camesa Rebolledo o la cantidad de terminos Augustales del entorno así lo atestiguan. Y de los no publicados ya ni hablamos. Pero antes de introducirnos plenamente en estas teorías, conozcamos un poco más del yacimiento en sí. Se encuentra en el municipio de Valdeolea, dominando el gran valle de Campoo a unos 1.170 metros sobre el nivel del mar. De hecho, posee dos cimas denominadas "Santa Marina" y "Ornedo II" a una altitud de 1.174 y 1.167 metros sobre el nivel del mar.

    La existencia del yacimiento está sobradamente documentada desde hace años, aunque no ha sido hasta la última década cuando los hallazgos han sido de gran relevancia. En el siglo XIX el historiador montañés A. de los Rios mantenía que en la cima del Monte Ornedo se localizaba el campamento de invierno de la conocidísima Legio IIII Macedonica, la cual tenía su campamento principal en la antigua Pisoraca (Herrera de Pisuerga). Posteriormente, el alemán Adolf Schulten verifico la presencia de estructuras defensivas castreñas, así como los restos de una cabaña circular, restos cerámicos y otros materiales. Por este motivo interpreto el yacimiento como un asentamiento castreño prerromano. A finales del siglo XX se produce una gran actividad arqueológica en la zona. En la década de los 60 los arqueólogos Miguel Ángel García Guinea, A. García y Bellido y Augusto Fernández de Aviles identificaron, al igual que Schulten, estructuras castreñas, además de restos de cerámica lista y pintada. Además, durante esta etapa, apareció un término augustal (concretamente en la localidad de Hormiguera) que marcaba el límite de los prata (prados/praderas) de la Legio III Macedonica y el agger de la ciudad romana de Juliobriga. La gran actividad arqueológica en esta década volvió a llevar en 1964 a Miguel Ángel García Guinea y Joaquín González Echegaray a la cumbre de “Santa Marina”. En este sector del yacimiento se encontraron gran parte de materiales arqueológicos de cronología medieval (siglos VII-XIII d.C), pero aun así siguieron apareciendo piezas de época romana. Concretamente un denario anónimo cuya acuñación data de los años 209-208 a.C y un fragmento de terra sigillata hispánica.

    Debido al amplio abanico cronológico del Monte Ornedo, abarcando época prerromana, romana, medieval e incluso moderna (en la guerra civil fue reutilizado como punto estratégico de vital importancia), es complicada la interpretación de todos los materiales hallados desde un punto de vista arqueológico. De todos modos, las últimas campañas (que veremos a continuación) han vuelto a recuperar la importancia del yacimiento de un modo exponencial, aclarando muchos de los aspectos hasta ahora conocidos…y abriendo nuevas teorías que por mucho que parezcan descabelladas..a lo mejor son acertadas.


  • SAUNA DE ORNEDO

    Es significativo que una de nuestras publicaciones esté dedicada en exclusiva a un único sondeo..pero su interés tanto arqueológico como interpretativo bien lo merecen. Tanto su contextualización en el interior del oppidum de Monte Ornedo (Valdeolea, Cantabria) como el papel que pudo jugar en la vida cotidiana de sus antiguos moradores hacen de la estructura que vamos a detallar a continuación un hallazgo único e irrepetible hasta el momento en Cantabria. Lo que llamaríamos en la "prensa amarilla" una exclusiva con letras mayúsculas: Estamos hablando de la única sauna castreña encontrada y documentada en el territorio de los antiguos cántabros, un hallazgo sin precedentes en décadas y décadas de investigación en nuestra región y el norte de Castilla y León.

    Tanto su morfología, la disposición de sus estancias y sobre manera su funcionalidad la relacionan directamente con las saunas encontradas desde Portugal a Asturias, punto donde hasta el día de hoy parecía "cortarse" el flujo constructivo de las mismas. No olvidemos que todo el Noroeste hispánico posee una gran variedad de estructuras castreñas similares, pudiendo asemejarse incluso con las "burnt mounds" atlánticas o con los "fulachta fiadh" irlandeses si es que se confirma que estas últimas son estructuras de este tipo. Gracias a las dataciones radiocarbónicas de los materiales encontrados (que veremos más adelante) se puede enmarcar esta edificación en una avanzada II Edad del Hierro, concretamente entre el siglo II a.C. y el periodo de Las Guerras Cántabras, siendo este dato significativo por la importancia del oppidum de Monte Ornedo por aquel entonces ya no solo (según parece) como centro neurálgico, sino como referente respecto a las tradiciones o costumbres socioculturales de los cántabros.

    La puesta en valor de este increíble hallazgo ha sido llevada a cabo por los conocidos arqueólogos e investigadores Pedro Ángel Fernández Vega (antiguo director del MUPAC y director del proyecto), Lino Mantecón Callejo, Rafael Bolado del Castillo, y Joaquín Callejo Gómez, quienes tras formar parte del equipo de excavación del oppidum de Monte Ornedo durante años han conseguido interpretar y contextualizar esta auténtica maravilla. De todos modos, su descubrimiento es aún hoy una auténtica incógnita. La primera cita sobre el edificio la realizó Adolft Shulten en los planos de Santa Marina a principios de siglo XX, sin siquiera saber el uso o cometido del complejo. Entre los años 2009 y 2010, en la primera gran campaña sobre el oppidum, Pedro Ángel Fernández Vega decide excavar en este punto citado décadas atrás. Sería posteriormente, unos dos años después y tras la intervención in situ, cuando todo el equipo comienza a vislumbrar la importancia de su trabajo y hallazgo. Gracias al sorprendente análisis y minucioso estudio en la revista Nº65 de Munibe (Antropologia-Arkeologia), podemos entender un poco más sobre su cometido y características.

    Como se puede apreciar tan solo con esta pequeña introducción, estamos ante un hallazgo que por sí solo merece líneas y líneas de contenido. Algo tan revolucionario y único en nuestra región (arqueológicamente hablando) que deberá de reafirmar el trabajo continuado sobre uno de los yacimientos más prolíferos y con más potencial de toda Cantabria. ¿Será este el paso definitivo para una intervención arqueológica de grandes dimensiones tanto a nivel económico como socio-cultural?, ¿Estamos un poco más cerca de conocer el pasado indígena y romano de la zona? ¿Esta Juliobriga, que no Retortillo, cada vez más cerca?.

    Fuente: Aranzadi - Munibe

  • TERMAS DE LA CUEVA

    Todos recordamos la vergüenza del hallazgo en diferido del edificio termal del conocido sector de La Cueva en el yacimiento de Camesa Rebolledo y que hoy nos ocupa. Fue una cacicada, otra más, de la arqueología de Cantabria. Y según parece, lejos de rectificar, existen documentos como el anexo que citaremos dentro de la bibliografía (no perdamos la elegancia, la info de las pinturas murales viene de ahí) que siguen diciendo que el edificio fue identificado por el equipo de catedrático José Manuel Iglesias (Universidad de Cantabria) entre el año 2015/2016, quien dirige el proyecto "Paisaje Arqueológico Campoo Los Valles" y que sin tardar dará (también en diferido) con otros mosaicos en las inmediaciones, acercando así Juliobriga a estos hermosos y milenarios parajes. Fue tal la vergüenza por aquel entonces (2015) que el Diario Montañes abría portada un Domingo con dicha noticia (sin rectificación alguna) y tras la publicación en Regio Cantabrorum no editó la noticia en su versión web.

    Pero volviendo al enclave, estamos ante un edificio cuya importancia no solo estriba en lo que significa como entidad única y los materiales que contenía y contiene. Su descubrimiento cambió por completo la percepción de otro sector ubicado a escasos metros que hace décadas fue interpretado como un barracón romano (entre otras cosas) y que por su tipología podría llegar a ser el "lateral" de una gran plaza o incluso, porque no, un foro. Si si, un foro normal, no como el que se ha "querido" crear en Retortillo (totalmente atípico). Claro, porque antes del descubrimiento de este edificio termal, no había ninguna edificación pública cerca de dicho "foro", con lo que no tendría sentido…¿y ahora?. Sería bastante extraño encontrar un edificio con pinturas murales y mosaicos a escasos 20 metros de una gran estructura militar (por ejemplo) y no seguir excavando y estudiando toda la zona. Cosas más raras se han visto/inventado en Cantabria. Solo el tiempo y alguno de los hallazgos ya realizados y que parece se guardan con celo, nos dirán que se esconde realmente entre El Coventón (otra gran villa termal) y el sector de La Cueva.

    Nos queda, antes de entrar en materia, agradecer públicamente el trabajo previo del equipo dirigido por Pedro Ángel Fernández Vega (antiguo director del MUPAC y director del proyecto por aquel entonces), y de arqueólogos de renombre como Lino Mantecón Callejo, Rafael Bolado del Castillo o Joaquín Callejo Gómez, quienes participaron en la excavación de 2013 que realmente identificó el edificio termal y que parece que a veces son una realidad incómoda de cara a vender los éxitos pasados y futuros. Vuestro ímpetu y buen hacer abrió la posibilidad de seguir descubriendo un yacimiento que dará pié al equipo actual (y a otros que vendrán) para cambiar parte de la historia de Cantabria.

    Bibliografía: "Un conjunto de pinturas procedente del yacimiento de CamesaRebolledo” – Juan José Cepeda Ocampo / Carolina Cortés Bárcena (2016)


  • EDIFICIO DE LOS TRIGALES

    En este caso, y para no entrar en confusión con el edificio termal situado a escasos metros en el también denominado como sector de "La Cueva", llamaré a esta entrada por el segundo topónimo por la que se conoce: Los Trigales. Si bien es cierto que la primera edificación romana encontrada en este sector fue esta. Lejos queda ya el tiempo donde Camesa Rebolledo (y todo su entorno) era una auténtica desconocida. Donde un fragmento hallado en la década de los 70/80 con la inscripción "LEG", que ahora sabemos que es CAEC -de Caecilius probablemente - nos transportaba por aquellos años a que estábamos cerca, muy cerca, de un emplazamiento asociado a la Legio IIII Macedónica. Ello unido al descubrimiento de parte del edificio que hoy nos ocupa y de la aparición (durante décadas) de términos augustales en Valdeolea, apuntaban a pensar que este enclave poco o nada tenia que ver con algo "civil" y si con algo "militar". Quién sabe si estábamos (en pasado) en los prata de la Legio IIII Macedónica o en la desaparecida Octaviola. ¡Ojo! Esta última hipótesis no esta totalmente descartada por muchos investigadores, ya que si tratamos la arqueología como la definición estándar de la ciencia que estudia las sociedades antiguas a partir de sus restos materiales, estos nos dicen que Retortillo y Camesa Rebolledo son dos poblamientos romanos y ya está. Donde esté ubicada Juliobriga verdaderamente no se sabrá hasta que un hallazgo epigráfico o mural nos lo diga con certeza.

    Pero como informaba Jose María Robles en los "Cuadernos de Campoo", con pelos y señales, quien sabe si seguimos ante un yacimiento romano más importante del tratamiento que ha recibido y, sin embargo, totalmente desconocido. Las estructuras de La Cueva (o Los Trigales como también se conoce) fueron encontradas entre mediados y finales del siglo XX. Se tiene constancia de que en esas tierras de cultivo se han sacado a la luz históricamente, monedas, piedras de afilar y un largo etc de materiales.

    De hecho, como el mismo narra en los citados cuadernos: "En otra ocasión, mis familiares y vecinos de Camesa me relataban su sorpresa ante el hallazgo de un gran depósito de cerámicas a la altura del futuro yacimiento durante los trabajos de ensanche del antiguo camino de La Cueva realizados por ellos en los años 60, restos que volvieron a enterrar sin apreciar su valor"

    Todo ello le llevó a él y a su tío Abel Gómez (descubridor de lo que hoy conocemos como el arqueo sitio de Camesa Rebolledo) a realizar una prospección por todas las fincas, descubriendo en verano de 1974 cerámicas y muros de lo que parecía una gran estructura romana. Realizaron diferentes catas siguiéndolos hasta que consiguieron obtener una idea aproximada de la su extensión. Con mejor o peor criterio (seguro que los puristas se rasgan las vestiduras. yo le entiendo en parte visto lo visto) ocultó el hallazgo durante años para no perjudicar a los propietarios de las fincas. Tuvo que "oficializarlo" en Octubre de 1983 dado que las máquinas excavadoras y arrasaban una parte de la finca cuando se arreglaba el acceso a la localidad de Camesa.

    Poco después, en los veranos de los años 1986, 1989 y 1991 este yacimiento fue excavado por el equipo de Miguel Ángel García, quedando al descubierto gran parte de las estructuras que años antes habían identificado J.M. Robles y su tío. Ya desde sus inicios se especuló entre otras teorías con que el lugar era el idóneo para el emplazamiento de un edificio de gran extensión (un foro o una gran plaza) o agrupación urbana, o incluso que estábamos ante un gran barracón militar, teoría que ha ido fluctuando el tiempo incluso para los mismos autores en momentos diferentes.Todo ello situándolo cronológicamente entre los siglos II y III d.C. por la aparición numismática de Antoninos y Severos (Robles,1985: 204). Y a partir de aquí, salvo contadas citas, poco más que contar salvo problemas burocráticos y de mala gestión administrativa con el/los propietarios de la finca..y viceversa por lo que dicen (en un problema así entiendo que pueda haber dos culpables, quien sabe) . De ahí que dijese anteriormente que "entendía en parte" que el hallazgo en sus comienzos fuese ocultado para no afectar a sus propietarios, dado que la gestión en Cantabria de este tipo de "conflictos" entre propietarios y administración siguen siendo la tónica reinante y acaban muchas veces como el rosario de la aurora.

    Parafrasearé textualmente las palabras de Robles que, décadas después, son perfectamente argumentables que la situación es exactamente la misma: "Las estructuras exhumadas, de gran interés por su originalidad en el ámbito de nuestra región, han quedado desde entonces a la intemperie, causando mayor destrucción en ellas el abandono que todos los trabajos de laboreo realizados sobre esos mismos terrenos durante tantos siglos…Si su descubrimiento sólo ha servido para que acaben desapareciendo totalmente y no para que la comunidad científica amplíe sus conocimientos…ni para que disfrute de ellas el público, debo concluir que mejor han estado sepultadas y que no hay que darse prisa para exhumar el resto".

    No puedo estar más de acuerdo con esta reflexión, con la salvedad de que el edificio termal encontrado en 2013 a escasos metros nos lleva a pensar que el la estructura inconexa pueda cambiar el devenir de una antigua "Octaviolca" a una nueva Juliobriga en pocos años. Se convierta o no, tanto da si el abandono de yacimientos como este es habitual en Cantabria.

    Bigliografía: "De Julióbriga a Octaviolca". Cuadernos de Campoo, 10" - José María Robles(1997)