cargando

Castro de La Guariza, al fondo la posible estructura campamental de Salces. Fotografía: José Ángel Hierro Gárate

El castro de La Guariza (Fontibre, Campoo de Suso) es otro claro ejemplo, uno más, del abandono al que se encuentran expuestos muchos yacimientos de nuestra región. Evidentemente no es un Monte Ornedo o Castro de Las Rabas, los cuales son referentes arqueológicos en nuestra región, pero esto no quita para que puedan albergar innumerables secretos dignos de ser admirados. De hecho, mucha gente se sorprende de que este enclave haya sido incluso un castro prerromano, sobre manera porque apenas existe información sobre él.

Fue descubierto por Miguel Ángel Fraile en la década de los 80 del siglo pasado. De hecho, el único estudio (que no excavación) realizado sobre este enclave fué publicado por él mismo en el año 1990, donde llegaba a indicar que se trataba de un asentamiento de la Edad del Hierro. La siguiente cita sobre La Guariza se publica en el año 1997, donde Eduardo Peralta y Emilio Muñoz comparten la cronología argumentada años antes por Fraile en la publicación "La problemática de la conservación de los castros prerromanos de Cantabria: inventario y propuestas de actuación". La última vez que el yacimiento toma cierto "protagonismo" es gracias a la actualización del Inventario Arqueológico de Cantabria (2007) de la mano de José Ángel Hierro Garate, quien se encarga de documentar y estudiar el estado del yacimiento. Las imágenes de esta publicación corresponden a esa toma de contacto.

Su localización, muy cerca de la posible estructura campamental de Salces, hace pensar que esta última fuese un castellum romano que sirviese para asediar el castro prerromano de La Guariza.

Bibliografía: Castros y castra en Cantabria.(Edita ACANTO)

Agradecimientos: Jose Angel Hierro Gárate

 

El poblado tiene forma de triangulo isosceles, albergando su interior unas 4 hectáreas de extensión. Su frente norte esta limitado por un fuerte acantilado vertical que hacia las funciones de defensa natural, siendo prácticamente imposible el acceso por este flanco. 3 metros más al sur existe un lomo recto paralelo a este frente. La zona más "fortificada" artificialmente se encuentra al Oeste y Suroreste del yacimiento, conservándose en la actualidad terrazas de piedra y tierra poco notorias, pero fácilmente identificables. Por último, al Este de la estructura y defendiendo una empinada ladera, se pueden observar un pequeño terraplen. En este sentido, Peralta y Muñoz (1997: 63, no 22) señalan también la existencia de terrazas y terraplenes en la parte culminante del yacimiento.

Los materiales hallados no son muy abundantes, debido a sobre todo a que es un yacimiento estudiado pero no excavado en profundidad. Esto, unido a restos de posibles catas furtivas, nos lleva a pensar que si existían más materiales interesantes, estén en casa de alguien y no en un museo. Miguel Ángel Fraile señalaba la existencia de cerámica a mano de pasta porosa y coloración marrón. Destacan los restos con digitaciones en los cuellos, además de los fragmentos de bordes rectos. Otros de los materiales a tener en cuenta son restos de fauna (cornamenta de ciervo) además de fragmentos de molino de mano.

Todas estas evidencias, tanto a nivel estructural de la "fortificación" como a nivel de materiales hallados, llevan a pensar que este poblado tuvo actividad en la Edad del Hierro, sin poderse concretar en la actualizar una cronología exacta (siglos concretos) al respecto.

VISITAS

Todos podemos disfrutar del castro de La Guariza, ya que aún sin ser un yacimiento visitable (refiriéndonos a un arqueo-sitio como tal) podemos recorrerlo a píe. Desde Regio Cantabrorum te pedimos que respetes el yacimiento y su entorno, ya que es deber de todos mantener viva la historia de Cantabria.

Info

   

Imagenes

DESTACADOS

  • LOS BARAONES

    El castro de Los Baraones (Valdegama, Palencia) es otra de las joyas de la Edad del Hierro del norte de Palencia junto con el conocido Monte Bernorio. Están situados estratégicamente uno frente al otro, separados por el valle del rio Lucio y a unos 6 kilómetros de distancia en línea recta. Increíblemente, aun habiendo avances en la investigación e interpretación del norte de Palencia en esta época, son pocos los yacimientos sobre los que se han hecho estudios concluyentes exceptuando estos dos castros (sobre manera en Monte Bernorio). Este dato es más que llamativo, ya que ambos han arrojado infinidad de evidencias arqueológicas que nos muestran la importancia de este territorio desde la Edad de Bronce hasta pasadas las Guerras Cántabras.

    Centrándonos en el castro de Los Baraones, fue dado a conocer en el año 1979 como poblado de la Edad del Bronce dentro de la obra "La montaña palentina, Tomo I - La Lora", cuyo autor es Gonzalo Alcalde Crespo (erróneamente citado como G. Alcalde del Rio en las publicaciones sobre el castro). No sería hasta el año 1986 cuando comenzasen las excavaciones en el mismo de la mano de Magdalena Barril Vicente y su equipo, los cuales realizarían cinco campañas (hasta el año 1990) que aportarían increíble valor histórico al yacimiento. El nombre del castro viene dado por una serie de terrazas donde se asienta gran parte del mismo, conocidas como "los cintos de Los Baraones". La extensión y morfología actual de los Baraones dista bastante de muchas de las estructuras fortificadas cercanas que hoy conocemos, bien definidas por derrumbes de muralla o por la orografía de las cimas donde se asientan (véase el Monte Cildá, Monte Bernorio, Peña Amaya, La Ulaña, etc). El asentamiento se sitúa sobre tres grandes áreas:

    • La ladera este-sudeste, ocupada por las citadas terrazas longitudinales.
    • Un espolón al noreste de menor altura denominado "Los Peñones"
    • Y por último la ladera oeste, menos escarpada, denominada Valseca.

    El asentamiento como tal se ha estudiado principalmente en los dos primeros "sectores", ocupando estos una extensión aproximada de 10 hectáreas. Aunque no debemos ni mucho menos olvidar el tercero de ellos (Valseca), donde se han documentado en prospección otras 2 Ha que no fueron excavadas pero de las que se tiene conocimiento sobre su gran valor arqueológico como veremos más adelante.