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Castro de Campo Ciudad con Peñacorada al fondo. Fuente: http://www.diariodeleon.es/noticias/cultura/ciudad-1-500-metros-altura

El castro de Campo Ciudad (Cistierna - León) sigue siendo al día de hoy una autentica incógnita. Desde su descubrimiento el 23 de Marzo de 2012 poco o nada se sabe del mismo, ya que a parte del estudio visual y estructural sobre el terreno, no se ha llevado a cabo ningún tipo de prospección arqueológica hasta el momento. De hecho, hasta la puesta en escena del mismo ha sido un tema de controversia, ya que sus descubridores, los historiadores Siro Sanz y Eutimio Martino, ni siquiera fueron citados en la carta arqueológica del Servicio Territorial de Cultura. Todo esto basando dicha publicación en un estudio redactado por ellos mismos unos meses después de su descubrimiento..en fin.

El castro se esta ubicado en la cara sur del macizo de Peñacorada unos 1.481 metros de altitud y se encuentra rodeado por el Pico Corberto (1.679 m) al Norte, por Peñacorada (1.831 m) al Este y por el pico Valdelagua (1.551 m) al Oeste. Esta ubicación es conocida desde hace cientos de años, pudiendo observarse en las fuentes escritas citas directas sobre este lugar. La referencia más antigua se encuentra en un documento de 1182, donde Fernando II concede a la iglesia de Santo Tomas (Santiago de Compostela) el realengo de Quintana de la Peña. En dicho escrito se citan numerosos términos de Peñacorada, entre los que se distingue “Civitatem” - ciudad en latín. Otro claro ejemplo es un pleito entre el concejo Valle de las Casas y Almanza (año 1542), donde ya se hace referencia directa a Campo Ciudad en la forma actual.

 

Detalle del castro de Campo Cuidad. Fuente: Sigpac

El castro de Campo Ciudad tiene forma irregular, sobre manera por lo abrupto del territorio que ocupa. Su orientación es Norte-Sur y se cree que su extensión pudo oscilar en torno a la hectárea. Este dato cuantitativo es difícil de estimar, ya que el nivel de destrucción del recinto castreño es importante (luego entraremos más en detalle). En la zona norte del mismo se pueden observar diversas estructuras, destacando una forma oval y un tramo de muralla de unos 50 metros en forma de arco con una anchura aproximada de 2,30 a 2,50 m.

A medida que vamos recorriendo el castro en dirección Sur, vemos cómo va adoptando la forma de una quilla de barco siguiendo las curvas de nivel. En su vertiente Este aún hoy existen tramos de muralla reconocibles, aprovechando sus antiguos moradores en este flanco las defensas naturales de la roca caliza. Por último al Oeste del recinto, la parte más accesible, se puede observar un tramo de muralla de unos 100 metros por 2,50 de ancho. Es en este punto donde Siro Sanz y Eutimio Martino reconocen un posible acceso al recinto, concretamente en una área donde se puede identificar también una especie de acrópolis. Dicho acceso tenía unos 5 metros de ancho y su morfología concuerda con las de las puertas en clavícula, no solo utilizadas en los campamentos romanos.

Por último, fuera ya del recinto, se han encontrado diversas estructuras tumuliformes de piedra, existiendo entre ambas unos 8 metros de separación.

El origen del nombre como tal no está tan claro, ya que como podremos observar poco campo habría en estas rocosas cumbres..y menos una ciudad..si me permitís hacer un símil seria como Santillana del Mar, que ni es Santa.ni es llana..ni tiene mar. Principalmente hay dos teorías respecto a la toponimia de Campo Ciudad:

  • La primera de ellas se apoya principalmente una mezcla entre raíces celtas y latinas. Existe un adjetivo “cambo” (curvo) en celta. Cerca del castro existen diversos arroyos muy sinuosos, además rio Camba que afluente del Cea. Este término “cambo” se puedo aplicar a la sinuosidad del agua en este área, siendo totalmente factible que la b pueda revertir a p: Cambo – Campo. Respecto a “Ciudad” se respetaría la raíz latina del termino, ya que se puede atribuir de un modo erróneo al recinto castreño en una posible conquista en las Guerras Cántabras. No olvidemos que las ciudades como tal en el norte de España en aquellos años no tendrían por qué ser enormes urbes, mucho menos para la población indígena.
  • La otra teoría sigue apoyándose en el origen “hídrico” del nombre como tal. El arroyo de la parte oriental del castro, más abajo rio “La Llama”, fue llamado “Ceión” y dio nombre a un territorio como se atestigua en la documentación de Sahagún. A parte de “Ceion” estos otros derivados de Cea como “Cidayo” en el compuesto Villacidayo (en la provincia de León) o Cidad en el Alto Ebro. Estos topónimos también se creen relacionados con el Cid, aunque no debe descartarse ninguna teoría.

Siro Sanz García, uno de sus descubridores, contempla el derrumbe de una muralla. Fuente: exsurgecistierna.blogspot.com.es

El motivo principal del desconocimiento de este castro hasta nuestros días es el nivel de destrucción del mismo. Pocas estructuras y evidencias se mantienen en pie. De hecho, aun presentando las murallas un parámetro exterior y otro interior rellenos con piedra menuda, todas ellas se encuentran desmochadas o destruidas hasta su mismísima raíz, abriendo esto nuevas teorías al respecto. En primer lugar debemos destacar que no es una destrucción contemporánea, esto lleva así cientos y cientos de años. Otro punto destacable de este poblamiento es la cronología del mismo, citando sus propios descubridores que posiblemente haya que enmarcarlo como un castro de la Edad del Hierro. Por último, cabe destacar que muy muy cerca, en el despoblado de Lomas, fue hallada una moneda del emperador Augusto .

Todas estas evidencias llevan a pensar, no solo a los descubridores del mismo sino a muchas otras personas, que el castro de Campo Ciudad pudo haberse tratado de un escenario de las Guerras Cántabras, bien por acción directa del ejercito romano, o bien los mismos moradores del castro, obligados por capitulación a destruir sus hogares.

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  • LA PUNTA DEL CASTIELLO DE PODES

    Como todos sabemos, una de las grandes maravillas de la costa cantábrica reside en su quebrado litoral: Grandes plataformas, increíbles espigones y abruptos acantilados modelados por la fuerza del mar. A diferencia de lo que se pueda pensar, muchos de estos enclaves costeros eran el lugar idóneo para el hábitat, ya el bravío Cantábrico ha sido, es y será fuente inagotable de alimento. Esto, unido a las defensas naturales que muchas de las citadas plataformas proporcionaban, convirtieron a la costa de Asturias y Cantabria en un floreciente espacio de hábitat entre Prehistoria y la Edad del Hierro. En nuestra región, tenemos claros ejemplos de castros o poblados costeros en el Castillo de Prellezo (Val de San Vicente), en el malogrado recinto defensivo de Cotolino-Arcisero o en el parking de playa / yacimiento de Punta Pilota, ambos en el municipio de Castro Urdiales.

    En el caso concreto de Asturias, la monumentalidad de este tipo de enclaves siempre ha sido mayor que la de Cantabria, observándose aún en nuestros días los restos estructurales en la mayor parte de ellos. Pero en el caso que nos ocupa, acudimos atónitos a uno de los grandes problemas de conservación de este tipo de yacimientos: Los procesos de erosión natural. Esto unido a la desidia institucional, nos lleva a un escenario de destrucción y perdida con demasiados precedentes en cualquiera de las citadas regiones. En Cantabria por ejemplo tenemos claros ejemplos de este tipo de procesos erosivos: Uno de los mayores y más importantes yacimientos del Paleolítico Superior en la cornisa Cantábrica, la cueva de Covalejos, sufre procesos de escorrentía natural incrementados por el desplazamiento de tierras (y materiales prehistóricos) que las cabras que la habitan precipitan hacia un sumidero de kilómetros de profundidad. Más hacia la costa, concretamente en la zona de Rostrio – Santander - nos encontramos nuevamente con la exposición de materiales e industria lítica (en cantidades ingentes) ante la fuerza de las mareas y el mar Cantábrico, que arrastran hacia sus profundidades todo lo que encuentra a su paso.

    Esta introducción sobre los procesos de erosión natural, inevitables todo sea dicho, nos ayuda a comprender el grave problema en uno de los castros costeros más maravillosos de nuestro litoral: La Punta del Castiello de Podes (Gozón, Asturias). Este enclave, conocido en los últimos meses por los tira y afloja con la administración, no se libra desgraciadamente de la irrecuperable perdida de materiales arqueológicos en el fondo del mar. Lo más preocupante de todo es que, independientemente de la gravedad del problema, las instituciones hacen oídos sordos a los diferentes llamamientos al respecto. En Septiembre de 2015, el arqueólogo Alfonso Fanjul presentó ante la Consejería de Cultura del Principado un proyecto de prospección del castro cuyo objetivo era evaluar los restos existentes antes de que la erosión del mar pudiera arrastrarlos sin vuelta atrás. En este mismo yacimiento, los precedentes no eran halagüeños, ya que elementos de gran interés arqueológico como un conchero de la Edad del Hierro (con restos cerámicos) habían desaparecido por la fuerza del Cantábrico. Resultado del expediente: Denegado. Fue rechazado argumentado "otras prioridades en la protección del yacimiento" o que "no existía tal emergencia". Una auténtica pena atendiendo a los resultados que podrían obtenerse en un enclave de tal potencial arqueológico.

    Bibliografía: ALVAREZ PEÑA, A. (2002): "El castru de `La Punta ´ L Castiello´, Podes (Gozón)”. Asturies, 13, Oviedo: 20-25.
    CAMINO MAYOR, J. (1995): "Los castros marítimos en Asturias."
    FANJUL PERAZA, A. (2005): "Los castros de Asturias. Una revisión territorial y funcional." Oviedo.
    Agradecimientos: Alfonso Fanjul Peraza.

  • CASTRO DE LAS VARIZAS

    El castro de Las Varizas (San Felices de Buelna) es otra de las joyas ocultas de la Sierra del Dobra. Como ocurriese con otros recintos fortificados de esta formación montañosa como por ejemplo el castro de Las Lleras, fue protegido de la acción minera de la zona (cantera MITOSA-SOLVAY) gracias a su declaración de Bien de Interés Cultural como figura de Zona Arqueológica. Aún así debemos destacar que en el entorno inmediato al yacimiento, al norte, la actividad de la cantera sigue en marcha, de modo que tal vez sigamos perdiendo parte de nuestra historia sin saberlo..en fin..Situado sobre la localidad de Sovilla a unos 515-530 metros de altura, esta atalaya natural se alza imponente sobre el valle de Buelna, justo en el epicentro del antiguo pueblo de los Blendios. El nombre del castro bien podría relacionarse con las estructuras que remataban el vallado de la muralla existente, de ahí que derive del latín "vara" (madero largo y delgado). De todos modos, existen otras teorías igual de válidas que lo asocian a la avellaneda de la cara norte del yacimiento.

    La primera cita de este yacimiento se publica en la prensa en el año 2000, concretamente por Federico Crespo García Barcena. Nativo del valle y concejal de Cultura del Ayuntamiento de San Felices de Buelna, es también conocido por ser quien identifico en primer término el campamento romano del Campo de Las Cercas. Cierto es que lo hizo erróneamente (como castro cántabro) y que fue Eduardo Peralta quien lo asocio correctamente a su origen, pero su nombre ahí queda. Volviendo al castro de Las Varizas, tenemos que destacar que otros arqueólogos como Ramón Bohigas o Pedro Miguel Sarabia tenían conocimiento de las estructuras del recinto incluso antes de su publicación en el año 2000, pero la difusión del mismo públicamente no se produjo, dato que no tiene por qué determinar que no se conociese anteriormente.

    Bibliografía: Castros y castra en Cantabria.(Edita ACANTO)