Nuevamente la arqueología regional está de enhorabuena. Si hace pocos días hablábamos del increíble hallazgo de una sauna castreña en Monte Ornedo, hoy nos acercamos a la costa para comprobar que las actuaciones arqueológicas llevadas a cabo en las inmediaciones del cerro de "El Cincho" (Yuso, Santillana del Mar) han finalizado con unos resultados como mínimo sorprendentes y esperanzadores: Nos encontramos ante un castro, tal vez un oppidum, de unas 6 hectáreas de superficie que lo convertirían en el mayor hábitat indígena de la cuenca del Besaya y uno de los pocos castros costeros de toda Cantabria.
Este importante descubrimiento es fruto del sobresaliente trabajo de los arqueólogos Javier Marcos Martínez y Lino Mantecón Callejo, quienes en la primavera de este mismo año notificaron el hallazgo de un castro protohistórico en uno de los montes costeros próximos a la conocida villa de Santillana del Mar. Inmediatamente fue comunicado a la Consejería de Cultura del Gobierno de Cantabria así como a diferentes arqueólogos especialistas de nuestra región, reafirmando cada uno de ellos la importancia del enclave. Tras la aprobación del permiso de intervención arqueológica y subvención por parte de las administraciones, además de la inestimable ayuda y predisposición de la propietaria de los terrenos Doña Ángela Saéz Gomez y su familia, se iniciaron las labores de investigación que finalmente dieron el fruto esperado.
El ya conocido como "Cincho de Yuso" destaca por el gran lomo de aproximadamente 5/6 metros de ancho que rodea la cima del cerro, dándonos este dato a entender la potencia de la muralla que alberga en su interior. Aún en nuestros días, existen puntos en los que alcanza unos 2 metros de alto, conservándose además una segunda línea defensiva que no hace más que refrendar la importancia estratégica del castro. No solo las estructuras del mismo y los materiales encontrados (pendientes de publicación) nos hablan de su relevancia arqueológica, sino que además nos encontramos en un territorio hasta hoy parco en este tipo de asentamientos, circunstancia por la cual gana aún más peso científico. Más aún si nos situamos geográficamente en la zona donde se cree que pudo estar ubicado el desconocido "Portus Blendium" citado por Plinio y tradicionalmente localizado (sin evidencias claras) en las inmediaciones de la ría de San Martín de Suances. Volviendo al castro, llama poderosamente la atención el control visual de kilómetros y kilómetros de costa tanto a Este como Oeste, llevando a vislumbrar el límite con Asturias por uno de sus flancos y más allá de la ciudad de Santander por el otro. Esto, unido al dominio sobre el acceso de los valles del Besaya y del Saja, hacen de este emplazamiento una autentica atalaya natural de incalculable valor estratégico.
Según los responsables de la excavación citados anteriormente, las actividades desarrolladas han sido muy modestas pero no por ello menos importantes, ya que los resultados obtenidos son valorados muy positivamente. Se cree que "El Cincho de Yuso" no es un castro más a sumar en el global de fortificaciones castreñas de nuestra región, ya que es posiblemente el único yacimiento de este tipo al que se puede llegar a través de una carretera asfaltada, siendo esta circunstancia vital para la dinamización turística y puesta en valor del mismo. No olvidemos que se encuentra en un punto neurálgico de nuestra región, concentrando en pocos kilómetros un patrimonio increíblemente valioso (Villa de Santillana del Mar, Cueva de Altamira, Comillas, etc). El conocimiento científico de este emplazamiento no haría más que completar un círculo cultural SIN PRECEDENTES en Cantabria.
Los resultados finales de la campaña ya finalizada se presentarán en pocas semanas ante la Consejería de Cultura. El equipo director espera que posteriormente se pueda seguir trabajando en este yacimiento, aunando esfuerzos junto con las administraciones locales y regionales para poder hacer de este lugar un proyecto de arqueo-desarrollo de relevancia. ¿Estamos ante una revolución cultural y arqueológica sin precedentes en Cantabria? ¿Nos daremos cuenta ya de que este tipo de proyectos pueden ser un motor turístico para la región? ¿Estamos más cerca del pueblo cántabro de los Blendios?. Muchas preguntas que, con el esfuerzo de todos, podrán ser contestadas más pronto que tarde.
Inicialmente no contextualizaremos en el mapa la localización de El Cincho de Yuso, ya que esperaremos a la publicación oficial del mismo.
El Pico Mizmaya (Entrambasaguas, Cantabria) es otro enclave castreño que sigue guardando con celo su milenario pasado. Se encuentra ubicado en la cima que le da nombre, en el extremo Este de la sierra de Elechino. Su emplazamiento no es ni mucho menos casual, dominando a la perfección la desembocadura de uno de los ríos más importantes de Cantabria: El Miera. Esto, unido a su posición privilegiada en el valle de Trasmiera y en el entorno de la bahía, hace del Pico Mizmaya un castro "costero" de lo más interesante..y sobre el cual apenas conocemos nada.
Ya en el año 1952 el padre Jesús Carballo hace referencia al mismo, aunque se creé que pudo ser una interpretación errónea debido a que identificó la presencia de un castro en los restos medievales que también se conservan en la cima. De todos modos no iba muy mal encaminado. Tuvieron que pasar 25 años hasta que R.Bohigas reconoció in-situ el yacimiento y lo recogió nuevamente como castro, esta vez clasificando correctamente cada una de las estructuras (Bohigas, 1987: 120). En los últimos años del siglo XX arqueólogos de renombre como Eduardo Peralta o Emilio Muñoz también revisaron el recinto del Pico Mizmaya y apoyaron la hipótesis previa.
El castro del Cuerno de Bezana, o Pico Nava, es una auténtica incógnita rodeada por un enorme parque eólico no exento de polémica en los últimos años. Independientemente de la destrucción del valor patrimonial de un enclave incluido en el Inventario Arqueológico de Burgos, la solicitud de ampliación del conocido como "Parque eólico de Montejo de Bricia" tuvo mucha controversia en el año 2016. Varios grupos como la Plataforma de defensa de los Valles del Sur de Cantabria denunciaron que tanto la ampliación del número de aerogeneradores como de la potencia generada por los mismos era perjudicial para las personas de las localidades adyacentes. Los expertos recomiendan la instalación de estos molinos a no menos de dos kilómetros de las viviendas más próximas dado que los habitantes cercanos pueden sufrir problemas como el conocido "síndrome de la turbina eólica". En este caso, tenemos turbinas a menos de 500 metros de áreas residenciales. Si el "daño" fuese solo arqueológico no hubiese estado ni tan mal.
Y con todo, en Cantabria pretendemos hacer algo similar en yacimientos que son Bienes de Interés Cultural y que afectan a escenarios clave de las Guerras Cántabras. Si si, como lo lees. La Consejería de Medio Ambiente (la de Cultura ni se habrá enterado, con la torrija de siempre) ha paralizado la ejecución de alguno de esos proyectos por no cumplir diferentes medidas o bien medioambientales o bien de seguridad. Destacan los parques eólicos que se ubicarán, si nadie lo remedia, entre el yacimiento de La Espina del Gallego y el campamento romano de Cildá (destrozándolos por supuesto) y el que afecta también al oppidum de Monte Ornedo, el castro más grande de nuestras fronteras. Verdaderamente desconozco las leyes sobre patrimonio que existen en la provincia de Burgos, pero si en Cantabria se instalasen esos parques eólicos estaríamos saltándonos a la torera la Ley de Patrimonio de Cantabria 11/1998.
Sea como fuere, para el Cuerno de Bezana es ya demasiado tarde. Un enclave realmente espectacular (paisajísticamente es increíble) dominando los valles del Sur de Cantabria. Un más que posible asentamiento prerromano que nunca ha sido investigado más allá de alguna que otra prospección visual donde se han detectado fragmentos de cerámica en superficie o citas en obras como "Los Cántabros antes de Roma" de Eduardo Peralta o en el "Catálogo de castros cántabros" de Miguel Ángel Fraile. Una aberración que, si nadie hace nada, volveremos a ver repetida en Cantabria en los próximos años.
En muchas ocasiones asociamos de manera inconsciente la importancia de un castro por su extensión total. Evidentemente los hallazgos materiales también aportan un estatus mayor o menor, pero a veces parece que la superficie marca de manera inequívoca la posibilidad de albergar un gran número de casas y personas, por lo tanto de magnificar su simbología. Curiosamente, en el caso que nos ocupa, nos encontramos con un recinto de dimensiones reducidas, de ubicación y metodología constructiva un tanto extraña y enigmática. Es por esto (y por otros motivos que veremos a continuación) por lo que estamos ante uno de los enclaves castreños más importantes de Asturias. Tanto su emplazamiento, enclavado en un risco de topografía inusual, como la desproporción entre sus potentes murallas y el pequeño recinto que protege, nos dan a entender que era un lugar especial. Y no solo eso, en su interior además del número de cabañas que albergaba (tanto circulares como rectangulares), nos encontramos con dos saunas castreñas similares a las descubiertas en Coaña..algo tiene el castro de Pendia para albergar dos de estos edificios cuando en la totalidad de Cantabria solo se ha encontrado uno de ellos (Sauna de Monte Ornedo, Valdeolea).
Las primeras noticias sobre el castro de Pendia se remontan al año 1898. Por aquel entonces Bernardo Acevedo y Huelves realiza una primera aproximación de yacimiento: "..una colina cercada en lo antiguo con muralla seca a pizarra, afectando la forma de anfiteatro..". Años más tarde, en 1929, Alejandro García Martínez ampliaría la primera descripción de un modo más detallado y conciso, comenzándose las excavaciones pocos años después (1934) por un vecino de Boal, José Artime. Serian Antonio García y Bellido y Juan Uría Ríu quienes a partir de 1940 excavarían de forma simultanea tanto en Pendia como en Coaña, dejando a la vista gran parte de la maravilla que conocemos en nuestros días. A partir del año 1999 se reactivarían las intervenciones dentro del Plan Arqueológico de la Cuenca del Navia con el objetivo final de consolidar las estructuras y seguir investigando las mismas. Desde 2003 y hasta la actualidad, habitualmente en periodo estival y no siempre de un modo continuo, se realizan diversos trabajos de excavación, restauración y conservación bajo la dirección de Ángel Villa Valdés y Fernando Rodríguez del Cueto. Destacar en este apartado que fue declarado Monumento el 26 de Enero de 1981.
No cabe duda que nos encontramos ante uno de los castros más espectaculares y prolíferos de toda la región. Es por ello por lo que las visitas y el atractivo turístico del mismo ha aumentado de manera significativa durante desde hace décadas, haciendo de Pendia un destino obligado si queremos conocer más sobre el antiguo territorio de Regio Cantabrorum. Todo un ejemplo para las instituciones cántabras, mucho más ocupadas en promocionar la prehistoria regional y dejando totalmente de lado los yacimientos relacionados con la Edad del Hierro.
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