La cueva de Las Salinas es una cavidad prácticamente desconocida, donde el apogeo de la actividad que la da nombra a punto estuvo de hacerla desaparecer. Y es curioso porque la misma acción extractiva que se produjo a sus pies, y que conforma en la actualidad un espacio lagunoso más que visible, hace del conjunto (laguna/abrigo/cueva) un paisaje con cierta belleza natural sino fuese porque se ha convertido en una especie de vertedero clandestino donde arrojar la basura y restos diversos. Además, justo encima de su boca para ser más exactos..muchos argumentarán que así está más protegida e inaccesible.
El valor arqueológico de la misma fue descubierto por el equipo de camineros de la Diputación, quienes realizarían un sondeo de alrededor de un metro cuadrado al fondo del vestíbulo. Sería el C.A.E.A.P - Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica- quien a finales de la década de los 70 (en el año 1979) la estudiase nuevamente, encontrando diferentes materiales que veremos posteriormente. Años después, tal y como se aprecian en las imágenes satélite de mapas.cantabria.es, se comienza a observar el "nacimiento" de la laguna ubicada a escasos metros.
No cabe duda de que su registro arqueológico es lo suficientemente importante para tener entidad propia ya que, como veremos posteriormente, existen materiales desde época Aziliense, pasando por el Mesolítico/Neolítico y llegando a la Edad del Bronce en su vertiente funeraria.
La cueva de Las Salinas se encuentra ubicada en una gran pared vertical orientada al Noreste, y posee una boca de unos 2 metros y medio de alto por 7,7 metros de ancho. Posee un vestíbulo de unos 3.8 metros de longitud por 11 de ancho, desde donde parte una galería de unos 8-9 metros de longitud por 1 metros y medio de ancho.
El valor arqueológico de la misma se reparte por toda la cavidad, destacando la presencia de un gran conchero en el vestíbulo y restos sepulcrales al fondo de la cueva, principalmente en superficie. El citado conchero posee tres niveles bien diferenciados, destacando uno de ellos donde existen además restos cerámicos. Respecto al enterramiento adscrito a la Edad del Bronce, es individual y está asociado a diferentes fragmentos de grandes orzas y de cerámica lisa. Entre los materiales más antiguos destacan el fragmento de un arpón aziliense un par de vértebras trabajadas, abundantes restos de talla, raspadores, raederas, etc.
No es posible visitar la cueva de Las Salinas, ya que se encuentra dentro de terrenos con una fuerte pendiente y repletos de maleza (y basura). Desde Regio Cantabrorum te pedimos que respetes el yacimiento y su entorno, ya que es deber de todos mantener viva la historia de Cantabria.
La cueva de La Puntida tiene algo especial más allá de sus espectaculares dimensiones. Algo que hizo que fuese estudiada previo descubrimiento de otras cavidades del valle del Miera con renombre, incluso antes hallazgo arqueológico y rupestre de su vecina al Sur en el mismo farallón de Ajanedo: la cueva del Salitre. Para desgracia de la cavidad que nos ocupa, no se encontraron pinturas que la transportasen inequívocamente a algún momento de la prehistoria. "Tan solo" se realizaron se realizaron hallazgos de épocas posteriores, principalmente de Edad del Hierro (y medievales). Momento histórico del cual cultural y socialmente nos enorgullecemos en la actualidad y del que política y administrativamente se rehúye a la hora de invertir en su investigación.
Las primeras noticias que se tienen de la cueva de La Puntida nos trasladan a finales del siglo XIX, donde Augusto González de Linares (importante zoólogo y geólogo cántabro) estudio su fauna fósil, si bien hoy se sabe que el hallazgo de estos lo llevó a cabo don Agustín de Hornedo, ingeniero de montes. Por aquel entonces, Linares se había convertido en indispensable para la "élite" de estudios prehistóricos de finales del XIX / principios del XX ya que en cada hallazgo se solicitaban sus servicios desde el punto de vista geológico y paleontológico, de ahí la comunicación. Existe una carta fechada el 21 de Mayo de 1899 donde don Agustín de Hornedo se dirige a Linares para explicarle su visita, exploración y recogida de materiales en una cueva de Miera situada en el lugar denominado Ajanedo, en la orilla derecha del río. A esta exploración Linares, por causas imprevistas, no puede acudir, si bien Agustín de Hornedo le informó sobre el hallazgo de restos óseos que fueron clasificados posteriormente por él mismo. Allí se encontraron restos de diferente índole, si bien nada extraordinario salvo los restos de un oso de las cavernas (muy "típico" en las cuevas del entorno del Miera). El valor arqueológico de La Puntida fue descubierto por los miembros del equipo de Camineros de la Diputación en la década de los 50 del siglo pasado, realizando por aquel entonces diferentes catas en el vestíbulo de la cueva. En esta intervención, dirigida en aquel momento por García Lorenzo, encontraron abundantes cerámicas de la Edad del Hierro. Años más tarde, en la década de los 80, miembros del Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica – CAEAP catalogarían definitivamente el yacimiento para su inclusión en el Inventario Arqueológico de Cantabria, encontrando además cerámica prehistórica y signos de arte esquemático abstracto.
Y desde entonces hasta hoy…silencio. Nada más se sabe al respecto de La Puntida. Decenas y decenas de enigmas relacionados con Edad del Hierro en el valle del Miera, espectaculares yacimientos relacionados con esta apasionante época (Abrigo del Puyo, cueva de La Palenciana, El Covarón, Cigudal, Las Regadas, etc) y una gran pregunta al respecto: ¿Dónde vivían los antiguos cántabros de la Edad del Hierro en la comarca del Miera?. Verdaderamente estamos ante un reto arqueológico bestial, que podría dar para décadas de investigación..pero no de titulares. Y hoy, en la politi-arqueología de nuestra comunidad, eso no interesa. Cantabria Infinita lo llaman…
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