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Demetrio Duque y Merino, primer monografista del yacimiento de Juliobriga

A finales del siglo XIX, el auge arqueológico en Campoo se extendió increíblemente. La presencia de nobles como Claudio López Bru, segundo Marqués de Comillas, actuando como mecenas en diversas excavaciones (Monte Bernorio y Monte Cildá por ejemplo) hicieron que el conocimiento de la antigua Cantabria se asentase sobre unas bases firmes, implantadas en la teoría pocos años antes. Centrado os en la ciudad romana de Juliobriga, las primeras actuaciones sobre el terreno las realizó Juan Lantarón entre los años 1839 y 1840. Este médico retirado de Arroyo y aficionado a las antigüedades obtuvo varias monedas y diversos objetos metálicos relacionados con la vida romana. Consta en diversas fuentes bibliográficas que algunas de las piezas numismáticas pasaron a formar parte de la colección del Marques de Remisa por obsequio del propio Juan Lantarón.

Todas estas evidencias apuntaban a que el enclave de Retortillo era pieza fundamental para entender la historia de los antiguos pobladores de Regio Cantabrorum. Pero, aun pareciendo una mala coincidencia, había problemas presupuestarios que impedían poder avanzar en las labores de reconocimiento..¡anda, como ahora!, en otras cosas se avanza tanto y en otras tan poco. De todos modos, en el año 1869, se aprobó un presupuesto específico de 400 escudos para el reconocimiento de despoblados, donde una Comisión estudiaba diferentes casos. En base a estas investigaciones se encargó la elaboración de un catálogo monumental de la provincia para que todo estuviese bien documentado. Colaborando con dicha Comisión se encontraban Manuel de Assas, Fernando de Velasco y Ángel de los Ríos, quienes se encargaban de documentar los temas tratados y estudiados en cada uno de los despoblados. De los tres implicados tenemos que hacer hincapié en el último: Ángel de los Ríos, el "Hidalgo de Proaño". Natural de este mismo pueblo campurriano, estudio humanidades en Reinosa, Briviesca y Burgo de Osma y se licenció en Derecho por la Universidad de Valladolid. Posteriormente ocupo cargos de relativa importancia en Burgos y Salamanca, además de ejercer como redactor del diario La Esperanza de Madrid. Desgraciadamente una sordera progresiva causada por un tifus que padeció con 20 años le inutilizo para el Derecho, lo que único a la temprana muerte de su madre le hicieron refugiarse en 1857 en la medieval Torre de Proaño, de ahí su mote de "Hidalgo de Proaño". Este apasionado erudito por los temas de su comarca, había adquirido incluso una moneda de oro procedente de Retortillo en el año 1858, de ahí que su colaboración fuese mucho más allá que un mero documento. Años más tarde, en 1885, gracias a la correspondencia entre De los Ríos y Demetrio Duque y Merino (1844-1903, director del periódico "El Ebro" de Reinosa), se supo que el primero de ellos participó en la excavación de un pozo o cisterna abierto en la roca, el cual tenía unos 17 metros de profundidad y más de metro y medio de diámetro. Esta "excavación" fue impulsada por los vecinos del mismo Retortillo, ya que pensaron que sería más que probable que allí hubiese enterrado un tesoro o una mina..no obtuvieron el resultado esperado, pero si aparecieron un "Vespasiano" (moneda de cobre romana), fragmentos de cerámica, huesos de animales, huesos humanos y restos de madera. De los restos cerámicos cabe destacar que en uno de ellos estaba la marca de su alfarero: "CACVS".

Duque y Merino quiso darle la importancia que tenía a estos descubrimientos, de modo que publicó esta carta en su periódico. Era tal su afición por el tema que visito personalmente las excavaciones el 9 de Julio de 1885, siendo allí atendidos por el párroco Juan González quien les proporcionó algunos de los objetos recién aparecidos. Totalmente fascinado por la evolución de los acontecimientos, se puso a escribir lo que fue la primera monografía de Juliobriga ese mismo mes, siendo un auténtico éxito en la época. Fue editada en dos ocasiones, una por el Establecimiento tipográfico El Correo de Madrid y otra por la Revista España. Presentaba la peculiaridad de reivindicar un museo de interpretación del yacimiento (..hasta 2003 no habría nada parecido en Retortillo con la Domus romana.), al tiempo que solicitaba el apoyo de la Real Academia de la Historia para continuar las excavaciones: "Apelando al patriotismo de todos los que en el país poseen alguna antigualla de aquellos tiempos, y procurando reunir las piedras esparcidas por una y otra parte" y sin caer en la 'mera manía de cantabrófilo'".

Poco más se supo del yacimiento de Juliobriga antes de terminarse el siglo. Se sabe por ejemplo que Romualdo Moro estuvo en Retortillo en 1891. Este capataz excavo en varios yacimientos de Campoo para entregar los objetos recuperados al segundo Marqués de Comillas, Claudio López Bru, al cual hacíamos mención en el inicio del artículo. De los trabajos llevados a cabo en el yacimiento por Romualdo Moro nada se sabe, aunque si es verdad que varios autores le citan como uno de los últimos que excavaron antes del siglo XX..no sería hasta poco después cuando se realizaron las primeras excavaciones oficiales.

Fuente: Cuadernos de Campoo número 12. Autor: José Luis Peréz Sanchez