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Poblado cántabro de Argüeso

El Poblado Cántabro de Argüeso comenzó su andadura en el año 1990 gracias a la asociación “Cantabria Ancestral”, impulsora inicial de este maravilloso museo al aire libre. Se constituye como parque arqueológico, centro de investigación experimental y un lugar para el desarrollo de múltiples actividades relacionadas con la vida cotidiana de los pueblos de la Edad del Hierro. De hecho, se trata de una recreación de todo un poblado cántabro con un increíble nivel de detalle, basado en diversas excavaciones arqueológicas y en el conocimiento de la vida de los antiguos moradores de Regio Cantabrorvm. Posee diversas cabañas, las cuales pertenecen a un yacimiento y época diferente datadas entre los siglos VII a I a.C. Cabe destacar que cada una de ellas está construida exactamente igual que antaño, utilizando materiales como arcilla, agua, piedra y techos vegetales.

Desde hace más de 7 años, la increíble labor de divulgación, mantenimiento y gestión es realizada por los integrantes de ÁLULAProyectos educativos de libre expresión”. Este grupo ha conseguido que el Poblado Cántabro de Argüeso se convierta en un referente para comprender el estilo de vida y las costumbres de los antiguos cántabros. Es, en definitiva, un lugar de visita obligado para conocer el estilo de vida de Regio Cantabrorum.

 

Interior de una de las cabañas

El castro de Monte Cildá es otro de los castros representativos de la antigua cultura cantabra, siendo habitado desde antes de la conquista romana hasta la invasión árabe. La cabaña que nos ocupa esta datada del siglo I a.C y es una de las más pequeñas que se conocen, ya que consta de 3 m de diámetro únicamente. Esta cabaña es bastante compleja, ya que dista bastante del modelo establecido. En primer lugar tiene el suelo enlosado (normalmente de arcilla) y la base de la pared esta reforzada con un zócalo de piedra. Este valía para evitar el deterioro por la nieve y las lloviznas y para dar mayor estabilidad a la pared de barro. El castro de monte Cildá es muy importante porque en él han aparecido un gran conjunto de inscripciones funerarias y altares cántabro-romanos en los que se hace referencia a multitud de cantabros con nombres indígenas y a sus familias, destacando entre estas la de los Celtigi (céltigos). Gracias a este castro desmitificamos el aislamiento del pueblo cantabro, ya que siempre se había dicho que los cantabros era un pueblo hostil y encerrado en si mismo. Dando fé de todo lo contrario se encontraron en el castro de Monte Cildá monedas acuñadas en la ciudad celtíberica de Turiaso, en la actualidad Tarazona (Zaragoza).

Además existe una tesera (placa de bronce) con una inscripción que simboliza un pacto de de hospitalidad con dicha ciudad. De Monte Cildá proviene un altar dedicado a uno de los pocos dioses cantabros que se conocen hasta el día de hoy: Cabuniaeginus, el encargado de tener en perfecto estado de salud a los miembros del poblado. Del resto de los dioses conocemos a los Lucoves (del galo Lugus), dios supremo de los celtas. Candamos era el dios de la tormenta y el cielo, Erudinus el dios de la guerra y Epana, procedente igualmente del Monte Cildá y diosa de la fertilidad.

Interior de la cabaña de Baraones

La cabaña de los Baraones se encuentra datada en el siglo VII a.C, y se encontró en una cresta rocosa dentro del Castro de los Baraones. Este castro se encuentra en Gama, en la provincia de Palencia, y como apunte debemos de destacar que muchos de los castros cantabros más importantes se encuentran fuera de nuestras fronteras. ¿ Por qué?. Es muy sencillo: los antiguos cantabros no entendían de las fronteras actuales, ya que estas fueron establecidas muchos siglos más adelante. Esta cabaña esta enclavada en el periodo de la primera Edad de Hierro, el cual abarca desde el siglo VIII al V a.C. Es de planta circular de entre 6 y 7 metros y es la construcción típica de esta época.La sociedad cantabra de aquel entonces obtenía su sustento gracias a la ganadería principalmente, ya que se han encontrado huesos de diversos animales (vacas, cerdos, caballos, cabras, ovejas…) en las inmediaciones de los castros. Pero debemos de prestar también atención a las buenas maneras de los cantabros con la agricultura. La presencia de molinos de mano y grandes vasijas de almacenamiento cereal nos da a entender que la agricultura también era importante en su cultura. Con los molinos se obtenía la harina necesaria para hacer el pan. En esta cabañuca podremos ver un gran telar, reproducción fiel y exacta de los que existían en la primera Edad del Hierro.

Interior de la cabaña de Baraones

Se tiene conocimiento de la existencia de telares por los diferentes descubrimientos de las huellas de los postes y las pesas. Gracias a esto se sabe hasta la posición que ocupaba el telar en la cabaña. Con el telar las mujeres se encargaban de tejer las ropas de la gentuca del poblado, principalmente estas de lana y lino. El proceso de consecución de estas piezas es sencillo a la vez que tedioso. En primer lugar se cardaba la fibra de lino, siempre utilizando para esta tarea unos pequeños peines. Tras cardar el lino se realizaba un hilado mediante el uso. Después de obtener el hilo las mujerucas tensaban esos hilos en el telar gracias a las pesas anteriormente nombradas, para concluir realizando esa forma de urdimbre. La indumentaria de los cantabros era simple y muy funcional. Poseían una túnica, unos pantalones llamados bracae y una capa negra llamada sagum, con la cual dormían enrollados. El calzado era de cuero y posiblemente usasen polainas. Las mujeres vestían

Cabañas del Poblado Cántabro de Argüeso

En la segunda cabaña de la visita nos sumergimos de lleno en la segunda Edad del Hierro. Esta construcción se encontró en el castro de Monte Bernorio, localizado junto a Aguilar de Campoo (Palencia). Este yacimiento es muy famoso debido a los descubrimientos que ha dado. De hecho se dio su nombre a un arma característica allí encontrada, además de a toda una cultura arqueológica. Centrándonos en la cabaña fue descubierta debajo de la muralla de la acrópolis. La acrópolis es un reducto amurallado en una parte dominante del castro. Posee un diámetro menor a la de baraones, con 5 m. Monte Bernorio fue un castro de gran auge desde la época del Bronce Final hasta la conquista de los romanos. Esta cabaña esta ubicada dentro de la Segunda Edad del Hierro, en la fase cultural “Miraveche-Monte Bernorio” entre los siglos IV y III a.C. Monte Bernorio tuvo unos 400 metros de largo y dentro de su necrópolis se hallaron una gran variedad de armas, sobre todo puñales de

Interior de la cabaña del monte Bernorio

La cerámica estaba mayoritariamente creada a mano y se cocía en hornos reductores, los cuales se llaman así por su carencia de oxígeno. Se decoraba con las uñas y los dedos de las mujeres del poblado. Esta cerámica era totalmente diferente a la celtibérica, ya que esta se realizaba con el torno y técnicas más refinadas. En las guerras romanas se popularizaron las hachas de combate cantabras, ya que estas sesgaban cualquier tipo de armadura. Poseían doble filo, pero solo se tiene referencia de ellas gracias a monedas cantabras acuñadas por Carisio para conmemorar las guerras cantabras. El misterio de los cantabros se hace realidad con este tipo de armas, ya que hasta el día de hoy todavía no se ha descubierto ningún ejemplar, tan solo hachas de trabajo encontradas en castros y cuevas de la región. Como hemos dicho anteriormente las lanzas, umbos de escudo, puñales y fundas, fibulas, broches y pendientes del Monte Bernorio son característicos de la primera mitad de la 2ª Edad del Hierro y junto con hallazgos del castro turmogo de Miraveche, dan nombre a una fase cultural que se extendió desde las tierras cantabras a las celtíbericas.

Interior del Poblado Cántabro de Argüeso

Llegamos por ultimo a la cabaña más avanzada cronológicamente hablando. Nos encontramos con la única construcción de planta rectangular de todo el museo. Data de la 2ª Edad de Hierro y donde la influencia de los celtiberos alcanza su punto máximo dentro de las tierras cantabras. Nos encontramos también con que esta posee un zocalo de una altura de unos 60 cm. Mide aproximadamente unos 6x3 metros con tejado a dos aguas. Esta reconstrucción pertenece al castro de Ulaña. Este se encuentra cerca de la localidad burgalesa de la Humada y posee el privilegio de ser unos de los castros al aire libre más grande de Europa. A través de una meseta de 5 kilómetros de largo nos encontraremos unas 250 estructuras en superficie, es decir, sin tener que haber excavado en el castro. Este asentamiento por posición geográfica tuvo que verse implicado de manera directa en las Guerras Cantabro-Astures entre los años 29 y 19 a.C. Aquí se pudo ver la bravura de los cantabros, ya que Roma, siendo la máquina de guerra más potente de aquel entonces, no pudo doblegar sin más a los guerreros de la cordillera cantábrica. Al menos 8 legiones más tropas auxiliares tuvieron que emplearse a fondo para poder derrotar a aquellas gentucas. No valió con esto, ya que grandes estrategas romanos tuvieron que tomar parte en esta contienda.

Cambiando de tercio, en esta cabaña podemos apreciar una serie de aperos de labranza y ganadería (hoces, azadas, tijeras de esquilar), así como lanzas, escudos y un ejemplar de hacha de 2 filos. Terminaremos viendo la cerámica, muy influida por los celtiberos. El uso del torno es algo ya muy común entre los diferentes poblados. La expansión de este tipo de vasijas viene dada porque la construcción de las mismas en madera pierde fuerza debido a que la madera se perdía rápidamente por el uso y la humedad.

Info

HORARIO

Temporada alta: Del 1 de Junio al 30 de Septiembre.

ABIERTO TODOS LOS DIAS

  • Junio: 11:00 A 19:00
  • Julio y Agosto: 11:00 A 20:30
  • Septiembre:11:00 A 19:00

Temporada baja: Del 1 de Octubre al 31 de Mayo

ABIERTO FINES DE SEMANA Y FESTIVOS (SALVO DÍAS DE GRANDES NEVADAS)

  • Horario: 11:00 A 17:00

TARIFAS

PARTICULARES

  • Adultos: Visita 5 - Visita y Taller 10€
  • De 6 a 12 años: Visita 3€ - Visita y Taller 10€

ENTRADA REDUCIDA PARA GRUPOS DE MAS DE 20 PERSONAS: 3€

   

Imagenes

DESTACADOS

  • POBLADO DE CABEZON

    Tras atravesar la inmensa muralla que rodea el Poblado cántabro de Cabezón de la Sal nos damos cuenta de que estamos en un enclave especial. En primer lugar porque nos encontramos en lo alto del conocido "Picu de La Torre", pequeña elevación sobre la que existe un buen dominio visual del territorio tal y como hubiesen escogido los antiguos cántabros. De hecho, este punto era la ubicación de una antigua torre medieval de la cual se creé que proviene (entre otras teorías) el nombre del municipio, ya que dichas edificaciones recibían tambien el nombre de "cabezos" y la toponimia nos acercaría a lo que sería el "Cabezo del Valle de la Sal", derivando en el nombre final.

    Hipótesis a parte, el Poblado cántabro de Cabezón de la Sal es junto al de Argüeso, el referente divulgativo de la Edad del Bronce y del Hierro en Cantabria, recreándose elementos típicos de este arco cronológico para el disfrute del visitante. La técnica constructiva de las diferentes cabañas que lo componen es fiel a la utilizada hace más de 2.000 años, obteniéndose esta información gracias a las diversas campañas arqueológicas en nuestro territorio y el Norte de Palencia y Burgos (Regio Cantabrorum). En el poblado encontraremos las típicas cabañas circulares, como las encontradas en el yacimiento de Monte Bernorio o La Ulaña, donde nos sumergiremos en el modo de vida de sus antiguos moradores. Aquí aprenderemos cuál era su distribución interior, observando los diferentes enseres y aperos utilizados en la vida cotidiana: Molinos barquiformes, telares, recipientes cerámicos y un largo etc. Para complementar el arco cronológico a nivel constructivo, también nos encontramos dentro del recinto con la típica cabaña cuadrada, enmarcada en la II Edad del Hierro donde la influencia celtibérica alcanzo el mayor apogeo en territorio de los antiguos cántabros. No podemos pasar por alto la gran muralla construida en torno a las terrazas del interior del poblado. Es la única reproducción de este tipo que podemos encontrar en toda Cantabria a este nivel constructivo, reflejando a la perfección cual era la técnica utilizada en este tipo de estructuras defensivas. Tanto su puerta de acceso como su "corte" longitudinal nos permitirán apreciar la laboriosa tarea de levantar este tipo de asentamientos fortificados.

    Recuerda que el Poblado cántabro de Cabezón de la Sal se encuentra a tan solo unos minutos a pié del centro urbano, eso sin citar la cercanía del mismo con la salida de la autovía A8. Esto nos permite llegar a sus inmediaciones en diversos medios de transporte (coche, tren o autobús), algo vital en nuestros días. Recuerda informarte antes de realizar la visita bien en el teléfono que te adjuntamos, o bien a través del email correspondiente.