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Detalle del derrumbe de la muralla en el castro de Fontibre-Argüeso. Foto: Rafael Bolado del Castillo

El castro de Fontibre-Argüeso (Campoo de Suso, Cantabria) se sitúa en un cerro entre las localidades que le dan nombre. De hecho, por este motivo y por su ubicación entre el Alto de La Campana y el Alto del Hornero, el yacimiento ha recibido y recibe diferentes nombres derivados de todos estos componentes toponímicos: "Castro de Fontibre", "Castro de Argüeso", "Pico de La Hoz", "Pico del Castro", "Pico La Campaña", "Peña Campana" etc. Varios de ellos fueron descartados o reasignados hace años, ya que por ejemplo en las cercanías tanto de Fontibre como de Argüeso fueron encontrados otros poblamientos prerromanos, "adoptando" ambos el nombre de la localidad a la que estaban ligados.

Su posición estratégica, dominando el valle del Hijar y las vías de comunicación, junto con lo abrupto de sus accesos, hicieron de este lugar un paraje de lo más atractivo para sus antiguos pobladores. No olvidemos tampoco la cercanía de amplias extensiones de terrenos llanos y de suave pendiente, aspectos vitales en la vida cotidiana de aquel tiempo ya que eran ideales para la agricultura y pastoreo. El cerro donde se ubica tiene una altitud máxima de 1059 metros, aunque la zona más propensa para un hábitat confortable (es decir, más llano) se encuentra unos 100 metros por debajo de la cumbre. De forma alargada, el recinto posee en su eje mayor una distancia de 350 metros entre "pared y pared", reduciéndose a tan solo 50-75 en su punto más estrecho.

El castro fue descubierto por A. Arredondo en la década delos 70. Los estudios iniciales sobre el mismo fueron realizados por Bohigas y Marcos en el año 1985, pero no sería hasta el año 1990 cuando se comenzase ainvestigar a fondo y citar en diferentes publicaciones. Serían Miguel ÁngelGarcía Guinea y E. Van den Eynde, en colaboración con R.Rincón y dirigiendo lostrabajos desde el Instituto Sautuola, quienes iniciasen las excavacionesarqueológicas. Pero antes de nada, veamos un poquito más de su estructura defensiva.

Bibliografía: Castros y castra en Cantabria.(Edita ACANTO)

 

Plano del castro de Fontibre-Argüeso

En la actualidad, podemos observar en el castro de Fontibre-Argüeso restos de murallas, fosos y terraplenes. De hecho, la mayor concentración de elementos defensivos se condensa en las vertientes más "desprotegidas" desde el punto de vista tipográfico, es decir en los lados sudeste y noroeste. En el resto del castro, gracias a las fuertes pendientes y lo abrupto de los componentes rocosos que lo rodean, fue casi innecesaria construcción alguna de estructuras defensivas. En el primer de los puntos citados (hacia el sudeste) se puede observar un gran derrumbe de muralla de unos 4,30 metros de anchura por unos 45 metros de largo. Esta muralla está compuesta por dos secciones exteriores formadas por grandes bloques de piedra caliza, mientras que en su núcleo (entre estas dos secciones) esta rellena por cascajo y otros cascotes. La superficie externa de la muralla se encuentra prácticamente oculta por la acumulación de sedimentos, mientras que la interna aflora con una altura máxima de metro y medio, pudiéndose ver claramente entre 4 y 5 hileras de piedra. A unos 25 metros de distancia de esta, se puede observar un terraplen que pudo haber servido como refuerzo o primera línea de defensa. Es en este punto, "mirando" hacia la localidad de Fontibre, donde las estructuras defensivas son más evidentes, creyéndose además que muchos de los muros que delimitan prados cercanos han sido construidos con piedras extraídas de estas estructuras.

Por el contrario, en el otro extremo (noroeste), se pueden distinguir otros tres terraplenes defensivos dispuestos de forma concéntrica. El primero de ellos es dudoso, mientras que los otros dos son mucho más evidentes. Ambos se encuentran separados por un posible foso que en la actualidad se encuentra cubierto o colmatado.

Como bien destacamos con anterioridad, las primeras excavaciones arqueológicas en el castro de Fontibre-Argüeso se llevaron a cabo entre los años 1990 y 1991. Fueron dirigidas por Miguel Ángel García Guinea y E. Van den Eynde (Instituto Sautuola) y tenían como objetivo realizar diferentes sondeos para valorar la entidad castreña y el estado de conservación del yacimiento. Los resultados más importantes se produjeron en la ladera del noreste (Argüeso) donde se encontraron gran cantidad de restos arqueológicos, aunque ningún vestigio de estructura habitable. Su trabajo de investigación a nivel global concluyo con el hallazgo de abundantes restos de cerámica y metal (Van den Eynde, 2000: 171-172).

Años después, en 1997, el equipo dirigido por A. Ruiz toma el relevo en la investigación del castro. En las excavaciones también participaría un equipo de la Universidad de Cantabria, llevándose a cabo sondeos durante 3 años. Sería en esta época cuando el afloramiento de materiales cerámicos llegase a su punto más álgido en las investigaciones. Se hizo un sondeo en una superficie resguardada y de suave pendiente cerca de la vertiente sudeste, encontrándose en un área de 8 m2 un total de 514 fragmentos de vasijas de cerámica (a mano), abundantes huesos de fauna y 110 trozos de barro endurecido con huellas de varas. Estos últimos inconfundiblemente asociados a las viviendas del castro. Del mismo, en este sondeo, se encontraron dos pequeñas piezas de bronce. Llegados a este punto, se esperaba poder encontrar restos de estructuras de habitat o cabañas pero no hubo suerte aun siendo un lugar propenso por los materiales hallados. Como último apunte respecto al sondeo nro. 1, destacar que se documentaron ocho unidades estratigráficas, desde la capa superficial hasta el substrato de roca caliza.

Otro de los sondeos realizados en el área central del recinto, cuyo objetivo también era poder encontrar alguna estructura o cabaña, también arrojo materiales cerámicos pero no evidenció ningún tipo de vivienda aun siendo incluso un área más propensa para ello por su ubicación en el castro.

Es una autentica pena que, aun habiendo encontrando gran cantidad de materiales en el castro, no se ha podido identificar ninguna estructura o hábitat de vivienda en el mismo. De todos modos, gracias a los restos cerámicos allí encontrados, se puede encuadrar el castro de Fontibre- Argüeso en la I Edad del Hierro. La presencia unitaria de restos cerámicos realizados a mano hace relativamente fácil esta datación, ya que las vasijas/cerámicas a torno además de ser mucho más resistentes son propias de la II Edad del Hierro. Todos los fragmentos encontrados, 563 concretamente, son vasijas o recipientes hechos a mano y tan solo 3 de ellos tienen pequeños motivos decorativos realizados a espátula o similar.

¿Un castro por descubrir?, podemos decir casi con absoluta certeza que sí. Tanto por su privilegiada ubicación como por los materiales hallados (no solo cerámicos, sino óseos), es tan solo cuestión de tiempo encontrar una estructura o cabaña en su interior. El tiempo nos dará o quitará la razón, esperamos estar ahí para verlo.

VISITAS

Todos podemos disfrutar del castro de Fontibre-Argüeso, ya que aún sin ser un yacimiento visitable (refiriéndonos a un arqueo-sitio como tal) podemos recorrerlo a píe. Desde Regio Cantabrorum te pedimos que respetes el yacimiento, los campamentos romanos y su entorno, ya que es deber de todos mantener viva la historia de Cantabria.

Te recomendamos además que, ya que estas en las inmediaciones, visites el Poblado Cántabro de Argüeso, referente cultural sobre los antiguos cántabros y su modo de vida. Te dejamos a continuación el enlace de su portal, IMPRESCINDIBLE.

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DESTACADOS

  • MONTE ORNEDO

    El yacimiento arqueológico de Monte Ornedo es, sin lugar a duda, una de las grandes incógnitas del pasado de Cantabria y sus pobladores. Muy poco a poco van saliendo interesantísimos vestigios a la luz que hacen tambalearse la actual perspectiva de lo que conocemos hoy como Regio Cantabrorum. No es ni mucho menos una afirmación banal y sin argumento, ya que según parece muchos arqueólogos e historiadores (y yo mismo) creen firmemente que "tal vez" la antigua Iuliobriga citada por Plinio se encontrase a sus pies y no en Retortillo. Argumentos publicados como el edificio de Los Trigales, las termas de La Cueva, el yacimiento de Camesa Rebolledo o la cantidad de terminos Augustales del entorno así lo atestiguan. Y de los no publicados ya ni hablamos. Pero antes de introducirnos plenamente en estas teorías, conozcamos un poco más del yacimiento en sí. Se encuentra en el municipio de Valdeolea, dominando el gran valle de Campoo a unos 1.170 metros sobre el nivel del mar. De hecho, posee dos cimas denominadas "Santa Marina" y "Ornedo II" a una altitud de 1.174 y 1.167 metros sobre el nivel del mar.

    La existencia del yacimiento está sobradamente documentada desde hace años, aunque no ha sido hasta la última década cuando los hallazgos han sido de gran relevancia. En el siglo XIX el historiador montañés A. de los Rios mantenía que en la cima del Monte Ornedo se localizaba el campamento de invierno de la conocidísima Legio IIII Macedonica, la cual tenía su campamento principal en la antigua Pisoraca (Herrera de Pisuerga). Posteriormente, el alemán Adolf Schulten verifico la presencia de estructuras defensivas castreñas, así como los restos de una cabaña circular, restos cerámicos y otros materiales. Por este motivo interpreto el yacimiento como un asentamiento castreño prerromano. A finales del siglo XX se produce una gran actividad arqueológica en la zona. En la década de los 60 los arqueólogos Miguel Ángel García Guinea, A. García y Bellido y Augusto Fernández de Aviles identificaron, al igual que Schulten, estructuras castreñas, además de restos de cerámica lista y pintada. Además, durante esta etapa, apareció un término augustal (concretamente en la localidad de Hormiguera) que marcaba el límite de los prata (prados/praderas) de la Legio III Macedonica y el agger de la ciudad romana de Juliobriga. La gran actividad arqueológica en esta década volvió a llevar en 1964 a Miguel Ángel García Guinea y Joaquín González Echegaray a la cumbre de “Santa Marina”. En este sector del yacimiento se encontraron gran parte de materiales arqueológicos de cronología medieval (siglos VII-XIII d.C), pero aun así siguieron apareciendo piezas de época romana. Concretamente un denario anónimo cuya acuñación data de los años 209-208 a.C y un fragmento de terra sigillata hispánica.

    Debido al amplio abanico cronológico del Monte Ornedo, abarcando época prerromana, romana, medieval e incluso moderna (en la guerra civil fue reutilizado como punto estratégico de vital importancia), es complicada la interpretación de todos los materiales hallados desde un punto de vista arqueológico. De todos modos, las últimas campañas (que veremos a continuación) han vuelto a recuperar la importancia del yacimiento de un modo exponencial, aclarando muchos de los aspectos hasta ahora conocidos…y abriendo nuevas teorías que por mucho que parezcan descabelladas..a lo mejor son acertadas.