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Identificando Juliobriga - Parte I

Aunque parezca mentira, el origen del pueblo cántabro ha despertado un gran interés durante cientos de años. Cierto es que durante la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI, gracias sobre manera al desarrollo tecnológico y científico de la arqueología, se han ido despejando un serie de incógnitas vitales para comprender la vida de los antiguos moradores de regio Cantabrorum. Podría escribir un artículo interminable con los investigadores y arqueólogos contemporáneos que han trabajado y trabajan en los orígenes de Cantabria, formulando nuevas teorías, hallando piezas arqueológicas de incalculable valor, escribiendo publicaciones a nivel nacional sobre sus descubrimientos..incluso algunos tienen un rato para leer los artículos que este patán escribe sentado frente al ordenador.

Pero como todo, incluso la arqueología e investigación de los orígenes del pueblo cántabro, tuvo su origen hace siglos. Cierto es que de un modo totalmente diferente al que conocemos, pero con las herramientas que existían en su tiempo. Nos remontamos hasta el Renacimiento (siglos XV y XVI), donde no solo se produjo un cambio cultural basado en el campo de las artes, sino también en el campo de la interpretación de las fuentes clásicas. Como no, estas inquietudes nacían casi siempre en aquellas personas que tenían acceso a esas fuentes, como por ejemplo nobles o miembros de las principales órdenes religiosas.

A finales del siglo XVI y principios del XVII se elaboraron diferentes teorías que comenzaron a desatar ya agrias polémicas respecto al origen de los cántabros. Por un lado los jesuitas defendían las teorías "vasco-cantabristas", intentando demostrar que el territorio cántabro en época romana no estaba constituido exclusivamente por el País Vasco, sino que está conformado además por tierras de Navarra, norte de Castilla y parte de León. Totalmente en desacuerdo con esta teoría se colocaron los benedictinos (siglo XVII) y los agustinos (siglo XVIII), defensores de una teoría unitaria ("cantabrista"). Ambos localizaban las Guerras Cántabras y la territorialidad de Cantabria en la zona comprendida por el norte de Burgos y las Asturias de Santillana. Es curioso pensar que ya hace siglos había este tipo de "confrontaciones" culturales respecto a la ubicación de regio Cantabrorum..es como el "Salvame Deluxe" de la antigüedad..

Es en este punto cuando surgen los primeros intereses por ubicar la ciudad romana de Iuliobriga citada en las fuentes clásicas. En 1587 Andres de Poza, uno de los precursores de la teoría "vasco-cantabrista" junto con Florian de Ocampo, indicaba que la cuidad de Juliobriga se encontraba en la contemporánea Santander. En esa misma línea se pronunció Ambrosio de Morales unos años antes (año 1574), localizando Juliobriga en las Marismas de Vizcaya, aunque posteriormente rectifico y ubicó la ciudad romana en la cabecera del Ebro. Este planteamiento fue refrendando por Esteban de Garibay en 1628, ubicándola en la misma zona.

Del lado de los planteamientos "cantabristas" también hubo teorías de todo tipo. El benedictino Gregio de Argayz argumento que la cuidad se encontraban en las proximidades de Obregón de Villaescusa (año 1668), llegando incluso a afirmar que la destrucción de la ciudad se produjo en el año 244 d.C. a causa de un saqueo..una teoría sin base sólida verdaderamente. Poco después (año 1681), otro religioso llamando Francisco de Sota, argumento de un modo más riguroso (aunque no acertado) que la cuidad romana se encontraba en Igollo de Camargo. Siete años después, en el 1688, Pedro de Cossío y Celis situó Juliobriga cerca de Aguilar de Campoo, posiblemente equivocando el Monte Cildá con la urbe romana. De todos modos, el circulo se iba cerrando en torno a Campoo..incluso fieles defensores del “vasco-cantabrismo” como el jesuita Gabriel de Henao retrocedió en sus teorías y se sumó a los planteamientos de que la ciudad se encontraba en las proximidades de Fontibre, cerca de Reinosa.

Fue en esta época, con la publicación de la obra del agustino Enrique Flórez, cuando se identificaron las ruinas de Retortillo con la antigua Juliobriga. Su teoría fue la conjunción perfecta entre la interpretación de las fuentes clásicas y el apoyo a la hora de estudiar los restos arqueológicos de la zona. Su planteamiento marco un antes y un después en este sentido, aunque resuelta ya la duda casi por completo de su ubicación, la antigua ciudad romana cayó en el olvido hasta finales del siglo XIX...

Fuente: Cuadernos de Campoo número 12. Autor: José Luis Peréz Sanchez