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Cueto del Ruso, con la boca de la cavidad en la esquina inferior izquierda. Fotogragía: GAEM Arqueólogos

Durante un instante he cerrado los ojos y he viajado en silencio miles de años en el tiempo. Mientras retrocedía siglos y siglos me he dado cuenta de que hoy en día, para desgracia de nuestra especie, la caza está infravalorada. Y no por el mero hecho de cuestionar a quien le guste, todo lo contrario. Si realizo esta reflexión es porque en cuanto he abierto los ojos tras mi viaje imaginario hacia el Paleolítico Superior, he sido consciente del salto evolutivo realizado por el Homo Sapiens en cuanto a tácticas de caza. Una auténtica revolución que hoy en día la gente de a pie no tenemos en cuenta. La definición inicial de "cazadores-recolectores" de los albores del Paleolítico dista mucho de lo que nos encontramos a finales de este periodo. En las primeras etapas, la recogida de vegetales y frutos, el "carroñeo" de animales muertos de forma natural o la captura de animales pequeños (roedores, reptiles, etc) era la tónica predominante. Por el contrario, el desarrollo de nuevas formas de enmangue y la novedosa utilización de diferentes útiles y armas en el Solutrense, permitieron a sus pobladores la utilización de las tácticas de caza y así revolucionar su mundo. Los abrigos rocosos situados en pasos estratégicos con amplia visibilidad fueron ocupados como apostaderos de caza, convirtiéndose así en lugares frecuentados por nuestros antepasados.

Y al levantarme de mi rocosa atalaya me doy cuenta de que la cantera que tengo a mis pies pudo acabar con uno de estos "puestos" de caza en Cantabria, uno de los más importantes y a la vez más desconocidos de nuestra región: La Cueva del Ruso. Descubierta a mediados del siglo pasado, ha sido objeto de diferentes actuaciones arqueológicas de las que destaca la intervención de urgencia (provocada por la actividad de la cantera) dirigida por Emilio Muñoz Fernandez en el año 1984. El riesgo de pérdida en el registro arqueológico del entorno de su boca, borrado por la cantera, más los desprendimientos y daños internos a consecuencia de la citada explotación, produjo la paralización de la actividad minera. Durante las excavaciones de finales de siglo XX, fue posible documentar las diferentes fases de ocupación de la pequeña sala central de la cueva, encontrándose 5 grandes estratos paleolíticos que aportaron una valiosísima información. El Nivel I proporcionó un depósito sepulcral de la Edad del Bronce Antiguo. El segundo de ellos era una gruesa costra calcítica donde aparecieron restos de un hogar y escasa industria lítica, atribuibles más posiblemente a la época Mesolítica. Uno de los niveles más interesantes es el III (y el IV que veremos a continuación), donde se extrajo una muestra de Carbono 14 que proporcionó una fecha de 16.120 ( 210) años antes del presente. El IV proporcionó igualmente industria lítica del Solutrense Superior, ofreciendo además restos del Auriñaciense evolucionado. Destacar que en este nivel también se realizó una datación por C14 que nos llevó a unos 27.620 ( 180) años antes del presente. El último nivel fértil, el quinto, contiene industria Musteriense. Cabe destacar que en el vestíbulo se hallaron además algunas cerámicas medievales.

Muchos de los materiales hallados entre los niveles III y IV nos dan a entender la importancia de la Cueva de El Ruso en las labores de caza. Por los restos encontrados, se sabe que en este lugar se realizaron además trabajos de fabricación de puntas de sílex con un sistema avanzado de enmangue, muy propio del Solutrense. Destacan dos puntas de tamaño medio que presentan rotura en su parte mesial, probablemente debido a que se fragmentaron al penetrar en el cuerpo de la presa e impactar con el hueso de la misma. Una de ellas tiene la particularidad de tener la base en forma cóncava, algo exclusivo en la región cantábrica.

No podemos olvidar el pequeño abrigo cercano denominado "Cueva del Ruso III" ni la surgencia fosil de la "Cueva del Ruso III" (ubicada junto a la cueva principal). En la primera de ellas se realizó un sondeo en el año 1984 que proporciono algunas conchas asociadas a restos de una pequeña ocupación del Mesolítico. De lo que no cabe duda respecto a todo el conjunto es que estamos ante otro gran desconocido de la arqueología regional. Un "cueto" que a finales del siglo pasado tuvo la inmensa suerte de no perecer ante la emergente actividad minera de la zona. Una puesto de caza donde, en los albores de la humanidad, se escribió otro capítulo más que engrandece la prehistoria de Cantabria..esperemos no volver a acordarnos de él cuando sea tarde.

Agradecimientos: GAEM Arqueólogos

 

VISITAS

La cueva del Ruso no es un yacimiento visitable. Desde Regio Cantabrorum te pedimos que respetes el yacimiento y su entorno, ya que es deber de todos mantener viva la prehistoria de Cantabria.

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DESTACADOS

  • CUEVA DE COFRESNEDO

    La cueva de Cofresnedo (Matienzo, Ruesga) es uno de los yacimientos más impresionantes de nuestra región, ya que la variedad tanto material como cronológica que abarca es prácticamente inigualable. Si a eso le sumamos sus increíbles formaciones de estalagmitas, estalactitas, concreciones pavimentarías y un gran número de elementos morfológicos de gran belleza, nos encontramos ante una cavidad difícil de igualar. Su ubicación, a unos 235 metros sobre el nivel del mar y con unas excelentes vistas sobre el valle de Matienzo, hicieron de Cofresnedo un hábitat idóneo para sus antiguos pobladores, quienes enseguida se dieron cuenta de los recursos de los que disponían.

    La primera cita sobre cavidades en su entorno inmediato se produjo en el siglo XIX, concretamente en el diccionario de Madoz (1848). No obstante, tendría que pasar cerca de un siglo hasta que se realizasen las primeras prospecciones en la zona. A principios de los años 60, el equipo de camineros de la Diputación Provincial dirigidos por García Lorenzo realizaría esta labor, de la cual desgraciadamente no tenemos hoy en día ningún tipo de documentación. Seria a partir de entonces cuando la actividad arqueológica en la zona se disparase gracias a las diferentes expediciones espeleológicas en esta cueva y otras del entorno, llegando incluso hasta nuestros días. A modo de curiosidad, fue tal la relevancia de estas tareas que en incluso aparecieron en el noticiario NO-DO, concretamente en Septiembre de 1965. En ese mismo año la conocida S.E.S.S. (Sección de Espeleología del Seminario de Sautuola), grupo creado por el antiguo director del Museo Provincial de Prehistoria Miguel Ángel Guinea, recogió gran cantidad de fragmentos de cerámica prehistórica y algunos restos humanos. Del mismo modo, se sondeó el vestíbulo de la cueva (que veremos más adelante), pudiéndose apreciar incluso hoy en día parte de la cata realizada por aquel entonces. Ya en los años 70, las expediciones espeleológicas británicas (E.E.B.) comenzaron su labor en el entorno de Matienzo, produciéndose casi de inmediato hallazgos relevantes ya no solo en Cofresnedo sino en cuevas como Ruchano (espada de bronce), Los Emboscados (arte rupestre), la torca de Seldesuto (punta de lanza) y un larguísimo etc. Serian ellos, en colaboración con el Grupo de Espeleología e Investigaciones Subterráneas “Carballo/Raba” quienes en el año 1981 descubriesen el arte esquemático-abstracto de la cueva, siendo este el punto de partida de una serie de hallazgos conjuntos que nos trasladan hasta principios del siglo XXI.

    Estamos, en definitiva, ante una cavidad única en Cantabria. Sus diferentes niveles de habitación, de momentos antiguos del Paleolítico, del musteriense y del auriñaciense, paneles con pinturas paleolíticas, restos de un yacimiento mesolítico en su boca, enterramientos de la Edad del Bronce, restos de urnas de la Edad del Hierro e incluso su utilización ritual en la tardoantigüedad y en la Edad Media, convierten a Cofresnedo en un elemento icónico de nuestra región. Desde hace años tenemos la gran suerte de que su cierre/vallado preservan parte de su milenario pasado, aunque desgraciadamente ha sufrido algún acto de vandalismo posteriormente (ver imagen adjunta). Esperemos que estos incidentes en el futuro sean aislados y permitan a generaciones futuras seguir estudiándola.

    Bibliografía: La cueva de Cofresnedo en el Valle de Matienzo - Jesús Ruiz Cobo / Peter Smith (Edita: Gobierno de Cantabria)

    Documentación gráfica y agradecimientos: The Matienzo Caves Project