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Panorámica de Castro Negro, donde se ubica uno de los nuevos campamentos. Fotografía: Eduardo Peralta Labrador

Menudo titular, empezamos bien. Puede que parezca una afirmación superlativa, fruto de alguien con algún rencor oculto, incluso alguna frustación que se pretende resolver a golpe de tecla y exabrupto. Nada que ver con la realidad..con mi realidad. Tengo la suerte de escribir sobre arqueología e historia por devoción y sin limitación alguna, otro gallo cantaría si tuviese que hacerlo a nivel profesional en esta región. Es por esto último por lo que de vez en cuando, a modo de ridículo superhéroe cultureta, me gusta ponerme en la piel de aquellos que investigan y a los que por unos motivos u otros no se les da la importancia que merecen a nivel social (en lo económico ya ni entro). Imaginemos por un momento que un grupo de arqueólogos de renombre realizan un hallazgo que puede escribir una nueva página (o reescribir más de una) en el conflicto por antonomasia en Cantabria: El Bellum Cantábricum et Asturicum..o las Guerras Astur-Cántabras (que tenemos mucha manía de quitarnos de en medio al vecino, yo el primero). En un mundo cultu-ideal, como en Disney, sería una noticia fantástica, digna de admirar no solamente por los profesionales del sector sino por toda una sociedad tanto civil como política que ensalza su milenario pasado. Pero en Cantabria, donde la Dirección de Cultura no ha arrancado aún (le pese a quien le pese) tras las últimas elecciones hace ya más de 4 meses, es y será por lo que parece..un folio de entrada más en la Consejería. Y esta "importancia" administrativa es la que finalmente se extrapola a los medios de comunicación con El Diario Montañés como mayor exponente. Y lo digo para bien, ¡ehhhhh! que soy el primero que desayuna un buen café leyéndolo, al igual que miles y miles de cántabros. Lo que pasa es que, al igual que a nivel "administrativo" hay folios (que no pasarán del spam del correo electrónico) y "FOLIOS" con mayúsculas, donde ya entra en juego tu nivel de afinidad (que bien queda no poner enchufe…uy..mierda). Es aquí donde entra en juego el color político reinante, o si tu sobrino es editor, o si enviaste algún artículo que pudiese ofender al excelentísimo alcalde de Santander y a su Anillo de Los Nibelungos. En definitiva, una realidad moldeada a medida de quien lo necesita y que en muchas ocasiones deja de lado o maquilla la historia en beneficio de quien se quiera, como el "Hallazgo en diferido de Camesa"

¿Y todo esto por qué?. Porque creo que uno de los nuevos hallazgos que cambiará a buen seguro parte de la historia de las Guerras Cántabras (sumergiéndola de lleno en Liébana), no pasará de un copia/pega en la sección de "Agencias" del prestigioso periódico. Si hombre si, esta sección donde no sabes cómo se entra y que parafrasea lo que diga la agencia EFE. Una pena viendo la difusión de la cueva de Aurea o de la "Ruta de Los Foramontanos", que a buen seguro nacieron socialmente bajo el halo protector de alguien con más suerte y afinidad. Yo, más raro que un perro verde, me quedo con este increíble hallazgo que también "parafraseo" de la nota de prensa (¡si es que voy a peor!). Os dejo con el texto completo :)

 

Imagen LIDAR del campamento romano de Monte Vistrió

Un equipo de arqueólogos identifica un posible escenario de las Guerras Cántabras en los montes del sur de Liébana que podría estar relacionado con el episodio del Monte Vindio, uno de los hitos de la conquista romana de Cantabria.

Los arqueólogos cántabros José Ángel Hierro, Eduardo Peralta, Enrique Gutiérrez y Rafael Bolado han localizado los restos de dos campamentos romanos de campaña en la línea de cumbres que separa Liébana de la comarca palentina de Pernía, concretamente en los altos de Castro Negro y de Vistrió. El primero de ellos está en Cantabria, mientras que el otro, situado en la misma divisoria autonómica, se reparte entre ésta y la provincia de Palencia.

La revisión de las colecciones de ortofotografías aéreas disponibles en Internet permitió una primera identificación de los recintos que ha sido ratificada en fechas recientes mediante el procesamiento de las imágenes LIDAR disponibles en el portal del Gobierno de Cantabria www.territoriodecantabria.es. Gracias a esta nueva técnica de teledetección, basada en el uso del láser para la obtención de una muestra densa de la superficie de la tierra, pueden ser identificadas estructuras que, hasta ahora, pasaban desapercibidas a los ojos de los investigadores.

Se trata de dos grandes recintos campamentales, de entre 9 y 11 hectáreas de extensión, por lo que, de haber estado ocupados al mismo tiempo, podrían haber albergado una legión cada uno. Están situados a 1.900 y 1.500 m de altitud, respectivamente, controlando los importantes pasos naturales de los Puertos de Riofrío y de Sierras Albas, a una distancia de unos 13 km en línea recta el uno del otro. Ambos cuentan con plantas más o menos rectangulares con esquinas redondeadas y presentan defensas en forma de terraplén (agger), combinado al menos en uno de ellos con un foso al exterior. Es muy significativa la presencia en ambos de “puertas en clavícula”, un tipo de estructuras presentes en otros enclaves de las Guerras Cántabras, como Cildá o Campo de las Cercas, y que ha permitido catalogarlos, sin lugar a dudas, como campamentos romanos de campaña.

La presencia de estos dos campamentos en un entorno de alta montaña y la existencia, no lejos de ellos, del topónimo “Binduey” -“Vindoey” en la Edad Media- han permitido a los investigadores plantear la posibilidad de que nos encontremos ante una parte del escenario del episodio del Monte Vindio mencionado por los historiadores romanos.