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Sección del terraplén y foso en el campamento romano de La Cabaña. Fotografía: Miguel López Cadavieco

Una auténtica maravilla sale hoy a la luz Cantabria. Más concretamente en el denominado alto de La Cabaña, límite natural entre mi municipio (Castañeda) y Puente Viesgo. Punto estratégico en lo militar, ya no solo en la Guerra Civil sino en época romana. El titular de Europa Press (y de otros tantos medios a buen seguro) reza lo siguiente: Un nuevo campamento de las Guerras Cántabras reafirma que el Portus Victoriae estaba en la bahía de Santander. Lo primero que me sale al releerlo una y otra vez es lo siguiente: Enhorabuena a todos los componentes del equipo que ha hecho posible que el milenario pasado de este yacimiento salga a la luz. Rafael Bolado del Castillo, Jose Angél Hierro Garate, Enrique Gutiérrez Cuenca, Eduardo Peralta y de todo el equipo anónimo que ha colaborado. Ejemplo de constancia, tesón, horas y horas de prospección (tanto de campo como satelital), investigación de vías de comunicación con la bahía, búsqueda de materiales y un largo etc que solo me permiten tener palabras de admiración hacia ell@s y su trabajo.

La prospección que realizaron en el año 2016 y los materiales allí encontrados confirman la existencia de un campamento romano utilizado durante la campaña del año 25 a.C. El recinto poseía (en pasado) alrededor de 2 hectáreas de superficie, espacio suficiente para albergar a unos 1.500 legionarios. Tres líneas defensivas con fosos y terraplenes que fueron detectadas increíblemente a través de imagen satélite y que permitieron al equipo comenzar la citada investigación. Los materiales no dejan lugar a duda: Una moneda de bronce acuñada en la colonia Lépida Celsa (Velilla de Ebro, Zaragoza) entre los años 44-36 a.C, un fragmento de vaina de puñal finamente decorada, una fíbula en omega, una dolabra (herramienta para cavar los fosos) o parte de un molino de mano portátil para moler cereal.

Y aun así, contento porque su trabajo salga a la luz, estoy inmensamente triste. Apenado por saber que no queda nada de las citadas estructuras. Y en este caso entendamos que no hablamos de plantaciones forestales de hace 50 años, donde el seguimiento arqueológico no existía. Hablamos de 2016, cuando el citado campamento fue arrasado por maquinaria pesada por que la Consejería de Cultura presuntamente no debió informar a Montes para que no ejecutase tal acción. No olvidemos que ya en la obra "Las Guerras Astur Cántabras" de 2015 el enclave fue citado, con lo que esto supone: Estaba notificado y registrado a todos los efectos en Cultura. Curiosamente, en las notas de prensa donde veremos la noticia a tutiplén (Mañana seguro que en El Diario Montañes)..esto no se dirá. Será un "uy, se nos fue la mano, no pasa nada". ¿Crítico?, pues si. Es curioso que en Cantabria sea más culpable (y tenga delito penado) aquel que quiere aportar a la investigación sacando las fotos que ahora veis en este artículo (el que escribe) que aquel que destruye el yacimiento. Si, la prospección visual (que no metálica) está prohibida por la legislación autonómica. Y yo, sin saberlo y con ganas de aportar (por ser mi municipio) a la investigación tras su primera publicación en la citada obra, quise obtener las que fueron últimas imágenes de los fosos..triste pero cierto. Incluso capté el incendio de 2015 que, de haberse hecho las cosas bien, hubiese permitido al equipo poder investigar sobre las estructuras defensivas..no pudo ser.

No voy a entrar (que luego me zumban) en más detalle, sinceramente tengo sentimientos enfrentados. La noticia como tal es increíble, abre un nuevo horizonte en la investigación de la ruta militar romana desde el interior hacia la bahía. Triste por ver que las cosas se siguen haciendo igual de mal que siempre, que Directores y Consejeros se querrán sacar la foto ( y apropiarse del hallazgo) tras el presunto "despiste" en la comunicación entre la Consejería de Cultura y Montes. El resto, los que tenemos la capacidad de hablar sin tapujos de lo que ocurre en Cantabria y la arqueología, seguiremos siendo unos llaneros solitarios que viven una realidad paralela en la región del caramelo y la comarca de la piruleta. No quiero cerrar el artículo con este aire de pesimismo. Enhorabuena al equipo, de corazón. Espero que en el futuro contéis con el apoyo financiero e institucional que a día de hoy no tenéis, a buen seguro entráis en la historia de nuestra región por méritos propios.Os dejo con las últimas imágenes de lo que fue el campamento romano de La Cabaña (un poco maltratado ya por aquel entonces)