Entre la localidad de Camesa y Rebolledo los niños jugaban por los prados de Campoo. Siempre habían oído que El Conventón era una zona que desde cientos de años atrás despertaba desconfianza y tenia cierto misterio. En el año 1976 un lugareño llamado Don Abel Gómez paseaba por dicha loma, cuando por sorpresa se encontró un pequeño fragmento de ladrillo con la inscripción LEG (que resultó ser CAEC finalmente). Este pequeño ladrillo llego a manos de su sobrino (Don José María Robles), el cual tenia sus sospechas de que por la zona podía haber restos de la Legión IV Macedonica. Esta legión romana era temida por su fiereza y por ser la encargada de tener el control sobre el territorio después de las Guerras Cántabras allá por los años 26-19 a.C. Durante cuatro años el secretismo sobre el lugar aumento sobre manera, para ser sacado a la luz coincidiendo con la celebración de los 2000 años de las Guerras Cántabras. A partir de ahí las excavaciones del yacimiento se prolongaron hasta el año 1986, y estaban dirigidas por nada más y nada menos que el antiguo director del Museo de Prehistoria y Arqueología de Santander, el señor Don Miguel Ángel García Guinea. Los resultados de esas excavaciones (y de las posteriores) fueron aplastantes. Los restos analizados y los diferentes hallazgos nos descubrieron que este lugar fue poblado desde el siglo I hasta el siglo XII, lo que da lugar a más de 1000 años de ocupación. El ladrillo mencionado con anterioridad data de un edificio de la época romana, el cual, fue construido en El Conventón hacia el año 50 del siglo I d.C. Se saco esta conclusión analizando y contrastando información de cerámicas de la misma época. Si motivo aparente el lugar se abandona cerca de dos siglos, comenzando más adelante a usarse como necrópolis o cementerio. Debemos de saber que las tumbas más antiguas encontradas en el yacimiento datan del siglo VI y se encuentran en sobre los suelos del edificio romano. Estos enterramientos se siguen llevando a cabo en el lugar hasta el siglo XII, con la diferencia que a partir del siglo VIII las tumbas se comienzan a fabricar con lajas. En su última época de ocupación se construyo una ermita en lo alto de la loma, certificándose de nuevo el afán que poseía la iglesia por cristianizar cualquier tipo de vestigio romano. Pero el misterio vuelve a rondar por El Conventon, ya que desde el siglo XII hasta nuestros días el lugar fue abandonado de nuevo, quedando enterrada gran parte de la historia de Roma en Cantabria.
Centrándonos de nuevo en la planta perteneciente al asentamiento romano, debemos de saber que este edificio perteneció a alguna persona con mucha influencia, ya que es una villa residencial única en nuestra región, albergando en su interior una gran vivienda e incluso termas. La villa además se extendía por lo que a posteriori se convertiría en una necrópolis y una ermita, posiblemente en torno a un patio trasero. Hasta el día de hoy se conocen varios elementos de la villa, todos estos siempre rodeando a un patio central (como casi todas las casas romanas). La zona de termas quedaba orientada al oeste, la zona residencial al este y los corredores al norte, siendo estos últimos una posible zona de nexo con el segundo patio. La fachada era una de las partes más importantes de la villa, ya que, además de ser esplendorosa de frente, poseía una torre lateral. Quedaba orientada al sur para recibir el sol del día, y las balconadas de la zona residencial poseían una orientación similar. Las termas miraban al oeste, para así aprovechar las esplendidas puestas de sol de Campoo, las cuales han sido espectadoras de lujo de baños entre importantes mandatarios romanos. De esta manera vivían las gentes de esta villa, regida por el lujo y los mas suculentos manjares, dignos de un gran personaje de alto estatus en Roma.
Se sabe que hacia el siglo VI se comenzaron a realizar enterramientos en la loma. Para aquel entonces toda la belleza de la villa había sido reducida a escombros. Las primeras tumbas datan en torno al año 585 d.C., además debemos de saber que 11 años antes (574 d.C.) la invasión visigoda había posado su martillo destructor sobre esta zona.. Se puede estimar que el reino visigodo de Toledo controló parte de esta zona. En ese mismo año se produjo la última misión evangelizadora de San Millan de la Cogolla, lo cual nos da a entender que en ese año también se emprendió la cristianización de todo el area cantábrica. Desde el punto de vista histórico las primeras tumbas de el Conventón son muy importantes, ya que son hito entre la Cantabria libre y la conquista visigoda. Pero algo ocurre, ya que desde el siglo VIII la estructura y forma de enterrar a la gente cambia por completo. De forma radical se comienzan a orientar las tumbas todas hacia el este, con la cabeza del difunto apuntando hacia el oeste. Antes los enterramientos se hacían directamente en el suelo arcilloso de la zona, mientras que ahora se les introduce en una fosa con forma de trapecio y cubiertas (las fosas) con lajas de piedra. Los nobles de la zona incluso poseían el privilegio de ser enterrados en increíbles sarcófagos de piedra y con una gran losa a modo de tapa. Este lugar era un gran icono religioso, de manera que hacia el siglo VIII se construyo una pequeña ermita para poder rezar a los muertos. Era una iglesia muy pequeña, y hacia el siglo XII cayó en desuso, al mismo tiempo que cesaron los enterramientos en esta zona sin saberse muy bien el porqué. De todo esto tenemos constancia hoy gracias a las grandes labores arqueológicas realizadas en la zona, que nos han destapado este legado histórico tan fascinante y que merece la pena visitar. El yacimiento tiene dos accesos: uno a través de la carretera comarcal que atraviesa todo el valle de Valdeolea, y otro a través de la Autovía que nos lleva hacía Aguilar de Campoo. Recomendamos este último, ya que tomando la salida hacia Mataporquera estaremos a 5 minutos del mismo.
La villa romana de Santa María de Hito (Valderredible) es uno de los pocos vestigios romanos encontrados en Cantabria hasta el momento en cuanto a villas/recintos termales de época bajo imperial se refiere. Guardar diversas similitudes, que explicaremos a continuación, con el resto de villas romanas encontradas en nuestra región: Camesa Rebolledo (Valdeolea) y San Juan de Maliaño (Camargo). La más llamativa es que sobre las ruinas de todas ellas se crearon necrópolis visigodas o medievales, las cuales estuvieron ligadas a un iglesia o ermita cercana, en el caso de estas últimas ubicadas justo encima. La villa romana de Santa María se encuentra en las inmediaciones de la iglesia del mismo nombre, circunstancia que la diferencia del resto por no estar en las entrañas de este templo románico.
Cronológicamente podemos situar su ocupación entre finales del siglo III d.C. y finales del IV d.C., siendo esta otra similitud con el resto de villas encontradas hasta el momento. Es destacable su estilo, ya aun siendo el modelo arquitectónico de tipo "mediterráneo" el más extendido, fue edificada al estilo "nórdico". La diferencia principal a este respecto estriba en la orientación de las estancias por diversos motivos, bien climatológicos o bien estructurales. Desde entrada de la villa se accedía a un amplio pasillo por el cual se llegaba a las salas de recepción y las estancias señoriales. Este sector tenía 3 habitaciones, todas con "hypocaustum" (sistema subterráneo de calefacción). En la parte norte se encontraban además las dependencias de uso común, las cuales se encontraban comunicadas entre sí mediante escaleras por encontrarse a diferentes alturas.
Tanto la necrópolis, que veremos un poco más adelante, como la villa romana se sitúan a un lado de la carretera entre San Martín de Elines y Santa María de Hito. Es más, se cree que dicha carretera divide u oculta parte del yacimiento que al día de no hoy no es visible. Se excavó entre los años 1979 y 1986 y la área sondeada ocupaba un total de 56 por 24 metros. No olvidemos por último que la dicha necrópolis, con más de 400 sepulturas, es la más amplia de las excavadas en Cantabria hasta la actualidad. En este sentido, nos vemos obligados a mencionar a la arqueóloga responsable de todas las campañas aquí realizadas a finales del siglo XX: Rosa Gimeno García-Lomas.
No debemos olvidar que los hallazgos e interpretaciones arqueológicas más relevantes de Santa Maria de Hito se realizaron hace más 25-30 años..con todo lo el valor que esto conlleva por ser otra época y disponer de muchos menos medios y avances que en la actualidad.
Todos recordamos la vergüenza del hallazgo en diferido del edificio termal del conocido sector de La Cueva en el yacimiento de Camesa Rebolledo y que hoy nos ocupa. Fue una cacicada, otra más, de la arqueología de Cantabria. Y según parece, lejos de rectificar, existen documentos como el anexo que citaremos dentro de la bibliografía (no perdamos la elegancia, la info de las pinturas murales viene de ahí) que siguen diciendo que el edificio fue identificado por el equipo de catedrático José Manuel Iglesias (Universidad de Cantabria) entre el año 2015/2016, quien dirige el proyecto "Paisaje Arqueológico Campoo Los Valles" y que sin tardar dará (también en diferido) con otros mosaicos en las inmediaciones, acercando así Juliobriga a estos hermosos y milenarios parajes. Fue tal la vergüenza por aquel entonces (2015) que el Diario Montañes abría portada un Domingo con dicha noticia (sin rectificación alguna) y tras la publicación en Regio Cantabrorum no editó la noticia en su versión web.
Pero volviendo al enclave, estamos ante un edificio cuya importancia no solo estriba en lo que significa como entidad única y los materiales que contenía y contiene. Su descubrimiento cambió por completo la percepción de otro sector ubicado a escasos metros que hace décadas fue interpretado como un barracón romano (entre otras cosas) y que por su tipología podría llegar a ser el "lateral" de una gran plaza o incluso, porque no, un foro. Si si, un foro normal, no como el que se ha "querido" crear en Retortillo (totalmente atípico). Claro, porque antes del descubrimiento de este edificio termal, no había ninguna edificación pública cerca de dicho "foro", con lo que no tendría sentido…¿y ahora?. Sería bastante extraño encontrar un edificio con pinturas murales y mosaicos a escasos 20 metros de una gran estructura militar (por ejemplo) y no seguir excavando y estudiando toda la zona. Cosas más raras se han visto/inventado en Cantabria. Solo el tiempo y alguno de los hallazgos ya realizados y que parece se guardan con celo, nos dirán que se esconde realmente entre El Coventón (otra gran villa termal) y el sector de La Cueva.
Nos queda, antes de entrar en materia, agradecer públicamente el trabajo previo del equipo dirigido por Pedro Ángel Fernández Vega (antiguo director del MUPAC y director del proyecto por aquel entonces), y de arqueólogos de renombre como Lino Mantecón Callejo, Rafael Bolado del Castillo o Joaquín Callejo Gómez, quienes participaron en la excavación de 2013 que realmente identificó el edificio termal y que parece que a veces son una realidad incómoda de cara a vender los éxitos pasados y futuros. Vuestro ímpetu y buen hacer abrió la posibilidad de seguir descubriendo un yacimiento que dará pié al equipo actual (y a otros que vendrán) para cambiar parte de la historia de Cantabria.
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