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  • ESTELA A CALPURNIA Y EPANNA

    Como bien sabemos, los hallazgos romanos que han ido apareciendo en la actual Cantabria Oriental denotan que la presencia del imperio en esta zona fue más que relevante. Y no solo porque la colonia de Flaviobriga fuese un punto estratégico tanto en el tráfico marítimo como en el control del territorio (fue colonia y convento jurídico con jurisdicción sobre 9 ciudades), sino porque las localidades colindantes hayan proporcionado materiales de incalculable valor. Y no solo hablamos de la archiconocida Pátera de Otañes (descubierta a finales del siglo XVIII- principios del XIX), del milario de la misma localidad o de incluso del "Neptuno cántabro" encontrado en la cima de El Cueto. En este caso nos trasladamos a Baltezana, muy cerca de Ontón, para descubrir una estela funeraria romana que pasa totalmente desapercibida para el grueso del público.

    Si buscamos información al respecto, poco o nada encontraremos en la red de redes si nos salimos del ámbito más estrictamente académico. Y eso que nos encontramos ante una pieza de bella manufactura, realizada en piedra arenisca, que hoy decora el marco de la ermita de San Juan. Actualmente, tal y como muestra la imagen, se encuentra posicionada horizontalmente, y muestra un estado de conservación bastante bueno salvo en su lado "inferior", que fue rebajado para asentarla correctamente. Se sabe que proviene de las inmediaciones de la localidad, ya que existen vetas de esta clase que afloran cerca de la misma.

    Si la trasladamos al "eje vertical", tal y como debió estar hincada, posee una altura de 68 cm por 28 de ancho, adquiriendo un grosor total de 17 cm. Posee dos secciones claramente diferenciadas:

    • Una cabecera o sección superior donde se diferencia claramente el texto DM separado entre sí por una hoja de hiedra, justo por encima de una guirnalda. Por debajo de la misma nos encontramos con la abreviatura POS, de "posuerunt" (algo similar a "se ha establecido") entre una rosa esquemática de cuatro pétalos y media luna.
    • A continuación, ya se encuentran las seis líneas de inscripción parcialmente dañadas por el "rebaje" citado previamente, dando esta circunstancia lugar a que algunas de ellas no tengan mucha duda en su interpretación (por el contexto), mientras que otras han tenido que recomponerse hasta cobrar cierto sentido.

    Una estela funeraria que es, sin duda, otro de los tesoros escondidos de Cantabria. Parte de nuestro legado, parte de nuestra cultura y parte de nuestra historia con nombre propio. Una auténtica pena que, como casi siempre, no tenga lugar en los circuitos turísticos de nuestra región.

    Agradecimientos: Francis Suárez - Denarios Ibéricos

    Bibliografía: "Estela sepulcral romana de Valtezana (Hontón, Santander)". M.A. GARCIA GUINEA Y J.M. SOLANA SAINZ - 1973.
  • TESERA DE LAS RABAS

    La tésera de Las Rabas (Cervatos, Campoo de Enmedio) es otra pieza fundamental dentro de la arqueología regional, sobre todo si tenemos en cuenta que es la primera encontrada en los límites de la actual Cantabria. No debemos confundir este dato con el hallazgo de la tésera de Cildá, la cual es la primera documentada en territorio de los antiguos cántabros (Palencia), no dentro de nuestra región. Dos décadas separan la puesta en valor de ambos iconos culturales, tiempo más que suficiente para que decenas de intervenciones arqueológicas nos hayan alejado paulatinamente de la imagen surrealista, fiera, mediática y belicosa por naturaleza de los antiguos moradores de Regio Cantabrorum: Nos encontramos ante una sociedad de pautas y raíces indoeuropeas, que habitaba en poblados fortificados y cuya economía se basa fundamentalmente en la ganadera, en la agricultura extensiva y en el aprovechamiento de su medio gracias a la caza, pesca, recolección e intercambios comerciales. Estos últimos nos dan a entender que poseían una organización sociopolítica compleja donde los lazos con tribus y pueblos vecinos con intereses comunes eran símbolo de prestigio y garantía de desarrollo. ¿Dónde quedan los cántabros barbaros y salvajes citados por Estrabón?. Pues suponemos que en la versión que se quería dar del conflicto bélico, donde el predominio cultural e ideológico de Roma era superior a cualquier otra tendencia.

    Volviendo a la tésera, fue encontrada en uno de los yacimientos de la Edad del Hierro más relevantes del norte de Hispania: El castro de Las Rabas. Este enclave, descubierto en la segunda mitad del siglo XX, ha sido excavado en diversas ocasiones desde que Miguel Ángel Guinea y su equipo comenzasen a poner en valor sus increíbles hallazgos allá por el año 1968-69. Estamos hablando de un poblado de unas 10 hectáreas de extensión aproximadamente, si bien es cierto que no se sabe con exactitud las dimensiones reales del mismo por la dificultad a la hora de delimitarlo. Se conoce parte de su aparato defensivo, dotado de murallas de piedra con sillares de gran tamaño. Su posición estratégica, no tanto bélica como de control sobre el tránsito comercial y de personas, además de la increíble variedad de restos materiales que ha dado hacen de este castro un lugar único. En base a las dataciones realizadas, se sabe que su adscripción cronología se extiende desde el siglo IV/III a.C. hasta el I a.C., siendo arrasado finalmente por la maquinaria bélica de Roma en el transcurso de las Guerras Cántabras.

    Respecto a la cronología exacta de la tésera, se trata de una pieza que carece de un contexto claro dentro del marco de la intervención arqueológica, encontrándose aislada en un sector del castro. La datación de materiales que coinciden con el periodo de mayor auge del enclave nos llevan a incluirla entre los siglos II y I a.C, apoyándose además esta afirmación en la propuesta de un ejemplar de increíbles similitudes como veremos un poco más adelante.

    Bibliografía: Archivo Español de Arqueología 2011, 84, págs. 43-50 (Rafael Bolado del Castillo - Pedro Ángel Fernández Vega)
  • ESTELA DE HERRAN

    En muchas ocasiones los templos religiosos como monasterios, iglesias o ermitas marcan un camino mucho más allá de la fe cristiana. En Cantabria existen decenas de ejemplos donde estas construcciones albergan en su interior (o su entorno) piezas arqueológicas de incalculable valor que nos hablan de épocas antiguas y su cristianización tras un pasado presumiblemente pagano. Y en este caso Santillana del Mar está dentro de ese selecto grupo de lugares no solo por ser "el municipio por excelencia" del arte rupestre nacional e internacional, sino por su riqueza arqueológica superada ya la prehistoria que nos asoma a la Edad de los Metales (Bronce/Hierro) y a la propia romanización del territorio. Con todo, tras la aparición de diferentes hallazgos aislados del mundo romano hace ya décadas, y la "guinda del pastel" que ha sido el descubrimiento del oppidum del Cincho de Yuso, deberíamos de plantearnos que Santillana del Mar y su entorno puedan esconder un pequeño enclave romano aún sin determinar. La cercanía con Portus Blendium (Suances) y la aparición de cerámica romana y un "tambor" de columna en la cueva de El Raposo (materiales "arrastrados" a su interior tras una gran gota fría pasado el verano de 1983) nos lleva a contextualizar la pieza que nos ocupa con otros ojos.

    Estamos hablando de la estela funeraria de San Sebastián de Herrán, a escasos dos kilómetros en línea recta de los citados hallazgos materiales. Fue encontrada en la remodelación de la ermita llevada a cabo en el año 1986, al desmontar los sotabancos del antiguo retablo y formando parte como "pie" del altar. Fue estudiada en primera instancia por Joaquín Gonzalez Echagaray y Jose Luís Casado Soto al poco de descubrirse y publicada nuevamente en el año 1999 por Jose Manuel Iglesias Gil y Alicia Ruiz en la obra "Epigrafía Romana de Cantabria".

    Y a partir de aquí…poco más que contar. Bueno si, que la cueva de La Raposa (donde se hallaron los materiales romanos y muestras de arte rupestre posteriormente) ahora es un colector de aguas residuales y que las investigaciones que podrían cercar el mundo romano en el municipio (salvo los estudios en el cercano Cincho de Yuso) están en una vía muerta. Una auténtica pena que tras un inicio esperanzador hace décadas en cuanto a hallazgos se refiere, ninguna institución apueste por darle continuidad. Cantabria Infinita lo llaman..

    Agradecimientos: Lino Mantecón Callejo.

    Bigliografía:"Estela cántabro-romana de la iglesia de La Herrán (Santillana), reutilizada como altar" (1986) – Joaquín Gonzalez Echegaray / Jose Luís Casado Soto. Altamira, 45, 305-312. Santander.

  • ESTELA DE LURIEZO

    Uno de los hallazgos materiales más espectaculares de la comarca de Liébana es la conocida como estela de Luriezo. Cierto es que, en los últimos años, el descubrimiento de diferentes castros (Lerones, Llan de la Peña, Los Cantones, etc) e incluso estructuras campamentales romanas como el recientemente conocido castellum de Vistrió (que a buen seguro dará mucho que hablar), nos acercan a un poblamiento protohistórico cada vez más extenso en la zona. Incluso nos lleva a pensar que tal vez estemos más cerca del milenario Mons Vindius..pero hasta entonces las evidencias materiales (que no estructurales) son escasas, lo que hacen de esta estela discoidea un elemento único.

    La estela fue dada a conocer por el historiador y epigrafista don Eduardo Jusué (1846-1922), quien a principios del siglo XX escribiría lo siguiente en el Boletín de la Real Academia de la Historia (1905):

    "En el pueblo de Luriezo, situado en Liébana, provincia de Santander, a unos 9 km. hacia el SE. de la villa de Potes, existe una lápida, de la cual me dio noticia el cura párroco D. Juan de la Madriz (q. e. p. d.). Procuré adquirir una copia de la inscripción antes de decidirme a emprender la subida por ásperos caminos a la falda de Peña Sagra donde apareció la lápida. Aunque algo confusa la copia, me convencí al leerla de que no era la lápida, como se creía, una losa sepulcral de algún monje o abad, sino un monumento romano, bien extraño.."

    Bibliografía: "Boletín de la Real Academia de la Historia. Tomo 47 (1905), pp. 304-308"
    Agradecimientos: Lino Mantecón Callejo.
  • ESTELAS DE BARROS

    Las estelas de Barros (Los Corrales de Buelna, Cantabria) son uno de los iconos culturales por excelencia de nuestra región. Fruto de su importancia tanto en el pasado como en el presente, forman parte del escudo oficial de Cantabria (la denominada como "Estela de Barros I") y de diferentes representaciones iconográficas e identitarias como el actual lábaro cántabro. Su repercusión social va mucho más allá de lo que realmente se sabe de ellas, siendo toda una incógnita su cronología exacta y el cometido que ambas pudieron tener. Si contrastamos varias fuentes, nos encontramos con interpretaciones totalmente contrapuestas, ya que algunos las sitúan en el siglo III a.C., otros entre el siglo I-III d.C e incluso en época medieval. Está claro que la primera de las afirmaciones es bastante desconcertante..sobre todo por lo directo y poco documentado del dato. La segunda de las cronologías, por paralelismos con otras estelas de nuestra región como la de Zurita o la de San Vicente de Toranzo., podría tener más sentido. Por último, la cronología adscrita a la época medieval parecería una locura debido al halo de sentimentalismo y muchas veces mal interpretado cantabrismo que la rodea. Nada más alejado de la realidad, ya que existen paralelos respecto a su simbología (que veremos más adelante) en época altomedieval, como por ejemplo una pequeña estela del Monasterio de Las Huelgas (Burgos). La iconografía es prácticamente la misma: cuatro medias lunas, cierto es que en este caso unidas por sus puntas. De todos modos, y para ser del todo correctos, se cree que esta estela burgalesa puede ser parte de una interesante pervivencia histórica de las antiguas estelas cántabras, de modo que su origen medieval parece también descartado.

    Actualmente, tras muchas dificultades administrativas, se encuentran expuestas en el conocido como "Parque de las Estelas" de Barros, abierto al público en el año 2001. Uno de los episodios más tristes vividos en relación a este espacio se produjo en el año de 2011, cuando unos desaprensivos dañaron ambas estelas. En la conocida como "Estela de Barros II" se grabó un nombre y unos números en la pasta que une los fragmentos de la misma, mientras que la principal fue repetidamente golpeada y raspada. Esto provocaría una gran controversia relacionada con la seguridad del recinto, cerrándose de cara al público por un tiempo indefinido. Cuando todo parecía listo (restauración incluida) para la reapertura del parque, la iglesia declara que el edificio y los terrenos donde se asientan son de su propiedad, comenzando así una batalla con el ayuntamiento sobre la gestión del recinto. Y nuevamente, cuando el acuerdo entre ambas partes parecía definitivo (año 2013), varios colectivos denuncian el mal estado de conservación de la Estela de Barros I y el grado de deterioro que ha sufrido en poco tiempo: Humedades, falta de protección, deficiencias estructurales del parque (que aceleran el proceso) y un sinfín de detalles que por desgracia nos privaba nuevamente de verlas. Hoy en día el Parque de las Estelas se encuentra abierto, si bien es cierto que no todo el año y bajo cita previa.

    Está claro que el icono por excelencia de la cultura en Cantabria parece nuevamente abocado a ser un juguete roto por un motivo u otro: Tensiones administrativas, actos vandálicos, falta de información sobre la apertura/cierre del Parque de las Estelas, estudios a fondo prácticamente inexistentes, humedades y un lista que parece no tener fin..¿Qué pensarían los antiguos pobladores de Regio Cantabrorum de todo esto?

    Bibliografía: "La segunda estela de barros y un caso de posible pervivencia de su simbología cántabra" - Eduardo Peralta Labrador (Revista de Folklore - Fundación Joaquín Díaz)
  • ESTELAS DE LOMBERA

    Las estelas de Lombera (Los Corrales de Buelna, Cantabria) podrían ser consideradas por muchos las "hermanas pequeñas" de las estelas discoideas en Cantabria. Y no por sus grandes dimensiones, en muchos casos equiparable a las estelas de Barros o a la estela de Zurita, sino porque sus representaciones pueden ser consideradas (erróneamente) inferiores en cuanto a contenido poco figurativo o incluso a ser más común que las citada anteriormente. Independientemente de esto, nos encontramos nuevamente ante una serie de elementos iconográficos que marcaron un antes y un después en la arqueología e historia de Cantabria.

    Estamos ante un conjunto de 3 estelas muy característico, con una apariencia que en el caso de la estela de Lombera I y II podría parecer muy similar, pero a la que diferencian una serie de matices que veremos a continuación. Sobre la estela de Lombera III ("La Esteluca" como también se la conoce) poco se puede aportar, ya que hablamos de un pequeño fragmento central hallado en el año 1995 formando parte de un cierre ganadero. Paradójicamente, su aspecto poco tiene que ver con sus "hermanas", más bien tiene cierto parecido con la estela de Barros I. Se puede observar en su anverso cuatro crecientes lunares rematadas en círculo, incluso en la parte inferior derecha se atisba lo que parece otro gran circulo que rodearía el conjunto. Entre los brazos se aprecia la existencia de triángulos equiláteros, claro elemento diferenciador respecto a la de Barros I que posee círculos. Llama poderosamente la atención que el reverso del fragmento es totalmente liso, característica que también la hace especial por ser la primera de este conjunto y el de Barros que no posee anverso definido. Los investigadores, basándose en esta pieza, creen que pudo haber tenido un diámetro de unos 1,30 metros y 0,15 de grosor.

    A continuación nos centraremos en las más monumentales del conjunto. Tanto su tamaño como las representaciones que albergan nos vuelven a transportar (al menos en esencia) a la Cantabria más milenaria. De todos modos, al igual que con el resto de las estelas discoideas, no se sabe con certeza su cronología. Históricamente se ha asignado una adscripción basada en sus motivos figurativos y/o representaciones, muy amplia eso sí. La gran mayoría de investigadores hablan de fechas comprendidas entre el siglo I a.C hasta el siglo I-III d.C sin llegar a concretar, afirmándose incluso (los que menos) son de época medieval. Lo que está claro sin lugar a dudas es que nos encontramos ante unos elementos que han sido, son y serán, estandarte de la cultura en Cantabria.

    Bibliografía: "Cántabros, origen de un pueblo". (Edita ADIC y Los cántabros). Autores: Angel Ocejo, Rafael Bolado del Castillo, Enrique Gutiérrez Cuenca, José Angel Hierro Gárate y Juan Carlos Cabria Gutiérrez.
    "Los Cántabros - Desde los orígenes a las Guerras Cántabras". Autores: Rafael Palacio Ramos, Narciso Herreros Cleret de Langavant y Rafael Guerrero Elecalde.

  • EL CALDERO DE CABARCENO

    Al igual que ocurre con las estelas cántabras, el caldero de Cabárceno rebosa un aire de misterio y misticismo que plantea aun en nuestros días más interrogantes que respuestas. Tal vez no sea tan conocido como las monumentales estelas de Barros, Piélagos o Toranzo, incluso me atrevería a decir que jamás veremos un camiseta con los motivos decorativos o la forma de esta increíble pieza. Pero no lo olvidemos: Estamos ante uno de los iconos con letras mayúsculas de la historia de Cantabria, mucho más antiguo y sin apenas paralelos en la Península Ibérica. Y con todo, la información disponible cara al público sigue siendo mínima lejos del Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria. Al igual que con alguna que otra estela, publicada incluso en Wikipedia "señalando la tumba de un antiguo guerrero", sobre el caldero de Cabárceno hay demasiada mitología publicada en la red y poco rigor a la hora de acceder a información veraz. Se ha llegado a escribir que cántabros lo arrojaron al profundo agujero para que los romanos no se hicieran con él (cuando llegaron como mínimo 600 años después a Cantabria), o que fueron estos últimos los que lo trajeron por mar.

    Sea lo que fuere, estamos ante una pieza de una tecnología excepcional y abrumadora para la época. Además, una de las pocas que ha llegado completa hasta nuestros días junto con el conocido y próximo caldero de Lois (Crémenes, León). Para que nos hagamos una idea, un "Ipad" contemporáneo a finales de la década de los 90 donde lo más extendido eran los conocidos como "móvil ladrillo". Su cronología aproximada, en torno al 900-650 a.C., nos transporta a un momento donde tanto la metalurgia (y por lo tanto la minería) como los novedosos procesos de fundición y manufactura implicaban amplios conocimientos. Y no olvidemos, en Cantabria tales herramientas no estaban aún al alcance de su mano. Los yacimientos relacionados con la Edad del Bronce Final en nuestra región como el castro de La Garma, el castro de Castilnegro o Peñarrubia, no han podido aportar demasiada información en torno a procesos o herramientas elaboradas a través del metal.

    Volviendo al caldero, fue encontrado el 9 de Diciembre de 1912 en un pozo de la mina Crespa, situada en la vertiente meridional de Peña Cabarga. Hoy en día el lugar es conocido por albergar el increíble Parque de La Naturaleza de Cabárceno, donde podemos observar las rocas dolomíticas y los espacios creados entre las mismas. Fue en uno de estos "espacios", anteriormente depósitos ricos en mineral y arcillas, donde se encontró. La primera descripción del hallazgo la realizaría Francisco Fernández Montes, ayudante facultativo de minas en Cabárceno, quien destacaría que el caldero fue "hallado a una profundidad de 6 metros entre dos grandes rocas y debajo de una masa de tierras mineralizadas". El primer informe meramente arqueológico sería publicado por García y Bellido en el año 1941, basando su primer esquema/dibujo de la ubicación en una fotografía que le aportara años antes H. Obermaier. Eso sí, situando su hallazgo a 15 metros de profundidad. Por aquel entonces ya se hablaba de una gran cavidad de sección en V abierta en la roca madre y colmatada de sedimentos. Esta teoría, bastante aceptada, nos aleja de la imagen "idílica" de muchas publicaciones que nos hablan de cántabros arrojando al fondo de ese pozo en V el conocido caldero como ofrenda. El esquema que podemos ver más abajo nos habla de la posición del caldero entre los dos lapiaces, pero ni mucho menos del "llenado" de sedimentos posterior. El mero hecho de pensar que en apenas 3.000 años se hubiese producido un relleno de depósitos arcillosos queda bastante alejado de la realidad, incluso con la actividad minera del imperio romano en la zona. Es por ello por lo que se cree que el caldero de Cabárceno no fue depositado en la "V" que hoy vemos, más bien que estaba en el interior de una cavidad o galeria que se hundió, o incluso que pudo caer deslizarse por alguna de las posibles grietas en el terreno.

    Bibliografía: "LOS CALDEROS DE LOIS (LEÓN) Y CABÁRCENO (CANTABRIA) Y SU PARADERO SUBTERRÁNEO: ¿AZAR U OBLACIÓN A LA TIERRA?" - Miguel Ángel de Blas Cortina.
  • ESTELA DE SALCEDO

    La estatua-estela de Salcedo (Valderredible, Cantabria) es una de las últimas incorporaciones a la iconografía arqueológica de nuestra región. A diferencia de las enormes estelas discoideas como las de Barros, Lombera o Piélagos, esta increíble pieza dista de la monumentalidad y tamaño de las anteriores. Pero no pensemos por ello que su valor histórico es menor, todo lo contrario. Su hallazgo marca un antes y un después en la investigación del área de Monte Hijedo, ya que no hace más que reafirmar la importancia de esta área en época protohistórica. Si a esta arenisca le unimos las diferentes representaciones antropomorfas de La Serna (a pocos kilómetros) y los últimos hallazgos correspondientes a varios petroglifos (espirales, cruces, etc), no cabe duda de que estamos ante lo que parece ser un núcleo poblacional de relevancia en los albores de la Edad del Bronce.

    Y todo ello gracias a un vecino de la localidad de Salcedo que, fruto de su pasión creciente por la historia, ha ido recopilando información y enclaves que permitirán a futuras generaciones (y al él mismo) recomponer un rompecabezas sobre un pasado más que apasionante en el área de Valderredible. No olvidemos que entre según qué élites de nuestra región, intentar aportar por cuenta propia sobre diferentes puntos de vista o criterios arqueológicos está mal visto, incluso actuando con la corrección que la ley marca. Curiosamente a lado de la grandeza de sus hallazgos pocas veces encontramos su nombre, tal vez solapado por aquellos que buscan publicitar su figura individual y su trabajo más allá de quien realmente tiene el mérito no solamente de hallar, sino de actuar correctamente pese a las trabas institucionales. Solo hace falta leer las notas de prensa al respecto, donde "el vecino de Salcedo" no tiene el espacio que merece. Su nombre para el portal de Regio Cantabrorum está marcado con letras en negrita, ya que nos ha hecho partícipe de su trabajo desde hace tiempo: Ernesto Rodrigo Gutierrez.

    Sería en el año 2007 cuando, buscando en una escombrera cercana a su casa un hito o bolardo de piedra para marcar una finca, encontrase esta maravilla. Se cree que no era la ubicación inicial de la estela, ya que posiblemente fuese trasladada a dicha escombrera en el pasado tras haber sido utilizada en alguna construcción o vivienda de las inmediaciones. Nada más encontrarla, la puso a disposición del Ayuntamiento de Valderredible (en depósito) a la espera de más noticias en torno a su hallazgo. Sería almacenada en el Museo Etnográfico de Valderredible hasta que años después, fruto de la insistencia y tesón de su propietario, se traslada la noticia del hallazgo al MUPAC en el año 2014 a través de Julio López Postigo. Es decir, 7 años tras notificar la presencia de lo que hoy es un icono de la arqueología en Cantabria y por el camino una desidia institucional de libro, bravo. Algún día, con permiso de su descubridor como no, contaré otro de los sainetes regionales que engrandecen a esta región.

    En marzo de 2015, MUPAC la presentó en sociedad a a través de una exposición temporal titulada "La estatua-estela de Salcedo y el conjunto rupestre de Monte Hijedo", un pequeño espacio donde se pudo contemplar por primera vez. Un año después, tras una larga espera, la estela de Salcedo se gana un lugar en la exposición permanente del Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria, concretamente entre las dos reproducciones de los ídolos de Sejos. Notas de prensa, Consejeros de Cultura, Directores, y un largo etc de personalidades acuden a la presentación en sociedad de la misma. Mientras tanto, como muchos de vosotros, los ídolos de Sejos originales siguen en el monte a la espera de que algún desalmado, o simplemente algún animal, los pisotee y destroce. Equidad y mesura, como siempre en Cantabria..

    Bibliografía: "Después de Altamira - Arte y grafismo rupestre post-paleolítico en Cantabria" (Editorial ACANTO)
    Agradecimientos: Ernesto Rodrigo Gutiérrez
  • ESTELA DE BORES

    Que la comarca de Liébana es una total y absoluta desconocida en cuanto a su pasado romano (y prerromano) es algo perfectamente identificable. Y no será porque sus antiguos pobladores nos dejasen pistas y pistas de que, lejos de ser un lugar que solo ganó peso de la Reconquista en adelante, ya tenia una fuerte presencia siglos antes. Castros como el de Lerones, Sebrango, Llan de La Peña, Los Cantones, El Peñuco o La Corona (y a buen seguro muchos desconocidos) nos muestran su fuerte presencia en la Edad del Hierro, incluso contextualizando Liébana dentro de las Guerras Cántabras gracias a la aparición de los campamentos romanos de Castro Negro, Vistrió y Robadorio que "cercan" los accesos a la Meseta y quien sabe si el mítico Monte Vindio.

    Pero mismo modo que los castros nos acercan a la vida o los campamentos romanos a la guerra, las estelas funerarias nos acercan a la muerte. Y en este sentido, Liébana es nuevamente otra de las grandes desconocidas. Cierto es que estelas como la de Luriezo nos llevan por buen el camino, ya que se cree que el imperio romano dejo su impronta en Liébana desde al menos el I siglo d.C. hasta al menos el IV d.C. Y en este sentido, lo poco que queda de la estela de Bores, es clave para poder afirmar con rotundidad esta última fecha.

    Y no solo eso, sino que la espectacular estela funeraria de Villaderde (de la que hablaremos en otra entrada) se encuentra a menos de 2 kilómetros en línea recta y esta "labrada" prácticamente en la misma fecha..¿que esconde Vega de Liébana respecto al mundo romano?. Solo el tiempo lo dirá. Lo que está claro es que históricamente la zona Sur de Cantabria y Norte de Palencia y Burgos están ligadas al mundo romano y casi siempre miramos hacía allí para saber un poco más del milenario conflicto del Bellum Cantabricum et Asturicum y la romanización del territorio. Tal vez sea momento de mirar en dirección al Monte Vindio, hacia las escarpadas cumbres de Liébana y alrededores.

  • MILIARIO DE PEDREDO

    Las vías de comunicación romanas en Cantabria como tal siguen siendo una auténtica incógnita, si bien es cierto que se presuponen muchos trazados hipotéticos. Olvidemos la imagen idílica de la calzada "romana" (que no lo es) de Bárcena de Pié de Concha o similares. Los únicos trazados verdaderamente romanos se encuentran prácticamente abandonados u olvidados, como el caso de Peña Cutral o las vías praetoria y principalis del campamento romano de Cildá, invisibles (están tapadas) y custodiadas por varias antenas de telefonía y alguna que otra estructura ilegal.

    Y otras tantas, como citábamos previamente, se presuponen gracias a hallazgos como el que nos ocupa. Hablamos del Miliario de Pedredo, una de las joyas de nuestra región. Y no es debido a su monumentalidad, de hecho es una pieza "tosca" y de la cual se conserva solo un fragmento, sino a que su descubrimiento en la localidad de Pedredo reafirmaba en cierto modo el paso de una vía de comunicación romana por las inmediaciones. Además, estos "hitos" están relacionados con comunicaciones de tipo civil (cierto es que en muchas ocasiones construidas por legionarios), ya que en el caso de Cantabria las vías de comunicación de uso militar más cercanas transcurrían por el cordal de El Escudo (Campo de Las Cercas, Espina del Gallego, Campamento de Cildá, Cotero Marojo) y a buen seguro su trazado no iba más allá del acondicionamiento y desbrozado para el paso de las tropas. Lo importante era llegar a la batalla, fuese cómodo o no.

    Fue descubierto por Ignacio Núñez Cabanzón en el año 1971 o 1972 durante la apertura de una zanja para la traída de aguas en el Barrio de Cullarriba, curiosamente a unos metros de su casa. Prácticamente de inmediato fue comunicado a Arturo Arredondo, quien a su vez lo traslado a J. R. Vega de la Torre, investigadores con renombre en la época y que publicaron un estudio cada uno por su lado. Vega de la Torre, quien un año antes (1970) publicó el hallazgo de una moneda de Augusto en Suances (villa relacionada históricamente con Portus Blendium), afirmó que el miliario fue encontrado al borde lo que parecía un camino con trazas de ser antiguo y que apareció enterrado en posición vertical, quedando su parte superior a unos 30 centímetros de la superficie. Muy cerca de Pedredo, en Fraguas, el mismo autor haría referencia años después a la aparición de monedas de los emperadores Augusto y Constantino (Vega de la Torre 1982). Años después, Miguel Ángel García Guinea realizó un sondeo para intentar localizar el "trozo perdido" del miliario..no hubo suerte.

    Actualmente el fragmento del miliario de Pedrero se encuentra expuesto en el Museo de Prehistória y Arqueología de Cantabria. De todos modos, aún siendo una pieza única (como veremos más adelante), tiene muchas incógnitas a su alrededor. No existen evidencias claras en el entorno de Pedredo y alrededores (salvo el topónimo del collado de "Piedrahita") de la supuesta vía de comunicación a la que pudiese estar asociado, supuestamente el ramal que partía de Sesigamo (Sasamón, Burgos) hasta Portus Blendium (¿Suances?).

  • ARA DE SAN MIGUEL

    Sin duda, y apoyándose principalmente en el gran número de hallazgos epigráficos en toda la zona, Valdeolea es un municipio que a buen seguro que seguirá dando sorpresas a medio plazo dentro del mundo romano en Cantabria. Y no solo por lo que se conoce hoy en día, sino por la posibilidad más que factible y tal vez "secuestrada" de que Camesa Rebolledo y todo su entorno sean la verdadera Juliobriga (quien sabe). Pero hasta que ese día llegue y reviente los cimientos de la arqueología de nuestra comunidad, podemos conocer un poco más de los hallazgos relacionados con los asentamientos romanos de la zona y piezas tan maravillosas como la que nos ocupa.

    Estamos hablando del Ara de San Miguel de Olea o ara de "Flavia Gentiana", encontrada en el año 1980 por Javier Gonzalez Riancho en las obras de reconstrucción de la ermita de San Miguel, concretamente en el relleno que macizaba el altar dentro del ábside. Poco después de su descubrimiento, fue publicada por Joaquín González Echegaray y Jose Luis Casado Soto, siendo reinterpretada por Alicia Ruiz y José Manuel Iglesias posteriormente. Todo ello debido sobre manera a que las dos últimas líneas de la misma se encuentran muy desgastadas, lo que ha dado lugar a diferentes "encontronazos" respecto a su significado y contenido.

    Hasta hace no muchos años permaneció en dicho templo hasta que finalmente fue traslada al Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria donde se encuentra expuesta. No cabe duda de que este ejemplo de ara votiva (que no funeraria) enclavada en el corazón de Olea, muy cerca de donde aparecieron los diferentes términos augustales correspondientes a los "prata" de la Legio IIII Macedónica y la ciudad de Camesa Rebolledo, hace pensar que, por el mero hecho estadístico de las decenas de hallazgos epigráficos en el entorno, estemos más cerca aquí de la ciudad romana de Juliobriga que no de Retortillo. Tan solo los años venideros y una mente abierta (no la que hay ahora), aclararán este último punto.

  • TERMINOS AUGUSTALES

    Una vez finalizado el conflicto del Bellum Cantabricum et Asturicum, era momento de sentar las bases territoriales y comenzar a dotar al antiguo territorio de los cántabros de diferentes infraestructuras: Vías de comunicación, señalización y en definitiva, organización para mantener y potenciar su naciente núcleo administrativo: Juliobriga. Y claro, justo después de las Guerras Cántabras, quien mejor para poder realizar esta tarea que la Legio IIII Macedónica, llegados en los últimos años de la contienda para dar carpetazo a este "incomodo conflicto". Básicamente porque, a diferencia de lo que muchos piensan, las legiones eran la clave en las batallas, pero tal vez aún más a la hora de comenzar a construir las calzadas romanas y las citadas infraestructuras. Y claro, tener a tu disposición para tal cometido cerca de 5.000 hombres pues es de agradecer.

    Pero eso sí, el orden territorial tenia que estar perfectamente establecido para lo civil y para lo militar. Siguen existiendo dudas y más dudas sobre la base en la cual se asentó esta Legión: Históricamente se habla de Pisoraca (¿Herrera de Pisuerga?) por la gran cantidad de hallazgos que se han producido en sus inmediaciones. Además, esta teoría siempre ha sido sustentada por los términos de los que hoy hablamos. La "triangulación" entre los términos augustales encontrados tanto en el Sur de Cantabria (Valdeolea y Valdeprado del Río principalmente) como en la romana "Sesigamo" (Sasamón, Burgos) nos llevan a la zona de Herrera de Pisuerga. Pero al igual que con Juliobriga, se tienen serias dudas de que la ubicación de Pisoraca sea la citada localidad Palentina. Pero…¿Qué son los términos augustales?

    Los términos augustales son unos hitos o mojones de piedra cuyo campo epigráfico hace referencia a los límites entre las praderas de las que dispuso (en este caso) la Legio IIII Macedónica y el territorio adyacente a la ciudad de Juliobriga. Es decir, una especie de "frontera" entre las praderas de la legión y los campos propios de la urbe. Anteriormente hemos citado municipios que están muy lejos de la actual Juliobriga (Retortillo), ¿entonces?. La respuesta es sencilla: La actual Juliobriga tiene todas las papeletas para no ser lo que dicen que es. Y en este caso, los términos augustales encierran prácticamente a la perfección una sección de Cantabria en la que justo en el medio de este círculo imaginario se encuentra…Camesa Rebolledo. La aparición de milarios, aras funerarias, monedas, el oppidum del Monte Ornedo por encima de esta urbe, el edificio termal de La Cueva, el más que posible edificio público (foro o plaza) que hace décadas fue interpretado probablemente de un modo erróneo (como un "barracón")..todo hace pensar que Camesa Rebolledo sea la Juliobriga de verdad.

    Pero, como casi siempre, hay miedo al fracaso y al ridículo institucional. Y ya no solo hablamos de ego, sino al desastre de haber invertido miles y miles de € públicos en el lugar erróneo. ¡Ojo!. Totalmente de acuerdo: A día de hoy no hay nada certificado al 100% de que el yacimiento de Camesa Rebolledo sea Juliobriga, pero ocurre lo mismo con Retortillo.

    Veamos a continuación el "circulo imaginario" que trazan estos términos augustales en torno a Camesa Rebolledo, lo que significan, y en que circunstancias fueron encontrados parte de ellos. ¿No sería más fácil que cercasen Juliobriga en vez de hacer un círculo imaginario totalmente alejado de Retortillo?. Pues eso…¡Por esto nos gusta la arqueología!

    Bibliografía: "Un nuevo término augustal del ager Iuliobrigensium*” - Pedro Ángel Fernández Vega, Rafael Bolado del Castillo, Joaquín Callejo Gómez, Lino Mantecón Callejo (2012)
  • ARA DE MATA DE HOZ

    Ni siquiera en nuestros días se tiene la certeza de la infinidad de secretos que aún guarda el municipio de Valdeolea, sin duda uno de los máximos exponentes (por no decir el máximo) de la romanización de la antigua Cantabria. Y todo ello sin desmerecer otros municipios de la comarca de Campoo, epicentro (junto con el Norte de Palencia y Burgos) de la sociedad de los antiguos cántabros.

    Uno de los iconos, más que probablemente robado hace no muchos años sin que nada ni nadie lo haya expuesto, de este milenario pasado es el ara de Mata de Hoz. Una pieza que, sin lugar a dudas, podría ser uno de los ejemplos más claros (otro más) de desprotección de Patrimonio de Cantabria..en el último párrafo explicaremos porqué. Fue localizada en el año 1992 por J.M. Martínez Gonzalez "incrustada" en el pavimento de un jardín particular de la citada localidad. Según se cree, este ara dedicada a Júpiter, procede del interior de la cuadra de la misma vivienda y fue reutilizada como baldosa/escalón hace décadas. Desde su descubrimiento hasta nuestros días se han producido diferentes referencias a la misma hasta llegar al punto de que, nadie sabe con certeza donde está. En el año 1996, Alicia Ruiz la trata como inédita en su artículo "Aras romanas de Campoo y Valdeolea" en Cuadernos de Campoo (nro. 6), situándola aún en el lugar de su hallazgo. Posteriormente, en la obra "Epigrafía romana de Cantabria" (1999) en la que ella misma es co-autora junto con Jose Manuel Iglesias Gil se vuelve a incluir sin citar aún su ausencia.

    Y a partir de aquí…nada más. Todo el mundo sabe que ha sido robada, instituciones incluidas, pero nadie ha tomado cartas en el asunto. Y de difundirlo ni mucho menos, ya que la estrategia (penosa) es criticar y "satanizar" a quien difunde patrimonio. La verdad es que ese camino es mucho más fácil que protegerlo, donde va a parar. El argumento de que "quien publica los yacimientos (ya públicos, documentados e inventariados, pero no difundidos) los expone a los expoliadores" va sonando ya demasiado a pataleta de quien deja sus vergüenzas al aire. Nadie se ha parado a pensar que difundiendo el patrimonio se pretende crear un flujo constante de personas en los yacimientos donde estadísticamente hay más personas buenas (interesados en su pasado y que "disuaden" lo que nadie protege) que personas malas…pero eso da igual si se pone en evidencia la omisión de las responsabilidades de nuestra querida Consejería de Cultura (ver artículo 133 de La Ley de Patrimonio 11/1998 y casadlo con los casos de Suances, Hornos de La Peña este y otros tantos). Y a partir de aquí..quien quiera que eche la culpa al propietario de la casa ahora deshabitada o semiderruida por el fallecimiento de su dueño hace tiempo. Os garantizo que no seré yo quien lance esa primera piedra (ni puedo ni quiero), algún iluminado lo hará. Cantabria Infinita lo llaman..

    Bigliografía:"Aras romanas de Campoo y Valdeolea". Cuadernos de Campoo, 6- Alicia Ruiz Gutiérrez
  • MILIARIO DE CARO

    El entorno del castro de Las Rabas como el de los campamentos romanos de La Poza han estado en las últimas décadas de actualidad en muchos sentidos. En primer lugar por lo arqueológico ya que tanto a finales del siglo XX y principios del siglo XXI han sido objeto de diferentes intervenciones y posteriores publicaciones que nos han desvelado muchísima información de su milenario pasado. Y en segundo, por lo de casi siempre: De un modo u otro se han visto inmersos en la destrucción parcial o bien de su entorno más próximo o de ellos mismos. Por todos es conocido el caso del molino experimental de Vestas V112 que fue instalado (tras muchas protestas y voces en contra de historiadores y asociaciones) en el entorno arqueológico del castro de Las Rabas. O el gaseoducto instalado en la década de los 80 que atraviesa los campamentos de La Poza, si bien es cierto que esta obra fue realizada en unos años en los que no había tanta conciencia patrimonial como en nuestros días.

    Pero al margen de los problemas (o no) arqueológicos ocasionados por la construcción del gaseoducto de enormes dimensiones, gracias a él se descubrió un lugar que destaco por la riqueza arqueológica que contenía y que fue excavado de urgencia en el verano de 1987. Se trata un paraje conocido como el "Convento de Santa Olalla" donde se encontró una necrópolis asociada más que posiblemente a un edificio religioso ligado al topónimo del lugar. Se encontraron cerca de 19 tumbas de lajas y un sarcófago (vacío) de entre los siglos IX-XIII, dos estelas funerarias medievales y la pieza que os ocupa.

    Estamos ante un fragmento de miliario romano de arenisca que fue encontrado muy deteriorado. Se cree que los diferentes "rebajes" que tiene tanto en su parte trasera como en sus laterales se deben a la reutilización como sillar en época medieval, en relación directa con el citado edificio religioso que pudo existir en el enclave. La cercanía con la calzada romana de Peña Cutral (la única romana como tal conocida en Cantabria) hace pensar que esta directamente relacionada con la misma.

    Bigliografía:"Arqueología y gas natural en Campoo". Cuadernos de Campoo, 3- José Luis Pérez Sánchez
  • ARA DE RASINES

    El ara de Rasines, al igual que otros elementos epigráficos incompletos de Cantabria, está inmersa en un aura de misterio que ha llevado a pensar a muchos investigadores el sentido de su milenario significado en diferentes direcciones. Evidentemente hay una de las interpretaciones que parece la más "clarificadora", pero no olvidemos que una pieza como esta fuera de un contexto podría tener un significado u otro. ¿Ara votiva o funeraria? Si estuviésemos en el primer escenario..¿dedicada a que deidad?. En este sentido, buscando el contexto religioso, la aparición de este ara junto a una cueva y un arroyo llamado Silencio puede dar pie a pensar que pudiese estar ligada a un culto termal o relacionado con el agua. De todos modos, no se tiene la certeza de que este enclave fuese su ubicación original. Por el contrario, otros autores consideran que nos encontramos ante un ara funeraria como veremos posteriormente, existiendo además otra corriente menos extendida que argumenta que podríamos estar ante un hito relacionado con la minería en época romana en el entorno de Rasines.

    Las primeras noticias bibliográficas del ara de Rasines nos transportan a principios del siglo XX, concretamente al año 1906. Sería el padre Lorenzo Sierra quien, en una carta fechada el 31 de Agosto de 1906, le informase al también padre Fidel Fita de la aparición de una "piedra con una inscripción" a una distancia de 15 metros de la boca de la Cueva del Valle (concretamente al extraer grava de un arroyo). Se tiene constancia de que apareció rota en 2/3 fragmentos, tal y como podemos comprobar hoy en día si nos fijamos en los nexos de "unión" de la pieza. Años más tarde, en el año 1968, sería el Doctor Rivas (médico de Ampuero) quien la donase al Museo de Prehistoria y Arqueología de Santander dirigido por aquel entonces por Joaquín Gonzalez Echegaray.

    Sea lo que fuere, no cabe duda de que estamos ante una pieza excepcional, más "típica" de zonas como Campoo o el norte de Palencia/Burgos donde el número de las mismas supera con creces al de las encontradas en la costa.

    Bibliografía: "Nivel Cero 8 Santander, 2000 Pág. 71-75 LECTURAS DEL ARA ROMANA DE RASINES". Mario Crespo López.
  • ESTELA DE AELIO ALBINO

    Sin duda, toda la comarca de Liébana sigue siendo una auténtica incógnita en relación al mundo romano y sus antecedentes. Y no será porque las diferentes "pistas" nos llevan a pensar que tanto en épocas anteriores (Edad del Bronce/Hierro), como en la propia romanización del territorio y siglos posteriores, "Roma" estuvo presente en tierras que históricamente han cobrado importancia de la Reconquista en adelante. Y curiosamente, la gran mayoría de las citadas pistas, más que de vida..nos hablan de muerte.

    La conocidísima estela de Luriezo, el fragmento de la estela de Bores, la monumental estela de Villaverde y la pieza que hoy nos ocupa son testigos inertes de un pasado donde más que una diferenciación entre cántabros y romanos podemos hablar a buen seguro de cántabros romanizados (en lo cultural, un poco como nosotros). Hoy hablamos de la poco conocida estela funeraria de Lebeña, pieza eclipsada en esta localidad por la archiconocida iglesia de Santa María de Lebeña (icono del prerrománico en Cantabria). Mucha gente desconoce este fragmento de piedra silícea que aglutina a la perfección pasado (por su significado) junto a presente (por donde se encuentra ubicada, al lado de un "contador de la luz") y donde su futuro parece ligado a seguir siendo una "piedra más" en una sociedad (administraciones incluidas) totalmente focalizada en el magnífico templo de la localidad de Lebeña. Si al menos estuviese señalizada..

    Fue encontrada entre los escombros de la antigua ermita de San Román, cuya existencia se remonta al siglo X. A mediados del siglo XIX el templo fue reconstruido en el mismo pueblo (en una ubicación diferente a la original) y el fragmento rectangular de la estela funeraria fue incrustado en la pared (justo a la derecha del acceso) del edificio, que fue utilizado posteriormente como escuela y como Casa Concejo. No cabe duda de que el epitafio de Aelio Albino nos habla indirectamente de un pasado "romano" aún por descubrir, ya no solo en el municipio de Cillorigo sino en toda Liébana. La pena es que aun potenciándose esta comarca en diferentes etapas de la legislatura (Año Jubilar principalmente), no haya ni una cita reseñable de este campo epigráfico en ningún sitio..una pena.

    Agradecimientos: Ángel Polo Escalona.

    Bigliografía: "Epigrafía Romana de Cantabria" – José Manuel Iglesias / Alicia Ruiz.




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