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  • CUEVA DEL ASPIO

    La Cueva del Aspio ha sido hasta no hace muchos años otro de los grandes tesoros escondidos de Cantabria. Gracias al "Proyecto arqueológico Cueva del Aspio", liderado por Rafael Bolado del Castillo y Miriam Cubas, hoy en día se conoce el potencial arqueológico e histórico de la misma. Potencial porque, independientemente de las pruebas que sitúan su "vida útil" entre el Paleolítico y la Edad Media, todavía queda mucho por descubrir en esta cavidad. Se sitúa en las proximidades de los pueblos del Valle y Vegacorredor (Ruesga), concretamente por encima de "Los Pandillos".

    Las primeras noticias sobre su existencia se producen hacia el año 1961 aproximadamente, cuando el Grupo de Exploraciones Subterraneas del Club Montañes de Barcelona (G.E.S.) explora alrededor de 400 metros de la cavidad. No sería hasta el año 1964 cuando se realizase la exploración completa de la parte hoy conocida, concretamente realizada por la Asociación Espeleológica Ramaliega (A.E.R.) y el grupo anteriormente citado G.E.S. Poco después (1970) aparecen las primeras evidencias arqueológicas de la mano de J.M. del Moral de la Campa, quien revela más adelante la existencia de cerámica prehistórica.

    Tenemos que esperar a finales del siglo XX para conocer más en detalle el potencial arqueológico de la Cueva del Aspio. Tras una visita de los miembros del C.A.E.A.P. y del A.E.R. (Asociación Espeleológica Ramaliega) se descubren diversos materiales arqueológicos y unos paneles de arte esquemático abstracto que fueron publicados por Serna et alii en el año 1994. Del mismo modo, Serna et alii hace referencia a la posible dispersión y fragmentación de un número mayor de materiales arqueológicos años atrás, sobre todo debido a actividades espeleológicas realizadas en el pasado. En sus publicaciones, subdivide la Cueva del Aspio en 5 zonas de interés:

    • El vestíbulo: Una de las zonas más interesantes arqueológicamente hablando, ya que la erosión del agua ha dejado más accesibles los materiales de relevancia. Concretamente en la zona derecha se cita “un nivel arcilloso, de color terroso, que a veces llega a alcanzar los 25 cm de potencia, muy rico en evidencias, con abundantísimo sílex, restos paleontológicos y cantos de arenisca”. (Serna et alii 1994: 371). Es aquí donde se documentan un total de 63 piezas en sílex (lascas, buriles, raspadores, etc), un disco calizo, dos esquirlas óseas, dos percutores de arenisca, 4 galbos de cerámica a mano, 3 galbos de cerámica a torno y los restos de una jarra oxidante con asa de cinta..un sector soñado por cualquier arqueólogo que se precie. Es en este punto donde parece localizarse la ocupación más antigua, aunque se puede comprobar gracias a la jarra, que este sector fue ocupado desde el Paleolítico hasta la Edad Media.
    • Primer depósito: Se ubica en la parte final del vestíbulo, concretamente a unos 60 metros de la boca y en su parte centro-izquierda. Destacan los restos de una orza con decoración plástica y digitaciones típicas de la Edad de Bronce en Cantabria.
    • Segundo depósito: Situado a 80 metros de la boca, ha aportado restos cerámicos y óseos que todavía no han sido ubicados cronológicamente.
    • Tercer depósito: 120 metros separan este sector de la boca de la cueva. Los materiales aquí encontrados fueron hallados en un área de 40 metros cuadrados, destacando la presencia de varias vasijas de cerámica casi completas, una vasija "celtibérica" pintada y un conjunto de 8 peines de telar de madera. Todas estas evidencias sitúan la cronología de este sector muy próxima a la Edad del Hierro en Cantabria.
    • Las pinturas: Se localizan a unos 175 metros de la boca. Realizadas con pintura negra carbonosa, tienen formas esquemático-abstractas.Este tipo de interpretaciones han sido fechadas tradicionalmente entre la Edad del Hierro y la Edad Media, aunque todas las dataciones obtenidas hasta ahora nos llevan a esta segunda etapa.
  • CASTRO DE RETORIN

    El castro de Retorín (Seña-Tarrueza, Cantabria) es otro gran candidato a ser estudiado en el futuro, ya que en nuestros días y al igual que yacimientos como el castro de El Cincho, se encuentra entre un frondoso encinar cantábrico que hace impracticable actividad alguna. La gran diferencia respecto al castro citado es que Retorín, aún sin ser un enclave donde se haya practicado intervención arqueológica alguna, ha sido prolífero en cuanto a materiales hallados en superficie. Y todo partiendo de la base de que, en efecto, si se ha realizado algún tipo de "excavación" para sacarlos a la luz, pero por unos arqueólogos algo diferentes: Los topos. Y no, no estoy bromeando, ya que aun siendo una circunstancia peculiar puede ocurrir como bien experimenté de primera mano en el oppidum de Monte Bernorio, donde aparecían materiales en las pequeñas montoneras de tierra tan típicas de su actividad.

    Volviendo al yacimiento, se encuentra ubicado junto a la localidad de Seña, entre los municipios de Limpias y Laredo. Su privilegiada situación, en la margen oriental de la desembocadura del Rio Asón-Gándara, y su morfología cónica hicieron de este alto un punto ideal para un posible asentamiento. Fue descubierto por Fernando Valentín Pablos Martínez en 2004 en el transcurso de una ruta de senderismo. Ya entonces se atisbo el potencial arqueológico de Retorín, sobre manera por la citada concentración de materiales en superficie, por lo que fue comunicado a la Consejería de Cultura del Gobierno de Cantabria. Tras la entrega y posterior catalogación de las piezas en el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria, en Febrero de 2005 se contrasta la noticia por el arqueólogo Pedro Rasines del Río, incluyéndose dos meses más tarde en el INVAC (Inventario Arqueológico de Cantabria) con categorización de asentamiento al aire libre. En 2006, gracias sobre manera a la iniciativa del arqueólogo Jesús Ruiz Cobo, se publica el primer artículo relacionado con el castro de Retorín en la conocida Revista Sautuola número XII, dando esto lugar a pensar en la potencia arqueológica del enclave aún sin haber sido excavado. Desgraciadamente desde entonces poco o nada más se sabe de este increíble y misterioso lugar a nivel científico, del que seguiremos esperando expectantes alguna novedosa noticia.

    Agradecimientos: Pedro Rasines del Río - Jesús Ruiz Cobo
    Bibliografía: Castros y castra en Cantabria. (Edita ACANTO)
  • CUEVA DE COFRESNEDO

    La cueva de Cofresnedo (Matienzo, Ruesga) es uno de los yacimientos más impresionantes de nuestra región, ya que la variedad tanto material como cronológica que abarca es prácticamente inigualable. Si a eso le sumamos sus increíbles formaciones de estalagmitas, estalactitas, concreciones pavimentarías y un gran número de elementos morfológicos de gran belleza, nos encontramos ante una cavidad difícil de igualar. Su ubicación, a unos 235 metros sobre el nivel del mar y con unas excelentes vistas sobre el valle de Matienzo, hicieron de Cofresnedo un hábitat idóneo para sus antiguos pobladores, quienes enseguida se dieron cuenta de los recursos de los que disponían.

    La primera cita sobre cavidades en su entorno inmediato se produjo en el siglo XIX, concretamente en el diccionario de Madoz (1848). No obstante, tendría que pasar cerca de un siglo hasta que se realizasen las primeras prospecciones en la zona. A principios de los años 60, el equipo de camineros de la Diputación Provincial dirigidos por García Lorenzo realizaría esta labor, de la cual desgraciadamente no tenemos hoy en día ningún tipo de documentación. Seria a partir de entonces cuando la actividad arqueológica en la zona se disparase gracias a las diferentes expediciones espeleológicas en esta cueva y otras del entorno, llegando incluso hasta nuestros días. A modo de curiosidad, fue tal la relevancia de estas tareas que en incluso aparecieron en el noticiario NO-DO, concretamente en Septiembre de 1965. En ese mismo año la conocida S.E.S.S. (Sección de Espeleología del Seminario de Sautuola), grupo creado por el antiguo director del Museo Provincial de Prehistoria Miguel Ángel Guinea, recogió gran cantidad de fragmentos de cerámica prehistórica y algunos restos humanos. Del mismo modo, se sondeó el vestíbulo de la cueva (que veremos más adelante), pudiéndose apreciar incluso hoy en día parte de la cata realizada por aquel entonces. Ya en los años 70, las expediciones espeleológicas británicas (E.E.B.) comenzaron su labor en el entorno de Matienzo, produciéndose casi de inmediato hallazgos relevantes ya no solo en Cofresnedo sino en cuevas como Ruchano (espada de bronce), Los Emboscados (arte rupestre), la torca de Seldesuto (punta de lanza) y un larguísimo etc. Serian ellos, en colaboración con el Grupo de Espeleología e Investigaciones Subterráneas “Carballo/Raba” quienes en el año 1981 descubriesen el arte esquemático-abstracto de la cueva, siendo este el punto de partida de una serie de hallazgos conjuntos que nos trasladan hasta principios del siglo XXI.

    Estamos, en definitiva, ante una cavidad única en Cantabria. Sus diferentes niveles de habitación, de momentos antiguos del Paleolítico, del musteriense y del auriñaciense, paneles con pinturas paleolíticas, restos de un yacimiento mesolítico en su boca, enterramientos de la Edad del Bronce, restos de urnas de la Edad del Hierro e incluso su utilización ritual en la tardoantigüedad y en la Edad Media, convierten a Cofresnedo en un elemento icónico de nuestra región. Desde hace años tenemos la gran suerte de que su cierre/vallado preservan parte de su milenario pasado, aunque desgraciadamente ha sufrido algún acto de vandalismo posteriormente (ver imagen adjunta). Esperemos que estos incidentes en el futuro sean aislados y permitan a generaciones futuras seguir estudiándola.

    Bibliografía: La cueva de Cofresnedo en el Valle de Matienzo - Jesús Ruiz Cobo / Peter Smith (Edita: Gobierno de Cantabria)

    Documentación gráfica y agradecimientos: The Matienzo Caves Project

  • CUEVA DE RASCAVIEJA

    La cueva de Rascavieja (Matienzo, Ruesga) es una enorme cavidad que alberga miles y miles de años de historia y misterio. Nos encontramos de este modo ante otra de las enigmáticas cavidades de este prolífero valle, que puedo albergar diversos rituales en varias épocas comprendidas entre el Calcolítico y la Edad del Hierro. Miles de años antes, en el Pleistoceno, la gran sala de entrada y otros puntos más al interior estuvieron poblados por el conocido Oso de las Cavernas (Ursus Speleaus), apareciendo en estos puntos restos óseos de los mismos, abundantes marcas de garras en las paredes e incluso las propias oseras. Y no solo eso, sino que en las zonas más profundad de Rascavieja se han llegado a encontrar también restos de la conocida como Hiena de las Cavernas (Crocuta crocuta spelaea), denotando la gran ocupación animal de la comarca en tiempos inmemoriales.

    Las primeras evidencias de uso humano nos llevan a un momento impreciso de la Prehistoria, encontrándose en el vestíbulo de la cueva restos de la fauna consumida y carbones de sus hogares, lo que nos da a entender que estamos ante un grupo de cazadores paleolíticos (no sabemos si estacionales o nómadas). Miles de años después la cueva vuelve a tener uso, aunque esta vez a modo de tumba. Entre el II y III milenio a.C., los antiguos pobladores del valle de Matienzo eligieron un pequeño espacio en el vestíbulo (justo detrás de un gran bloque de piedra) para enterrar a un joven acompañado de un modesto ajuar consistente en un vaso cerámico, un pequeño cuenco (liso) y un vaso de mayor medida del que se cree que pudo contener algún tipo de alimento u ofrenda. Se sabe además que el lugar elegido para esta inhumación fue vaciado o limpiado previamente, ya que no aparece ningún tipo de bloque o fragmento en su interior. El espacio u hornacina donde se realizó el enterramiento posee unos 3 metros de largo por un metro de ancho, destacando incluso la presencia de una pequeña hoguera en una plataforma inmediata (no se sabe si anterior o posterior). Con todo, tanto los huesos como los fragmentos cerámicos encontrados se hallaron dispersos por el vestíbulo, debido probablemente a que la acción tanto humana como animal (incluso carroñeros) los moviesen de su lugar original. Gracias a uno de los fragmentos óseos sabemos que la datación proporcionó un resultado de 3.999 años de antigüedad (con una desviación de más/menos 59 años), reafirmando así su cronología. Se conoce también la existencia de otro depósito, probablemente coetáneo al anterior, de restos humanos en una gatera lateral, con la diferencia de que se cree que este ritual fue mucho más humilde al no conocerse la existencia de restos cerámicos.

    Inmersos ya en la Edad del Hierro, se conocen evidencias de posibles rituales en los que el fuego pudo jugar un papel fundamental (al igual que en otras cavidades como Cofresnedo y el Aspio). En el centro de la gran sala se encontraron restos de una gran hoguera de la que se sabe más bien poco, sobre todo porque no se sabe si se realizó in-situ o los propios restos carbonizados fueron movidos a este lugar. Esto, unido a la presencia de restos cerámicos de un vaso de tipo globular, de perfil en "S", acentúa la creencia de que entre el Calcolítico y La Edad del Hierro tanto Rascavieja como las citadas cuevas fueron un lugar ritual de relevancia.

    Bibliografía: La cueva de Cofresnedo en el Valle de Matienzo - Jesús Ruiz Cobo / Peter Smith (Edita: Gobierno de Cantabria)

    Documentación gráfica y agradecimientos: The Matienzo Caves Project
  • CUEVA DE COBURRUYO

    La cueva de Coburruyo (Matienzo, Cantabria) se ubica en la ladera del monte Naso, curiosamente en la misma vertiente que otra de las joyas de la comarca: la cueva de Cofresnedo. A diferencia de esta última, se encuentra situada a mayor altura y posee un gran abrigo (como se aprecia en la imagen) que da acceso a dos galerías a derecha e izquierda. La primera de ellas, de bastante mayor recorrido, posee varias salas y dos grandes simas de 45 y 33 metros respectivamente. Por el contrario, la vertiente izquierda es mucho menor y apenas posee un par de salitas a destacar.

    La gran mayoría de las evidencias arqueológicas de la misma se encuentran cerca del abrigo, si bien es cierto que en el interior (en el fondo de la cavidad) se han hallado varias concentraciones de carbón e incluso restos de osos de las cavernas (Ursus spelaeus). Este dato no hace más que reafirmar la presencia de esta especie en el entorno más inmediato, ya que en las cuevas de Rascavieja como en la citada Cofresnedo, aparecieron restos de este inmenso animal. Se sabe, por la presencia en otros yacimientos, que la lucha por estos enclaves entre los osos de las cavernas y los antiguos pobladores (tanto Homo heidelbergensis, Neandertales como Homo Sapiens) era algo común. Además, a pesar del tamaño y fortaleza de estos animales, solían ser presa de los grupos humanos cuando salían de caza, siendo las hembras y las crías las predilectas por no tener la fiereza y fuerza de los grandes machos. A modo de curiosidad, se cree que fueron los neandertales quienes tuvieron una relación más estrecha con los osos de las cavernas, llegando incluso a encontrarse extrañas estructuras de piedra excavadas en la pared a modo de a modo de sarcófagos que contienen en su interior uno o varios cráneos alineados de oso de las cavernas (cueva de de Regordou, Dordoña - Francia).

    Volviendo a la cueva de Coborruyo, el abrigo de acceso parece ser quien alberga más evidencias de un antiguo nivel de hábitat sin determinar cronológicamente, encontrándose varios fragmentos de huesos y piezas de sílex. A diferencia de muchas de las cuevas del valle, donde el arco cronológico (basado en las evidencias materiales) abarca un periodo de ocupación bastante más amplio, en esta cavidad no se han encontrado restos cerámicos, metálicos ni de ningún otro tipo hasta llegar al siglo X-XI d.C, siendo destacables en este punto las representaciones pictóricas de su interior. La cueva contiene 24 grupos de pinturas esquemático-abstractas, por desgracia no muy bien conservados debido a la humedad, sobre todo en la sala de la izquierda. Una de las marcas negras fue datada hace no muchos años por el Proyecto de la Prehistoria Reciente de Matienzo, obteniéndose como resultado una fecha alrededor del año 950 d.C, con una desviación de más menos 40 años.

    Estamos, en definitiva, ante otro de los grandes enigmas del valle de Matienzo. ¿Qué relación pueden tener los carbones del interior de la cueva con el nivel de hábitat del abrigo? ¿Por qué motivo no se conoce presencia humana en un arco cronológico tan elevado? ¿Existen inhumaciones de la Edad del Bronce/Hierro como en las cuevas aledañas? ¿Relación directa o indirecta entre sus pobladores y los osos de las cavernas?. Demasiadas incógnitas que, esperemos, en el futuro se resuelvan. ¡Ahh!, una última cosa. Cuando se hizo el reconocimiento y prospección hace años, los sedimentos de la entrada estaban en cubiertos de grandes cantidades de papel higiénico (y lo que lo acompaña), tal vez de visitantes, tal vez de escaladores o tal vez de todos en conjunto…una pena.

    Bibliografía: La cueva de Cofresnedo en el Valle de Matienzo - Jesús Ruiz Cobo / Peter Smith (Edita: Gobierno de Cantabria)

    Documentación gráfica y agradecimientos: The Matienzo Caves Project
  • SIMA DEL DIENTE

    La Sima del Diente (Matienzo, Cantabria) se ubica hacia la mitad de ladera en la sierra del Naso, en la base de un gran acantilado calizo de unos 800 metros sobre el barrio de La Vega. Nos encontramos en un entorno como mínimo, espectacular. La abrupta ladera posee una pendiente media del 40%-50%, nada más y nada menos, siendo el abrigo del Diente epicentro de una de las áreas más estables y cómodas de la zona, además del punto central de un conjunto de cavidades integradas en el propio abrigo. El techo del mismo lo constituye un plano inclinado formado por la cara interna de un estrato calizo, ocupando un total de 22 metros de longitud por unos 6/7 metros de profundidad. La sima se encuentra exactamente en la parte central y es una de las "cavidades" de mayor tamaño del conjunto. Su boca mide menos de 1 metro de ancho por algo más de 0,8 de alto, es decir, no apta para claustrofóbicos. Ya en su interior nos encontramos con una planta en forma de "T", ensanchándose en el "área de contacto" de las dos galerías principales (izquierda y derecha) para posteriormente ensancharse en su final. En total tenemos un área de unos 10,6 m2, algo más (cerca de 12) si se añade la superficie de dos pequeñas gateras existentes.

    El yacimiento fue excavado dentro del proyecto de la Prehistoria Reciente de Matienzo entre los años 1998 y 1999, publicándose los resultados dos años después (Ruiz Cobo y Smith, 2001). Es curioso cómo, tras el estudio e investigación tanto del abrigo como de la sima, el equipo del proyecto se encontró ante un modelo de formación del depósito arqueológico totalmente diferente al generalmente extendido como "estándar" en cuevas o abrigos prehistóricos. Generalizando, los estratos de ocupación suelen seguir un patrón más o menos lineal o disperso pero amplio (en cuanto a evidencias materiales). En cambio en la Sima del Diente los diferentes niveles están relacionados o "mezclados" de forma directa, de modo que esta circunstancia nos habla de acumulación de forma limitada en el espacio, es decir que no ha sido utilizado continuamente durante siglos y siglos, sino que intermitentemente. Un buen ejemplo para entenderlo nos lo da la datación absoluta de alguno de los materiales encontrados. Mientras que la muestra de un fragmento humano , denominado "Diente-2", proporcionó una datación que situaba la inhumación en el siglo IX a.C, otra muestra esta vez de un fragmento de madera carbonizada ("Diente-3") dio un resultado de más de 41.760 años de antigüedad.

    Bibliografía: La cueva de Cofresnedo en el Valle de Matienzo - Jesús Ruiz Cobo / Peter Smith (Edita: Gobierno de Cantabria)

    Documentación gráfica y agradecimientos: The Matienzo Caves Project
  • SIMA DEL CRANEO

    La Sima del Cráneo, o Cueva 2139 como también se conoce, es uno de los exponentes del valle de Matienzo junto con Cofresnedo y Rascavieja a la hora de analizar el gran número de depósitos cerámicos atribuibles al Calcolítico o Edad del Bronce relacionados con cavidades sepulcrales. Situada sobre el Barrio de Cubija, nos encontramos ante una pequeña gatera que en su boca no supera los 0.70 metros de alto por 0,75 de ancho circunstancia que, unida a la fuerte pendiente de la ladera donde se ubica, nos indica que no ofrece ningún espacio para el hábitat. Salvo en Cofresnedo, el valle nos ofrece claros ejemplos de prácticas funerarias o rituales en pequeños y apartados espacios, encontrándose casí siempre los restos óseos de individuos subadultos (lo que indica la importante tasa de mortalidad a esas edades) rodeados de fragmentos cerámicos e incluso en ocasiones con sus colgantes de hueso o conchas.

    Tras la angosta boca nos encontramos con una pequeña galería de unos 2,5 metros por 0.8 de ancho, de suelo cubierto por sedimento de tierra y con una ligera inclinación hacia el interior, terminando en una gran sima de 10 metros de profundidad. Este espacio posee un diámetro que oscila entre los 3 y 4 metros, presentando una pequeña gatera lateral a 5 metros aproximadamente y una repisa anexa a unos 7 metros. Más abajo, en el fondo de la cueva, se abre una galería bastante más espaciosa, de unos 5 metros de ancho por 10 de largo. Fue localizada por la Expedición Británica a Matienzo en sus trabajos de catalogación espeleológica del valle, encontrando el depósito arqueológico en una de sus exploraciones. Los trabajos de recuperación del material arqueológico se llevaron a cabo en el verano de 2005 tras el pertinente permiso y aceptación por parte de la Consejeria de Cultura.

    No cabe duda que el valle de Matienzo es todo un referente a la hora de interpretar un esquema de cierta homogeneidad en los procesos sepulcrales en cuevas de la Edad del Bronce en Cantabria. Poco o nada se conoce del ritual exacto llevado a cabo, lo cierto es que la similitud tanto en los materiales óseos como cerámicos hallados, hace pensar que estamos ante una sociedad con cierto arraigo a este tipo de costumbres.

    Bibliografía: Informe preeliminar del depósito arqueológico de la Sima 2139 (MTZ) de Matienzo (Ruesga) - Jesús Ruiz Cobo (GEIS/CR), Juan Corrin (E.I.M.) y Peter Smith (E.I.M.)*

    Documentación gráfica y agradecimientos: The Matienzo Caves Project
  • LA CUBIA DE LA VEGA

    Nos encontramos ante una pequeña cavidad situada en la ladera norte del valle de la Vega, en Matienzo. Las primeras noticias sobre la misma se producen a principios de la década de 80 del siglo pasado, cuando miembros de la Expedición Británica topografían un recorrido total de 100 metros. Ya por aquel entonces, se comprueba insitu que los vecinos de la zona conocían el enclave, ya que tanto en la pared como en el suelo de la cueva se encuentran inscripciones que así lo atestiguan. Tendrían que pasar dos décadas hasta que en el año 2001, John Corrin informase a la Consejería de Cultura y Deporte de la existencia de cerámica y carbones en su interior, solicitando el Proyecto "la Prehistoria Reciente de Matienzo" la posibilidad de realizar la recogida de los mismos en el marco de una intervención arqueológica, aprovechando que en aquel momento se encontraban inmersos en el estudio de la cercana cueva de Cofresnedo.

    La cueva no destaca por sus espectaculares dimensiones ni en su acceso ni en su interior, si bien es cierto que tras sobrepasar la pequeña boca (reducida por la presencia de grandes bloques) nos encontraremos un vestíbulo más o menos amplio. Nada más llegar a este punto, a la izquierda, nos encontraremos con las paredes (destruidas eso si) de lo que parece un pequeño redil ganadero. Si avanzamos hacia el flanco contrario, llegaremos a una galería baja que entre estalactitas y estalagmitas nos conduce a una sala más amplia. Poco o nada tiene de "comoda", ya que lejos de ser una estancia llana nos encontramos ante una gran rampa formada por derrumbes de grandes bloques, entre los cuales se encontraron los restos arqueológicos que se detallan posteriormente. Desde lo alto de esta sala parten dos galerías a izquierda y derecha pero sin apenas recorrido.

    Como veremos a continuación, tras el estudio e interpretación de los hallazgos, se cree que al igual que en paralelos cercanos (Cueva del Aspio, Cofiar, etc) pudiesemos encontramos ante un yacimiento ritual o de depósito de ofrendas. Esta costumbre está perfectamente documentada en nuestra región para la Edad del Bronce tanto pleno como Tardio, siendo uno de los referentes la cueva de El Pendo (Morlote y Muñoz, 2001), conocidísima en nuestros días por sus increíbles representaciones rupestres pero que no debemos de olvidar en este tipo de contextos. Independientemente de que los vasos cerámicos cambien en los rasgos básicos, nos encontramos ante una continuidad en los comportamientos rituales entre el segundo y primer milenio a.C., circunstancia que aun cambiando la tipología de los recipientes (más sencilla a comienzos del 2.000 a.C. y más elaborada hacia el 800 a.C) nos muestra de un modo inequívoco la importancia de estas cavidades y sus ofrendas para los antiguos cántabros.

    Bibliografía: La cueva de Cofresnedo en el Valle de Matienzo - Jesús Ruiz Cobo / Peter Smith (Edita: Gobierno de Cantabria)

    Documentación gráfica y agradecimientos: The Matienzo Caves Project
  • LA CUEVA MMMCLXVII

    En Cantabria, a diferencia de lo que muchos puedan pensar, no todas las cuevas poseen la monumentalidad morfológica (ni pictórica por supuesto) de Altamira, El Pendo, La Garma o Covalanas entre tantas. De hecho, existen cavidades en nuestra región que por no tener, no tienen ni nombre. ¿Existen cuevas con gran valor arqueológico sin siquiera un topónimo asignado?. Por supuesto, existen varias, pero hoy nos centraremos en una de las mejor estudiadas y analizadas para conocer el origen tecnológico y de manufactura en la utilización de cerámica en la Prehistoria Reciente. Hablamos como no de la cueva 3167, en Seldesuto (Matienzo).

    Se encuentra ubicada entre los valles de Matienzo y Arredondo, a unos 673 metros de altitud. Su boca es de pequeñas dimensiones, y la cavidad en sí tan solo se desarrolla a lo largo de unos 36 metros aproximadamente. Sus dimensiones internas tampoco destacan demasiado, ya que su anchura y altura oscila entre 90 y 60 cm (el sector más angosto de la gatera de entrada) y 190cm/ 265cm en su parte más "comoda". Vamos que, como bien se apuntaba al principio, no destaca por su monumentalidad. Es por este motivo por el que se cree que hace no mucho tiempo fue usada como posible recinto de uso ganadero, un murete que cerraba la entrada así lo atestigua. Incluso hoy podemos ver entre las escarpadas rocas que la rodean rebaños de cabras que reafirman esta teoría.

    Su valor arqueológico salió a la luz en Diciembre de 2010, ya que miembros de la Expedición Británica a Matienzo descubrieron un increíble conjunto cerámico dentro del programa "La Prehistoria Reciente de Matienzo" (J. Ruiz Cobo y P. Smith 1997;2001) que comenzó años antes. Tras el hallazgo, se solicitó a la Consejera de Educación la recogida y catalogación de los materiales, aprobándose y financiándose dicha intervención en el año 2011. A parte del trabajo "in situ", se realizó uno de los análisis cerámicos más completos publicados hasta ahora en nuestra región, no solo por la interpretación del yacimiento sino por el uso de tecnología avanzada en dicho estudio. El análisis mineralógico (realizado por difracción de rayos X), la caracterización macroscópica de la cerámica y la datación por termoluminiscencia fueron los ejes principales de este trabajo a nivel científico, sin olvidar ni mucho menos la labor de análisis de la variabilidad tecnológica, la caracterización del conjunto en base a sus materiales primas y la identificación de los procesos de manufactura. Todo ello llevado a cabo por Peter Smith, Miriam Cubas, Juan Corrin, Jesus Tapia, Imanol De Pedro, Jesus Ruiz Cobo y Eva MªPereda Rosales en un increíble documento, base principal de esta entrada.

    Como veremos a continuación, estamos ante un conjunto cerámico de gran importancia dentro de la Prehistoria Reciente en Cantabria ya que, si bien es cierto que existe algún paralelo como por ejemplo en la cueva de Portillo del Arenal, llama la atención el contexto en el que se encontró (único en nuestra región).

    Fuente: "De arriba abajo: estudio integral de la cerámica prehistórica de la cueva 3167 (Matienzo, Cantabria, Norte de España)" Aranzadi-Munibe
    Documentación gráfica: The Matienzo Caves Project
  • LA CUEVA DEL MOLINO

    La cueva del Molino es otra de las grandes incógnitas de valle de Matienzo. Las pequeñas estructuras encontradas en su interior, la curiosa disposición de las mismas (como veremos más adelante), los hallazgos materiales como restos cerámicos y óseos (fauna) y, en definitiva, una lista considerable de evidencias, llevan a pensar que estamos ante un yacimiento prácticamente desconocido. Eso sí, los procesos erosivos naturales y que nos encontremos ante una "cueva de agua" no han permitido que el estudio y conocimiento de la misma fuese mucho más exhaustivo, perdiéndose a buen seguro por el camino muchas evidencias arqueológicas arrastradas por el agua o enterradas por miles y miles de años de sedimentos. No olvidemos que hoy en día muchas de las cuevas poco atractivas (aunque en estos términos no hay cueva poco atractiva) pudieron contener un hábitat óptimo en la prehistoria/protohistoria, pudiendo albergar hogares y espacios secos donde hoy conocemos ríos y lagunas.

    En la actualidad, posee una impresionante boca que durante gran parte del año se encuentra completamente inundada por el río que se adentra en sus entrañas. En ese punto, prácticamente en la entrada y a la derecha del cauce, se encontraron a finales de siglo XX una pequeña placa de cobre decorada y pequeños fragmentos de cerámica. En esta misma cámara, por debajo del suelo de calcita que se ha ido formando durante miles y miles de años, se ha encontrado un nivel con piedras que invita a pensar que podríamos estar ante un zona fértil arqueológicamente hablando, aunque está sin estudiar. A medida que el curso fluvial avanza, va dejando pequeñas lagunas de increíble factura.

    Ya en el interior de la cueva, a unos 200 metros de la entrada y a la izquierda de un pequeño lago, se han conseguido identificar unos 600 metros de galería que combina partes húmedas principalmente con pequeños sectores secos. Curiosamente se ha conseguido posicionar la cueva de Rascavieja justo por encima de este punto en la ladera. Si por el contrario en la primera cámara avanzamos hacia la derecha, nos encontraremos con una pequeña galería donde se han identificado varios huesos (tanto calcificados como no) de una posible hiena, de modo que siguen aumentando las evidencias de que nos encontramos ante un entorno seco y confortable en la prehistoria. Si a esto le sumamos que en este mismo sector se encontraron en 2007 restos de cerámica (ver en la imagen), no queda ya ninguna duda.

    Tras pasar por diferentes lagos, coladas estalagmíticas y otras formaciones, llegamos al final de la cueva. Es en este punto donde se realizó uno de los hallazgos más desconcertantes para la comunidad arqueológica: Se encontró un pequeño muro de piedra, semicircular, de unos 2.5 metros de diámetro. Hasta aquí todo podría parecer normal..si no hubiese crecido una estalagmita justo por encima de él. Está más que claro que la pequeña estructura fue construida en algún momento de la Prehistoria, incluso se han llegado a realizar estimaciones sobre su datación, situándola entre los 10.900 y 35.000 años antes de nuestra era (Jesús Ruiz Cobo y Peter Smith, 2003).

    Para concluir, destacar que existe otro pequeño acceso al Este, mucho más pequeño que el principal pero a diferencia de este, seco todo el año. No cabe duda de que la cueva del Molino (o cueva del Agua como la conocen algunos) es un yacimiento con más incógnitas que respuestas. ¿Qué sentido tienen la estructura semicircular de su interior? ¿Cuántas evidencias se almacenan en el fondo de sus lagos? ¿Qué se esconde bajo su suelo calcificado?. En este caso, desgraciadamente, el tiempo no nos dará la respuesta..todo lo contrario, seguirá sepultándola a modo de infinito protector..

    Documentación gráfica y agradecimientos: The Matienzo Caves Project
  • EL ALTO DE LODOS

    Milenio V a.C. Desde lo alto de lo que hoy conocemos como Alto de Lodos, a unos 540 metros sobre el nivel del mar, una sociedad emergente basada en la agricultura y la ganadería comienza a expandirse por la comarca del Asón-Agüera. Personas que en el albor de la Edad de Los Metales se diferencian de sus predecesores por sus costumbres, por su modo de vida, por su manera de interpretar la muerte. Desde aquí, a unos 12 kilómetros de la costa en línea recta, dominan grandes valles y amplias praderas donde poder pastorear. Abundan las fuentes y los manantiales, esenciales para ellos. A día de hoy, aquellos que suban de ruta por este lugar, comprobaran de primera mano que el Alto de Lodos sigue siendo un referente para los ganaderos de la zona. Una actividad que durante siglos y siglos ha permanecido en estos inmensos prados que en conjunto conforman un paisaje idílico. Tan solo la construcción de la Ermita de Las Nieves y sus accesos han modificado la morfología del lugar. Edificación que ocupa la peña colindante al conjunto megalítico y que nuevamente parece "cristianizar" un lugar presumiblemente pagano. Incluso la primera cita de la misma, en el año 1356, puede que haga referencia a su milenario pasado ya que, estando bajo custodia de un ermitaño, era conocida como Virgen de Los Castros.

    Es justo antes de llegar a este conocido lugar donde centraremos nuestra atención. Unos 800 metros antes aproximarnos al citado edificio, debemos desviar nuestra atención hacia el Sur, concretamente en dirección al Alto de Lodos. Allí, entre ganado (como hace milenios), nos encontramos con un menhir de importantes dimensiones. Se trata de un bloque calizo que fue trabajado minuciosamente para alisar y redondear su superficie para darle el aspecto actual. Al igual que en otros yacimientos, nos encontramos que la composición rocosa del mismo (caliza) dista bastante de las de su propio entorno (areniscas), lo que nos da a entender que fue trasladado para permanecer aquí por la eternidad. Como podemos apreciar se encuentra hincado, si bien está muy inclinado por el paso de los siglos. La parte visible del mismo tiene alrededor de 1,86 metros, y a día de hoy sirve como hito divisorio entre Guriezo, Ampuero y Rasines. A buen seguro, debido a su uso como referencia territorial, tiene una cruz grabada que apenas se aprecia. Esta práctica era común en tiempos medievales para demarcar la que vertiente a la que pertenecía cada espacio que delimitaba.

    En su entorno, tanto en el menhir como en el túmulo que veremos a continuación, podemos encontrar una panelización totalmente desgastada que indicaba hace pocos años la importancia del lugar pero que hoy no se mantiene. De todos, a parte de las publicaciones especializadas y alguna pequeña referencia en portales locales (sin ningún detalle), no existe apena información pública del conjunto. Un recurso cultural y turístico que otras comunidades autónomas ya explotan y conservan desde hace décadas y que mientras tanto, en la que se presupone "joya arqueológica del Norte", se deja a merced de la indiferencia.

  • CUEVA DEL VALLE

    La cueva del Valle es, aun no pareciéndolo, uno de los mayores exponentes arqueológicos y espeleológicos de Cantabria. Sin duda, así de rotundo. Y no, no tiene ningún tipo de manifestación pictórica ni grabado alguno que se conozca. Con estas premisas mucha gente pensará "Pero..¿Por qué está abierta?", "Pero sino está protegida, ¿no?" o "Entonces..¿Qué tiene de especial?". Y todos ellos tendrán razón ya que es una cueva en la que puedes entrar hasta su vestíbulo (se recomienda encarecidamente no adentrarse en su interior) con los más pequeños y si, su valor arqueológico está "protegido" (por llamarlo de alguna manera) por una importante costra estalagmítica y por una placa de hormigón que impide que se acceda a los niveles estratigráficos del yacimiento. Cierto es que esto no es suficiente, todos podemos apreciar que las filtraciones del agua del interior arrastran (y siguen arrastrando) los materiales por debajo del hormigón. Pero reafirma una teoría que desde el portal llevamos defendiendo años en otros yacimientos mucho más abandonados: El flujo de personas continuado, en este caso familias y familias con niños/as, es un excelente disuasor para todos aquellos que tienen ganas de llevarse aquello que no es suyo.

    El valor arqueológico de la cueva del Valle fue descubierto por el padre Lorenzo Sierra en 1905, quien encontró un importantísimo yacimiento de arte mueble que nada tiene que envidiar (todo lo contrario) a otras cuevas de Cantabria. Inicialmente encontró piezas del periodo Magdaleniense Superior/Aziliense. Las primeras excavaciones como tal fueron desarrolladas por miembros del Instituto de Paleontología Humana de París (IPH) entre los años 1909 y 1911, siendo realmente fructíferas dado el volumen y calidad de las piezas encontradas que veremos posteriormente. A finales de la década de los 90 (entre 1996 y 1998) un equipo de la Universidad de Valencia dirigido por Maria Paz García-Gelabert realizó una revisión de los trabajos previos y nuevos sondeos para delimitar el yacimiento, encontrando nuevamente materiales que reafirmaban la cronología previa (Magdaleniense Superior/Aziliense) además de incluir ocupación en la Edad del Bronce en un momento de la protohistoria. Paralelamente, se crea a su alrededor el conocido como "Parque Paleolítico de la Cueva del Valle". Un acondicionamiento de su entorno para pequeños y mayores donde se puede aprender en que hábitat (mamut a escala incluido) vivieron los antiguos pobladores de la cueva. Cartelería, accesos y un gran área para aparcar y donde comer de picnic.

    Como podemos apreciar, la cueva del Valle es un icono (si si, icono) de la prehistoria de Cantabria. Un lugar que se ha sabido aprovechar para el esparcimiento de familias enteras que con su sola presencia disuaden y protegen el yacimiento. Una protección infinitamente mayor que la capa de hormigón que se "echó" a finales de los años 80 del siglo pasado sin tener en cuenta que el flujo de agua no pasaría solamente por encima del hormigón, sino también por debajo (arrastrando materiales de incalculable valor río abajo, incluso a pocos metros de la placa). A buen seguro que esta circunstancia, y la información que expondré a continuación, será buen dardo que lanzarnos por explicar lo que realmente es la cueva del Valle y lo que contiene en su interior.

    Bibliografía: "Excavación de la Cueva del Valle (Rasines)". Actuaciones arqueológicas en Cantabria 1984-1999. María Paz García-Gelabert




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