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  • SIERRACASTRO

    El campamento o castra aestiva de Sierracastro (Santiurde de Reinosa/Pesquera) es otro claro ejemplo del abandono de muchos yacimientos en Cantabria. Su excelente ubicación estratégica, sobre la cabecera de la calzada romana entre Pisoraca y Portus Blendium, lleva a pensar que pudo tener un papel importante en la romanización del territorio y el posterior control de las comunicaciones de la Meseta con la costa. Desgraciadamente ni su tipología ni su hipotético contexto histórico han llevado a su protección, apareciendo lo que parecen algunas remociones en su interior con la finalidad de extraer materiales arqueológicos de los cuales nada hay documentado.

    Se sitúa a medio kilómetro al Sur de la localidad de Pesquera, a un kilómetro escaso de Rioseco y a 1,5 de Santiurde de Reinosa, quedando ubicado entre ambos municipios. Es curioso como la toponimia del enclave varía dependiendo si nos encontramos en uno u otro, ya que la alargada colina donde se asienta recibe el nombre de "El Coto" en Santiurde y "Las Suertes" en Pesquera. El hallazgo del campamento fue llevado a cabo por Miguel Ángel Fraile en la década de los 90 del siglo pasado, siendo visitado posteriormente por varios arqueólogos de renombre aún sin llevarse ningún tipo de intervención arqueológica hasta el momento.

    Bibliografía: Castros y castra en Cantabria. (Edita ACANTO)
    Agradecimientos: Antxoka Martínez Velasco
  • EL CASTRO II

    En el entorno de la localidad de Quintanilla de Rucandio (Valderredible) se levanta el conocido como Pico Castro, una imponente atalaya natural que sigue guardando con celo gran parte de su milenario legado. Tanto el poblado prerromano como el campamento de campaña o castellum que alberga son una auténtica incógnita que esperemos que con el paso del tiempo de sus frutos arqueológicos. De ambos yacimientos se sabe relativamente poco, ya que no se ha realizado intervención ninguna arqueológica a excepción de prospecciones visuales. Es por esto por lo que para alguno de sus elementos estructurales hay diversas hipótesis igualmente validas hasta que se demuestre lo contrario..nos adentramos de nuevo en el mundo de la "arqueología interpretativa" tan necesaria siempre y cuando sea un apoyo para la investigación in-situ de los enclaves, pero tan controvertida si es la única herramienta de trabajo.

    Nos centraremos en el yacimiento denominado El Castro II, el cual engloba el campamento de campaña o castellum romano. Ubicado en el extremo Sureste de la plataforma inferior de la formación rocosa, El Castro II ocupa una de las "esquinas" desde donde se controla el tránsito por el valle al Sur y el yacimiento superior (correspondiente al castro prerromano) al Norte. Fue descubierto por José Ángel Hierro Gárate y Eduardo Peralta Labrador en el año 2007, si bien es cierto que años antes García Soto menciona la existencia de varias estructuras al pie de El Castro (2001: 141-142) sin determinar si se refería a estas mismas o no. En el año 2008 fue incluido en el Inventario Arqueológico de Cantabria (INVAC) por uno de sus descubridores, José Ángel Hierro Gárate.

    Bibliografía: Castros y castra en Cantabria.(Edita ACANTO)

    Agradecimientos: Jose Angel Hierro Gárate
  • CASTRO DE LOS PEÑOS

    El castro de Los Peños se sitúa entre las localidades de Fontecha y Fresno del Río (Campoo de Enmedio), concretamente en una elevación que domina un amplio territorio hacia el sur. Sus características tipológicas (fortificación amurallada) y su emplazamiento en altura (entre los parajes de "Arvejales" y "El Castro"), unido a su posición estratégica citada en el párrafo anterior, hacen de él un enclave castreño por antonomasia. Como veremos más adelante, no es un yacimiento que impresione ni por su tamaño ni por la grandiosidad de sus estructuras, pero esto no quiere decir que no tenga relevancia histórica. Fue descubierto por el arqueólogo e investigador Ramón Bohigas Roldán en la década de los años 70 del siglo pasado, aunque la primera referencia escrita sobre el mismo se produce 20 años después por tanto por su descubridor (1990: 120) como por Miguel Ángel Fraile (1990: 128-129, 627), quien lleva a cabo una recogida de materiales en superficie en la década de los 80. En este sentido destacaría la presencia de cerámicas a mano y algún fragmento de molino de arenisca, aunque no existe documentación alguna sobre los mismos a parte de la cita.

    Respecto a su cronología, Fraile y Bohigas lo atribuyen a la Edad del Hierro sin más detalles, si bien es cierto que poco se puede hacer a este respecto sin intervención alguna o sin la presencia de materiales que puedan reducir este arco temporal. En este planteamiento tanto Eduardo Peralta Labrador como Emilio Muñoz (1993: 61-62, nº 17) son de la misma opinión.

    Bibliografía: Castros y castra en Cantabria. (Edita ACANTO)

    Agradecimientos: Antxoka Martínez Velasco
  • EL CASTRO

    El Castro (Quintanilla de Rucandio, Valderredible) forma, junto al cercano castellum de El Castro II, un yacimiento de increíbles dimensiones. Ya no solo eso, sino la tipología de ambos enclaves y una posible contextualización de los mismos en la época de las Guerras Cántabras o posterior control del territorio, hacen de él un auténtico diamante en bruto. El castro se sitúa sobre una enorme atalaya natural de fuertes cantiles, circunstancia idónea para establecer un poblado prerromano con un dominio visual (hacia el paso del puerto de Carrales) y unas defensas naturales privilegiadas. Salvando las distancias, esta plataforma rocosa nos recuerda morfológicamente a otras grandes "atalayas" como Peña Amaya, el campamento romano de La Muela o el castro de Abiada, en los cuales destaca la ausencia de grandes defensas construidas por la mano del hombre salvo en sus accesos.

    El Castro fue descubierto por Ernesto García-Soto Mateos en el año 1989, realizándose años más tarde (2001) otra prospección visual por él mismo para determinar el alcance del yacimiento. No se ha documentado la presencia de materiales ni el hallazgo de los mismos, si bien las características de su acceso así como el contexto general del yacimiento (castro y castellum romano) llevan a pensar a los investigadores que estamos ante un enclave de la Edad del Hierro, sin concretar eso si la cronología exacta del mismo. Será vital en el futuro, además de proteger el yacimiento mediante las medidas legales correspondientes, realizar una intervención arqueológica que pueda determinar tanto la importancia del mismo como sus orígenes.

    Bibliografía: Castros y castra en Cantabria. (Edita ACANTO)

    Agradecimientos: Antxoka Martínez Velasco
  • PEÑA CAMPANA

    La estructura campamental de Peña Campana (Horna de Ebro, Campoo de Enmedio) es un pequeño recinto ovalado sobre el que los autores no llegan a un consenso respecto a su uso o tipología, si bien es cierto que ninguno duda de su antigüedad como veremos más adelante. Su entorno está afectado por una plantación de pino que dificultará el estudio tanto de su origen como de su contextualización, aunque en este caso el yacimiento no solo está alterado por la mano del hombre sino por procesos erosivos naturales. Su privilegiada posición en un alto a 947 metros sobre el nivel del mar hace de su ubicación un punto estratégico de importante consideración, desde el cual se controlan puntos a más de 30 kilómetros de distancia. Las laderas situadas al Norte del recinto no tienen mucha pendiente, en cambio al Sur nos encontramos con un fuerte desnivel que actúa a modo defensa natural.

    El enclave fue descubierto por Miguel Ángel Fraile en una fecha que no se puede precisar, aunque lo que si conocemos es la primera cita publicada (Fraile, 2004: 15-Horna). Posteriormente, en el año 2007, fue incluido en el Inventario Arqueológico de Cantabria (INVAC) por José Ángel Hierro Gárate. Desgraciadamente, hasta el día de hoy, no se ha realizado ningún tipo de intervención arqueológica en Peña Campana. La única referencia sobre la estructura campamental es un croquis publicado por su descubridor. Del mismo modo, no se ha documentado la presencia de ningún material que pueda contextualizar o ubicar cronológicamente el yacimiento, si bien es cierto que existen varias alternativas: ¿Un castro?, ¿Un campamento romano?. El tiempo y una futura intervención arqueológica (si llega a realizarse) nos aclararán un poco más sobre este erosionado, pero no por ello menos relevante, lugar.

    Bibliografía: Castros y castra en Cantabria. (Edita ACANTO)

    Agradecimientos: Antxoka Martínez Velasco
  • CASTRO DE LA LOMBA

    La Lomba (Campoo de Enmedio, Cantabria), también conocido como castro de Aldueso, ocupa un magnifico espolón con fuertes defensas naturales desde el que se controla visualmente gran parte del valle de Campoo y el acceso desde la cuenca del Besaya. La superficie de su cima es bastante regular, salvo algún afloramiento rocoso disperso, dotándolo de un área habitable de consideración si suponemos que toda ella se encontrase poblada. La altura oscila entre los 850 y 865 metros con una cota máxima de 876, siendo este dato fundamental para comprender su estratégica posición.

    Fue descubierto por Miguel Ángel Fraile en la década de los 80 del siglo pasado, citándose con posterioridad el descubrimiento de algunos interesantes materiales (1990: 627, nº 47) que son claves para contextualizarlo al menos en parte. Tuvimos que esperar hasta no hace mucho tiempo (entre el otoño de 2009 y verano de 2010) para que una intervención confirmase lo que todo el mundo pensaba. Tanea Arqueología, de la mano de Yolanda Diaz Casado, abordo una actuación arqueológica cuyo objetivo era certificar que tanto las informaciones respecto a los materiales hallados como la posible extensión del poblamiento no era una mera hipótesis. Las prospecciones iniciales dieron sus frutos desde el primer momento, ya que mientras se identificaban las estructuras documentadas aparecieron cuatro fragmentos cerámicos en superficie. A partir de este punto, tanto los trabajos de topografía como la posterior prospección con georradar arrojaron algo más de luz en la investigación, detectándose una serie de anomalías (todas ellas a un metro de profundidad) donde se realizaría a posteriorí una segunda intervención que transformaría la hipotética cronología en algo mucho más tangible como veremos a continuación.

    Agradecimientos: José Ángel Hierro Gárate
    Bibliografía: Castros y castra en Cantabria. (Edita ACANTO)
  • LA POBLACION DE SUSO

    El castro de La Población de Suso (Campoo de Suso, Cantabria) es otro de esos enclaves por el cual estás acostumbrado a pasar decenas y decenas de veces y en el que nunca te fijarías. Esto, desgraciadamente, se convierte en una tradición en nuestra tierra, ya que la puesta en valor de arqueo-sitios o musealización de yacimientos (con unos simples paneles informativos) queda reservada para dos o tres afortunados. Volviendo al castro, se sitúa al Sureste de la localidad que le da nombre, concretamente en una pequeña colina cuyo lado Oeste presenta un abrupto relieve. Por el contrario, tanto el Norte como el Este son mucho menos escarpados, mientras que en su lado Sur encontramos una lengua de tierra que comunica la elevación con su entorno. Es por lo tanto, tal y como veremos en la identificación de sus estructuras, el flanco más accesible y a la vez más fortificada del yacimiento.

    Respecto a su hallazgo poco se sabe. Se cree que se produjo a mediados del siglo XX, pero nadie ha determinado la autoría real de su descubrimiento. Es por aquel entonces cuando comienza a ser referenciado por diversos autores como por ejemplo Joaquín González Echegaray (1966:108). El único estudio del yacimiento que ha llegado hasta nuestros días es obra de Miguel Ángel Fraile (1990: 121-122). El castro de La Población de Suso es, sin lugar a dudas, otro enclave castreño que permanecerá en el olvido otras tantas décadas más por parte de la administración, haciéndose tan solo eco de él cuando algún investigador o arqueólogo se arriesgue y consiga sacar de sus entrañas el milenario pasado que atesora. Mientras tanto, seguirá expuesto a la acción del hombre, pudiendo acabar a modo de cantera como otros tantos de su alrededor..una auténtica pena..

    Bibliografía: Castros y castra en Cantabria. (Edita ACANTO)

    Agradecimientos: Antxoka Martínez Velasco
  • SAUNA DE ORNEDO

    Es significativo que una de nuestras publicaciones esté dedicada en exclusiva a un único sondeo..pero su interés tanto arqueológico como interpretativo bien lo merecen. Tanto su contextualización en el interior del oppidum de Monte Ornedo (Valdeolea, Cantabria) como el papel que pudo jugar en la vida cotidiana de sus antiguos moradores hacen de la estructura que vamos a detallar a continuación un hallazgo único e irrepetible hasta el momento en Cantabria. Lo que llamaríamos en la "prensa amarilla" una exclusiva con letras mayúsculas: Estamos hablando de la única sauna castreña encontrada y documentada en el territorio de los antiguos cántabros, un hallazgo sin precedentes en décadas y décadas de investigación en nuestra región y el norte de Castilla y León.

    Tanto su morfología, la disposición de sus estancias y sobre manera su funcionalidad la relacionan directamente con las saunas encontradas desde Portugal a Asturias, punto donde hasta el día de hoy parecía "cortarse" el flujo constructivo de las mismas. No olvidemos que todo el Noroeste hispánico posee una gran variedad de estructuras castreñas similares, pudiendo asemejarse incluso con las "burnt mounds" atlánticas o con los "fulachta fiadh" irlandeses si es que se confirma que estas últimas son estructuras de este tipo. Gracias a las dataciones radiocarbónicas de los materiales encontrados (que veremos más adelante) se puede enmarcar esta edificación en una avanzada II Edad del Hierro, concretamente entre el siglo II a.C. y el periodo de Las Guerras Cántabras, siendo este dato significativo por la importancia del oppidum de Monte Ornedo por aquel entonces ya no solo (según parece) como centro neurálgico, sino como referente respecto a las tradiciones o costumbres socioculturales de los cántabros.

    La puesta en valor de este increíble hallazgo ha sido llevada a cabo por los conocidos arqueólogos e investigadores Pedro Ángel Fernández Vega (antiguo director del MUPAC y director del proyecto), Lino Mantecón Callejo, Rafael Bolado del Castillo, y Joaquín Callejo Gómez, quienes tras formar parte del equipo de excavación del oppidum de Monte Ornedo durante años han conseguido interpretar y contextualizar esta auténtica maravilla. De todos modos, su descubrimiento es aún hoy una auténtica incógnita. La primera cita sobre el edificio la realizó Adolft Shulten en los planos de Santa Marina a principios de siglo XX, sin siquiera saber el uso o cometido del complejo. Entre los años 2009 y 2010, en la primera gran campaña sobre el oppidum, Pedro Ángel Fernández Vega decide excavar en este punto citado décadas atrás. Sería posteriormente, unos dos años después y tras la intervención in situ, cuando todo el equipo comienza a vislumbrar la importancia de su trabajo y hallazgo. Gracias al sorprendente análisis y minucioso estudio en la revista Nº65 de Munibe (Antropologia-Arkeologia), podemos entender un poco más sobre su cometido y características.

    Como se puede apreciar tan solo con esta pequeña introducción, estamos ante un hallazgo que por sí solo merece líneas y líneas de contenido. Algo tan revolucionario y único en nuestra región (arqueológicamente hablando) que deberá de reafirmar el trabajo continuado sobre uno de los yacimientos más prolíferos y con más potencial de toda Cantabria. ¿Será este el paso definitivo para una intervención arqueológica de grandes dimensiones tanto a nivel económico como socio-cultural?, ¿Estamos un poco más cerca de conocer el pasado indígena y romano de la zona? ¿Esta Juliobriga, que no Retortillo, cada vez más cerca?.

    Fuente: Aranzadi - Munibe
  • LAS ERAS DE CAÑEDA

    El castro de Las Eras de Cañeda (Reinosa, Cantabria) es el típico yacimiento que ha terminado engullido por la mala praxis de las administraciones. Estamos hablando de un enclave cuyo interés arqueológico es conocido desde hace más de 60 años, sobre el cual ilustres investigadores han hecho referencia en diversas publicaciones, incluso en el que se han recogido materiales depositados hoy en día en el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria..¿Y para qué?. Pues para que una cantera entre finales de la década de los 80 y principios de los 90 se llevase por delante siglos y siglos de historia. Muchos achacarán el desconocimiento, no sin razón, de la conservación del patrimonio por aquel entonces, otros a los intereses personales y políticos de una explotación de este tipo, así un largo etc que enmascaró y sigue enmascarando una realidad incómoda: Nadie aún en nuestros días hace nada por recuperar parte de su esplendor. Este yacimiento se une a la interminable lista de enclaves (Castro de Triquineja, La Lomba, Pico del Oro, Castro de Las Lleras) afectados o en peligro por este tipo de explotaciones..es lo que hay.

    Volviendo a lo realmente importante, de Las Eras de Cañeda se tiene conocimiento desde hace décadas, aunque no existe una "autoría" definida sobre su hallazgo. Ya en los años 40 del siglo pasado existen referencias escritas del castro, destacando Jesús Carballo (1952) la importancia estratégica del mismo para controlar el paso hacia el norte de Cantabria. A mediados de 1950, Joaquín González Echegaray y A. García y Bellido llevaron a cabo las primeras excavaciones del lugar, siendo el resultado de las mismas una decepción por la ausencia de resultados destacables. El yacimiento es citado con asiduidad en posteriores publicaciones de varios autores: Arredondo (1977), Bohigas (1987), Marcos (1990: 480), Fraile (1990: 128-129) o Peralta y Muñoz (1999: 61, nº 15). Sería durante los primeros "coletazos" de la citada cantera (años 80 y 90) cuando los materiales más interesantes aflorasen a la superficie, no siendo esto por aquel entonces motivo suficiente para detenerla. Hoy en día poco o nada queda de un yacimiento que comenzó a ser prolifero a medida que observábamos atónitos como desaparecía. ¿Se podría hacer algo todavía? Seguro que sí, otra cosa es que interese.

    Bibliografía: Castros y castra en Cantabria. (Edita ACANTO)
  • TESERA DE LAS RABAS

    La tésera de Las Rabas (Cervatos, Campoo de Enmedio) es otra pieza fundamental dentro de la arqueología regional, sobre todo si tenemos en cuenta que es la primera encontrada en los límites de la actual Cantabria. No debemos confundir este dato con el hallazgo de la tésera de Cildá, la cual es la primera documentada en territorio de los antiguos cántabros (Palencia), no dentro de nuestra región. Dos décadas separan la puesta en valor de ambos iconos culturales, tiempo más que suficiente para que decenas de intervenciones arqueológicas nos hayan alejado paulatinamente de la imagen surrealista, fiera, mediática y belicosa por naturaleza de los antiguos moradores de Regio Cantabrorum: Nos encontramos ante una sociedad de pautas y raíces indoeuropeas, que habitaba en poblados fortificados y cuya economía se basa fundamentalmente en la ganadera, en la agricultura extensiva y en el aprovechamiento de su medio gracias a la caza, pesca, recolección e intercambios comerciales. Estos últimos nos dan a entender que poseían una organización sociopolítica compleja donde los lazos con tribus y pueblos vecinos con intereses comunes eran símbolo de prestigio y garantía de desarrollo. ¿Dónde quedan los cántabros barbaros y salvajes citados por Estrabón?. Pues suponemos que en la versión que se quería dar del conflicto bélico, donde el predominio cultural e ideológico de Roma era superior a cualquier otra tendencia.

    Volviendo a la tésera, fue encontrada en uno de los yacimientos de la Edad del Hierro más relevantes del norte de Hispania: El castro de Las Rabas. Este enclave, descubierto en la segunda mitad del siglo XX, ha sido excavado en diversas ocasiones desde que Miguel Ángel Guinea y su equipo comenzasen a poner en valor sus increíbles hallazgos allá por el año 1968-69. Estamos hablando de un poblado de unas 10 hectáreas de extensión aproximadamente, si bien es cierto que no se sabe con exactitud las dimensiones reales del mismo por la dificultad a la hora de delimitarlo. Se conoce parte de su aparato defensivo, dotado de murallas de piedra con sillares de gran tamaño. Su posición estratégica, no tanto bélica como de control sobre el tránsito comercial y de personas, además de la increíble variedad de restos materiales que ha dado hacen de este castro un lugar único. En base a las dataciones realizadas, se sabe que su adscripción cronología se extiende desde el siglo IV/III a.C. hasta el I a.C., siendo arrasado finalmente por la maquinaria bélica de Roma en el transcurso de las Guerras Cántabras.

    Respecto a la cronología exacta de la tésera, se trata de una pieza que carece de un contexto claro dentro del marco de la intervención arqueológica, encontrándose aislada en un sector del castro. La datación de materiales que coinciden con el periodo de mayor auge del enclave nos llevan a incluirla entre los siglos II y I a.C, apoyándose además esta afirmación en la propuesta de un ejemplar de increíbles similitudes como veremos un poco más adelante.

    Bibliografía: Archivo Español de Arqueología 2011, 84, págs. 43-50 (Rafael Bolado del Castillo - Pedro Ángel Fernández Vega)
  • PEÑA CUTRAL

    La calzada de Peña Cutral (Campoo de Enmedio, Cantabria) es el máximo exponente viario de tipología romana en Cantabria. Se sitúa en el paso abierto entre las cumbres de La Rasa y Cotio, punto estratégico a la hora de acceder desde el sur de Cantabria hasta la cuenca del rio Ebro. Ya no solo eso, sino que su importancia también estriba en ser la vía de comunicación que nos deja a las puertas de la ciudad de Iuliobriga, siempre y cuando la urbe esté ubicada en el yacimiento de Retortillo.

    Ya en el siglo XIX, Ángel de los Ríos hizo hincapié en la posible importancia arqueológica de este paso, citando la existencia de una calzada en las inmediaciones (Ríos y Ríos, 1889). Este sería el punto de partida para que, a mediados de la década de los 50, A. García y Bellido trabajase sobre el terreno y se convirtiese en el primer investigador en describir los hallazgos romanos localizados en el entorno de la propia vía, entre los que destacaban restos cerámicos y un as de Augusto acuñado en Celsa. Tendrían que pasar más de treinta años hasta que se realizase la primera intervención arqueológica como tal, concretamente entre los años 1988 y 1989 de la mano de Juan Antonio Muñiz y José Manuel Iglesias Gil. Seria este trabajo el que sacase a la luz el potencial arqueológico de la calzada, obteniendo de sus resultados todo el conocimiento que hasta nuestros días se tienen de Peña Cutral. Llevaron a cabo una prospección y diversos sondeos (que luego veremos en detalle) del collado donde se pudo confirmar inequívocamente el carácter romano de la vía, coincidiendo el tiempo además con la localización de un milario dedicado al emperador Caro en el entorno de Celada Marlantes.

    De los aproximadamente 4 kilómetros conocidos de su trazado, solo se aprecia su firme original en los sondeos practicados en la citada intervención, sin contar con el tramo que se conserva a su paso por el yacimiento de Retortillo. Desde este punto hacia el collado de Peña Cutral la calzada discurre encajada en la ladera, con suaves pendientes y un trazado más o menos rectilíneo. Todo lo contrario ocurre con su vertiente Sur, zona mucho más escalonada (con pendientes parciales del 9%) donde la infraestructura realiza varios cambios bruscos de dirección para superar estas curvas de nivel. De lo que no queda duda, a diferencia de las otras "calzadas romanas" de Cantabria, es las características técnicas y constructivas de Peña Cutral responden a la perfección a la tipología romana de época imperial en Hispania. No hablamos por lo tanto de estrechos caminos entre montes y brañas, sino de una calzada de una plataforma que oscila entre los 6/7 metros, con un firme consistente en varias capas de zahorra (suelos granulares) de guijo calizo o canto rodado según la zona y necesidad, todo ello contenido en una estructura de roca arenisca y gruesos cantos que dan forma a los margines de esta espectacular construcción.

    Fuente: "Prospecciones y excavaciones arqueológicas en el collado de Peña Cutral" (Juan Antonio Muñiz - José Manuel Iglesias Gil)
    "Peña Cutral (Cantabria). La vía y los campamentos romanos" (Juan José Cepeda Ocampo)
    Agradecimientos: Lino Mantecón Callejo
  • EL CASTREJON

    El Castrejón (Naveda, Campoo de Suso) es uno de los enclaves más enigmáticos y a la vez más citados como "castro cántabro" en nuestra región. Todo esto sin conocer en la actualidad presencia de materiales arqueológicos entregados o recuperados que lo puedan adscribir cronológicamente como tal. Digo bien, ya que a nuestros días no ha llegado ninguno..otra cosa bien distinta es que si se hallasen en el pasado y que nada se sepa de ellos como bien veremos. El yacimiento es conocido desde hace décadas, siendo descubierto y estudiado por Jesús Carballo en los años 40 del siglo pasado (Carballo, 1952: 305). Esta atalaya natural es fácilmente diferenciable en la zona, encontrándose a tan solo unos metros del acceso a la localidad de Proaño por el Noreste y de Naveda por el Sur. Posee unos 300 metros de longitud en su eje más largo (Este-Oeste) por 160 metros en inferior (Norte-Sur). Es en estas dos últimas vertientes donde dos grandes cantiles calizos actual como defensa natural, formándose así grandes pendientes que hacen muy complicado su acceso.

    Además de las investigaciones realizadas por su descubridor, arqueólogos e investigadores de renombre han realizado diferentes prospecciones y estudios en su lisa cima. Al conocido A. Schulten (1942) le seguirían D. Gallejones y Joaquín Gonzalez Echegaray (1951: 145-150) quienes definirían el sistema defensivo sin realizar excavación alguna con la aportación en la parte noroccidental de Miguel Ángel García Guinea ese mismo año. En los años posteriores nuevamente Echegaray (1966), Bohigas, Marcos (ambos en 1987), Fraile (1990) y Peralta/Muñoz (1997) intentaron vislumbrar algún horizonte con sus prospecciones en El Castrejón..sin resultados concluyentes. En los últimos años (2007-2008), el arqueólogo José Ángel Hierro Gárate lo incluiría en el INVAC - Inventario Arqueológico de Cantabria.

    Estamos en definitiva, ante un yacimiento donde las incognitas son mucho más numerosas que las respuestas. Otro de tantos donde el paso del tiempo y la falta de fondos para investigar en nuestra región lo relegarán a una posición que, tal vez, no merezca su milenario pasado.

    Bibliografía: Castros y castra en Cantabria. (Edita ACANTO)
  • PEÑA LOSTROSO

    Viajemos miles de años a lo que hoy en día conocemos como la cabecera del rio Ebro, concretamente al Monte Hijedo. Tanto el paisaje, estructuras, arbolado, carreteras, y el mismísimo pantano desaparecen. Nos encontramos ante una época de cambio importantísimo, no solo en lo social sino en lo tecnológico. Dejamos atrás una cultura que, si bien es cierto ya había comenzado un cambio en su modo de vida y había perfeccionado la talla y confección de herramientas en piedra (Neolítico), pasa a utilizar técnicas más modernas y a trabajar los metales: Arranca el Calcolítico y por lo tanto la Edad del Metales.

    Y es aquí, en la citada cabecera del río Ebro y los municipios del Sur de Cantabria que la conforman, donde una sociedad comienza a plasmar en la fría roca sus inquietudes y tal vez creencias. Vestigios arqueológicos que nuevamente están posicionando el Monte Hijedo y su entorno donde siempre mereció. Grabados, estelas, ídolos y un largo etc que aun conociéndose desde hace décadas, es ahora cuando están adquiriendo la importancia que merecen. Una sociedad cubierta desde hace siglos por un frondoso bosque, lleno de vegetación que ha conservado en muchos casos su milenario encanto.

    El conjunto de Peña Lostroso ha sido uno de esos tesoros que hasta no hace mucho tiempo estaba camuflado por una plantación de pino. Tallado sobre dos paredes verticales contiguas, orientadas ambas al Sur (Oeste y Este), a día de hoy se encuentra parcialmente despejado lo que hace fácil su observación. La primera documentación al respecto fue redactada (que no publicada) por el entonces médico y aficionado a la arqueología D. Ricardo García Diaz. Se trata de un documento redactado en Junio de 1935 que incluye una escueta descripción del lugar y un croquis con anotaciones e interpretaciones compartidas con Jesús Carballo (antiguo director del Museo de Prehistoria de Santander). Años más tarde, concretamente el 6 de Agosto de 1943, el lugar fue publicado en el periódico Alerta por Adolfo G. Fernández Castañeda, donde se incluía una foto general de las rocas y un dibujo con el motivo central del panel. Desde entonces hasta el año 1993 fue un conjunto del que prácticamente no se tuvo constancia, ni en lo arqueológico ni en lo social. Serían los miembros del dpto de Ciencias Históricas de la UNICAN, Luis Teira y Roberto Ontañon quienes basándose en informaciones del investigador Ramón Bohigas y Julian Macho (vecino de Reinosa) comenzarían un primer proyecto de documentación de los paneles, además de planear un primer proyecto de prospección arqueológica de toda la zona. En estos últimos años el descubridor de la estela de Salcedo y aficionado la arqueología, Ernesto Rodrigo, y el grupo al que pertenece (Petroglífos en Valderredible), están realizando una increíble labor tanto en el descubrimiento de nuevos vestigios como en reactivación del interés arqueológico en la zona. Ejemplo claro de que tanto profesionales como grupos sociales tienen un peso importantísimo en la puesta en valor del patrimonio regional.

    Como veremos a continuación, el conjunto de Peña Lostroso es uno de los mejores exponentes arqueológicos de la región. Un yacimiento que sin contener ningún otro vestigio material más allá de sus figuras, escribió hace miles de años su nombre con letras mayúsculas para todos nosotros.

    Bibliografía: "Después de Altamira - Arte y grafismo rupestre post-paleolítico en Cantabria" (Editorial ACANTO)
    Agradecimientos: Ernesto Rodrigo Gutierrez / Palmira Incera
  • COMPOSICION DE LA SERNA

    Es curioso como aun transcurriendo miles y miles de años entre los antiguos habitantes de Cantabria y nosotros mismos, en lo más profundo de nuestro ser, tenemos la necesidad de plasmar nuestro día a día, nuestras creencias, nuestros anhelos y todo lo que nos rodea en los muros. Cierto es que es la aparición de la escritura, pasando por la lengua celtibérica, el latín y otros tantos idiomas derivados (o no), fue el motor que nos permitió dejar de interpretar para pasar a entender. Miles y miles de años para pasar de las oscuras cuevas, a la fría piedra, al papel, a los muros…y ahora los del Facebook o Twitter. Pero esa necesidad de plasmar en un muro o soporte solido/virtual sigue existiendo, sentimiento que nos une y nos transporta al tiempo de nuestros ancestros. A media que voy escribiendo sobre los grabados, antropomorfos, figuras esquemáticas y otro tipo de representaciones en piedra del Monte Hiijedo, no puedo dejar de pensar en este vínculo. Escribiendo en un muro virtual sobre quienes lo hicieron sobre uno natural, herramientas de diferente época pero con ganas de dejar huella.

    Hoy nos trasladamos nuevamente a Valderredible, concretamente a las inmediaciones de la localidad de La Serna. Allí, a unos 600 metros al Sureste del núcleo urbano, se encuentra composición antropomorfa geminada de La Serna. Otro de los exponentes arqueológicos de la comarca que pasa prácticamente desapercibido. A diferencia de otros grabados como el de Peña Lostroso o Redular, el de La Serna fue conocido por los investigadores no hace muchos años, si bien es cierto que los vecinos de la localidad saben de su existencia desde hace tiempo, siendo ellos los que hablaron a los estudiosos de las "peñas escritas". La única referencia del conjunto en el pasado es relativamente cercana en el tiempo, concretamente en un artículo de 2006 (Bohigas et allí, 2006) donde se realiza además una exhaustiva relación entre los grabados de todo Valderredible. En estos últimos años, diferentes colectivos sociales conformados tanto por investigadores como por aficionados a la arqueología, están reactivando el interés por los grabados. Uno de los más activos del momento es el denominado como Petroglifos en Valderredible, con quienes viajamos a través de las redes sociales a este tipo de yacimientos.

    Estamos sin duda ante un momento en el que parece que el entorno del Monte Hijedo en general, está volviendo al panorama arqueológico con letras mayúsculas. Esperemos que tanto las investigaciones y los estudios nos lleven a descubrir un poco más de yacimientos como este, pudiendo obtener sobre este tipo de conjuntos antropomorfos algo más que hipótesis con mayor o menor acierto.

    Bibliografía: "Después de Altamira - Arte y grafismo rupestre post-paleolítico en Cantabria" (Editorial ACANTO)
    Agradecimientos: Ernesto Rodrigo Gutiérrez / Julio López Postigo
  • EL IDOLO DE RUANALES

    El entorno del Monte Hijedo ha sido, es y será durante siglos y siglos, un lugar lleno de misterios e incógnitas a desvelar. Está claro que en los albores de la Edad de los metales un grupo social importante habitó en esta maravilla natural milenios atrás y hoy referente arqueológico de nuestra región. En un radio de pocos kilómetros a la redonda nos encontramos con la composición antropomorfa de La Serna, el conjunto de Peña Lostroso, y hoy con el conocido como "ídolo de Ruanales" . Todas ellas con sus diferencias, como no, pero compartiendo un estilo muy similar e intentando trasmitirnos la importancia de una jerarquía donde los primeros objetos de metal en las sociedades post-paleolíticas eran motivo más que suficiente para ser labrados y representados en la fría piedra.

    Nos encontramos en el paraje de El Redular, atalaya natural que domina gran parte del robledal que conforma el Monte Hijedo. Y, casualidades del destino (o no), a unos dos kilómetros en dirección Suroeste justo enfrente del antropomorfo de La Serna. Ambos yacimientos han sido desde tiempos inmemoriales, fruto de leyendas e historias sobre "señores moros", circunstancia por la cual se tenía la creencia que bajo los impresionantes grabados habría siempre un tesoro. El "ídolo de Ruanales" no iba a ser menos, es por ello por lo que nuevamente nos encontramos el suelo bajo sus pies rebajado cerca de un metro, básicamente por la continua rebusca de los mismos.

    Los vecinos de los pueblos colindantes serían quienes hace ya décadas indicasen a los investigadores la localización del conjunto. Los recogería en primera instancia, en una escueta nota en una guía regional, el antiguo Director del Museo Provincial de Prehistoria y Arqueología de Santander, Miguel Ángel García Guinea (García Guinea, 1988: 210). En esa misma década, prácticamente a la par, los investigadores R- Bohigas y P.Sarabia publicarían datos sobre una de sus visitas al lugar (Sarabia y Bohigas, 1988: 63), incluyendo esta vez una descripción más detallada sobre los grabados de la pared, así como un primer acercamiento a su cronología. Desde entonces diferentes estudios y autores (con diferentes metodologías) abordan la temática de El Redular de modo dispar, agregando eso si valiosa información sobre el conjunto (Bueno y Balbín 1992, Díaz Casado 1993, Teira y Ontañón 1996, 1997, 2000).

    Estamos sin duda, ante otro de los grandes desconocidos de la arqueología regional. Componente ineludible de la tipología "Monte Hijedo", sus trazos son bellos a la par que desconcertantes. ¿Que representan realmente? ¿Por qué no aparecen restos estructurales y/o materiales que ayuden a saber que significan realmente o a quien hacían referencia? ¡Por eso nos gusta la arqueología! :)

    Bibliografía: "Después de Altamira - Arte y grafismo rupestre post-paleolítico en Cantabria" (Editorial ACANTO)
    Agradecimientos: Ernesto Rodrigo Gutiérrez
  • EL IDOLO DE PEÑALAVEJA

    A medida que nos vamos adentrando en el entorno del Monte Hijedo y sus representaciones en la roca, nos damos cuenta de que estamos en un lugar especial. Sobre manera porque el halo de misterio e incertidumbre que hay respecto de la interpretación en todos los conjuntos, ídolos y demás grabados, nos da que pensar..¿Estamos ante deidades protectoras, marcadores de territorio, manifestaciones funerarias?. Dudas que no hacen más que acrecentar el interés de estaciones rupestres como el conjunto de Peña Lostroso, La composición antropomorfa de La Serna o el ídolo de Ruanales entre otros. Claros ejemplos de que en esta zona existió una organización social de gran envergadura en los albores de la Edad del Bronce. El ídolo de Peñalaveja (incluso me atrevería a decir Peñalaoveja como señalan los lugareños) es un ejemplo más de esta relevancia territorial olvidada hoy en día por nuestra administración, que ni siquiera señaliza ni difunde uno de nuestros exponentes históricos este entorno paisajístico maravilloso.

    Como podemos apreciar en la imagen, el ídolo de Peñalavieja se encuentra situado en los montes que dominan el pantano del Ebro y la pequeña localidad de La Aguilera ubicada al Noreste. Desde aquí se domina una gran visual del Valle de Campoo, incluso en días poco nublados se vislumbra claramente los pasos a los puertos de Sejos, donde tenemos también otro claro exponente de estas sociedades a caballo entre la Prehistoria y la Protohistoria: El conjunto megalítico de Sejos-Cuquillo.

    Fue descubierto en el año 1997 por Ángel García Aguayo en el marco de investigación del Proyecto de Arqueología Prehistórica en el valle de Campoo de Suso que dirigía Alonso Gutiérrez Morillo, director del mismo y coautor de la única publicación en detalle respecto al ídolo (publicada en el año 1998). Desde entonces hasta ahora, existen diferentes citas en varias publicaciones como por ejemplo en el monográfico de arte post-paleolítico "Después de Altamira", de la Federación ACANTO, si bien es cierto que nunca se ha realizado un estudio más a fondo tras su descubrimiento y publicación inicial.

    No cabe duda de que el ídolo de Peñalaveja es un exponente más a añadir (entre los tantos que en los últimos años están apareciendo) a la lista citada al inicio de la entrada. Esto unido al increíble trabajo de campo que está realizado el grupo Petroglifos en Valderredible, cuya "cabeza visible" es el descubridor de la estela de Salcedo, Ernesto Rodrigo Gutiérrez, a buen seguro que volverá a reeditar el interés por estudiar el patrimonio rupestre del Monte Hijedo.

    Agradecimientos: Petroglifos en Valderredible

    Bibliografía: "El ídolo de Peñalaveja (La Aguilera, Cantabria). Una nueva manifestación de arte esquemático en el monte Hijedo. Espacio, Tiempo y Forma, Serie I, Prehistoria y Arqueología, t.11, Madrid". GUTIÉRREZ MORILLO, A. y GARCÍA AGUAYO, A., 1998.





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