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  • COMPOSICION DE LA SERNA

    Es curioso como aun transcurriendo miles y miles de años entre los antiguos habitantes de Cantabria y nosotros mismos, en lo más profundo de nuestro ser, tenemos la necesidad de plasmar nuestro día a día, nuestras creencias, nuestros anhelos y todo lo que nos rodea en los muros. Cierto es que es la aparición de la escritura, pasando por la lengua celtibérica, el latín y otros tantos idiomas derivados (o no), fue el motor que nos permitió dejar de interpretar para pasar a entender. Miles y miles de años para pasar de las oscuras cuevas, a la fría piedra, al papel, a los muros…y ahora los del Facebook o Twitter. Pero esa necesidad de plasmar en un muro o soporte solido/virtual sigue existiendo, sentimiento que nos une y nos transporta al tiempo de nuestros ancestros. A media que voy escribiendo sobre los grabados, antropomorfos, figuras esquemáticas y otro tipo de representaciones en piedra del Monte Hiijedo, no puedo dejar de pensar en este vínculo. Escribiendo en un muro virtual sobre quienes lo hicieron sobre uno natural, herramientas de diferente época pero con ganas de dejar huella.

    Hoy nos trasladamos nuevamente a Valderredible, concretamente a las inmediaciones de la localidad de La Serna. Allí, a unos 600 metros al Sureste del núcleo urbano, se encuentra composición antropomorfa geminada de La Serna. Otro de los exponentes arqueológicos de la comarca que pasa prácticamente desapercibido. A diferencia de otros grabados como el de Peña Lostroso o Redular, el de La Serna fue conocido por los investigadores no hace muchos años, si bien es cierto que los vecinos de la localidad saben de su existencia desde hace tiempo, siendo ellos los que hablaron a los estudiosos de las "peñas escritas". La única referencia del conjunto en el pasado es relativamente cercana en el tiempo, concretamente en un artículo de 2006 (Bohigas et allí, 2006) donde se realiza además una exhaustiva relación entre los grabados de todo Valderredible. En estos últimos años, diferentes colectivos sociales conformados tanto por investigadores como por aficionados a la arqueología, están reactivando el interés por los grabados. Uno de los más activos del momento es el denominado como Petroglifos en Valderredible, con quienes viajamos a través de las redes sociales a este tipo de yacimientos.

    Estamos sin duda ante un momento en el que parece que el entorno del Monte Hijedo en general, está volviendo al panorama arqueológico con letras mayúsculas. Esperemos que tanto las investigaciones y los estudios nos lleven a descubrir un poco más de yacimientos como este, pudiendo obtener sobre este tipo de conjuntos antropomorfos algo más que hipótesis con mayor o menor acierto.

    Bibliografía: "Después de Altamira - Arte y grafismo rupestre post-paleolítico en Cantabria" (Editorial ACANTO)
    Agradecimientos: Ernesto Rodrigo Gutiérrez / Julio López Postigo
  • EL IDOLO DE RUANALES

    El entorno del Monte Hijedo ha sido, es y será durante siglos y siglos, un lugar lleno de misterios e incógnitas a desvelar. Está claro que en los albores de la Edad de los metales un grupo social importante habitó en esta maravilla natural milenios atrás y hoy referente arqueológico de nuestra región. En un radio de pocos kilómetros a la redonda nos encontramos con la composición antropomorfa de La Serna, el conjunto de Peña Lostroso, y hoy con el conocido como "ídolo de Ruanales" . Todas ellas con sus diferencias, como no, pero compartiendo un estilo muy similar e intentando trasmitirnos la importancia de una jerarquía donde los primeros objetos de metal en las sociedades post-paleolíticas eran motivo más que suficiente para ser labrados y representados en la fría piedra.

    Nos encontramos en el paraje de El Redular, atalaya natural que domina gran parte del robledal que conforma el Monte Hijedo. Y, casualidades del destino (o no), a unos dos kilómetros en dirección Suroeste justo enfrente del antropomorfo de La Serna. Ambos yacimientos han sido desde tiempos inmemoriales, fruto de leyendas e historias sobre "señores moros", circunstancia por la cual se tenía la creencia que bajo los impresionantes grabados habría siempre un tesoro. El "ídolo de Ruanales" no iba a ser menos, es por ello por lo que nuevamente nos encontramos el suelo bajo sus pies rebajado cerca de un metro, básicamente por la continua rebusca de los mismos.

    Los vecinos de los pueblos colindantes serían quienes hace ya décadas indicasen a los investigadores la localización del conjunto. Los recogería en primera instancia, en una escueta nota en una guía regional, el antiguo Director del Museo Provincial de Prehistoria y Arqueología de Santander, Miguel Ángel García Guinea (García Guinea, 1988: 210). En esa misma década, prácticamente a la par, los investigadores R- Bohigas y P.Sarabia publicarían datos sobre una de sus visitas al lugar (Sarabia y Bohigas, 1988: 63), incluyendo esta vez una descripción más detallada sobre los grabados de la pared, así como un primer acercamiento a su cronología. Desde entonces diferentes estudios y autores (con diferentes metodologías) abordan la temática de El Redular de modo dispar, agregando eso si valiosa información sobre el conjunto (Bueno y Balbín 1992, Díaz Casado 1993, Teira y Ontañón 1996, 1997, 2000).

    Estamos sin duda, ante otro de los grandes desconocidos de la arqueología regional. Componente ineludible de la tipología "Monte Hijedo", sus trazos son bellos a la par que desconcertantes. ¿Que representan realmente? ¿Por qué no aparecen restos estructurales y/o materiales que ayuden a saber que significan realmente o a quien hacían referencia? ¡Por eso nos gusta la arqueología! :)

    Bibliografía: "Después de Altamira - Arte y grafismo rupestre post-paleolítico en Cantabria" (Editorial ACANTO)
    Agradecimientos: Ernesto Rodrigo Gutiérrez




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